Alonso Gallardo Florencio junio del 2021
Los círculos comunistas hemos tocado muchas veces la problemática española de la unidad de los comunistas, y entre los distintos planteamientos que están encima de la mesa, con el que hemos manifestado coincidencia es con la metodología situada por Unión Proletaria, Aportaciones a la apuesta de Unión Proletaria por la unidad de los comunistas en España a cinco destacamentos de comunistas y a quien corresponde la foto de su página web, de la manifestación en Madrid este 14 de abril, donde comparten cortejo y pancarta media docena de grupos; pero lo cierto es que la unidad de acción no avanza y cuando tocan el tema es sin ápice de reconocimiento de los demás, situándose como el partido de la clase obrera o núcleo principal en su formación. Pasa el tiempo del que cada vez queda menos y la atomización continúa, al continuar las condiciones defensivas fruto de la derrota ideológica y política de las posiciones rupturistas en los años setenta, por el triunfo en la transición del reformismo y la de los ochenta, del sindicalismo de resistencia ante la reconversión industrial, por la ofensiva de la oligarquía neoliberal en proceso de liberalización del mercado con la reconversión, la privatización de las empresas y servicios públicos y la precarización social y laboral de la vida, como salida del capital a la crisis global sistémica del capitalismo de libre mercado, a la que el movimiento obrero comunista y revolucionario occidental todavía no ha sido capaz de dar respuesta, al carecer de programa mínimo y táctica política.
La atomización domina en un movimiento dogmático y sectario como el marxista leninista, donde el simple hecho de situarles al reformismo de izquierda en el campo popular o de trabajo sindical en los sindicatos mayoritarios, lo entienden como una manifestación de debilidad ideológica y de rechazo político; por eso en la relación con estos destacamentos debamos partir de su procedencia ideológica y política, que en su mayoría vienen del revisionismo socialdemócrata eurocomunista, donde la ideología anarcoliberal domina por su movimientismo y su mayor exponente ideológico está en la negación de la clase trabajadora como sujeto revolucionario, situándolo desde la teoría de la interseccionalidad de las luchas, en la identidad de raza, género, nacionalidad o sexualidad, dividiendo a la clase obrera y en otra línea, a los herederos del revisionismo soviético posterior a Stalin, dogmático y sectario por su pensamiento construido bajo la rígida cultura del extinguido proceso de producción fordista, donde el mayor problema que tiene es el de saldar cuentas con el revisionista XX Congreso del PCUS. Dos modelos de marxismos muy diferentes, uno mayoritario socialmente que tiende al reformismo y otro dogmático que lo utiliza a la defensiva. Pero ambos con muchas coincidencias ideológicas heredadas del revisionismo, por el fracaso de sus marxismos al autoexcluirse de la clase trabajadora, unos por no reconocerla como sujeto revolucionario y los otros por sustituirla como sujeto por el partido.
Los principios ideológicos en genérico es importante tenerlos coincidentes, al depender de ellos entendernos con un lenguaje común y la adhesión al marxismo leninismo, como experiencia de la lucha del movimiento obrero y comunista internacional, nos integran en una tendencia histórica común de la cual partir, donde ideología y clase obrera son una unicidad, al no poder existir una ideología revolucionaria con capacidad del cambio social, si no está ligada a la clase socialmente mayoritaria o bien, a las clases que con el desarrollo de la economía por el lugar que ocupan en las relaciones de producción, lo serán en el futuro. El marxismo leninismo como teoría política de la clase trabajadora y subalternas para su emancipación, tiene principios sin jerarquías pero tres son fundamentales, el de la lucha de clases como motor de la historia de las sociedades, desde la cual se construye con la práctica los organismos de masas del poder popular, el del estado; instrumento del poder obrero y popular en la construcción del socialismo, en las etapas que la correlación de fuerzas determine, y como dictadura democrática popular alternativa a la dictadura democrática burguesa del capital, correspondiendo al estado garantizar los derechos de la inmensa mayoría del pueblo, en un proceso constituyente del estado de todo el pueblo que será revolucionario, más la línea política de masas, que nos permite derivar las divergencias políticas al debate democrático entre las masas bajo el centralismo democrático y no a la lucha de líneas.
Quienes forman el pueblo, quienes son sus aliados y quién es su enemigo principal, pregunta que en su respuesta compleja debe determinar la correlación de fuerzas, el programa y la táctica. Comenzando por el final para saber quién es el enemigo principal de todo el pueblo, la respuesta debe entenderla el conjunto de clases populares, independientemente de su adscripción política y al situar a la oligarquía financiera, podemos añadir por su desarrollo histórico de vivir de rentas y de la tierra de parasitaria, como principal enemigo del pueblo, al ser quien ostenta el poder de los instrumentos militares, policiales y judiciales del estado burgués, como garantía constitucional de los derechos a la propiedad privada y a la economía de libre mercado, de donde emana su poder histórico, aliada en un mundo globalizado con el imperialismo alemán y yanqui, situándonos así al enemigo principal: la oligarquía parasitaria española y el imperialismo yanqui-occidental. El resto conformamos el pueblo genérico, incluyendo la burguesía mediana y pequeña que aunque ahora no la conozcamos, mañana puede optar por una posición patriótica, más los sectores subalternos de pequeños campesinos, autónomos, técnicos, profesionales e intelectuales, más el conjunto de la clase trabajadora de los sectores industriales, servicios privados y públicos del conjunto del estado y del terciario, clase de la que formamos parte tanto por sociología como por ideología.
Un programa para el partido que una a la clase obrera y al pueblo. Los comunistas históricamente nos hemos dotado de un programa máximo donde situamos la forma de estado republicana, la soberanía, independencia y rechazo a los instrumentos de dominación imperialista como la OTAN o la CE, y el socialismo como única revolución pendiente en España, desde la perspectiva de una sola clase obrera y un solo pueblo, con el derecho hablar cada uno y descendientes la que considere su lengua materna del ámbito geográfico que corresponda, sin imposición sobre las demás, igual que elegimos libremente la extranjera para nuestra formación. Solo superando la falta del estado de todo el pueblo como ha demostrado la pandemia, se garantizará el mismo derecho en el conjunto para su unidad como clase y como pueblo, quedando por definir la forma que puede ser la dada históricamente como de nuevo formato, pero siempre mediante la participación en el debate el pueblo y el referéndum. El programa de la revolución rusa demostró, que el que une en la lucha a la clase trabajadora y al pueblo es el que sintetiza el "pan, trabajo y libertad" de Lenin. Programa mínimo que no puede ser inventado y que debe ser síntesis de las necesidades más inmediatas del pueblo, como las reivindicaciones de masas de las movilizaciones espontáneas, por la ruptura del pacto de la transición del estado de bienestar en el 2011, por el gobierno del PSOE de Zapatero. Un programa mínimo que anule la austeridad, privatizaciones, las reformas de pensiones, laborales, de libertades y que garantice un estado de bienestar con impuestos progresivos para los servicios públicos en sanidad, enseñanza, dependencia, servicios sociales, justicia, vivienda, transportes y comunicaciones o naturaleza y desarrollo científico, técnico, industrial desde la soberanía nacional.
La táctica y alianzas vienen determinadas por quienes formamos el pueblo y el programa que nos une y moviliza, pero condicionados por la contradicción principal de guerra total por la crisis global sistémica del capitalismo y pérdida de la hegemonía del imperialismo yanqui-occidental, al pasar de un mundo unipolar a multipolar. El pueblo es una generalidad representado por las estructuras económicas, políticas y sociales, desde la cual sitúan sus propuestas políticas y programas y a los cuales, dirigiremos nuestra propuesta de unidad de la clase obrera y del pueblo en defensa de los derechos democráticos, contra la precariedad y austeridad y un estado de bienestar que garantice los derechos sociales fundamentales, base de la redistribución de la riqueza, donde añadiremos la lucha por la paz contra las guerras imperialista y la solidaridad internacionalista con los países que construyen socialismo, independencia o soberanía. Desde estos criterios confrontaremos con el neoliberalismo proimperialistas del PSOE fortaleciendo las posiciones más progresistas, porque al ser un partido por sociología y por historia del pueblo, nuestro esfuerzo debe ser el de ganar su afiliación para el pueblo y toda alianza debe pasar por estas líneas de demarcación, lo mismo con otras fuerzas políticas que por su programa son reformistas como los nacionalistas, pero el especial hincapié lo debemos tener, con las fuerzas democráticas que por su programa y composición social son reformistas de izquierda, como Podemos, Izquierda Unida, PCE y otras regionales o locales y el movimiento sindical y vecinal de clase, donde en su interior deambulan centenares de comunistas sin partido, con tendencia al posibilismo. Debemos tratarlos como son, fuerzas amigas y aliadas, porque son del pueblo y de la clase trabajadora y a los sectores más avanzados, ganarlos para la revolución y para el partido de la clase obrera.
Lo fundamental de esta línea de trabajo está en situar procesos abiertos y públicos de debate, una vez que los elementos centrales ideológicos estén salvaguardados, volcándonos en la intervención social desde de la línea de masas, donde no solo intervenga el militante, también la clase obrera organizada en los sindicatos, movimiento vecinal y estudiantil y de ahí, nacerán nuevas mayorías políticas que se van uniendo entorno a las batallas, que generarán nuevas tendencias en cuadros y dirigentes. La pluralidad es histórica en el marxismo español pero la historia también nos enseña, que la unidad de los cuadros, dirigentes y dirección política, se construye en la lucha de masas y en debate con las masas, en un tú a tú con los sectores avanzados de las organizaciones sindicales y sociales, donde intervendremos para superar el posibilismo e inmediatismo, mediante el debate político e ideológico en sus estructuras, como parte alternativa del poder popular al poder burgués y en este debate, el marxista leninista desde la línea política de masas, no temerá de enfrentarse en las reuniones de células, comités o asambleas de masas, con el maximalista del todo o nada, ni con el radicalismo infantil sectario incapaz de hablar, discutir y menos escuchar a las masas y ni con ningún tipo de dogmatismo o oportunismo de derechas. Se trata en definitiva de construir unidad y partido desde el trabajo de masas y no desde el limbo metafísico y así, cuando tengamos una implantación de masas y capacidad de alternativa política y cultural para disputar la hegemonía al burgués, hablaremos de estrategia y táctica electoral, porque de momento, el reformismo en lo que respecta a nuestro programa mínimo, ahora y visto nuestro estado esperemos que sea por más de tiempo, lo hacen también o mejor que lo pudiéramos hacer nosotros.
Alonso gallardo militante de los círculos comunistas de Unidas Podemos