Alonso Gallardo militante círculos comunistas … julio del 2023
Un camarada ante el vacío intelectual del marxismo leninismo español, me preguntó por el valor de Marcelo Colussi, del cual solo he leído lo publicado por la prensa alternativa, teniéndolo encasillado en el marxismo occidental, que desde Gramsci, Mariátegui y algunos intelectuales díscolos con la Escuela de Frankfurt como Foucault, que a diferencia del marxismo oriental ha estado un poco falto de lógica y dialéctica y el principal argumento la realidad del marxismo leninismo en Europa y el grueso de Occidente. Hoy profundizo su artículo: https://diario-octubre.com/2023/07/13/marcelo-colussi-sobre-el-socialismo-y-el-hombre-nuevo-una-necesaria-revision-critica/
Centrarse en el socialismo y en el hombre nuevo, desde la utopía neomarxista del socialismo y del hombre nuevo del che bajo el bloqueo yanqui, es negar el análisis concreto de la realidad concreta y de como lo externo interfiere en lo interno. Colussi en su crítica del socialismo y el hombre nuevo, no aporta más que tópicos del imperialismo hechos verdad tras repetirlo los poderes mediáticos una y otra vez, incluidos textos escolares. Del proceso de destrucción de la URSS obvia lo avanzado por historiadores, sobre el proceso degenerativo de la democracia participativa en el partido y el estado a la muerte de Stalin y sus errores, por perpetuar la centralización interna del partido en la toma de decisiones ante el acoso imperialista y las guerras o por el desconocimiento, que una vez ganada la guerra al fascismo y recuperada la industria, la clave de la recuperación económica al servicio de las necesidades del pueblo, pasaba por recuperar la economía de consumo bajo la participación directa del pueblo. Stalin no rectificó y el partido centralizó aun más el poder de decisión, sustituyendo el debate del partido y las instituciones del estado, hasta acabar con una dirección que suplantaba al partido, al pueblo y al estado. Lo externo presiona sobre lo interno doblando las partes más débiles, dando pie al resurgir de la parte más negativa de la condición humana detrás de la burocracia como el autoritarismo, la corrupción o la malversación de fondos públicos.
Pero lo curioso para un intelectual que se define marxista leninista, es que diga que tras la extinción y transformación de las experiencias de Rusia, China, Cuba o Nicaragua, el mundo no está mejor. O sea, partiendo de esta valoración, que China haya mejorado las condiciones de vida y sacado de la pobreza a ochocientos millones de personas es un fracaso o que, Nicaragua mantenga la soberanía, desarrollo y progreso continuado de las condiciones de vida de su pueblo tampoco o que Cuba, sea el país más solidario del planeta apoyando con todo lo que tiene, tampoco. Esto es ceguera política por dogma eurocéntrico. Comparar los procesos revolucionarios de antes de la gran guerra contra el nazismo de carácter insurreccionales, cómo el fantasma que recorre Europa para afirmar que ahora, las nuevas alternativas socializantes son como las de Nicaragua o Venezuela, sin hacer una reflexión crítica de Gramsci y Poulantzas sobre el estado moderno y la lucha por la hegemonía social, cuando esas son las claves fundamentales que nos han legado y que nos explican, la derrota del movimiento revolucionario europeo posterior a la victoria soviética sobre el nazismo y sin ver por mecanicismo metodológico, que tanto Nicaragua como Venezuela utilizaron la fuerza militar revolucionaria cada uno a su manera, siendo la que ha garantizado su continuidad democrática hasta ahora bajo la teoría gramsciana, de la lucha por la hegemonía social como eje de la lucha de clases, junto a la necesidad de transformar el estado burgués en el estado de todo el pueblo, desde bases democráticas.
El antimarxismo de Colussi, vive de los tópicos del trotskismo y posmarxismo generalizados por el poder mediático de los demócratas imperialistas yanquis, usando la demagogia y el maximalismo liberal eurocéntrico. Separar el bloqueo, acoso, injerencia y subvención de la oposición interna y mercenarios, del debate sobre los errores de los procesos revolucionarios y del combate contra la burocracia y la corrupción en los países que desarrollan el socialismo, reflexionados públicamente para encauzar los procesos de generalización del mercado planificado socialista; para afirmar que la corrupción, la malversación de fondos, el abuso del poder por funcionarios junto a la militarización de la vida cotidiana son los que marcaron el socialismo incluida la China actual, Cuba, el Vietnam que no menta, como motivos del fracaso del socialismo real, entendido como un todo es demagogia. La URSS desapareció por sus errores y la mano negra del imperialismo y este es el debate: CUBA. “Elegimos el camino más difícil, el más digno”, expresó Díaz-Canel en la Asamblea Nacional
Centrado en su visión sobre la China socialista e imbuido por una supuesta autoridad en la crítica, en su defensa del sujeto nuevo como columna vertebral de la nueva sociedad socialista, utiliza la crítica a Deng Xiaoping, por su canto al enriquecimiento en el marco de las reformas capitalistas de los años setenta. La incapacidad analítica por mecanicismo o interés propio, le impide entender el proceso de rectificación del Partido Comunista de China, iniciado tras el desastre económico que les llevó la revolución cultural dentro del atraso histórico endémico, para llevar las mejoras de vida y trabajo al pueblo, bajo el bloqueo, la injerencia y el acoso de imperialismo yanqui-occidental. La táctica aportada por Deng fue sencilla pero dura, abrir la economía a la inversión financiera y a la participación industrial de los países capitalistas, bajo determinadas condiciones que les permitiera generarlas a posteridad, teniendo el estado el control financiero y las industrias estratégicas, dando a cambio unas condiciones de trabajo capitalistas, que generaran confianza y beneficios al capital más un perfil bajo en la escena internacional. Hoy Xi lidera al pueblo chino rompiendo el bajo perfil y dirigiendo la lucha por un mundo multipolar democrático, bajo las leyes internacionales de la ONU y sacando a más de ochocientos millones de la pobreza, al tiempo pone a la China socialista al nivel económico, político y militar de potencia mundial, con capacidad de confrontar con el imperialismo yanqui-occidental que lleva dominando el mundo quinientos años ¿el fracaso es chino o de Soros?
También es asombroso que en sus falacias, ligue al poder del pueblo bajo el principio de dictadura democrática de la mayoría contra el poder burgués y su dictadura "democrática" de la minoría, con la supuesta violencia ejercida por Stalin, Ceaucescu o Pol Pot, sin entender o mejor dicho sin querer entrar en la casuística de cada uno, pero eso si, repitiendo como un lorito todo aquello que el poder mediático del imperialismo yanqui-occidental ha montado sobre ellos, pero obviando un Trotski que iba de marxista pero traicionó al partido, a la revolución y a su patria la URSS. Ridícula también la intención de endilgar a los dirigentes comunistas de los países que construyen el socialismo, de los tópicos aunque posiblemente en su momento con base, sobre las prácticas de Jrushchov y Brézhnev de hacer del marxismo leninismo un dogma, declarando los principios socialistas de solidaridad o ateísmo por decreto, como si ser ateo o solidario se lograra por decreto; tan falso todo como que la URSS estaba en el comunismo, superando la lucha de clases y que solo demostrando la superioridad del socialismo en el desarrollo de la producción y las ciencias, el capitalismo caería de rodillas. Pero esto no interesa, lo fundamental es soltar mentiras sobre la realidad política en los países socialistas, como ligar el avance en Cuba sobre la infancia o las vacunas, dejando un poso sobre autoritarismo, burocracia, machismo o racismo. Pero como dice el dicho, se pilla primero a un mentiroso que a un cojo y los pueblos de la antigua Unión Soviética, hoy tienen mejor recuerdo y vivencia de la URSS que de los actuales países, quedando claro, que el socialismo de la URSS no fue una quimera pero sí la de todos los que abrazaron el capitalismo. Como quimera ese marxismo que dice sí a la lucha de clases pero los sujetos son las nuevas identidades del posmarxismo, descendiente del revisionismo de la socialdemocracia liberal postsoviética.
Seguir con la demagogia de que las muertes por necesidades vitales continúan, bajo un capitalismo que domina el mundo incluido en China y Rusia, es mentir igual que Borrell o Feijoo, conscientes de que sus falsedades y mentiras no van a ser corregidas por los medios de comunicación de masas, ni por los alternativos que publican las posiciones del izquierdismo sectario infantil y del trotskismo anarcoliberal al servicio del globalismo financiero, al paso que ocultan a los que criticamos desde posiciones marxistas leninistas. Decir a esto, que por las declaraciones de la ONU, solo China y Vietnam como grandes países, son los que han mejorado las estadísticas en el planeta y que el resto ha empeorado, incluido el jardín europeo y más por su apoyo al yanqui en la guerra de Ucrania.
Termino con la crítica a la idea trotskista de los procesos revolucionarios. La revolución socialista global si avanza será con la multipolaridad y el imperialismo yanqui-occidental derrotado, mientras, lo más avanzado continúa desde las condiciones nacionales construyendo el socialismo, el cual se sustenta sobre la base del sistema capitalista de producción, al no existir ningún otro de momento sobre la base del socialismo, siendo hoy éste delimitado, porque quién se queda con el beneficio del trabajo es el estado, revertiéndolo en mejorar las condiciones de vida del pueblo y de la naturaleza.