Lo que se
cuenta en el artículo sobre “dinosaurios” publicado en la revista de la CSI contracorriente
(1) celebrado por empresarios,
banqueros, políticos de derechas neoliberales y globalistas, antidisturbios,
miembros de la brigada político-social y la burocracia sindical amarilla,
esconde su enjundia; desde aquí queremos contar la verdad, por lo menos desde
la perspectiva del sindicalismo de clase.
En junio del
2016, los círculos hicimos una valoración pública del resultado del VII
Congreso de la CSI (2) en los medios de comunicación alternativos del
campo popular. En él, hablábamos de lo viejo que no quiere morir en referencia
a los dinosaurios, con sus vicios sectarios y su sentido de propiedad sobre el
sindicato que más tarde quedo reflejado como ejemplo de crítica constructiva (3)
Pero también se valoró el peligro que
representa el radicalismo infantil como individualismo desideologizado de bases
identitarias, el cual, tras dos años sin luchar contra las políticas de
austeridad, la represión y bloqueado al
sindicato en el desarrollo de su estructura organizativa, se blindan en una
Ejecutiva centrada en la violencia de género, como falsa alternativa feminista
y el cobro por la mujer de los cuidados paliativos y del hogar, por encima del
derecho al trabajo y a su emancipación social, parecido con la cooficialidad de
la lengua asturiana y de Asturias como país, sin explicación de derechos ni
deberes para con la clase obrera y el pueblo y similar con la renta básica
universal, por encima del derecho y la obligación al trabajo para la ciudadanía
como ser social, prioridades todas ajenas al debate de la CSI en Asambleas o
Congresos y fuera de la transversalidad histórica del discurso de clase. Posiciones
ajenas, pero muy activas en las movilizaciones junto a partidos burgueses y
movimientos identitarios, algunos progresistas en el sentido de expresión de la
feminista Nancy Fraser (4) subvencionados por gobiernos,
instituciones, poderes económicos y planificado y dirigido por
los medios de comunicación burgueses.
Para
situarnos por encima de las prácticas oportunistas ajenas a toda ética de
izquierdas, contaremos, que la renovación de cuadros en el VII Congreso de la
CSI, pasó por la integración de las enmiendas y aportaciones que trataban la
parálisis organizativa de la CSI que eran la mayoría, con la ponencia de la
Ejecutiva saliente de balance de organización, tema acordado por unanimidad,
incluido los dinosaurios que ahora saltan, que junto al informe del Secretario
General y el de finanzas, formaban el cuerpo central para el VII congreso como
propuesta de la ejecutiva saliente, al cual podían añadírseles para el debate,
las aportaciones individuales o
colectivas de la afiliación sobre ecología, feminismo, solidaridad etc. Las
cuales fueron expuestas, pero elevadas motu proprio por la Mesa
Presidencial del VII Congreso, al mismo rango que las ponencias marco de la
Ejecutiva saliente, siento todas votadas y elevadas al mismo nivel orgánico como
resoluciones acordadas y fue así, porque lo que importaba era que nadie las
leyera y mucho menos debatiera. Mientras el debate congresual versaba en organización, organización y organización
para luchar mejor contra la austeridad, la represión y las guerras
imperialistas, como así lo centraba la parte ideológica y política del
documento de balance organizativo aprobado.
Que pasado
el ecuador de los dos años salten dinosaurios criticando entre bambalinas, no
es casualidad, más bien una táctica para lograr la dimisión del Secretario
general de la CSI, de ahí su minusvaloración política injusta continuada, con
el objetivo de lograr un congreso extraordinario y dejar así su propia herencia
patriarcal en el sindicato, para negar su necesidad mañana bajo la idea
revisionista de la pérdida de la clase obrera
de su carácter de sujeto revolucionario. Esta es la explicación por la que
algunos dinosaurios ahora discrepan y lo hacen, porque el Secretario General más
una parte de la Ejecutiva y el grueso del Órgano de Dirección, no asumen la parálisis
organizativa, la desmovilización social ni el explosivo elaborado en formato de
protocolo interno contra la violencia de género, que el sector identitario
neoliberal quiso imponer más allá o acá de su justeza, pero callando con
nocturnidad y alevosía ante el Órgano de Dirección, que la intervención
sociopolítica de la Ejecutiva del sindicato, fuera de la orfandad de la movilización
de las secciones sindicales contra la represión, es exclusiva para con las
políticas de los movimientos sociales identitarios ante la inexistencia de una
clase obrera revolucionaria, políticas con las que hemos sido solidarios pero
nunca eje central, porque nunca fueron discutidas en asambleas, congresos ni
formado cuerpo ideológico de la CSI separado de la lucha de clases.
En cambio el
acuerdo mayoritario, visto que ya no unánime del VII Congreso de la CSI, de
volcarse en la organización de ejecutivas comarcales, sectores, secciones
sindicales, equipos de trabajo, secretarias o áreas, bajo un análisis sociopolítico y económico del
estado de crisis global del sistema capitalista y de la guerra, para centrar mejor
el combate contra el paro, la precariedad, el desempleo, la falta de libertades
en los centros de trabajo y en la calle, todos ellos temas congresuales acordados,
continúan paralizados cuando no bloqueados, por negar una discusión nada bizantina,
eso de si son galgos o podencos las políticas identitarias burguesas de
cuestión de género y país fuera de la lucha de clases.
Alonso
gallardo del círculo comunista de unidos podemos y de la CSI noviembre
de 2018