Para
la recuperación económica y social que nos niega la Europa del
capital, la izquierda debemos ir poniendo la política en el
puesto de mando, para recuperar los principios de la teoría política
marxiana, porque el imperialismo en su fase superior de total colapso
global por superproducción y pérdidas de beneficios empresariales
durante estos últimos cincuenta años, continúa optando por la
financiarización de una economía virtual y especulativa, en medio
de la confrontación entre potencias imperialistas y estas, en
guerras contra los pueblos que construyen su desarrollo, desde la
soberanía y la independencia económica. Solo desde este contexto es
comprensible entender la grave situación en que se encuentra la
clase obrera, los pueblos del sur de Europa y España en particular,
para enfrentarnos al enorme costo económico del impacto de la
pandemia y de la crisis global del capitalismo de libre mercado, en
una situación de desorganización y debilidad del movimiento obrero
sindical y político, y donde el protagonismo fundamental al frente
del pueblo está en las instituciones y en el reformismo de
izquierdas, con el gobierno de coalición progresista.
Solo
desde esta situación sin salida para el capital financiarizado, cabe
entender el enrocamiento actual con las políticas austericidas
aplicadas en su día a Grecia por el imperialismo euroalemán, con
los países del sur de Europa donde además de países pequeños,
están Francia, Italia y España, segunda, tercera y cuarta potencias
de la Comunidad Europea. Las posiciones no están claras, los estados
del sur exigen financiar las medidas económicas y sociales contra la
pandemia de forma solidaria por todos los países que forman la
Comunidad Europea, bien con la mutualización de la deuda, eurobonos
o intermedias con la alemana, al ser una batalla global y general de
todos (1). Se oponen los países del norte como Alemania,
Holanda o Austria, alegando Ángela Merkel, que el parlamento alemán
mayoritariamente dominado por la derecha, la derecha extrema y el
fascismo no lo aceptarían. Lo que proponen para el sur de Europa son
las mismas medicinas de rescate que a Grecia, donde los bancos
alemanes y nórdicos fueron los principales fiadores de los créditos
a Grecia para salir de una bancarrota que ellos crearon. El MEDE,
Mecanismo Europeo de Estabilidad es la formula de salida propuesta e
implicaría que cada país lo pida individualmente, aportando al
tiempo, una propuesta de reorganización económica y financiera para
la devolución del préstamo, incluyendo para unos países del sur
endeudados por una política monetaria europea, que solo ha
beneficiado a Alemania y países de su órbita, a ejecutar una mayor
desregulación económica con más privatizaciones, austeridad y
precarización laboral y social para la clase obrera y el pueblo.
Para
entender en España el reto que tenemos las fuerzas populares,
debemos partir de la actual situación económica y social. Antes de
la Gran Crisis del 2008 había algo más de seis millones de pobres,
pero fruto de las políticas genocidas del PP y el PSOE como
respuesta a la crisis del ladrillo para salvar bancos y empresas, la
pobreza alcanzó a casi ocho millones de personas, los datos que se
publiquen después de la pandemia viendo los actuales pueden
duplicarlos, ya que en España según la encuesta de población
activa del 2019 (2) hay una temporalidad en el empleo
del 26,1%, con trabajo a tiempo parcial el 14,9% y en desempleo el
14,7%, esto significa que tenemos una precariedad laboral de más del
55%, con millones de hogares y familias en la miseria absoluta y
ante ello, las clases populares el único arma que tenemos efectiva a
falta de partidos y sindicatos obreros, es el grupo parlamentario de
Unidas Podemos, que en gran medida ha paliado mediante el escudo
social decretado, las principales consecuencias de la pandemia y no
solo en cuanto a la salud, también con respecto al mantenimiento de
las condiciones de vida y trabajo del pueblo.
La
izquierda obrera y popular ante esta situación económica, social y
de correlación de fuerzas, en la cual la derecha y el fascismo
utilizan todos los instrumentos mediáticos, financieros y fácticos
del estado burgués reaccionario y en pleno acuerdo y alianza con la
oligarquía euroalemana, debemos cerrar filas entorno al programa
progresista del gobierno, conscientes de que solo con la política de
unidad de la clase obrera y unidad del pueblo, en defensa del
programa de gobierno acordado de recuperación de empresas, servicios
y bienes públicos por el estado junto a libertades, derechos y a
una política fiscal que los garanticen, podemos resistir y vencer
ante una caída prevista del PIB entre el 4% y el 10% y si la
oligarquía, con el apoyo de las comunidades autónomas gobernadas
por la derecha y el fascismo, rompen con el gobierno de coalición
progresista como ha manifestado el PNV y otros, al rechazar el
blindaje social que el gobierno está decretando ante el impacto de
la pandemia. Esto implica si no ganamos el relato mediático social,
una contrarreforma autoritaria y el surgimiento de un nuevo régimen
neoliberal, donde Hungría apoyado por el imperialismo alemán
señalaría el camino de salida a la crisis a favor del capital.
La
gestión política y económica de la pandemia realizada por el
gobierno progresista, en medio de la crisis global del capitalismo y
de la guerra, está siendo en lo fundamental positiva para las clases
populares, pero se visualizan limitaciones por las contradicciones
internas, que merman amplitud en las reformas y por la amplia
legislación liberal existente, como se ve en el aumento de despidos
con casi un millón más a la quincena de la declaración de la
pandemia. Son limitaciones que solo podemos superar acumulando más
fuerza organizativa y política, más movilización social y más
diputados y diputadas, porque en la actualidad, es lo más indicativo
para visualizar el apoyo social de las masas y clave para desarmar
las propuestas de los golpistas, de limitaciones democráticas y
recortes de libertades. La situación es grave por lo que se avecina
de confrontación extrema de la lucha de clases, pero lo es más por
la tremenda debilidad organizativa y política de los marxistas.
Debemos
ser conscientes para tener en cuenta los objetivos y plazos, que
estamos en medio de una crisis global sistémica de la economía de
libre mercado capitalista y de la confrontación militar, política y
económica, entre las potencias imperialistas de EE.UU, Comunidad
Europea y sus aliados occidentales y la OTAN, contra la soberanía e
independencia de los países del Oriente Occidental, África, América
Latina y las potencias emergentes de China y Rusia o dicho de otra
manera, contra las economías de mercado planificadas socialistas y
soberanas y países que no se dejan someter al imperialismo
yanqui-occidental, enemigo principal de la humanidad y su combate o
apoyo, es el que nos sitúa la política de alianzas y los acuerdos
con el resto de las fuerzas políticas. No vale que seamos solo
comunistas y revolucionarios los que demos este largo combate que nos
espera, para acabar con el colonialismo ideológico del liberalismo
burgués de estos últimos quinientos años, al cual solo ganaremos,
si en él participa el pueblo unido y organizado en defensa de un
programa mínimo al servicio de sus necesidades, de las libertades y
de la regeneración democrática, con la conquista de la soberanía
republicana en la perspectiva de la igualdad socialista.
Alonso
gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos abril del
2020