Porque el
mundo en que vivimos está en una situación límite, en el final de un cambio de era
después de quinientos años de dominación del liberal sistema capitalista de producción,
proceso que puede ser más lento o rápido, dependiendo del apoyo que obtenga el
campo popular y del desarrollo orgánico de su fuerza social, sindical y
política. Proceso codirigido por los países socialistas, potencias emergentes y
países con economía independiente de las potencias imperialistas. En España, el
liderazgo depende de Unidas Podemos y del apoyo que obtenga en la convocatoria
del 28 de abril como movimiento político que nació contra la austeridad, la defensa
de lo público y la regeneración política, línea que confronta contra el núcleo
central de la política imperialista de acumulación de capital y que tiene como opciones
ante la crisis global de descenso de beneficios empresariales desde los años
setenta del siglo pasado dos salidas; la democrática, que abra un proceso
constituyente con una economía planificada al servicio del pueblo o la
confrontación político militar donde nadie saldrá ganando, porque no es una
crisis más de superproducción, es global del sistema en lo político, económico
y ecológico y su resolución estará en la toma del poder del gobierno de la
propiedad y la plusvalía, bien para la conquista de la igualdad o bien para la
regresión a la esclavitud del Medioevo y al desastre ecológico definitivo del
planeta.
Porque en
su nacimiento aceptó sin sectarismo ni dogmas, que el campo popular lo conforman fuerzas políticas
con lagunas ideológicas, nacidas de un alma débil forjada desde el revisionismo
ideológico, político y cultural
hegemónico desde los años sesenta, que da una comprensión limitada y
egocéntrica del mundo por el individualismo liberal de estos últimos cinco siglos,
arrinconando el ser social humano. De ahí que el PSOE socialmente mayoritario,
siga atravesado por grupos de presión neoliberales que han sido dominantes
hasta la llegada de Pedro Sánchez, teniendo dos almas y una dependencia
económica de la oligarquía neoliberal, que ha gobernado España con el
bipartidismo desde la transición. Esa doble alma en la que viven los
socialistas, es la que representa al conjunto de la clase media española en su
desideologización y despolitización, incapaz de reconocerse en la clase obrera
ni de entender, que sus salarios son por la venta de su fuerza de trabajo, en
absoluto nada voluntario y también, la que en parte atraviesa Unidas Podemos
con su fragmentación y división. Además debemos entender, que trabajar por
mantener a los socialistas en el campo popular, también es porque sin ellos en lo inmediato no hay
mayoría posible y lo más determinante,
sin una correlación de fuerzas suficientes de las confluencias, el PSOE sería
arrastrado por su alma débil y sus deudas con la banca, a gobernar en alianza
con el ahora centrista Ciudadanos, pero que en su nacimiento era neofascista,
un espacio cedido al PP y a la nueva criatura de VOX, indicando la invisibilización
mediática del neoliberalismo globalista imperialista y que el fascismo de
Casado y Abascal solo son caricaturas. Aquí en España el fascismo está detrás
del IBEX 35 con su poder económico y mediático y en cada momento decide quién
políticamente lo representa.
Y porque
la cuestión está en desarrollar la táctica política y el programa, de forma que se fortalezcan y cohesionen
los distintos componentes políticos e ideológicos internos, pero para eso
primero debemos asumir la realidad política económica y social expuesta y las
debilidades y fortalezas que tenemos en el campo popular, necesario para dar la
respuesta correcta a las necesidades de los distintos sectores y clases que
componen el pueblo y para eso tenemos el programa con que Podemos, Izquierda
Unida y EQUO, lograron el apoyo de las mayorías sociales que los auparon al
gobierno en muchas localidades, hace ahora cuatro años. Pero esto solo se logrará,
si se transmite socialmente un discurso cohesionado y global sobre las
políticas económicas y sociales, situándolo como un referente prioritario de
programa en el discurso político de Unidas Podemos, porque son la respuesta que
necesita el pueblo trabajador ante la pérdida del estado de bienestar, de
precariedad social y laboral y de falta de libertades en los centros de trabajo
y la calle. Pedro Sánchez jugó con dos barajas para mantenerse en el tablero
político, uno de presión a la oligarquía globalista con el chantaje de ellos o
las confluencias de Unidas Podemos y el otro, en la unidad de la izquierda como
opción de progreso para el pueblo. La oligarquía globalista pactará con los
socialistas solo si sigue la política de austeridad o porque el que nada cambie,
implica un desgaste de Unidas Podemos. La última vez que vimos el juego con el
alma popular, fue en el fallido acuerdo presupuestario del 2019 y con la de su
alma débil, el pretender forzar a Unidas Podemos al acuerdo en los Pactos de
Toledo para recortar las pensiones, acusándonos de su ruptura y de aquí viene
como ejemplo, que solo con un resultado electoral de Unidas Podemos que sumado
a los socialistas sea suficiente, forzará a que las fuerzas del campo popular
puedan gobernar sobre la base del programa.
Terminar
recordando, que un gobierno de las fuerzas populares en España no sería tratado por el Ejecutivo europeo
como el gobierno de derechas del italiano Salvini, si en un espejo nos tenemos
que mirar será en el del griego Tsipras y muy conscientes del fuerte entramado
de leyes construido por el neoliberalismo globalista en España. Con una mayoría
suficiente se puede desmontar políticas que atentan a las libertades y derechos
sociales, pero para recuperar el grueso de las económicas del estado de bienestar,
se necesitan mayorías tan amplias, que solo desde una movilización ciudadana
sostenida conseguiríamos las fuerzas, para reformar la constitución en todo
aquello que blinda a la propiedad privada por encima de la pública y a las
estructuras del fascismo en el Estado con la monarquía, el parlamento, la
justicia, la policía y ejército por encima de la igualdad y la democracia y
también, sin revocar el artículo 135 de la constitución, nunca podremos
convertir en derechos fundamentales los derechos del estado de bienestar social,
financiado con los impuestos públicos como estado de igualdad social y de derechos
y de ahí, que solo la movilización popular por un proceso constituyente en
unidad con otros pueblos de Europa, nos garantizan la victoria para el progreso
de la humanidad. Por eso y para poder seguir avanzando, el único voto popular que
tiene utilidad es el de Unidas Podemos.
Alonso
Gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos abril del 2019