Alonso Gallardo militante comunista asturiano
noviembre del 2025
Doy toda la razón a Domenico Losurdo en su crítica al marxismo occidental y al escaso o nulo carácter antiimperialista de toda su obra teórica, tal como lo explica Carlos Martínez investigador de sociedades socialistas ¿Por qué el llamado “marxismo occidental” no es antiimperialista?, porque es sabido es que desde la revolución de octubre y el fracaso de la revolución en los países industrializados europeos -centrado por Gramsci en su propuesta de lucha por la hegemonía cultural y política en el seno de la clase obrera, como estrategia revolucionaria contra la burguesía instalada en los aparatos de un estado a su servicio- ha sido incapaz de crear un proceso de acumulación de fuerzas y organización social hasta hoy pero si todo lo contrario; la dilapidación ideológica de la fuerza acumulada tras la derrota del fascismo internacional -financiado por el imperialismo yanqui-occidental- por la extinta Unión Soviética, también atravesada desde los años cincuenta por una misma visión del marxismo posmarxista hasta su autoliquidación.
Surge este debate con el marxismo occidentalizado por la intervención de Álvaro García Linera, Vicepresidente boliviano bajo el gobierno de Evo Morales en conversación pública con Juan Ponte, Director General de la Agenda 2030 del Gobierno asturiano, miembro de IU y del PCE. La crítica que sitúo al discurso de Álvaro Linera no es por lo que dijo, casi todo acertado y lejos de la visión eurocomunista, socialdemócrata o reformista, fundamentalmente es por lo que omite en su discurso que lo enlaza dentro de la corriente del marxismo occidentalizado, que por asunción de los clichés históricos que nacieron de la ruptura del movimiento comunista internacional en los años sesenta, crearon problemas nunca resueltos en occidente por falta de una visión metodológica del marxismo dialéctica y materialista en los tiempos del imperialismo y el leninismo, que dio por sentado como verdades absolutas las mentiras revisionistas de Kruschev a nivel internacional, fomentadas por el imperialismo estadounidense y europeo para aislar, intervenir y mediatizar el desarrollo de la Unión Soviética. Desde entonces que el marxismo leninismo occidental socialmente falla, por obviar tres principios fundamentales y un valor del marxismo que les incapacita para dar una batalla al sistema capitalista, que no esté basada sólo en la crítica, sino con una propuesta alternativa abrazada cada día más por los pueblos que forman el Sur Global: la del socialismo de economía planificada al servicio del pueblo desarrollada por China, Corea del Norte, Vietnam, Laos, Cuba o Bielorrusia, a la que se han sumado desde una perspectiva antiimperialista y popular Nicaragüa, Venezuela y otros.
El primero está situado en el silencio con respecto al problema principal de la humanidad de guerra total y caos, que su enemigo principal -el imperialismo yanqui-occidental- crea en la defensa de su hegemonía colonial perdida, ante la ofensiva económica y militar de las potencias emergentes que luchan por la multipolaridad y un orden internacional bajo las leyes de la ONU. Obviar, cuando no negar el papel revolucionario de la confrontación de los países del Sur Global y especialmente de China, Rusia e Irán por el carácter supuestamente burocrático o capitalista de sus sociedades, es no entender que son revolucionarios porque combaten al enemigo principal de la humanidad, que con sus reglas pretende mantener la esclavización del conjunto de los pueblos del planeta, basándose en un supremacismo ideológico de raza, generando así las guerras, caos y explotación de los pueblos durante estos últimos quinientos años de genocidio, que el actual del pueblo palestino ejecutado por el mismo colonialismo imperialista ratifica.
El segundo sin situar jerarquías por ello, está en negar obviando y silenciando el carácter socialista de China, Vietnam, Corea del Norte, Laos, Cuba, Bielorrusia, Nicaragua, Venezuela o Namibia entre otros, solo porque en estos países existe el modo de producción capitalista y lucha de clases, cosa que Lenin ya reconoció con la NEP. Que el modo de producción sea capitalista es obligado hasta que no surja otro y que la democracia no es delegada electoralmente -como en las sociedades capitalistas- es falso en cualquiera de estos países descritos, porque sí se convocan elecciones que eligen sus representantes locales siendo revocables por quienes lo eligieron, que son quienes eligen a los cargos superiores, a la vez que desarrollan una democracia participativa del pueblo organizado para el rendimiento de cuentas y la crítica, desde las estructuras de base del partido, organizaciones de masas y estructuras populares de defensa del Estado de derecho socialista.
Negación que nace de un prejuicio eurocéntrico supremacista que no reconoce valor histórico, ni capacidad de conocimiento y experimentación al resto de culturas de los pueblos, por lo tanto ni al marxismo leninismo asiático, latino o africano, existiendo una manifestación pública ya en los años sesenta en la confrontación dialéctica entre Mao y Kruschev en la Internacional Comunista sobre el sujeto revolucionario en China, situado por Mao en el campesinado pobre y explotado por el feudal como clase social mayoritaria, clase a la que había que educar con la ideología del proletariado revolucionario en la lucha por el socialismo de todo el pueblo. Esto implica como conclusión, que el socialismo es la alternativa que los comunistas y revolucionarios debemos defender, porque es el único socialismo existente que ha sacado a millones de campesinos y trabajadores de la miseria y la incultura, al contrario que el idealista y metafísico socialismo kruscheano pos-soviético, que arruinó la primera revolución victoriosa proletaria.
Como tercero, clarificar que el socialismo tiene etapas diferenciadas según su desarrollo nacional, la correlación de fuerzas y los enemigos internos y externos a combatir, ya que si no existiera el colonialismo y el imperialismo occidental supremacista, posiblemente el desarrollo natural hubiera sido diferente bajo una lucha de clases centrada más en local y regional. Por eso, el socialismo en sociedades de clases el marxismo materialista y dialéctico lo define, cuando se da la prioridad a la producción de productos de valor de uso sobre el del valor de mercado; cuando la plusvalía o lo no pagado del trabajo realizado más los impuestos a los beneficios empresariales públicos y privados, a las riquezas individuales y herencias entre otros, son recogidos por el Estado para el desarrollo de un estado socialista de bienestar público al servicio de todo el pueblo, desde el derecho y obligación al trabajo a un servicio público en sanidad, enseñanza, pensiones, dependencia, vivienda, transporte, justicia, comunicaciones y todo ello desde la soberanía nacional, la igualdad y la seguridad.
Pero para entrar a fondo el marxismo occidentalizado en recuperar la originalidad del marxismo leninismo transformador de las realidades existentes, tiene primero que eliminar el tapón que se lo impide en el psique del marxismo occidentalizado desde 1956, que es el papel jugado por Stalin en el movimiento comunista internacional, donde los marxistas leninistas decimos con claridad, que Stalin fue un gran dirigente comunista obrero, general de todo el proletariado revolucionario que fue capaz con su fuerte conocimiento de la realidad geopolítica del momento y su astucia, dirigir al ejército rojo y derrotar al fascismo internacional, apoyado, financiado y armado por las oligarquías de los países europeos y EE.UU. Reflexionemos sobre lo que nos cuenta Grover Furr, autor de numerosos libros sobre la era de Stalin en la Unión Soviética en esta entrevista "¿Y si todo sobre Stalin es mentira?", entrevista a Grover Furr (1ª Parte) en dos partes "¿Y si todo sobre Stalin es mentira?", entrevista a Grover Furr (2ª Parte).
Los prejuicios de la intelectualidad de izquierda y el marxismo occidental provienen de asumir de forma mecanicista y doctrinaria, las mentiras y tergiversaciones nacidas desde el XX Congreso del PCUS por Kruschev y el grueso de burócratas y oportunistas que tomaron la dirección del partido, expandidas por el imperialismo mediática y culturalmente por todo el planeta. Un partido donde parece obvio que incluso bajo la dirección de Stalin, se fue burocratizando por los errores que aún no están bien determinados por los comunistas rusos, pero si encauzados entorno al fracaso en el desarrollo económico de la URSS, por el abandono bajo la dirección de Stalin de lo avanzado bajo la NEP de Lenin y por el abandono de la línea política de trabajo y participación de las masas en la línea política del partido, tanto por la presión y acoso continuado del imperialismo occidental como por una concepción cada vez más asumida, de que el partido en sí representa a la clase trabajadora y el pueblo por lo tanto infalible, abandonando el principio del partido como vanguardia de la clase trabajadora y nunca su sustituto. Los comunistas chinos resolvieron sobre Stalin como con Mao, analizándolo con el tiempo para que los errores no anulen sus aciertos como dirigente comunista internacional.