Alonso gallardo Florencio diciembre del 2021
La crisis en Asturias y su decadencia, tiene tantos años como tiempo llevamos de posfranquismo o lo que es lo mismo, de dictadura democrática del capital nacida de la alianza entre las oligarquías herederas del feudalismo y la financiera e industrial, con la nueva socialdemocracia liberal surgida en Europa dirigida por Felipe González y Santiago Carrillo, todos bajo la tutela de la iglesia católica y los poderes fácticos del franquismo en la judicatura, la policía y el ejército, para impedir el libre ejercicio del estado de derecho de la democracia burguesa y de la gobernabilidad por la izquierda, utilizando las armas de cuarta y quinta generación, que el fascismo internacional y el imperialismo han puesto en sus manos, bajo un control mediático que impiden que la sociedad tenga una visión política de conjunto, de lo que realmente sucede en España y el mundo.
Solo desde este pacto antinatura de la transición y de la hegemonía mediática y cultural de la clase dominante, es comprensible que en Asturias siga gobernando el PSOE de Barbón, en nombre de la izquierda y que sectores de la izquierda que en Asturias pretenden estar representados por el frente amplio, colaboren con ellos bajo un entreguismo sin proyecto de izquierda o bien, confrontando con ellos sin programa ni táctica política, siendo doloroso para cualquier mentalidad progresista, porque los referentes nacionales de IU y Podemos en Asturias, tienen un acuerdo progresista de gobierno con el PSOE de Pedro Sánchez. Absurdo reforzado en este reino de taifas de diecisiete comunidades en España, donde gobiernan fuerzas neoliberales de derechas y socialdemócratas, que confrontan con los acuerdos del gobierno progresista o los boicotean en nombre de la "libertad", sencillamente porque las derechas facciosas y socialdemocracias neoliberales, prefieren una España rota antes que una España unida, fuerte y soberana, gobernada por la izquierda.
La crisis asturiana proviene del abandono del estado como la del resto de la España vaciada, pero aquí, por un proceso de desindustrialización apresurado y sin alternativa de desarrollo, iniciado en los ochenta bajo el principio liberal de líbrese quien pueda. Desde entonces, miles de jóvenes han migrado en busca de trabajo y derechos, como sus abuelos y abuelas lo hicieron bajo la dictadura en los cincuenta y sesenta, mientras ahora en esta democracia limitada, fue bajo el gobierno liberal de la socialdemocracia en España y Asturias, apoyados o con pactos con la izquierda de IU-PCE y los sindicatos de clase. Hoy estamos a punto de bajar del millón de habitantes, perdiendo por el camino más de trescientos mil sin contar los nacidos fuera de Asturias. Definir al PSOE de Asturias como el responsable político del desastre económico y social asturiano, está en el hecho de que esto sucedió bajo su responsabilidad y que el actual gobierno de Barbón, sigue perpetuando su abandono con el apoyo de la mayoría de IU. La ruptura del acuerdo de gobierno con el PSOE por parte de IU y la confluencia de toda la izquierda en un frente amplio con un programa de defensa de las condiciones de vida y trabajo para la clase obrera, es la condición única para que en las próximas elecciones, la derecha y el fascismo no gobierne en Asturias como en Madrid o Andalucía.
Desaprovechar la táctica del pacto progresista nacional en Asturias por las fuerzas de izquierda fue un error, cuando el PSOE asturiano nunca lo aceptaría en los mismos términos progresistas, porque rompería el reparto de prebendas con la patronal asturiana y el fin de la corrupción en el gobierno, como la condena a la UGT demuestra o los sobrecoste de las obras faraónicas del muselón, variante de Pajares o el tunelón de Gijón gritan y la prensa y fiscalía callan y así la izquierda no avanza. IU de Asturias, sigue con la estela llamazarista de pactos sin saber cómo salir del bucle de derrota tras derrota y sin entender, que el acierto de Unidas Podemos estuvo en haber sido capaz de ser gobierno y no comparsa por un plato de lentejas y que el único sobresaliente de los ministerios, es aquel que tiene competencias reales y las ejerce arropadas en un pacto de gobierno, a cumplir sí o sí y no del resto sin competencias, ni tampoco del silencio ante la gestión neoliberal y corrupta acostumbrada del llamazarismo. En cambio Podemos Asturias, nunca entendió que es una fuerza reformista, que no es un partido revolucionario con una estructura capaz de intervenir en las organizaciones de masas de la clase obrera allí donde trabaja, vive y estudia, que es lo que nos dota de la capacidad de practicar la lucha de movimientos. Podemos solo tiene capacidad de dar las batallas de posiciones, porque solo dispone de votos y de la inteligencia individual de cada cuadro o dirigente y con eso, la única batalla que puede dar está en las instituciones, justo lo que estos años ha despreciado. Por eso su utilidad social como la de IU decae día tras día. Participar en y de los movimientos sociales está bien, pero estos movimientos los conforman grupos de amigos que para nada construyen hegemonía social, la cual solo es posible hacerla desde las organizaciones donde participan las grandes masas y ahí nadie interviene de forma organizada. Por desgracia ni los revolucionarios.
Pero la responsabilidad de la situación política, social y económica no es sola del institucionalismo, la clase obrera y el pueblo organizado en el movimiento sindical y vecinal, tampoco han estado a la altura de la organización de la resistencia en defensa de los derechos y las industrias que teníamos, estando más pendientes unos de llegar a pactos sociales sin más sentido y contenido, que obtener subvenciones que les permitieran mantener la abultada burocracia sindical en sindicatos y directivas vecinales y otros, protestando en una resistencia sin programa ni alternativa política y mucho menos táctica y lo más doloroso, es que en la lucha contra la reconversión y la defensa de Asturias, estos sectores de la izquierda política y sindical, legaron niveles de lucha y organización muy superiores a sus fuerzas, en cambio hoy, quitamos delante de la vista a la burocracia sindical y política que va de izquierda y quedan sin capacidad de crítica ante una derecha, que en nombre de la clase obrera y la libertad individual, nos quitarán los pocos derechos que aún nos quedan.
En Asturias, la ofensiva política de los sectores que representan a la clase obrera y al pueblo, como partidos de izquierda, sindicatos de clase y movimiento vecinal, pasa obligadamente por la defensa de los servicios públicos que nos garantizaban el estado de bienestar como sanidad, enseñanza o los servicios sociales, porque de nada sirven buenos salarios y pensiones, si después todo lo tenemos que gastar en atención médica, medicinas o en geriátricos para nuestro mayores, a los cuales en su cuidado, en nombre del socialismo neoliberal que gobierna en Asturias, nos endeudan quedándose con las propiedades duramente adquiridas. Solo ver como bajo la pandemia destruyen la sanidad pública asturiana con la privatización de la atención primaria y especialista, este gobierno neoliberal de derechas, tenía que ser combatido por la izquierda política, sindical y social, siendo la ruptura política con el gobierno socialista asturiano para la militancia de IU, una necesidad imperiosa para ser una alternativa creíble mañana de gobierno.
Sumemos a esto el proceso de privatización y externalización de la enseñanza pública, el abandono del IMSERSO hoy ERA privatizado en su mayoría, también por el abandono del transporte público como el tren asturiano, para enriquecimiento del transporte privado por carretera en manos de la multinacional ALSA, que sus gestores son los que realmente remodelan el Área Central de Asturias, junto la patronal de la construcción, hostelería y banca, la cual se reinventa todos los días, para seguir obteniendo beneficios con reconversiones y prejubilaciones de empleados a costa del erario público, la evasión de impuestos y el abandono a la atención ciudadana, obligada por la ley a tener cuenta en un banco para cobrar una nómina, pensión o subsidio por la que cobran. Añadiremos la pretensión de crear una macrociudad en la zona central asturiana, abandonando la periferia oriental, occidental y sur, menos la costera para el turismo. Plan urdido por las empresas privadas y las multinacionales, para someter al control de la población los ámbitos de la movilidad, alimentación, consumo y al conjunto del sector de servicios, ante el futuro distópico que nos acecha. Motivos para la ruptura del gobierno asturiano por IU y para la confluencia de la izquierda en un frente amplio.
Pero no solo es esto, también es que en España nuestro enemigo principal, la oligarquía financiera, controla todos los resortes del poder del estado burgués y la anulación de leyes como la mordaza o la laboral, que reprimen y precarizan a la clase trabajadora y al pueblo, solo la podemos tumbar con la unidad y la movilización de la clase obrera y el pueblo español transformando el estado. No hay otro camino ante un enemigo único y por eso, el programa de organización y movilización de la clase trabajadora, debe ser único para todo el estado y tiene que situar bien claro, que la propuesta de derechos y deberes es la misma en todas las partes de España, con la exclusiva excepción de las medidas económicas y sociales necesarias, con las zonas de la España vaciada por las políticas del neoliberalismo y si queremos ganar elecciones, debemos dejar claro que no es el reconocimiento de las identidades las que nos libera, que lo único que puede liberar a la clase trabajadora y a la mujer obrera es el trabajo con derechos en el horizonte socialista, cualquier otra medida la esclaviza más, no al hombre como interesadamente dice la prensa neoliberal, sino al empresario y al capital.
Lo mismo con el derecho a otras lenguas españolas, donde todo el mundo en su ámbito geográfico tenga derecho a hablarla, pero no a costa de los impuestos y de la lengua materna de los demás, que también debe ser obligatoria para todas aquellas personas que lo pidan. Recordar a los que ponen las fronteras del viejo feudalismo como su derecho, que la España moderna de hoy se construyó durante los siglos XIX y XX, con la migración forzosa de millones de personas, multiplicando el número de habitantes de las comarcas y ciudades en desarrollo como las de Vizcaya, Barcelona o Madrid, beneficiadas con las inversiones de un capital logrado con la sobreexplotación de la clase trabajadora y la expropiación de tierras y bienes de las familias campesinas, siendo su expulsión el inicio de una España vaciada durante cuarenta años de franquismo, por la misma élite burguesa que ahora reclaman derechos feudales históricos, como derechos nacionales identitarios de los pueblos, lo que implica en la práctica una nueva recolonización sobre la clase trabajadora, después de haber sido forzados por el hambre cuando no expulsados sin más, de sus lugares de nacimiento. Sin el reconocimiento de estas personas y sus derechos nunca gobernará en España la izquierda, porque le ha cedido a la derecha y al fascismo la defensa de su identidad, como parte del pueblo español.
Alonso gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos