Del análisis
sobre Podemos en su relación con la sociedad y de la regresión actual en la
participación social, el conocer cuáles son y de donde devienen sus causas, es básico
para las rectificaciones de las políticas que desmotivaron al movimiento en los
círculos y en la red. Estos apuntes intentan dar una explicación de esa
realidad, que a muchos nos sorprendió al romper el bipartidismo de los cuarenta
años de democracia capitalista neoliberal y la idea como base argumental, nace
de la experiencia del trabajo político en las confluencias y de la síntesis del
debate en la presentación de dos libros con orígenes distintos, uno desde la
percepción que nace de los movimientos sociales asturianos que confluyen en el
15 M, de Xandru Fernández profesor de filosofía, con el título “apuntes de
pragmática populista” acompañado del diputado autonómico de Podemos Emilio León
y presentado por Silvia Cosío de la editorial
Suburbia Ediciones SL, el otro proviene del marxismo occidental clásico y lo
presenta Ovidio Rozada, directivo de la Cultural Gijonesa y comunista en
Podemos, con la participación de Manuel
Monereo exdiputado de Unidas Podemos por Córdoba, antes del PCE-IU y el
periodista Esteban Hernández que presenta su libro “el tiempo pervertido”
editado por AKAL.
En el
nacimiento de Podemos confluyeron estos dos procesos históricos, que son claves
para entender la actual situación política y orgánica del movimiento. Su inicio
se sitúa en la agravación de las políticas austericidas del 2011, que provocan
la confluencia espontanea de cientos de colectivos de activistas atomizados que
pululaban como movimientos sociales, interactuando en problemáticas sociales
desde la individualidad de cada lucha,
bajo una perspectiva liberal y posmoderna
de la interseccionalidad de cada una aisladas de la lucha de clases, este
proceso inicial nace a finales de los setenta en España, diez años más tarde con
respecto a Europa por la dictadura y nacen de la derrota ideológica y política
del movimiento obrero en la lucha por la ruptura, quedando marcados por la
reconciliación de clases y la hegemonía del revisionismo reformista del PCE y
PSOE, que fuerzan un aislamiento social cada vez mayor de las luchas obreras,
creando una contracción política y cultural en su vanguardia que absorben las
teorías posmodernas que llegan de Europa, primero en los setenta con la
pluralidad de los sujetos revolucionarios, después en el 2011 con la individualidad
de la lucha interclasista de género, raza o nación, de ámbitos culturales de
reconocimiento que se superpone a la económica de redistribución. Pensamiento
que se construye desde la derrota ideológica y política del movimiento obrero
en la transición y desde el pacto social de estado de bienestar desarrollado
estos cuarenta años, que han dejado una impronta ideológica individualista y
liberal en las generaciones postransición, dándoles nuevas identidades por
encima de la de clase.
La crisis
financiera de las hipotecas basura del 2008 en EEUU, explosiona en España en el
2011 con los fuertes recortes del gobierno socialista de Zapatero, inaugurando
una forma más agresiva de ejecución de las políticas de austeridad, recortes y
privatizaciones, en medio de una galopante carrera de estafas financieras y
corrupciones, como medio de acumulación extractiva por la banca y entidades
financieras de los bienes públicos desarrollados en sanidad, enseñanza, servicios
sociales o dependencia, todos ellos expuestos a la ley del libre mercado, junto
a los salarios, pensiones, ahorros y bienes de la clase obrera acumulados
durante los cuarenta años de estado de bienestar. La participación del PSOE y
PCE-IU en estas políticas austericidas durante todos esos años, en la misma
línea neoliberal y corrupta que la del PP y el nacionalismo burgués,
privatizando la empresa y la banca pública, crearon el régimen del 78 y también
la chispa que provocó que cuarenta años más tarde, otros nuevos sujetos se sumasen
a una movilización que superó a los sujetos clásicos que lideraron la
transición, dando vida a Unidas Podemos, que fluye del 15 M, mareas de colores,
viernes negros, defensa de lo público o marcha por la dignidad.
Esto da una
explicación política, del proceso transitado durante los cuarenta últimos años por
la España política y social de la izquierda, pero ésta mutó con su propia
característica dentro de otro proceso más amplio, de introducción del neoliberalismo
socialdemócrata en el movimiento obrero y popular desde los años sesenta, con
la ruptura del movimiento comunista internacional, que termina a finales de los
años ochenta con la disolución de la Unión Soviética. Funcionaba en los ámbitos
ideológicos y políticos de la izquierda, como un tapón dogmático y mecanicista
que encorsetaba la creatividad y desarrollo del marxismo leninismo y los movimientos
revolucionarios, que al desaparecer, resurge en la mayoría de los países occidentales
y en especial en el proceso de liberación de América Latina, centro de la
arremetida del neoliberalismo globalista imperialista, creando amplias
vanguardias desde posiciones reformistas de izquierdas, que unen al pueblo en movimientos
populares por la soberanía y la independencia con perspectiva socialista; Venezuela,
Nicaragua o Bolivia son ejemplo de ello. El neoliberalismo progresista los
define de forma despectiva de populistas como al fascismo, pero es la forma de
diferenciarse del marxismo dogmático, hegemónico en los partidos clásicos de la
izquierda y en la enseñanza occidental y la que asumen los filósofos y
politólogos teóricos del reformismo populista de izquierda, pero también liberó
a sectores revolucionarios del marxismo dogmático, permitiendo la confluencia
con lo nuevo.
Pero la
convivencia de lo nuevo y lo viejo con el programa y la táctica política es
compleja y cuando el sorpasso se congela, surgen las contradicciones. La
coherencia política de la mayoría de los dirigentes de Podemos, al situar en el
2016 como elemento central el batir electoralmente al régimen del 78 por
personificar la corrupción y la austeridad, negando así el gobierno de
coalición con el PSOE y Ciudadanos que mantenía lo fundamental de la política
austericida, favoreció al mantenimiento del movimiento que funciona ahora como
Unidas Podemos, pero también se alejó del poder y creó las primeras fracturas
con los sectores más derechistas y oportunistas ansiosos de tocarlo. La grieta
se agranda en el momento que la derecha del PP, neoliberales socialistas y la
burguesía catalana, cambian de táctica y fuerzan el enfrentamiento territorial entre
oligarquías tensionando la cuestión nacional, ante el éxito electoral en las
principales capitales españolas de Podemos y las confluencias, poniendo el tema
nacional como táctica política para romper la unidad interna de Podemos,
Izquierda Unida y las confluencias, todas ellas bajo la teoría revisionista de
los años setenta, del nacionalismo como nuevo
sujeto revolucionario, ahora reconvertidos en independentismo o soberanismo de
izquierdas, como atajo al socialismo.
La ruptura se
inicia en la convocatoria electoral de Cataluña y continúa en la de Andalucía,
por el trotskismo y el nacionalismo interno, provocadas por elementos
ideológicos dominantes de las políticas identitarias, que renacen con fuerza
ante el fracaso de la estrategia inicial de Podemos de asalto al poder,
posiciones políticas que brotan en todas las comunidades y provincias, superponiendo
como en Andalucía en la campaña electoral a la crisis económica y social del
pueblo andaluz, la lucha identitaria interclasista y cultural de género o país.
Las derrotas electorales consecutivas, la huída de dirigentes históricos del
movimiento a opciones políticas que coquetean con el neoliberalismo o manifiestamente
neoliberales, junto a la baja perspectivas que dan las encuestas, sumado a los
errores cometidos en la gestión y dirección de la fuerza política, incapaces de
haber construido una mínima organicidad interna como base del funcionamiento
democrático y de mantener a Unidas Podemos, como alternativa de gobierno nacional
de todo el estado español, sientan las bases de la disgregación, atomización y
desmoralización de las confluencias de Unidas Podemos y del relativo mal resultado electoral en las
generales, salvadas in extremis por la
cúpula de Podemos, lo cual previsiblemente abra la puerta a funerales en las
municipales y autonómicas de mayo.
Podemos,
Izquierda Unida y las confluencias, fueron alternativa de gobierno en el 2015 y
2016 porque ofrecieron una alternativa nacional al pueblo español, de un
gobierno que combatiría las políticas de austeridad, privatizaciones y la
corrupción, bajo un programa de defensa de la justicia, la igualdad y la regeneración política, con la protección
constitucional de los derechos garantizados en el estado de bienestar, sin banderas
nacionales, aunque se puede decir que con el déficit de la republicana como
única que garantiza por Ley el derecho democrático de autodeterminación de los
pueblos, desde la defensa de la unidad y la igualdad ante la Ley de todas y todos
los españoles. Solo con la recuperación de este proyecto inicial de Podemos
como instrumento de unidad popular y de alternativa política de gobierno, será
posible que Unidas Podemos recupere la ilusión y la participación social, pero
para ello además de una estructura orgánica que permita la democratización
interna de la participación social, necesita de tener alternativa política
económica a la decadencia del sistema capitalista, en crisis de sistema de
producción capitalista de libre mercado global, que es la que nos ha traído
hasta aquí.
Unidas
Podemos si quiere tener referente alternativo de construcción de país y patria
para todas y todos los españoles, solo tiene que superar el prejuicio
ideológico y cultural del neoliberalismo progresista que lo habita. En primer
lugar, sí existe alternativa económica a la crisis del sistema de producción
capitalista de libre mercado, proponiendo la construcción de una economía de
mercado planificado al servicio del ciudadano y del planeta. China, Vietnam,
Bielorrusia o Cuba, partiendo de bases de desarrollo mucho más atrasadas, actualmente
están demostrando que sí es posible el desarrollo y bienestar de la gente,
cuando se planifica la economía al servicio del pueblo y no del beneficio
individual empresarial. Lo que no es posible porque todavía no está descubierto,
es otro modo de producción alternativo al capitalista, pero seguro, que en la
planificación económica del excedente o plusvalía del trabajo de la clase
obrera, puesta al servicio del pueblo para un desarrollo sostenible e
incorporando las nuevas tecnologías para la reducción de la jornada laboral, se
encuentra el nuevo modelo de producción socialista. La clave del desarrollo
social del modelo actual de producción capitalista como único existente o real,
se sitúa en el modelo de reparto de la plusvalía del trabajo, bien para el
beneficio individual empresarial o bien para beneficio colectivo de todo el
pueblo, como dilema fundamental de la lucha de clases.
Deben situarse
las políticas identitarias de nacionalidad y género en España, en el ámbito
político o de reconocimiento cultural que les corresponde, recuperando la
participación democrática de la gente en el debate y la consulta, poniendo en
brete toda la estructura económica y administrativa del estado de derecho en
España, construido bajo el pacto de la oligarquía española con las cúpulas del
PCE y el PSOE durante la transición, que hurtó la participación democrática a la
gente y surgiendo así de la oscuridad, el llamado régimen del 78 con la
degradación y corrupción de la política. Poner esto en primer término, implica reconstruir
el estado social de bienestar socializándolo mediante impuestos progresivos,
como pilar de financiación de los servicios públicos en sanidad, enseñanza,
dependencia, servicios sociales, vivienda, transporte, justicia, hacienda y
fiscalidad, iguales para todas y todos los españoles, porque esas fueron las
prebendas ofrecidas por las oligarquías neoliberales a las oligarquías nacionalistas,
a cambio del apoyo al gobierno de la nación en las políticas austericidas, a la
corrupción y al desguace del estado de bienestar disfrazado de traspaso de competencias a las comunidades autónomas.
Sobre la base de este programa tratar de reconstruir la estructura del estado
de forma democrática, conformando las nacionalidades históricas sobre la base
de la asunción social real existente y no sobre la base de un supuesto derecho
de feudales absolutistas, que crearon su riqueza y poder con la explotación y
venta de esclavos en alianza con la patriarcal, autoritaria y reaccionaria
iglesia católica romana.
Unidas
Podemos tiene el programa y tiene la propuesta de estado y país que desarma al
neoliberalismo globalista que no tiene patria, porque esta se encuentra en los
paraísos fiscales y al neoliberalismo continentalista, que solo la quiere para
beneficio propio, pero el problema principal es de correlación de fuerzas,
porque después de la experiencia griega de SYRIZA o la táctica se subordina al
abrir un proceso constituyente en España con complicidades europeas o nunca
seremos capaces de derrotar el poder y la fuerza de la oligarquía neoliberal.
Abrir un proceso constituyente es lo más similar a lo construido en la
conquista de la segunda república española, con un proceso de solidaridad
internacional y construcción de organizaciones obreras y populares en centros
de trabajo, sectores de producción, barrios y pueblos donde vivimos, con
capacidad de empoderamiento y asunción de la conciencia política de clase,
similar a la del pueblo cubano o venezolano con patria libre socialista o
muerte.
Existe una
trama fáctica para impedir que Unidas Podemos pueda gobernar y el tremendo
rechazo de los poderes económicos a la legítima pretensión actual de cogobierno
con el PSOE, lo van a demostrar con guerras de V o VI generación y la de las
cloacas del estado y las falsas noticias, se cuentan como de la III y IV
generación y estas guerras, como demostraron entre otros el pueblo vietnamita y
coreano ante enemigos muy superiores, solo se ganan con la participación activa
y organizada de todo el pueblo a costa de grandes sacrificios. Patria libre socialista
o muerte no es ningún romanticismo, porque aunque nos rindamos no hay otra
salida, porque ya agoniza el sistema capitalista de libre mercado incapaz de
dar de comer a la gente, porque ya agoniza el planeta agotado por una sociedad de
consumismo banal y porque ya agoniza la humanidad ante el peligro de una guerra
total, absoluta y final, provocada por el imperialismo yanqui-occidental. A
todo esto el pueblo solo tiene una alternativa para pararlo: confluir en la
Unidad Popular para la toma del poder, iniciando un proceso constituyente de
movilización con las condiciones actuales que sean. Desconocemos el tiempo que
tenemos, pero todo indica que nuestros hijos e hijas si lo verán, por eso urge
acabar con las guerras, la contaminación, el consumo banal y planificar la
producción a las necesidades del pueblo y la naturaleza; cueste lo que nos
cueste.
Alonso
Gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos abril del 2019