Pues
no señor Carlos G. Osto, enseñar o hacer crítica de los actos
políticos del gobierno es una obligación ética para la gente de
izquierda, pero sí lo es en su fase superior de cretinismo, cuando
tergiversamos los hechos y las palabras para adecuarlas a nuestro
relato. Como cuando usted dice en su escrito que el acuerdo
programático de gobierno se acoge a las directrices de los
“poderes”, negando que sean fruto de una correlación de fuerzas
parlamentarias y sociales y ajustados a la Ley. O usted piensa, que
dos fuerzas reformistas con un programa de izquierda pueden plantear
así de entrada, un programa revolucionario y aceptarlos los
“poderes” sin más. Hicieron igual que como lo hacemos los
revolucionarios, que al carecer de “poderes” no nos queda más
remedio que acatar la constitución por imperativo legal, para poder
presentarnos a las instituciones.
Pues
esta expresión, que sí es una afirmación gratuita por falsa y
ajena a una realidad, que todas y todos visualizamos en los cincuenta
puntos del acuerdo de gobierno y en los decretos hasta ahora
publicados, los cuales habrá que hacerlos ley por mayoría
parlamentaria en estos próximos meses, en ninguno de ellos están
recogidos los intereses de los poderes y sí los de las
reivindicaciones de las últimas movilizaciones de la clase
trabajadora, pensionistas o feministas, aunque es evidente que
limitados por los imperativos legales y correlaciones de fuerza,
tanto en la parte que afecta a lo económico, social o al estado
autonómico en relación a los nacionalismos burgueses. Se puede
hacer crítica evidentemente, en la validez de los límites que cada
una de las partes valora en la correlación de fuerzas y en lo que
permite la Ley Presupuestaria, pero guste o no guste se tienen que
ajustar a la Ley, si queremos tener unos presupuestos que recojan las
reivindicaciones de las movilizaciones, lo mismo que para hacer Ley
los decretos aprobados en Consejo de Ministros y pedir que se los
salten si que es maximalismo , porque es pedírselo a dos fuerzas
reformistas y es una propuesta completamente ajena a la actual
correlación de fuerza de la clase obrera.
Pues
no, no somos de izquierda por lo que decimos, ni usted será de
izquierdas por lo que escribe, si no por nuestros actos y la verdad
de nuestros argumentos. Yo utilizo la expresión de gobierno de
izquierdas por el acuerdo de cincuenta puntos de gobierno porque
recogen las reivindicaciones principales de la clase trabajadora en
estos momentos y porque los decretos leyes resueltos hasta ahora,
ratifican esa línea política de izquierda y popular y esto dicho
desde el movimiento de pensionistas, el feminista, el ecologismo y
los sindicatos de clase. ¿Pero toda crítica es legítima en el seno
del pueblo? No, la crítica destructiva, que divide a la clase
obrera, al pueblo y a la unidad de las fuerzas políticas, sindicales
o sociales que la representan, aunque tengan una base correcta por
nuestros errores no son legítimas. Solo podemos apoyar y apoyarnos
en aquellas que ayudan al desarrollo de la unidad y fortalecimiento
del movimiento obrero y popular en general, en sus bases ideológicas,
políticas y organizativas. Las críticas desde dentro del campo
popular, deben servir al campo popular en su unidad y fortaleza, si
no son así, solo sirven al enemigo principal del pueblo, hoy
representado por la oligarquía financiera neoliberal española,
vasca y catalana.
Posiblemente
usted, solo entienda como pueblo o izquierda a aquello que coincide
con su visión de las cosas, pero los comunistas mínimamente serios
debemos acotar quienes formamos parte del pueblo de una forma
sociológica, para plantearnos tácticas para su unidad y
concienciación política, no desde la abstracción para unirme solo
con el que piensa igual que yo, sino desde las realidades sociales y
políticas en que los distintos sectores sociales se han concretado
desde la lucha de clases y así lo tengo publicado en documentos y
artículos en mi blog; que el pueblo lo representa la clase obrera y
sus organizaciones sociales, sindicales y políticas, los comunistas,
socialistas, anarquistas, reformistas, demócratas y progresistas de
sentimiento antineoliberales y los partidos que representan a la
pequeña burguesía, mediana o grande que mantengan posturas
nacionalistas patrióticas, contrarias al neoliberalismo globalista
en cualquiera de sus facetas.
Creo
que en lo fundamental, que ajusto mi escrito al texto original en la
contestación a su escrito en todo aquello que directamente le
afecta, porque en el resto de su artículo usted aprovecha para
soltar su visión de las cosas y del mundo, desde una perspectiva de
la cual ni entro ni salgo y que en absoluto puedo entender que entran
dentro de la contestación a mi artículo, ya que por mucho que siga
pasando el Pisuerga por Valladolid, por Asturias de momento no pasa
y por lo tanto no creo que sea válida cualquier cosa.
Atentamente
un saludo
Alonso
Gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos marzo
del 2020