miércoles, 17 de marzo de 2021

Dogmatismo metafísico y liberalismo radical señas del marxismo leninismo y del movimientismo


"...Cuando estudio los mecanismos de poder, procuro estudiar su especificidad; nada me es más ajeno que la idea de un amo y señor que nos impone su propia ley. No admito ni la noción de señorío ni la universalidad de la ley. Al contrario, me consagro a comprender mecanismos de ejercicio concreto del poder, y lo hago porque quienes están inmersos en esas relaciones de poder, quienes están implicados en ellas, pueden, en sus acciones, su resistencia y su rebelión, escapárseles, transformarlas; en una palabra, dejar de estar sometidos. Y si no digo lo que hay que hacer, no es porque crea que no hay que hacer nada. Muy por el contrario, me parece que quienes, al reconocer las relaciones de poder en las cuales están implicados, han decidido resistirlas o escapar de ellas, tienen mil cosas por hacer, inventar, forjar..." de El libro como experiencia

(Conversación con Michel Foucault, entrevista con Duccio Trombadori, París 1978)


Llevamos ya un año largo de gobierno progresista y pandemia y al reformismo de Unidas Podemos le sumamos, la del fracaso tras fracaso en las elecciones gallegas, vascas y catalanas, donde retiene los diputados perdiendo más un tercio de los votos, por la abstención de la clase trabajadora (que por algo será) y las encuestas dicen, que la gestión de los hechos positivos del gobierno progresista sigue sin rentabilizar políticamente y esto en parte, explica la apuesta por Madrid. Una parte de la responsabilidad es externa al suceder bajo fuego real y mediático, lanzado por el fascismo desde la estructura militar, policial y judicial del estado; de los mercenarios con disfraz de parlamentarios y de ministros neoliberales en el gobierno de coalición. ¿Pero qué dicen los marxistas leninistas de esta correlación de fuerzas? pues que en general, lo referente al reformismo en el que insertan a Unidas Podemos y al PSOE de Pedro Sánchez, ya lo tienen todo dicho como una verdad inmutable. Pero de la realidad política del reformismo ante una crisis generalizada entre la clase trabajadora, que les provoca una confrontación con el fascismo y los reaccionarios, dentro del proceso global de confrontación con el imperialismo, nada, porque nada de esto cambia en los análisis y la táctica a desarrollar, cuando Lenin dictó sentencia al denunciar a la socialdemocracia de traición al pueblo, por su apoyo en la Guerra Mundial del 1914 a las burguesías nacionales y al imperialismo.

Indagando esta lógica, muy lejos del espíritu revolucionario y renovador del bolchevismo soviético anulado en 1953 tras la muerte de Stalin, vemos, que Lenin participó con la socialdemocracia rusa unas veces en alianzas y otras compitiendo, pero siempre analizando los hechos en su relación con el interés general de la clase trabajadora y del pueblo ruso, siendo la ruptura política consecuencia de un proceso de errores políticos e ideológicos de la socialdemocracia, que según se agudizaba la crisis, optaba por posiciones más cercanas a los intereses de la burguesía y el imperialismo y sobre todo, por el apoyo en el 1914 a las potencias imperialistas en la primera guerra mundial. La lógica marxista debiera ser de valorar primero, si tiene sentido este calificativo de Lenin en su momento, hacerlo extensivo al reformismo socialdemócrata o si mejor, sería reflexionar sobre cómo podemos contrarrestar las tendencias pequeñoburguesas del reformismo, que cuando la presión social del pueblo es inferior a la del capital, sus dirigentes tienden a aliarse con las burguesías. No olvidar el papel heroico de su militancia y dirigentes en la guerra civil española, declarada tras el golpe de estado fascista de 1936, a pesar de errores, debilidades y de la soledad de la república en Europa y recordar que ante las traiciones de otros, la grandeza de los comunistas se construyó con el trabajo de la línea política marxista leninista de unidad de la clase trabajadora en un Frente Único, para la unidad de todo el pueblo con el Frente Popular, para ganar la guerra y defender la república. No se logró por el apoyo del fascismo y el imperialismo internacional al golpe de estado y también, por el vacío realizado en la Europa del capital a la república española.

Al comunismo y movimientismo español, de los ejemplos expuestos en general escogieron para definir al partido socialista de Pedro Sánchez el del dogma eterno, (aunque a los últimos Lenin les importa un carajo por su defensa del estado) dejando claro, que la socialdemocracia por principios son el principal enemigo del pueblo y aliados del capital. Pero veamos en el análisis concreto de la realidad concreta, si el papel jugado por el socialdemócrata de Pedro Sánchez, corresponde con las características definidas en su momento a la socialdemocracia rusa por Lenin. Lo primero situar el contexto que posibilitó la llegada a la secretaría general del PSOE: Por dimisión del presidente del gobierno José L. Rguez. Zapatero y perder el PSOE las elecciones del 2011 ante el PP de M. Rajoy, al aplicar el mayor recorte económico y social de la historia al pacto social de la transición del estado de bienestar, como respuesta a la explosión en EEUU de la burbuja inmobiliaria del 2008, fruto de la crisis global del sistema capitalista de libre mercado. Pedro Sánchez sale elegido por sorpresa en el congreso extraordinario del PSOE del 2014, mediante el sistema de elección de un afiliado un voto y repite en el 2017 contra Susana Díaz, que representaba al aparato neoliberal del PSOE y a la cúpula financiera y empresarial del IBEX 35. Gana con un discurso de unidad de la izquierda y de defensa del estado de bienestar, en un contexto de fuerte movilización social contra los recortes económicos, sociales, libertades, privatización de lo público, corrupción, nacimiento de Podemos y refundación de IU y dan la sorpresa en las elecciones europeas del 2014 al romper el bipartidismo que gobernó en España otros cuarenta años. La historia de Pedro Sánchez es la de un dirigente que triunfa con el apoyo de la mayoría de la afiliación contra el aparato central del PSOE, del IBEX 35 y del aparato de las comunidades autónomas que al tener el sistema de elección delegada, continúa en manos neoliberales y confrontando con el acuerdo de gobierno. Pensar que esta opción tomada ante el descrédito de un PSOE enfangado en la corrupción y el austericismo, no es decisión política personal sino que todo forma parte de un plan de los neoliberales socialistas para evitar su muerte política, es una cosa que solo los hechos deben decir y no las suposiciones y menos, que éstas nos dicten la táctica de unidad del pueblo.

Lo mismo sucede con Podemos, en su consolidación relativa como fuerza reformista de izquierda, al abandonar un populismo progresista más sensible con los intereses generales del pueblo, que le dio triunfos desde el 2014, que ahora, hasta el cuello en la defensa de las estrategias neoliberales del derecho a decidir de las burguesías periféricas y los feminismos de género. Dos estrategias que dividen a la clase trabajadora, al pueblo y rompen al Estado, único instrumento que nos une como clase y como pueblo, al tiempo, que arman a la reacción y al fascismo, para aislarnos de las masas y dividirnos en la lucha contra la austeridad y los recortes en derechos y libertad. Tesis que por su mecanicismo coincide con los comunistas que dan al nacionalismo carácter revolucionario. El ser de izquierda de Unidas Podemos lo refrendan sus actos y su programa y no suposiciones y menos, cuando tenemos que torcer la realidad para adecuarla. Lo que el populismo progresista hizo viene del año 2014, momento que en España se visiona socialmente la quiebra del sistema capitalista de libre mercado, con la movilización contra los recortes, la austeridad y la corrupción y momento, en que fueron capaces de proyectar a nivel nacional, una alternativa política y programática adecuada a los objetivos de una movilización social de carácter espontáneo, por la inexistencia de partidos y sindicatos obreros que la dirigieran. Recordar que los actuales destacamentos marxistas leninistas existían y en general despreciaron la movilización por reformista, imposibilitando esta deducción previa sumarse de forma orgánica y política y menos, ponerse al frente de ella.

El desvirtuar la realidad para adecuarla al relato, tiene además de poco revolucionario, el que nos desacredita ante las masas. Una cosa es que no estén politizadas en el sentido marxista, como se vio con las movilizaciones espontáneas y otra que sean lerdas, cuando las más conscientes saben perfectamente que es radicalismo sectario; ejemplos: Toda persona debería saber que el Pacto de Toledo es una comisión parlamentaria como muchas otras, que bajo el bipartidismo neoliberal del PSOE, la derecha del PP y nacionalistas, cumplió una función importante para comprar voluntades y sindicatos, para recortar pensiones y privatizar la Seguridad Social. Fue el instrumento mediático necesario para justificar el consenso parlamentario y por ser oídos los sociales, el cual la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz reventó, al negarse a pactar nuevos recortes ocultos tras el obligado por ley secreto parlamentario, antes de la entrada en el gobierno progresista. Lo que se consensue o no en esa comisión parlamentaria, irá al parlamento bajo la responsabilidad del gobierno y los que lo apoyen, para lo bueno y lo malo y no una comisión con nombre de pacto como señuelo, para ocultar a los responsables con nombre propio y esto pasa, por el infantilismo de querer hacer la crítica fácil al gobierno progresista, cuando en realidad lo que hacemos con la miopía política, es ocultar el enemigo al pueblo. Igual el emperre en desvirtuar las sugerencias del Pacto de Toledo, cuando son un gesto de consenso protocolario al no llegar a acuerdos la comisión parlamentaria, bajo la responsabilidad de Unidas Podemos al rechazar las propuestas de la derecha y del ministro Escrivá. Además, es una falsedad comparar una oferta de las entidades financieras que existen desde hace tiempo en la Unión Europea, dirigida a empresas, sindicatos, empleados públicos y privados que tengan convenio colectivo, como el instrumento de privatización de las pensiones públicas, cuando el problema está en la reforma de Zapatero del 2011, tema fuera del acuerdo de gobierno y que es por lo que debemos continuar la movilización, además de exigir la anulación de los privilegios fiscales por la Hacienda Pública, de los planes colectivos y privados de pensiones.

Que las consignas neoliberales penetran con facilidad en la militancia comunista y movimientista, cuando están embriagadas de mecanicismo y radicalismo, lo vemos también en la forma de asumir la orientación del movimiento feminista burgués de género, de que el Pacto de Toledo es el que aumenta la brecha de género en las pensiones, lema cogido como consigna en la movilización de pensionistas del primero de marzo, cuando más allá de los arreglos que puedan realizarse con las pensiones de viudedad y las no contributivas, el grueso de la brecha de género nace del sistema de contratación laboral en España, que perjudica a la cotización de la mujer volcada en el trabajo del sector de cuidados y servicios y a la juventud en la hostelería, casi único existente. Obviar que la forma de garantizar una pensión justa sin brecha de género está en la derogación de todas las reformas laborales, la subcontratación, movilidad funcional, horaria y geográfica y despido libre, no es solo estar errado, es ocultar al objetivo principal del enemigo: el de anularnos precarizando vidas y trabajo. Parecido con el "gobierne quien gobierne las pensiones se defienden" que siendo un principio, aquí solo sirve para ocultar que Unidas Podemos en el gobierno lo hace y lo único que logra, es igualar al gobierno progresista con los gobiernos neoliberales de derechas. Mecanicismos y radicalismos que nos impiden transcender sobre las apariencias externas que el poder mediático proyecta sobre los acontecimientos, para poder obtener la inteligibilidad del hecho y entender las diferencias ideológicas, políticas y económicas que existen entre dos campos políticos, que si no antagónicos por reformistas, sí contrarios. Que no lo entendamos, hace que nos comportemos como una banda radicales bajo la falsedad anarquista del "todos los políticos son iguales".

Justo recordar, que este dogmatismo metafísico y liberalismo radical no es solo un problema del marxismo leninismo y del movimientismo español, heredero del movimiento liberal anarquista. Recordar las barbaridades tácticas y maximalistas durante estos años de los comunistas griegos del KKE y anarcoliberales con respecto a SYRIZA, que con su realismo reformista y progresista, sigue siendo el único referente popular en Grecia y comunistas y anarquistas un cero a la izquierda o recientemente en Venezuela, con los comunistas del PCV dividiendo al pueblo en medio de una confrontación político-militar con el imperialismo yanqui. Lo cual debiera hacernos recordar, los muchos desatinos del trotskismo y del anarquismo liberal durante la guerra civil española, como preámbulo de preparación por el imperialismo de la segunda guerra mundial en 1945.

Alonso Gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos marzo del 2021