jueves, 23 de febrero de 2023

El pan, trabajo y libertad de Lenin y la unidad comunista ante la crisis global del capitalismo

 


Alonso Gallardo militante comunista … febrero del 2023


En este artículo publicado por Red Roja: JOSÉ DÍAZ RAMOS: LA LEVADURA DE UN PARTIDO QUE SÍ LUCHÓ POR EL PAN, en referencia a un mitin realizado por el PCE meses antes de la guerra de liberación nacional, desatada por el golpe de estado del fascismo internacional en la España del 1936 ante el triunfo del Frente Popular, se contemplan algunos elementos centrales de las líneas de demarcación del marxismo leninismo en la unidad comunista. En el título tenemos contemplado el primero, al situar el pan como un elemento programático fundamental. Tanto Lenin como ahora José Díaz indican en su aprendizaje desde el desarrollo de la línea de masas, que el programa mínimo revolucionario debe dar una respuesta inmediata a las necesidades de la clase trabajadora y de aquellos sectores sociales, que ven en la república sus derechos sintetizados en el pan, trabajo y libertad de Lenin. Los comunistas y revolucionarios que luchan por la república y el socialismo, deben concretar el programa que representa a la clase trabajadora y sectores sociales: intelectuales, profesionales, científicos, campesinos, agricultores, autónomos, que confrontan con la oligarquía como enemigo principal, en unidad de lucha con las masas, conformando con ellas la base de luchadores por la república popular y del trabajo, de perspectiva socialista.

El siguiente principio ya se contempla en la primera parte de la frase de José Díaz, donde concreta la disciplina del centralismo democrático de avanzar juntos hacia el objetivo propuesto; observar, que a lo que obliga el centralismo democrático es al objetivo, que es lo que nos une, no al pensar todos de igual forma, cosa que además de imposible erróneo: “No basta con el entusiasmo y la voluntad; es necesario organizar, organizar siempre, y que las fuerzas organizadas marchen siempre en filas compactas hacia la consecución del objetivo propuesto. El genio de la revolución mundial, Lenin, dijo “que la revolución no se hace, sino que se organiza”. Y esto mismo os decimos nosotros, os dice el Partido Comunista: que a la represión de este Gobierno, a los propósitos claros de hundirnos en el infierno fascista del hacha y del patíbulo, nosotros tenemos que oponer y oponemos ya la lucha organizada” (Pepe Díaz, junio de 1935).

Si atendemos bien al segundo subrayado, veremos que la referencia la concreta en las condiciones políticas de ese momento y no en el principio, con un partido conformado ya por algunos miles de militantes, por lo tanto nuestra reflexión debe profundizar desde la actual situación orgánica de los marxistas leninistas, que significa la lucha organizada y veremos, que tenemos que avanzar en tres frentes como principios en la construcción del partido: El primero en la línea de trabajo de masas en las organizaciones de masas, en los lugares de trabajo o sector -el sindicato-; barrio o pueblo donde vivimos -la asociación de vecinos- y donde estudiamos -la asociación de estudiantes-, para conocer el estado de ánimo de la clase obrera, del pueblo y de sus necesidades y para organizarlos sobre la base de órganos asamblearios y decisorios como instrumentos de lucha, aprendiendo de ellos con la idea clara de dar el poder al pueblo y lograr como partido ser el referente.

El segundo, en la concreción de las necesidades más inmediatas del programa mínimo de lucha, que serán en lo fundamental pequeñas reformas, pero ante la imposibilidad por la crisis global y sistémica del capitalismo de libre mercado, de satisfacer las mínimas reivindicaciones por la falta de beneficios empresariales, permite, desde las organizaciones de masas organizar las luchas, que partiendo de la debilidad actual de los marxistas leninistas y las organizaciones de base de la clase obrera, serán luchas de resistencias en forma de guerra de guerrillas, concentrando las fuerzas y la solidaridad en apoyo de las luchas en defensa del puesto de trabajo, vivienda, sanidad y enseñanza pública, carestía de vida o los derechos sociales y públicos perdidos del viejo estado de bienestar. Reivindicaciones que abran sendas y caminos de lucha marcando la iniciativa política, para avanzar hacia el programa máximo y la república de la clase trabajadora de perspectiva socialista.

Y tercero, sentar las bases del frente común o popular, con el resto de sectores y clases sociales que conforman el campo popular y que confrontan con el gran capital, siendo para los marxistas leninistas los más desconocidos, porque apenas están organizados y los comunistas tenemos que apoyarlos en la organización del pequeño y mediano empresario, ganaderos y agricultores que se manifiesten como patriotas y la amplia clase media, conformada por los sectores de la clase obrera alta y profesionales, técnicos, intelectuales y autónomos.

El ser del marxista es siempre la búsqueda de la verdad en los hechos y rigurosos en la definición y jerarquía y el PCE bajo la dirección de José Díaz, diferenciaba perfectamente las organizaciones de masas como UGT y CNT, de las superestructuras del partido y aliados para combatir al enemigo. El PCE bajo la dirección política de José Díaz, siempre priorizó el trabajo en sindicatos de clase desde el principio de una acción democrática, asamblearia con honradez y determinación revolucionaria, con el objetivo de lograr la hegemonía en el seno de la clase obrera y derrotar al reformismo en su seno. Tal como Lenin demostró ganando la mayoría con una posición clara, bajo la consigna de todo el poder (de decisión) a los soviet. "En 1932, Pepe Díaz es nombrado secretario general del partido, iniciando con el tiempo una nueva etapa que daría un giro al sectarismo de la "táctica clase contra clase" defendido por la anterior dirección. En su Lugar, el dirigente comunista inició una táctica de trabajo amplio entre las masas, para lo que se organizaron o reforzaron diversas entidades tales como la Unión de Estudiantes Comunista, El Socorro Rojo, la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios o la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, que contó con miembros como Valle-Inclán, Victoria Kent o Pio Baroja". Todos instrumentos de combate contra el fascismo, como hoy pueden ser las plataformas y coordinadoras para unir fuerzas contra el enemigo, pero no pueden confundirse con las organizaciones de masas de la clase obrera, que intervienen en la lucha política, económica y social desde perspectivas de defensa y reivindicación, sin ellas no hay soviet o poder popular, porque en la historia de España forman parte de él.

Fijándose bien en la siguiente frase, como puede ser que en el 1932 el PCE, que era un partido minoritario, en el 1936 consiguiera ser un partido mayoritario, capaz de construir lo que era en sí un ejército como el V Regimiento, además del Frente Popular. "El partido participó activamente en la creación del Frente Popular y, liderado por Díaz, fue el primero en comprender la necesidad de la organización militar de todo el pueblo para enfrentar el golpe de Estado: así se plasmo la creación del V Regimiento". fundamentalmente, porque José Díaz demostró que una vez que se tiene teoría política, programa y organización, lo fundamental está en la línea política de masas y que éstas en su desarrollo, se identifiquen con ella politizándose y adhiriéndose al movimiento revolucionario. Lo fundamental de la política es la táctica en el trabajo del día a día, y si la clase obrera la ve correcta empatizará, logrando los comunistas en su seno la mayoría; y así se logró en los años sesenta en España, con una militancia comunista que reconstruyó el movimiento obrero, desde la base de la comisión obrera en la fábrica, sector de producción y barrios y pueblos con lo que hoy llamamos movimiento vecinal. Base de lucha bajo la dictadura por la amnistía y libertad.

Pero para comprender como fue posible la reconstrucción del movimiento obrero en España, los comunistas debemos estudiar bien las enseñanzas del PCE y de José Díaz como partido marxista leninista. También hay que estudiar a fondo las conclusiones del XX Congreso del PCUS de 1956, que abrazó las tesis revisionistas contra el leninismo y Stalin, creando las versiones del marxismo mayoritario en occidente: la del revisionismo oportunista liberal, burocrático y autoritario liderado por el carrillismo, hoy mayoritariamente en las filas del PSOE y la del dogmatismo mecanicista, sectario e izquierdista, presente en los grupos surgidos de la ruptura del movimiento comunista internacional de los años sesenta. Del fracaso político de las dos tendencias del marxismo desde los años setenta en España surgió este nuevo reformismo, impregnado de las posmodernidades que el revisionismo posmarxista en occidente dejo sembradas, al que habrá que ganar antes que echarlo en manos del enemigo, porque aunque se parezcan no son lo mismo.