Lleva
lloviendo sobre mojado muchos meses y lo más absurdo, no es que la situación no
esté clara de sobra para la gente obrera del porqué no hay un gobierno en
España, con un programa de izquierda de las dos fuerzas del pueblo que lo
pueden componer. Lo más absurdo de esta situación, es la actitud de un sector
de intelectuales que van de izquierdas, pasando absolutamente de lo que está pasando
con la formación de un gobierno de coalición como propone el equipo de Pablo
Iglesias, que de mil formas está siendo ninguneado por los socialistas y los
medios de comunicación oligárquicos, afines a Pedro Sánchez. La sensatez,
ecuanimidad o cualquier otra que se reclame como objetiva, para definir la
actual situación por parte de esta intelectualidad del NO al gobierno de coalición
por parte del PSOE, no pasa por poner las responsabilidades de cada uno a la
misma altura desde una ecuanimidad aparente, porque se está faltando a la
realidad de lo que está sucediendo y que todas y todos vemos y sobre todo, ver
la necia pretensión mediática de ocultar de forma perversa cuando no infantil, que
la opción de fondo es de apoyo al ninguneo de la propuesta de Unidas Podemos.
Pedro
Sánchez, mantuvo la propuesta de gobierno de coalición en plena campaña
electoral con mucha empatía, porque le daba votos por la izquierda y voto
popular. Que ahora a posteriori y con el resultado electoral en la mano
reniegue de la empatía y lo rechace, solo puede indicar dos cuestiones, una
positiva, que solo sea táctica ante la oligarquía como en apariencia indican
las insinuaciones de Pablo Iglesias, de que al final todo se arreglará y ya
veremos en su momento de forma objetiva si es táctica o no y la otra, que la
táctica electoral estaba en la insinuación constante de empatía con la
propuesta de Unidad Podemos de un gobierno de izquierdas porque le daba votos, pero
en el fondo sin la pretensión de cumplir la promesa electoral. Si la opción ante
esto, tal como están las piezas en el tablero político por parte de esta
intelectualidad, es pretender pasar como ecuánime la culpabilización de los dos
en la responsabilidad de que no salga un gobierno presuntamente progresista, es
asumir de facto el relato mediático de responsabilizar a Podemos y en
particular a Pablo iglesias, por no dar un apoyo en blanco al PSOE añadiendo para
encima a posteriori, que después de darle el apoyo para que gobierne… ¡¡que
haga oposición!! La mayor estupidez política que se puede decir. Lo único que
dan a entender, es el apoyo personal a un gobierno neoliberal en solitario de
Pedro Sánchez, para que en ningún momento apoye a Unidas Podemos en su
pretensión de gobernar.
Pero a esta seudoizquierda
con nombres conocidos como el economista Juan Torres, el jurista Pérez Royo o
el actor Sacristán, mayoritariamente provenientes del entorno socialdemócrata
eurocomunista, muy cómodos en el entorno de la IU de Llamazares y el PSOE de
Zapatero (nunca protestaron) apoyados por el radicalismo trotskista y el
identitarismo neoliberal, se empecinan en confundir al pueblo desde una
supuesta sana intención que les salva de responsabilidades en su desinteresada
ecuanimidad, para que la propuesta de coalición de Unidas Podemos no solo sea rechazada
de facto por Pedro Sánchez, sino que de paso piden que voten a favor para que
¡¡gobierne en solitario!! Esto no es solo ayuda al ninguneo mediático para
culpabilizar a Pablo Iglesias de la responsabilidad de que en España no haya un
gobierno de izquierdas, es la defensa de los viejos pactos entre el PSOE y el PCE-IU
como de izquierdas, cuando fueron de recortes, austeridad y precariedad para la
clase obrera, beneficios para la patronal y la banca y corrupción para la clase
política. Lo que nos define no son las siglas, son el programa y esto lo debe
reflexionar esta izquierda, porque quien nos determina qué somos, son la verdad
de nuestros hechos y no nuestras ideas, aunque estas estén llenas de buenas
intenciones.
La
coherencia de la izquierda tiene un precio ante el poder de la oligarquía y un
beneficio de apoyo popular, si sabemos usar bien la resiliencia en la defensa
del derecho democrático a gobernar por Unidas Podemos, teniendo claro que a
ningún sitio de honradez se llega, si se abandona el derecho democrático a
gobernar por la izquierda ante la presión de los poderes financieros, para
cederlos al neoliberalismo globalista que sería el triunfante, no solo en esta
batalla por un gobierno popular sino también en el interior del PSOE, que dejaría
de ser un partido del pueblo como pasó en Italia, Francia o Grecia. Para la
supuesta clase media portuguesa, el ejemplo de gobierno socialista puede ser
positivo desde la insolidaridad con la otra mitad de la población, que malvive
constantemente en el filo de la línea de la marginación y exclusión social y
esta puede ser la opción del PSOE y otros neoliberales de la seudoizquierda,
pero nunca puede ser la opción en España de una fuerza alternativa como Unidas
Podemos, después de la experiencia negativa de los pactos entre el PSOE y
PCE-IU, que nos han dejado a las clases populares sin empleo, sin derechos y
sin libertades en los centros de trabajo y en la calle.
Unidas
Podemos es una fuerza reformista con un programa revolucionario, que confronta
con las líneas políticas y económicas de demarcación de la oligarquía
financiera e industrial neoliberal, representantes ideológicos y políticos del
nuevo fascismo genocida. El Partido Popular, VOX o Ciudadanos, están llenos de
fascistas y a nadie del pueblo engañan por poco que se informen, pero no pasa
lo mismo cuando las fuerzas del pueblo como en su momento el PSOE y PCE-IU, que
en nombre de la izquierda ejecutaron políticas de recortes contra el pueblo y
la clase obrera durante los cuarenta últimos años, rompiendo los muros que nos
diferenciaban de la derecha. Este engaño es el que lleva al pueblo a votar a la
derecha fascista y neoliberal del PP, VOX o Ciudadanos y es lo que en
particular Podemos no puede hacer y la experiencia la tenemos, no solo en lo
que quedó IU, también en la situación en que han quedado todas aquellas fuerzas
políticas progresistas que rompieron electoralmente con Unidas Podemos, para
desde posiciones posibilistas, identitarias y nacionalistas, pactar con los
socialistas un programa ajeno a la ruptura con las políticas neoliberales de la
oligarquía financiera.
Las
presiones internas y externas favorecidas por la crisis que se avecina, están
provocando reflexiones para una abstención por parte de Unidas podemos ante la
cerrazón del PSOE y la debilidad política de las bases, pero si así va a ser,
que sea sobre la base de lograr un compromiso programático público del PSOE no
solo con Unidas Podemos, también con la sociedad organizada, sindicatos,
ecologismo, feminismo, movimiento vecinal y memoria histórica. La coherencia y
consecuencia política es un valor revolucionario de personas honradas,
democráticas y progresistas y este valor, es el que debe estar representado en
nuestra táctica política y programa que defienda los intereses de las clases populares.
Valor que pasa por la defensa de los intereses generales de la clase obrera
española, clase que compone el ochenta por ciento de la población y que no
necesita los calificativos peyorativos de plebeya, de abajo o subalterna. Armada
con un programa solidario que abarque todos los rincones del estado español con
los mismos derechos, deberes y obligaciones, desde la base fundamental del
trabajo como derecho y obligación para todas y todos. Que acabe con los pactos
de la transición constitucionalizados en la falta de derechos fundamentales de
la clase obrera, en el estado autonómico que nos divide y enfrenta y en una monarquía
absolutista que generó el régimen del 78, hoy mutado en el nuevo fascismo
neoliberal del IBEX 35. Programa que se sintetiza garantizando constitucionalmente
como derecho fundamental, las libertades y el sistema público del estado de
bienestar, financiados mediante impuestos a la banca, entidades financieras,
grandes fortunas, multinacionales, empresas y profesionales. O sea, la
República
Alonso
Gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos septiembre del 2018