viernes, 27 de septiembre de 2019

Si el objetivo es liquidar a Pablo Iglesias el de las fuerzas del pueblo aglutinarnos entorno a Podemos


Que se olviden los teóricos del bipartidismo de su renacimiento, murió en el 2014 con el surgimiento de Podemos y en el descubrimiento de las dos caretas del neoliberalismo reaccionario, cuando solo es una. Lo desenmascaró la movilización social contra las políticas austericidas, privatizaciones  y la corrupción en las instituciones, por quienes teóricamente nos representaban por la izquierda con sus políticas de pactos desde la transición con la derecha neoliberal, aliada a la oligarquía euroalemana en la estrategia de la construcción de una Europa del capital y del libre mercado imperialista.

Que se olviden, porque lo que ha quedado demostrado con la convocatoria de nuevas elecciones y la negativa al gobierno de coalición con Unidas Podemos demandado por la clase obrera, es que el PSOE de Pedro Sánchez junto con el PP, Cs, VOX, nacionalistas y mercenarios de la política, conforman un solo campo neoliberal que alcanza a todo el entramado ideológico y político existente en España, similar al movimiento aglutinador del neoliberalismo de derechas, centrista y de izquierdas del gobierno francés de Macron, dirigente del socialismo francés. Movimiento en España dirigido por el poder económico y mediático del nuevo fascismo neoliberal del IBEX 35, cúpula dirigente de las multinacionales, la banca, grandes empresas y fortunas, provenientes del expolio de los bienes y erario público, que impiden gobiernos del pueblo mediante métodos autoritarios, represores, engaños y amenazas.

Vivimos una etapa de largo recorrido de crisis de beneficios empresariales, que se mantiene desde los años setenta y que tuvo su última asonada con la burbuja inmobiliaria en el 2008 y de la cual, occidente aun no la ha superado. En España todos los indicadores nos sitúan por debajo de esa fecha, con la falsa excepción de la creación de empleo, basado en la generalización de la precarización del empleo fijo y cuando, organismos e indicadores oficiales e independientes, aseguran con escaso margen de tiempo, el aterrizaje de una nueva implosión del sistema capitalista de libre mercado, por el endeudamiento de las empresas por los bajos beneficios y de las familias por los bajos salarios. Endeudamiento que aumenta auspiciado por los bajos intereses con que presta la banca, creando una burbuja de la deuda privada a la cual hay que añadir el déficit público, disparado por el pago con dinero público a través de los bonos del estado  y cuando no, directamente de la deuda de la banca privada española fruto de estas burbujas con la banca euroalemana que se las financió. Con este panorama, el neoliberalismo en todas sus facetas se aúna entorno al PSOE de Pedro Sánchez, para el bloqueo de un gobierno de coalición de las fuerzas del pueblo, traicionando así el ideario con el que obtuvo el apoyo de la afiliación y el voto popular.

Para garantizar sus intereses, la represión policial y judicial del estado burgués a la que está sujeto el pueblo movilizado es enorme, con numerosos dirigentes sindicales, sociales y políticos encausados, multados o en la cárcel, lo que nos dice mucho del tipo de dictadura democrática burguesa en la que vivimos y no van a parar, porque las denuncias públicas acaban en barbecho por años en el ámbito judicial y sin publicidad en los medios y menos, responsabilidades jurídicas y penales como hemos visto con la sustracción del móvil al equipo de Pablo Iglesias por las alcantarillas policiales o el encausamiento por parte de un juez sin competencias, de diputados y diputadas de Unidas Podemos. La Ley del silencio o la omertá para acallar el acoso y derribo de dirigentes de Podemos, sindicalistas y activistas sociales es tan clamorosa, como escandalosa la compra de disidentes bajo apoyo mediático o como la ocultación de la corrupción y así seguiremos, siempre que no consigan destruir ni a Podemos ni al sindicalismo de lucha, con los ataques de los montajes policiales y la justicia corrupta un día sí y el otro también.

Ante esta situación, los revolucionarios solo tenemos dos caminos; sumarnos a la confluencia en la defensa del programa mínimo revolucionario de Unidas Podemos contra la crisis, la austeridad, las privatizaciones, la corrupción y en  la defensa de los derechos garantizados por el estado de bienestar con los servicios públicos, como derechos fundamentales o nos sumamos con nuestra crítica a los reaccionarios, contra los únicos que a pesar de sus insuficiencias ideológicas y políticas, se sitúan en el punto de mira de la oligarquía imperialista euroalemana y estadounidense. Dos caminos tenemos, el de sufrir la represión de la lucha dentro del campo popular, aportando las críticas constructivas que sean necesarias desde dentro o situarse en las esquinas, viendo como el nuevo fascismo neoliberal apoyado por nuestra injusta crítica, atropella, explota y reprime, a la clase obrera más avanzada y al reformismo progresista de izquierda, que se atreve a defender los derechos e intereses populares.

Los distintos destacamentos revolucionarios tienen que superar los prejuicios tópicos públicos, con la que manifiesta su superioridad  sobre el reformismo, como el jactarse de que Podemos en el gobierno no podrá hacer nada y que solo buscan sillón. Pero con esta frase hecha, estos revolucionarios no demuestran absolutamente nada, ni siquiera crean contradicciones y sobre todo, nada en absoluto comparado con lo que está llegando a los ojos y oídos de las masas obreras, del odio y rechazo que destila la burguesía parasitaria española, incluidos dirigentes y cuadros de la socialdemocracia del PSOE, con el objetivo de impedir que entre en el gobierno una fuerza reformista de izquierdas coherente y honrada, con un programa que sintetiza el “pan, trabajo y libertad” de Lenin, concretado en el rechazo a las políticas de austeridad, privatizaciones, corrupción y de regeneración de la política y la odian, porque ha demostrado su honestidad con el rechazo a acuerdos de gobierno sin un programa mínimo para el pueblo o no aceptando en nombre de la gobernabilidad recortes para la clase obrera, como hicieron rompiendo el Pacto de Toledo ante la posibilidad de que recortasen las pensiones.

Otro tópico negativo, es la exposición pública sin visión táctica política, de que Pedro Sánchez y el PSOE son neoliberales de derechas, por la obviedad de las prácticas de gobierno desarrolladas hasta ahora. Pero la táctica de los revolucionarios no puede ser el insulto ni a los dirigentes ni al conjunto del partido, porque de lo que se trata no es de apilarlos en bloque entorno a sus dirigentes, es hacerles ver a su afiliación y votantes, que es a quienes nos dirigimos cuando les hablamos, que si hoy no hay gobierno de izquierdas, es porque la actual dirección y Pedro Sánchez no han querido, porque han cedido a las presiones de los oligarcas representados por el IBEX 35. Lo mismo que si mañana no garantizan como derecho fundamental constitucional las pensiones, la sanidad, la enseñanza, la vivienda o los servicios sociales o si no se anulan las reformas laborales que nos precarizas. Esto, solo lo lograremos hacer ver a las masas obreras, hundiéndonos hasta el cuello en el fango de la política en las instituciones burguesas, con la táctica de demostrarlo mediante los hechos, que son los dirigentes socialistas los que no quieren llegar a acuerdos con Unidas Podemos como fuerza del pueblo. No hay otras formas y mucho menos viéndolas pasar cómodamente desde nuestra esquina, de cambiar la correlación de fuerzas.

Otro tópico es llenarnos la boca con el calificativo en modo peyorativo, de que los de Podemos son unos reformistas que solo se dedican a las instituciones, sin querer saber nada de la clase obrera. Pero es que son eso, populistas reformistas de izquierdas, que solo tienen táctica y las instituciones son su estrategia desde la pura fuerza de la voluntad y no lo niegan, pero aportan dos elementos centrales que son parte de la ética de los revolucionarios; una honradez a prueba de balas y un programa mínimo revolucionario que rompe lo fundamental de la línea de demarcación de la oligarquía, en la aplicación de las políticas de acumulación por explotación y extracción de los bienes públicos y del pueblo. Pero con respecto a la clase obrera que nos hincha de orgullo solo con nombrarla ¿Cuantos destacamento de comunistas están trabajando en el sindicato de su centro de trabajo, aquel que sea valorado como el más adecuado para organizar a la clase obrera y politizarla con el debate, la asamblea y la movilización o en la asociación de vecinos del barrio o pueblo o centro de estudios? Ninguno lo hace de forma colectiva, planificada y organizada como lo hacían los comunistas hasta finales de los años setenta incluido el PCE del interior, ahora solo trabaja como mucho, algún militante de forma individual para su defensa.

La actual tarea estratégica de organizar el poder popular, está en la construcción de las organizaciones sindicales, vecinales y sociales en el centro de trabajo, fábrica, barrio, pueblo y centro de enseñanza y es la que nos toca a nosotros hacer en la actual situación ideológica, política y organizativa de la clase obrera, ya que nadie la va hacer, si no es desde la conciencia de clase revolucionaria o comunista y la convocatoria electoral de este 10 de noviembre, ante el tremendo acoso para el derribo y liquidación de Podemos como única fuerza representativa del pueblo, que demuestra que el trabajo institucional en esta etapa el reformismo lo hace bien, un buen motivo de encuentro de comunista y revolucionarios en la construcción de la confluencia en la unidad popular. Debemos tener claro que un mal resultado electoral de Unidas Podemos, indicará que no se conseguirán ninguna de las propuestas del pueblo que están encima de la mesa, como pensiones, reforma laboral, sanidad, enseñanza, vivienda o libertades y que solo un buen resultado de Unidas Podemos, impedirá o por lo menos moderará, la nueva oleada de recortes, privatizaciones y represión, escudada en la nueva asonada que viene y las recomendaciones de los organismos europeos e internacionales y que solo si hacemos trabajo sindical en las organizaciones de masas, podremos superar su espontaneismo en la movilización, que seguro habrá.       

Alonso Gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos                 septiembre del 2019