Apuntes a cuenta del acuerdo del Consejo
Confederal de confrontación con el movimiento de pensionistas, por su lucha en
defensa del sistema público de pensiones para hoy y el futuro.
En abril el
Consejo Confederal de CCOO, órgano máximo entre congreso y congreso, aprobó un
informe publicado en su revista de la Gaceta Sindical (1) que, entre
otras cuestiones, denunciaba al movimiento de pensionistas surgido en torno a
la defensa del sistema público de pensiones como corporativo y antisindical,
poniendo en guardia al conjunto del sindicato, para la confrontación con el
recién creado movimiento de pensionistas, que se ha proyectado socialmente ante
la pérdida de poder adquisitivo y de derechos de las nuevas pensiones, por la
carestía de la cesta de la compra y la precarización del mercado de trabajo,
poniendo en peligro el futuro de las pensiones de sus hijos y nietos.
De este
acuerdo, desde la perspectiva del sindicalismo de clase como parte del proceso
revolucionario o emancipador de la clase obrera en su lucha por el socialismo,
observamos errores políticos de bulto en el acuerdo del Consejo Confederal
sobre el nuevo movimiento surgido de pensionistas, conteniendo consecuencias
negativas para el conjunto de la clase obrera y para el futuro de las nuevas
pensiones públicas, porque el neoliberalismo que combatimos es con el que se
colabora desde el Pacto de Toledo, el cual no puede tener continuidad en el
nuevo gobierno socialista, debiendo apoyarse desde criterios críticos, todas
las políticas contra la austeridad y la defensa de lo público con beneficio
para el pueblo.
La cuestión
política sobre este tema, ya había sido tocada por puntorojo (2) por la
actitud de los sindicatos y no solo de los mayoritarios, a raíz de las últimas
movilizaciones masivas de los pensionistas en primavera, pero erróneamente,
entendíamos que era fruto de una actitud sectaria y timorata con respecto a un
movimiento que los superaba en claridad reivindicativa y participación de
masas; pero no, el criterio ideológico que nace de los apuntes políticos del
acuerdo del órgano de dirección de CCOO, supera el sectarismo político y el
miedo a los desconocido. Es una toma de posición política que busca en acuerdo
con el gobierno anterior del PP, la banca propietaria de los fondos privados de
pensiones y la patronal interesada en reducir costes, atar las futuras
resoluciones del nuevo gobierno socialista.
Es falsedad
situar la caracterización del nuevo movimiento como corporativo y como
deslegitimador de los sindicatos, cuando los únicos que les hacen la cama, son
quienes los financian institucionalmente, la patronal y ellos mismos que se
ofrecen con estas resoluciones que solo sirven para obviar cualquier análisis
crítico realista y echar a la militancia contra el movimiento de pensionistas.
Decir que participan personas que solo están interesadas en su pensión, no es corporativismo
es egoísmo ampliamente extendido socialmente, al igual que no es amarillismo el
de CCOO, después de los múltiples acuerdos de prejubilaciones en el ámbito de
la industria o la banca, a cambio de la venta de sus puestos de trabajo sin
pensar en el futuro de sus hijos y nietos, son acuerdos de neoliberales o si no,
veamos la situación en la que viven los hijos e hijas de estos sectores en los
pueblos mineros y ciudades industrializadas; en paro, sin futuro, sin derechos,
solo el del trabajo precarizado en el sector de servicios o la emigración y
esto lo dice la EPA de 2017, cuando desde 2007 en España han emigrado más de
1.880.000 jóvenes.
Con esta
acusación de corporativos, pretende eludir la responsabilidad CCOO, junto con
UGT, como sindicatos mayoritarios que negocian los pactos sociales con los
gobiernos y la patronal, de la situación en la que vive la clase obrera
española de paro, precarización y migración masiva, la cual se niegan a ver y
la ratifican, con el último acuerdo firmado estos meses con la patronal sobre
la negociación colectiva, donde persisten en la pérdida de poder adquisitivo de
los salarios y pensiones y continúan garantizando la precarización de la
contratación laboral y el despido libre, que esclaviza el obrero y elimina
derechos sindicales, formando parte paralela de la estrategia de la patronal y
el gobierno, de la deriva de las pensiones públicas, de la pérdida de poder
adquisitivo, de la falla de garantías de su mantenimiento como pública y a la
solidez de unas futuras pensiones dignas, por el paro y la precariedad.
Por eso el
movimiento de pensionistas, que como todos los movimientos espontáneos peca de
muchas cosas como la de sectarismo contra partidos y sindicatos del sistema, pero están indicando con ello, que en lo
fundamental, su nacimiento forma parte del fracaso social de los sindicatos y
partidos obreros, que desde la transición han llevado una política de pactos
sociales con los gobiernos burgueses y la patronal, que han dejado las pensiones
públicas sin futuro tras los acuerdos del Pacto de Toledo, como pacto social
sobre pensiones acordado por CCOO, UGT, patronal y gobierno, que junto a las
reformas laborales han imposibilitado unas pensiones dignas en un mundo laboral
precarizado a nuestros hijos e hijas. La resolución de estos problemas
económicos y sociales nacidos de una estrategia sindical equivocada, es lo que
ha formado en lo fundamental el programa reivindicativo del movimiento,
fortalecidos por la escasa simpatía de las masas con los sindicatos, especialmente
con los mayoritarios y la resolución del Consejo Confederal en vez de resolver
problemas, echa más leña al fuego en su contra.
Recientemente
el Gobierno socialista de Pedro Sánchez, acordó aceptar como parte interesada y
representativa a la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de
Pensiones. La propuesta puede ser oportuna y favorable para el movimiento si
utiliza inteligentemente la táctica política, pero en absoluto favorece a su
relación con los sindicatos y menos a su unidad interna, base fundamental para
una táctica unitaria. De ahí posiblemente el silencio de CCOO y UGT sobre el
paso dado por el gobierno, conscientes de que un movimiento anárquico,
espontaneo y atomizado, con amplia participación de sus bases, un compromiso de
participación en la mesa del pacto social sobre pensiones, sirva para romper el movimiento social y con él, su intento de ser
sustitutivo de los sindicatos por su inutilidad social.
La
participación en la mesa del pacto social acordada por la Coordinadora, anula
el sentido de continuar con el debate sobre si participar o no, lo único que en
estos momentos tiene validez para la defensa del sistema público de pensiones,
es continuar con la movilización de la forma más unitaria posible, por la
superación de los Pactos de Toledo en la separación de la fuente de financiación
de la Hacienda Pública, como justificativo para su recorte hoy y su
privatización mañana, a la eliminación de todas las reformas de la Seguridad
Social desde el gobierno socialista de Zapatero y a la defensa del futuro de
las pensiones de nuestras hijas e hijos con la eliminación de todas las reformas
laborales, incluido el despido libre, la subcontratación y la flexibilidad
horaria y laboral, azote de la mujer y la juventud.
Del Gobierno
de Pedro Sánchez, poco sabemos de sus posibilidades y objetivos cuando sus
hechos son limitados y en general contrarios a sus palabras, pero persiste entre
las masas una ilusión nacida de su confrontación con la oligarquía financiera y
la patronal, contrarios a su lucha por la dirección del partido socialista por
su programa de gobierno de izquierdas y antiausteridad. También por la
confrontación interna con el aparato felipista del PSOE hasta el último
congreso que Pedro Sánchez se impuso, pero al cual, el grueso del grupo de parlamentarios
y senadores no rinde pleitesía, al estar penetrados por la corrupción y el
neoliberalismo felipista. Pero a pesar de esta debilidad la posibilidad existe
con sus dudas, todo lo contrario de un gobierno neoliberal dirigido por
Ciudadanos, el PP y el nacionalismo de derechas, donde la austeridad, los
recortes, las privatizaciones, la participación en guerras imperialista y la
corrupción no tienen ninguna duda. Por eso desde la debilidad del movimiento
que lucha y desde la capacidad organizativa de la clase obrera, este es el único
paso táctico constructivo de unidad popular.
Alonso
Gallardo militante comunista por la confluencia agosto 2018