jueves, 1 de abril de 2021

En la batalla por Madrid nos jugamos el futuro del gobierno de coalición progresista


 

La ruptura del tablero político en España, no ha sido fruto de ninguna improvisación por parte de una loca presidenta de la comunidad madrileña, sino, de una fría planificación del capital y las fuerzas neoliberales que lo representan, ante la incapacidad de destruir a Unidas Podemos desde las cloacas de los aparatos del estado, medios de comunicación, lawfares o guerras judiciales y las salidas de tono de ministras neoliberales como María Jesús Montero, José luis Escrivá, Nadia Mª Calviño o Margarita Robles, principales figuras llamadas a reventar el gobierno progresista desde dentro. Al tiempo, la confrontación política generada interna y públicamente por estos ministros, con propuestas que rompen el acuerdo de gobierno, estaban haciendo decaer su credibilidad al confrontarlas desde Unidas Podemos, Vicepresidencia y ministros, dándoles cierto protagonismo de independencia, al denunciarlas como una ruptura del gobierno por parte del PSOE.

Dos claves para entender la ruptura del tablero político por parte de la oligarquía neoliberal, ante el fracaso después de ímprobos esfuerzos por destruir a Podemos y a su principal dirigente Pablo Iglesias: La primera es, que cada día que pasa se acerca más la fecha para el inicio de la gestión de los fondos europeos, donde la presencia de Unidas Podemos les condiciona la planificación de las inversiones y les controla el gasto y la banca, multinacionales y la patronal, no lo pueden permitir. Segunda; la ofensiva del Ministerio de Trabajo sobre el inicio de la reversión sí o sí, porque así se firmó en el acuerdo de gobierno, de las reformas laborales de los últimos años más la negociación de un nuevo estatuto del trabajador, con el apoyo de los sindicatos y la oposición de la patronal, la derecha política, los ministros neoliberales, además de la de los presidentes de las comunidades autónomas de la derecha, nacionalistas y PSOE. También de Ángel Gabilondo, candidato socialista a la comunidad madrileña, que ha manifestado que su opción es gobernar con Ciudadanos y Más Madrid, que puede ser para ganar el voto de Ciudadanos o no, pero lo que sí logra, es hacer crecer las dudas sobre si el gobierno de coalición existe por la convicción progresista de Pedro Sánchez o porque forma parte del abrazo del oso para destruir a Podemos.

En principio, el motivo de ruptura del tablero político viene de la mano PSOE murciano en acuerdo con Ciudadanos, para una moción de censura al gobierno regional en poder del PP y en la misma línea socialista, en Castilla León y Madrid, donde de forma preventiva la Presidenta Isabel D. Ayuso del PP, responde con la disolución de la cámara autonómica y la convocatoria de elecciones. Ante este gran cambio en el tablero político le responde Unidas Podemos, con la salida de Pablo Iglesias del gobierno para encabezar la lista de la Comunidad de Madrid. Aquí es necesario destacar tres elementos que nos sitúan con más claridad en el fondo del asunto.

Primero, todo el proceso se acelera ante la testificación en el juzgado de José Mª Aznar y Mariano Rajoy por la caja B del PP, cuestión que pasó socialmente desapercibida por la bien planificada y mediática convocatoria electoral de Ayuso, planteando la batalla por Madrid como apuesta y por la sobreactuación desde los medios de comunicación, montando un show morboso sobre la violencia machista, generado para consumo de masas mediante la controversia creada entre la agredida y la cadena televisiva, que cuando sucedió el hecho también la denigró. Segundo, en el PP convergen dos líneas políticas que confrontan, por ver quién se lleva el voto ciudadano en la actual situación política, como manifestación de las contradicciones entre oligarquías financieras y sectores del gran capital, ante dos formas de ver y entender la salida a la crisis global del sistema capitalista de libre mercado, la que puede representar políticamente Casado en el PP y la de Ayuso en línea con VOX, desde un protofascismo como alternativa y que solo se unirán si es para parar a la izquierda. La tercera está en el movimiento de Pablo Iglesias, bajo la certeza de que Podemos no resistiría un nuevo fracaso en la plaza fuerte de Madrid, después del descalabro electoral sufrido en las tres últimas elecciones autonómicas e intuyendo, que el gobierno de coalición pende de un hilo por el acoso de la oligarquía, medios de comunicación afines, sector neoliberal del PSOE y sus barones, que en las regiones boicotean las resoluciones del Gobierno. También por la posibilidad que ante todo esto, Pedro Sánchez decidiera de acuerdo u obligado por la situación política, de convocar elecciones o formar un nuevo gobierno centrista justificado por el fracaso de Unidas Podemos.

Con su salida del gobierno, realiza un movimiento de riesgo en la guerra de posiciones en la que están inmersos, para romper el cierre perimetral al que están siendo sometidos, que si sale bien y esto no significa que alcancen la presidencia autonómica, cuando hay un gran abanico de opciones para salir triunfantes, puede alargar la vida del gobierno progresista hasta la próxima convocatoria electoral, donde todo indica que Unidas Podemos será extraparlamentaria en más autonomías. Pero para la clase trabajadora y la izquierda puede ser el tiempo suficiente para ver si el PSOE de Pedro Sánchez, de verdad apuesta por la anulación de las reformas laborales y de pensiones, de la regulación de las viviendas de alquiler y muchas otras cosas firmadas en el pacto de gobierno.

El martes cuatro de mayo habrá elecciones en Madrid, donde lo que menos importa es su carácter autonómico, aunque esto sea mucho por las competencias de estado que tiene. Lo que todos los españoles nos jugamos en estas elecciones y en especial la clase trabajadora, es el gobierno de la nación y de una forma de gobierno, donde sin grandes cambios por la correlación de fuerzas y la debilidad ideológica y política del reformismo de izquierdas y el PSOE, rompieron los presupuestos austericidas desarrollados durante estos últimos años, generado políticas transversales solidarias a favor de los más necesitados y excluidos socialmente.

Más allá del error o acierto de la entrada de Unidas Podemos en el gobierno, lo cierto es que una vez dentro a la clase trabajadora nos interesa, que igual que fueron capaces de anular las reformas de Rajoy apoyándose en la movilización de los pensionistas, ver si desarrollando una movilización lo más fuerte posible en unidad con los sindicatos y movimientos sociales, por la anulación de las reformas laborales, del derecho a una vivienda digna, en defensa de los servicios públicos de salud y en especial en estos momentos de pandemia, del desarrollo de una sanidad pública preventiva desde los centros de salud y si no saliera todo bien, por lo menos nos clarificaríamos y las fuerzas del pueblo representadas por Unidas Podemos, saldrían triunfantes en su relato para competir en mejores condiciones las próximas elecciones generales. No valen excusas para que los comunistas y revolucionarios no nos separemos sin equívocos de la reacción y del fascismo, porque no existe otra alternativa electoral a la izquierda de Podemos. La única, la derecha más reaccionaria.

El movimiento comunista español, no puede ser parte responsable de la ruptura del gobierno de progresista, ni que en la peor de las situaciones en la comunidad madrileña gobierne un partido fascista, porque lo siguiente será el gobierno de la nación y la vuelta a las políticas austericidas, a la corrupción y a las guerras imperialistas. El movimiento comunista en España es débil por la división creada por el dogmatismo sectario y necesitamos tiempo para la unidad y lo que menos, perder el de nuestros militantes y cuadros en un trabajo institucional, que por correlación de fuerzas nunca pasaría de pequeñas reformas cosa, que el reformismo de izquierda con su actual programa y su guerra de posiciones si logra. Necesitamos por nuestra debilidad y aislamiento social, volcarnos en el único lugar que podemos hacer algo para ser productivos socialmente y hacernos valer, para poder derrotar con el trabajo práctico y el debate político, al posibilismo reformista hegemónico entre la clase trabajadora y construir la conciencia de para sí, en las organizaciones de clase como sindicatos, movimiento vecinal y asociaciones de estudiantes, donde sí tenemos capacidad para generar guerra de guerrillas en cada problema que el sistema capitalista crea, desde la base de la defensa de lo público, del trabajo con derechos y las libertades. Las únicas batallas que podemos dar son aquellas de movimientos rápidos, concentrando nuestra pequeña fuerza política y social en las luchas de barrios, pueblos, fábricas, sectores y centros de enseñanza, acumulando fuerza partidaria y sindical para construir hegemonía social y contrapoder popular, necesario para la toma del poder de forma democrática tanto si nos dejan como si no. No se trata de abandonar ahora lo institucional, pero para acumular fuerza política y social el apoyo crítico es lo principal.

Alonso gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos          abril del 2021