Saludamos el
nuevo intento teórico del camarada Gavroche de Unión Proletaria,
en el objetivo de unificar y reconstituir al Partido Comunista en España
publicado en su blog (1) con un análisis sobre su necesidad con el que
es fácil estar de acuerdo, aunque faltan dos elementos centrales a definir, uno
porque determina la táctica y el programa revolucionario, como es el de situar
el estado actual de desarrollo del imperialismo en su fase de globalización neoliberal
financierizada, con peligro de guerra mundial por colapso del sistema
capitalista de producción de libre mercado y el otro, en la falta de una
definición teórica sobre lo que nos separa en la táctica política, en el
programa de lucha y en el marco orgánico-político de encuentro de toda la
militancia que abraza el marxismo en sus variantes. Este vacío que deja la
conclusión a la que llegan y que a continuación entrecomillamos, es la
que con esta visión pretendemos llenar dando continuidad a este debate de la
forma más pública posible.
“Lo que
más necesitamos ahora es impulsar un movimiento general
de preparación de un Congreso de Unificación y Reconstitución del Partido
Comunista, venciendo los obstáculos reales, los recelos y los
miedos, para devolver a la clase obrera su organización principal, su Estado
Mayor revolucionario. Somos conscientes de que la mayoría de la población
todavía está deslumbrada por las revoluciones productivas que se han sucedido
después de mediados del siglo XX (electrónica, informática, agronómica, médica,
psicológica, etc.) y asustada por el relato denigratorio sobre el socialismo.
Por eso, estamos en una fase de reflujo revolucionario, en una fase meramente
evolutiva del desarrollo social. Pero la revolución proletaria ya es
materialmente posible y las tendencias profundas del capitalismo la acercan a
pasos agigantados. Procuremos estar a la altura de los acontecimientos que se
nos vienen encima”
Detrás de la
expresión “obstáculos reales”, se esconden las diferencias en la teoría
y práctica política de los distintos destacamentos
comunistas, que dejando al PCE en estos momentos aparte, la única forma que hay
de enfrentarlos, es poniéndolos sobre la mesa, diseccionarlos y ver cuales son
los elementos centrales que en su relación con la actual situación de la sociedad,
nos unen, separan o bloquearían, en la tarea central por confrontar con la
crisis global del sistema capitalista y el peligro de guerra mundial bajo la
propuesta de alternativa socialista como objetivo. Decimos por la relación con
la sociedad y no por la pluralidad de las concepciones que individual o
colectivamente tengamos del marxismo, leninismo o de la lógica dialéctica como
método de análisis y concepción del mundo, todas consustanciales a la diversidad
de la naturaleza del ser humano.
La primera
línea de demarcación la situamos en la respuesta que debe realizarse ante la
estrategia de la oligarquía imperialista con sus políticas neoliberales de
desestructuración social y laboral, para la acumulación de beneficios con las
políticas de austeridad y extractivismo de los bienes obtenidos por la clase obrera
y el pueblo, durante estos cuarenta años de pacto social de estado relativo
de bienestar, donde el reformismo que domina la consciencia de los sectores
sociales más avanzados no tiene salida política, porque la crisis global del
sistema de producción capitalista de libre mercado, impide cualquier reforma en
derechos por pequeño que sea, por su propio colapso y por la competitividad con
otras potencias imperialistas, emergentes y los países socialistas. Esto quiere
decir, que cualquiera de las consignas básicas relacionadas con pan, trabajo
y libertad para la clase obrera, adquieren un carácter revolucionario ante
el capital, por combatir su política de austeridad y desregulación social y
laboral, para la acumulación de beneficios y poder ante otras oligarquías y
países socialistas; cuestión clave para el programa y la táctica revolucionario
y para la estructura orgánica que nos dotemos. Lenin en su momento para la acumulación
de fuerzas se adaptó priorizando instrumentos, nosotros deberemos hacerlo
también superando el maximalismo y ateniéndonos en lo concreto a la capacidad de
asunción de las masas, de su organización y de la influencia social de su
vanguardia bolchevique.
La segunda
línea de demarcación la situamos en, además de la clase obrera ¿qué otras clases
y sectores sociales conforman el pueblo para sumar a la táctica de aislamiento
y combate del enemigo principal? La clase obrera desde una concepción amplia abarca
a las personas que venden su fuerza de trabajo, por un salario que les permite más
o menos sobrevivir y que no ocupan un lugar de responsabilidad en los medios de
producción. Desde el acuerdo con este amplio concepto de clase obrera, debemos
conformar al pueblo, independientemente de las influencias del pensamiento
reformista y burgués, definiendo que las fuerzas reformistas de izquierdas y
democráticas junto con los sindicatos de clase, vecinales y sociales conforman el campo obrero y popular
representándolo y como tal
debemos tratarles, desde la crítica constructiva argumentada, porque la unidad del
pueblo en la lucha contra el enemigo principal, es un principio que debemos
perseverar (2) Lo mismo con sus posibles aliados del resto de clases y
grupos sociales, que no forman parte de la oligarquía imperialista subordinada
al imperialismo yanqui-occidental como principal enemigo de la humanidad (3)
tema central para situar a los aliados del pueblo en la unidad del
frente común. Es evidente que no estamos en la etapa del PC bolchevique, pero
sí en la del Partido Socialdemócrata Ruso y nosotros y nosotras sencillos
bolcheviques en su interior, porque hoy, la única alternativa unitaria del
pueblo se proyecta en el partido reformista de izquierdas Unidos Podemos, como marco
único posible de encuentro orgánico flexible.
Como tercera
línea de demarcación y debate, situamos la crítica a las políticas
revisionistas identitarias, centradas en España en las de nacionalidad y género.
Hasta mediados de los años setenta del siglo pasado, todos los partidos y
movimientos obreros de izquierdas, comunistas, socialistas y anarquistas,
defendíamos un estado unitario nacional desde el principio de que la clase
obrera, por su configuración histórica migratoria proyectada desde el
esclavismo, posteriormente siervo y pequeño campesino y actualmente como clase
obrera, no tiene patria ni legado cultural burgués que defender y sí razones
para destruirlo junto al estado (4) solo nos diferenciaba el carácter de
la revolución, si popular, si socialista o sencillamente republicano y
democrático. A partir de mediados de los setenta, por la influencia del revisionismo
adoptado por el PCUS en los sesenta y desarrollado en España por el PCE, PSOE y
medios de comunicación burgueses, con su política de reconciliación nacional
y del fin de la lucha de clases, por lo tanto de la clase obrera como sujeto
revolucionario, impactan con su teoría de los movimientos sociales como
nuevos sujetos revolucionarios, individualizando el discurso colectivo y
trasversal que se daba en todos los ámbitos orgánicos y sociales, cogiendo
cuerpo en esos momentos de derrota del movimiento obrero el nacionalismo, el
feminismo (5) y en menor medida
el ecologismo entre otros. La debacle de los partidos marxistas obreros de lucha
por la ruptura en España, tiene su explicación desde esa anomia fruto de la
derrota ideológica y política, por el triunfo del revisionismo del PCE-PSOE con
la reforma del franquismo, el pacto social de estado de bienestar con los
Pactos de la Moncloa y la aceptación de la Constitución burguesa bajo el sistema
de monarquía parlamentaria.
Tanto el
programa revolucionario definido por la estrategia de acumulación de la
oligarquía neoliberal, como por nivel de conciencia política, correlación de fuerza
y capacidad organizativa de las masas, como en la táctica para la unidad y la
crítica contra el enemigo principal, una vez definido quién forma la clase
obrera, el pueblo y quienes sus aliados y situados los principales problemas
tácticos con respecto a las políticas revisionistas identitarias que dividen a
la clase obrera y al pueblo, podemos concluir, que ante el peligro de guerra
mundial provocado por el imperialismo globalista yanqui-occidental, no es posible
desarrollar una política de unidad en lo inmediato, que no de debate, con
los dos PCPE actuales, porque ambos sitúan al mismo nivel al imperialismo
yanqui-occidental que a las potencias emergentes de Rusia, la India o a la
China socialista según acuerdos congresuales, al mismo tiempo, ambos no
reconocen el carácter socialista de China, Vietnam o Cuba y los dos asumen
directamente, el criterio burgués del carácter plurinacional de España. En el
ámbito de situar a quienes conforman el campo popular, casi todo el arco
marxista leninista sitúa por subjetividad al reformismo de izquierdas de Unidos
Podemos, las confluencias y a la socialdemocracia no neoliberal socialista como
parte de la burguesía, con cierta excepción de Unión Proletaria y el PTD, porque
la crítica ambos la ejercen de forma sectaria y prepotente, como si el
reformismo de izquierda formara parte del campo burgués y en el ámbito de las
políticas identitarias, tendríamos situaciones tan absurdas como la
coincidencia con Red Roja en la crítica al feminismo burgués, en la defensa de
los países socialistas y la unidad contra el imperialismo yanqui-occidental,
pero diferencias y bloqueo, en el carácter revolucionario que le dan a las
fuerzas nacionalistas etiquetadas bajo el eufemismo soberanista o
independentista y en la negación de que el campo popular lo conforma además de
la clase obrera, las fuerzas políticas y organizaciones que representan a las
clases y sectores sociales oprimidos por la oligarquía neoliberal imperialista.
Es decir,
sin negar la necesidad de la unidad de todo el universo ML, ésta solo la
podríamos iniciar desde el debate y unidad de acción, en una línea de masas de
trabajo en las organizaciones de masas (como en los años sesenta y setenta
donde todo el universo marxista coincidíamos en el movimiento de las comisiones
obreras de fábrica y barrio) de los que coinciden en la táctica, por eso mejor
sería empezar por los colectivos que teniendo esa coincidencia mínima, no han
creado los marcos de la unidad ni creado cuerpo para alentar esa unidad.
Alonso
gallardo del Círculo Comunista de Unidos Podemos noviembre
de 2018
(5) https://epuntorojo.blogspot.com/2018/02/feminismo-y-revolucion-desde-la_13.html