lunes, 9 de enero de 2023

¿La pregunta de quien rompe la CSI se resuelve con la contestación de a quién beneficia?



Alonso Gallardo: militante comunista y de la CSI     …    enero 2023

El nacimiento de la Corriente Sindical de Izquierda, viene del fermento revolucionario de la decena de grupos y tendencias surgidas por el abrazo del PCE a la reconciliación nacional de clases en los años cincuenta, sumado al pacto social con el capital como sistema, confrontando por ser mayoría en el movimiento sociopolítico de las comisiones obreras, desde los ideales de la ruptura con el franquismo y la república como sistema democrático. La resolución interna de esta contradicción en Asturias y en el grueso de España, lo resuelve de forma autoritaria el PCE a finales de los setenta, mediante la represión y la exclusión de CC.OO, surgiendo la CSI en el ochenta y dos por la expulsión de sus principales dirigentes.

La ruptura de la corriente de izquierda sindical con el movimiento de las comisiones obreras, coincide con el inicio de lucha de resistencia contra las reconversiones, cierres y privatizaciones de las empresas públicas, desde la base del poder a la asamblea de trabajadores del centro de trabajo y el Comité de Empresa como único representante, creando escuela de formas de lucha y resistencia en muchas otras empresas, incluso superada la etapa fuerte bajo el gobierno de Felipe González, con un PSOE controlado por el neoliberalismo. La heroica lucha obrera contra la reconversión es superada por el gobierno neoliberal del PSOE y la patronal, mediante las prejubilaciones y la colaboración de las federaciones sindicales de CC.OO y UGT, con su labor de zapa de ir situando las prejubilaciones a los sesenta años e indemnizaciones o amenazas de un despido sin indemnización.

Al acabar este proceso de lucha heroica de resistencia en fracaso, por la venta ideológica del puesto de trabajo por el obrero, que sumada al fracaso de la ruptura en la transición y a la política de pactos de los sindicatos y la izquierda con el gobierno y la patronal, cierra la derrota política e ideológica de la vanguardia de la clase obrera asturiana y española, formada bajo la dictadura desde los años sesenta. Introduciéndose desde ese momento por la derrota del marxismo, los aires que soplan por Europa desde los setenta entre amplios sectores de vanguardia, de las nuevas identidades surgidas del revisionismo posmarxista, que van sustituyendo a la de clase que unificaba como colectivo, por una multitud de variables entre nacionalidades, sexos, géneros, razas o de ecologismos, feminismos, pacifismos o animalismo hasta el día de hoy. Como ejemplo, todos los partidos comunistas antes de los setenta llevaban la letra E de España como MCE o el PTE y así todos, después ninguno.

Acabado el proceso fuerte de reconversiones, se entra en uno continuado en retrocesos de derechos laborales, sociales y políticos, con la colaboración de las fuerzas reformistas de la izquierda (con la excepción de la época de Julio Anguita) de IU y PCE, bajo la dirección política de los neoliberales del PSOE y los sindicatos CC.OO y UGT. En esta situación la CSI, no encuentra su sitio en la lucha político sindical. Las secciones sindicales grandes están desde hace tiempo desaparecidas y de los sectores o ramas, han quedado sin organizar por falta de línea de trabajo sindical que les diera vida interviniendo en la negociación colectiva, base para mantener derechos laborales y la solidaridad como instrumento de apoyo, denuncia y movilización de la problemática del sector.

Treinta años más tarde, la CSI agotada de convocatorias en convocatorias como pollo sin cabeza, contra cierres de empresas, despidos o cualquier otra cosa del mundo de las identidades, convertida en un movimiento social lejos de lo que es un sindicato, aunque lo mantiene como tal la asesoría de acción sindical y la jurídica; hace que su crisis esté inmersa en un bucle temporal de debates, luchas y enfrentamientos personales más que de diferencias políticas, que sumada a las generacionales y culturales y dosis de sectarismo anarco antipartido, provoca por el abandono de la metodología de análisis marxista de situar la lucha de clases como principio fundamental, la incapacitación de la salida al partir siempre la autocritica de la parálisis desde las identidades posmodernas aprendidas, pero olvidadas desde la perspectiva de clase, con un debate subjetivo y personalista sin alternativa político sindical, pretendiendo con decir y hacer siempre lo mismo resultados diferentes.

Pero que diferencia esta última crisis de las anteriores, que hace peligrar existencias de resistencias y luchas muy necesarias socialmente, para un despegue eficaz de la lucha de clases en Asturias y por ende en el conjunto de todo el estado. Lo nuevo está, en que se suma a las diferencias culturales y generacionales de dirigentes y cuadros del sindicato, la pertenencia a sensibilidades diferentes en la organización política de Podemos Asturias, conllevando en ambos lados el mismo enfrentamiento subjetivo y personalista, con la diferencia de quienes en CSI son minoría en Podemos son mayoría, pero practicando la misma política interna en cada sitio; liquidar al contrario internamente hasta la ruptura si es preciso. La única diferencia política de ambos sectores de la CSI en Podemos Asturias versa, en que el sector oficial mayoritario en Asturias apuesta por una alternativa a nivel nacional o estatal y el minoritario, trabaja por consolidar una alternativa autónoma asturianista, pero ambos de la suma de las mismas identidades posmarxistas y antagonismos personales, pero no políticos.

La única salida posible y racional positiva para la clase obrera o del pueblo, en el sentido amplio del populismo de izquierda, es aquella que en su que hacer diario trabaja por su unidad y la de sus instrumentos, como son el sindicato obrero y partidos del pueblo, formalizándose con el abandono de las armas de la ruptura tanto de la CSI como de Podemos Asturias, sometiéndose ambos sectores minoritarios de la CSI y Podemos, a los criterios y dirección política de la mayoría, como principio democrático universal y entendiendo, que ninguna de las partes defiende posiciones antagónicas y contrarias a los intereses de la clase obrera o del pueblo en su sentido amplio populista.

La excepcionalidad de la actual situación geopolítica, como marxista me obliga a poner en primer lugar el problema más grave de la humanidad, que está en el peligro de guerra mundial que provoca el imperialismo yanqui en el corazón de Europa, para debilitarla y someterla a su servicio en el enfrentamiento con China y Rusia, por mantener su hegemonía ante la crisis global del capitalismo de libre mercado monopolizado. Añadiendo a continuación, que la alternativa al PSOE asturiano neoliberal, más dependiente de la patronal y la banca que del pueblo y su afiliación, viene por la derecha extrema fascista a igual que en el resto de España, con un objetivo muy claro, revertir todos los derechos a la etapa del gobierno de Rajoy; abrazar las indicaciones de la oligarquía financiera unipolar para hundirnos en la crisis y la guerra, contra la igualdad del derecho internacional de la ONU en la multipolaridad defendida por China, Rusia, India, Brasil, Sudáfrica y resto de potencias emergentes, países socialistas o sencillamente, de aquellos que defienden su soberanía. Por eso, la única salida favorable al pueblo está en que todas las fuerzas sindicales y políticas se unan, para confrontar en unidad, la batalla contra la guerra del imperialismo unipolar y aliados fascistas, para así en unidad y confianza en el pueblo, ganar la batalla electoral local, autonómica y nacional, para parar la guerra y parar al fascismo.