La puerta a
la victoria oligárquica lleva tiempo abierta con las políticas de austeridad,
recortes y privatizaciones de lo público, por los cuarenta años que el PSOE e
IU-PCE llevan colaborando con la derecha. Las estadísticas oficiales dicen que
los pactos y acuerdos con los socialistas andaluces, solo han servido para
dejarlos en la cola de las comunidades en desempleo, desarrollo económico o
servicios públicos. Lo único que lidera la gestión política del PSOE de Susana
Díaz, es la lista de socialistas encausados por corrupción junto con el PP y el
PDCAT en Madrid, Barcelona o Valencia. Pero esto duró hasta que el neoliberalismo
fue consciente, de que las próximas elecciones generales las pueden perder por
el acuerdo de gobierno del PSOE de Pedro Sánchez con Unidos Podemos, que había
creado una fuerte expectativa popular. De ahí construyen su táctica, a la cuales
no son ajenas las colaboraciones del viejo aparato neoliberal de Felipe
González y Susana Díaz y nos lo cuenta su precipitada convocatoria de
elecciones andaluzas. Esta política aplicada neoliberal de austeridad, de
recortes para el pueblo y de corrupción política, es la primera piedra que explica
la derrota de la izquierda en Andalucía y Brasil.
Pero primero
conozcamos los aciertos tácticos del enemigo principal de la clase trabajadora
y el pueblo español. En los momentos acuciantes que creó la entrada de Podemos
con su éxito electoral, junto a la IU de Garzón en las elecciones europeas del
2014 más el triunfo de Pedro Sánchez logrando la Secretaría General del PSOE,
que es mantenida en un duro conflicto interno con los neoliberales felipistas
hasta la triunfante moción de censura, la oligarquía neoliberal ha logrado
desviar la atención social, primero sacrificando a CiU, que se encontraba al
borde del precipicio por los escándalos de corrupción, con la provocación de
las movilizaciones por el derecho a decidir de Cataluña en la que cae toda la
izquierda, blanqueando el partido con el nombre del PDCAT mientras el Estado aplica
una represión desmedida y la justicia que depende del poder económico y político los
encausa y encarcela. Al final, todos los que tenían las de ganar las elecciones catalanas, que eran las
confluencias entorno a Ada Colau, Podemos, IC e EUiA en alianza con el PSOE,
quedan relegados a las últimas posiciones con el PP catalán que es sacrificado,
ganando el neoliberalismo conservador de Cs y PDCAT, como héroes y mártires.
Hoy de
nuevo, la oligarquía neoliberal entrelaza una trama mediática con la
colaboración del PSOE andaluz de Susana Díaz, que convoca alevosamente un
adelanto electoral nada más conocer el acuerdo presupuestario entre Unidos
Podemos y el PSOE de Pedro Sánchez, que ante sus dificultades de poder
aprobarlos y menos aplicarlos en un parlamento en completa minoría, se parece
más al preludio de preacuerdo electoral para las próximas elecciones, con el
resultado de un salto enorme del PSOE y un avance de Unidos Podemos en las
encuestas. Pero esta vez en los cromos cambian y a los malvados los representan
unos majaras excluidos del PP por pesados, sin proyecto político capaz de
contar, excepto la de contrarrestar en formato payasadas, las reivindicaciones
de Podemos entorno temas marginales con el sí a las corridas de toros, la caza o
contra la ley de igualdad de género, junto las consabidas defensas de la
bandera de España, el aguilucho y su unidad y por estas provocaciones, porque
otra cosa no hicieron y lo que pueda hacer mañana el fascismo es harina de otro
costal, donde estos poco pintarán, por eso son declarados como el principal
peligro de Andalucía y de toda España por el poder mediático y sorpresivamente
por el conjunto de la izquierda parlamentaria y extraparlamentaria y aquí,
quien ocupa el espacio dirigente es el PSOE de Susana Díaz, que le hace la
campaña electoral bajo la tesis, de que dividir el voto de la derecha les
favorecería, lo cual es mentira y más sabiendo que un partido españolista que
dice defender a los trabajadores no quita votos a la derecha, sino que quita
votos a la izquierda, sobre todo cuando una parte de esa izquierda es
neoliberal y corrupta, logrando así que la opción de Unidos Podemos también en
Andalucía se pegue la hostia electoral. Aquí toca sacrificar a la corrupta
dirigente del PSOE andaluz, por mucho que haya quedado como el partido más
votado, quedando puesta la segunda piedra de la derrota de la izquierda aquí y
en Brasil.
En esta
convocatoria encontramos a una Unidos Podemos que elude el acento en las
principales consecuencias que la crisis económica deja en Andalucía de desempleo,
precariedad, migración, pérdida de calidad y asistencia cuando no de
privatización de los servicios públicos en sanidad, enseñanza o dependencia, en
una situación de exclusión social en la que vive más de la mitad de la clase
obrera andaluza. En estas condiciones de vida, trabajo o falta de trabajo del
pueblo, suena a moralina cristiana situar ante la brutal miseria social en la
que viven, el problema de la violencia de género, fruto en su mayoría por la
propia violencia del sistema capitalista que padecen y frustra, que el
llamamiento al voto y a la resistencia contra la opresión sea al feminismo, al
movimiento LGTB, estudiantes, sindicatos y movimientos sociales, nada de pueblo ni clase
trabajadora, el llamamiento es a la izquierda de siempre. Tener que explicar a
estas alturas, que todas estas características de género, sexualidad o
comunidad donde viven, son innatas al ser humano y por tanto de toda la clase
obrera y que si hay algo que les une en su individualidad, es su condición de
clase y que esa es su fuerza, por encima de su género, condición sexual o comunidad
de destino. Esto, más la bandera del andalucismo como alternativa, lo
contrarrestó la derecha con la bandera nacional elemento de identidad de la
mayoría de la clase obrera en este país, dejando así en manos de la derecha
cerril, la defensa de la unidad de España o estado español, de una sanidad, una
enseñanza o servicios sociales en la dependencia de carácter público e
igualitario para todos los españoles. Decir que es demagogia de la derecha es
completamente cierto, pero la “izquierda” que representan Susana Díaz y Antonio
Maillo son los que la desmantelaron. No identificarse con la clase obrera,
ochenta por ciento de la población, al no ponerse al frente de la defensa de
los derechos que teníamos contemplados en el estado de bienestar desaparecido,
dejándolo a la derecha, es la tercera piedra de la derrota de la izquierda
andaluza. Por cierto, es más positiva la teoría populista de que todos somos
pueblo sin izquierda o derecha que por lo menos construye unidad popular, que esa
parida reaccionaria neoliberal de condicionantes humanos individuales elevados
a categoría política para combatir el fascismo, cosa que nos divide y derrota.
Las alianzas
políticas deben servir para ayudar a andar los caminos, construir partido si somos
de la misma clase o unidad popular si somos pueblo, si nada de esto aporta, es
una alianza oportunista que más tarde o más temprano el movimiento
revolucionario o popular acaba pagando. Esto viene a cuento por la alianza de
Podemos con la izquierda neoliberal de Antonio Maillo, mayoritario en IU de
Andalucía y contrario a la confluencia. Su historia está ligada a la
dependencia de las alianzas o acuerdos con el PSOE de Susana Díaz, que han
dejado a Andalucía en la cola del estado de bienestar mínimo y en lo alto de la
corrupción. Eso es lo mismo que si en Asturias, Podemos buscara la alianza con
la IU de Gaspar Llamazares para regenerar la política en acuerdo de gobierno
con el PSOE de Javier Fernández, después de cuarenta años de degradación de las
condiciones de vida de la clase obrera asturiana y de corrupción, la cual seguiremos
pagando durante años. La responsabilidad aquí recae en Teresa Rodríguez del
sector trotskista Anticapitalista, que como en Cataluña, también oportunista al
tejer a escondidas una alianza con IU de Andalucía para imponerla por la fuerza
a Podemos, con la pretensión de sacar mayor tajada electoral, cuando Maillo ha
estado comprometido con el PSOE de Susana Díaz desde su inicio en la corrupción
por acción u omisión. Es decir quien la
hizo que la pague, como cuarta y última piedra que conllevó a la derrota de la
izquierda andaluza. Por cierto preparatoria de la estrategia de la oligarquía
neoliberal de cara al supermayo electoral del 2019. A ver si no la volvemos a
cagar.
Alonso
Gallardo de los círculos comunistas de Unidos Podemos diciembre del 2018