En todos los
ámbitos de la intervención sociopolítica de la izquierda en la fábrica, sector,
barrio, pueblo, movimentista o institucional, es en la táctica diaria cuando se
trata de la unidad de la izquierda como elemento catalizador del hacer
concreto, cuando se suscitan las mayores controversias en el ámbito del campo
popular, porque la respuesta depende de qué pensamos cada uno de quienes forman
parte de la izquierda y del campo popular y esto es lo que se trata de aclarar,
desde la realidad existente.
La respuesta
más sencilla por ser la proyección genérica que más se repite, pero por eso no
más cierta, es la que está ligada a la sigla del partido que milita cada uno.
Esto es entendible porque un amplio sector de la izquierda, cataliza sus
pensamientos levemente politizados desde posiciones anárquicas, reformistas o
con toques liberales, como son los sectores del movimentismo surgidos en la
lucha contra la austeridad, recortes, privatizaciones, la corrupción o en la
defensa del sistema público de pensiones, quedándose del análisis con el hecho
empírico en sí, como la suma de una misma línea política desde la transición de
una izquierda metafísica, sin movimiento ni vida, ni relación con la realidad.
Este
pensamiento es el que sigue manteniéndose en sectores de la izquierda, independientemente
de que la situación política y económica haya ido cambiando desde el 2008, por
una crisis global y sistémica del capitalismo, que ha provocado un
fraccionamiento de la oligarquía dominante y una confrontación interna, entre
una línea confusa de intereses proteccionistas nacionales y otra línea más globalista
por un supuesto libre mercado internacional monopolizado, como dato clave. Otro,
es que en España, ha gobernado el neoliberalismo desde los años ochenta en sus dos
caras, la representada por la progresista del PSOE y sectores de IU-PCE y la
conservadora del PP y nacionalistas, así fue hasta que la izquierda en el 2014
en las elecciones europeas, con el éxito electoral de Podemos, las confluencias
y la IU de Garzón, liquidaron el bipartidismo neoliberal del PSOE-PP que nos
gobernó durante otros cuarenta años. Ese mismo año como consecuencia de la
dimisión de Rubalcaba, gana la Secretaría general Pedro Sánchez con la unidad
de la izquierda, contra el aparato neoliberal corrupto y la banca, contundente
dato.
Desde este
momento hasta el triunfo de la moción de censura de Pedro Sánchez, toda la
izquierda excepto la de Cayo Lara y Gaspar Llamazares, entendíamos
perfectamente que el enemigo principal contra el que luchábamos lo
representaban en las instituciones los neoliberales del PSOE, PP y sus aliados,
en el cual debemos añadir a Ciudadanos marca blanca de la banca, con el matiz
para el ámbito del PSOE y de IU, donde la crítica se circunscribía más a los
aparatos de partido corrompidos en su mayoría por activa o pasiva. De ahí la
mayor complejidad en el análisis, de quienes son los que forman parte de la
izquierda y del campo popular, ya que al llegar el fraccionamiento político a
la izquierda, debemos separar a los cargos públicos socialistas y de IU de
etiqueta neoliberal y corrupta en las instituciones, que siguen formando parte
del enemigo principal, como la actual mayoría de diputados y senadores
socialistas o los parlamentos autonómicos de Asturias y Andalucía, además en
estos los de IU.
Corresponde
dentro de la relativa complejidad de la situación política, situar claramente
que el enemigo principal del pueblo en España lo representa la derecha
neoliberal del PP, Ciudadanos, nacionalistas y el progresismo neoliberal del aparato
antiguo del PSOE y de IU enquistados en las instituciones, el cual conforma el
principal enemigo interior junto al sectarismo. Por eso es fundamental tener
claro, que cuando hablamos de pactos con el partido socialista en cualquier
institución, no pueden ser con los rescoldos neoliberales del PSOE en las
instituciones y sus lacayos por la izquierda, como en Asturias y Andalucía.
Debe ser con los que crearon una nueva corriente dentro del PSOE actualmente
mayoritaria internamente, que sí plantean un programa contra la austeridad, los
recortes, privatizaciones y no están envueltos en la corrupción, apostando por
la unidad de la izquierda porque solo desde el desarrollo de una táctica de
unidad popular de la mayoría, daremos proyección de ser alternativa de gobierno.
Se podrá
objetar que los posicionamientos del PSOE se trasmutan en el voto parlamentario
y decisiones del gobierno de Pedro Sánchez, cuando en la mayoría de asuntos que
defiende recula una y otra vez y por eso merece todas las críticas que sean
necesarias, pero deben ser constructivas como fuerza del pueblo que son y
porque forma parte de la limitación de no contar con un grupo parlamentario, el
cual apostó desde el inicio de la crisis por un gobierno de concentración
nacional liderado por Rivera de Cs, por eso les condiciona las decisiones en su
pretensión de mantener el máximo de tiempo el gobierno.
Las
enseñanzas de los gobiernos progresistas griego y portugués, nos indican de las
dificultades de una intervención en la Comunidad Europea por la izquierda, por
eso la mayor dificultad no estará en alcanzar el gobierno desde una política
amplia de unidad popular con un programa antiausteridad, sino en el desarrollo
de esa política en una Unión Europea neoliberal, falta de una legislación política
de inclusión social y participación democrática solidaria, con la clase obrera
y los pueblos que la conforman.
Alonso
Gallardo militante comunista por la confluencia popular agosto del 2018