viernes, 22 de agosto de 2025

Entrevista de la portavoz de la Cancillería de Rusia, María Zajárova, a la revista "Expert"

 

Agosto 22/2025

Cancillería de RusiaAugust 12, 2025

Pregunta: ¿Qué se entiende por guerra de información, quién es su público y quiénes son sus participantes directos, es decir, las tropas informativas?

María Zajárova: Es importante señalar que el Occidente colectivo ha desatado contra nuestro país una guerra híbrida a gran escala, uno de cuyos componentes es precisamente la confrontación informativa. Para responder plenamente a su pregunta, es necesario explicar su contexto, esencia y génesis.

En las capitales euroatlánticas siguen soñando con infligirnos una derrota estratégica y están dispuestos a todo para hacer realidad esta idea fija. Fue Occidente quien creó y alimentó el régimen neonazi de Kiev, obsesionado con la destrucción de todo lo ruso. La guerra relámpago contra nuestro país fracasó, las sanciones fallaron, el armamento de los matones ucranianos no puede cambiar la situación en el frente.

Para justificar la agresión y canalizar la negatividad acumulada en la sociedad contra Rusia, se ha desplegado una campaña difamatoria que abarca múltiples ámbitos y se alimenta de constantes provocaciones, falsedades y mentiras descaradas. En el contexto de una aguda crisis socioeconómica, las élites europeas actuales necesitan desesperadamente un enemigo al que podrían culpar de todos sus males y atribuirle sus fracasos.

Se siguen realizando intentos de imponer al mundo una matriz de conciencia antirrusa y rusófoba, y es importante comprender que su implantación y promoción se lleva a cabo desde hace siglos. Desde los periódicos y la prensa del siglo XIX hasta la propaganda antisoviética desenfrenada y el cine de Hollywood del siglo XX, pasando por las campañas falsas y las provocaciones del nuevo milenio al estilo “highly likely”. Hoy en día asistimos al apogeo de estos esfuerzos rusófobos.

Por lo tanto, la confrontación informativa, en general, nunca ha cesado. Tan pronto como nuestro país, tras sobrevivir a la desintegración de la Unión Soviética y a la turbulenta década de 1990, se fortaleció de nuevo y encontró su propia voz en la arena internacional, una vez más, sin ninguna razón, nos encontramos incluidos en el “eje del mal”. Simplemente por atrevernos a tener nuestra propia opinión, defender nuestra soberanía y decir la verdad sobre las aventuras mortíferas de Occidente en Yugoslavia, Irak, Libia, Siria, Ucrania, etc. Millones de personas fueron víctimas de estos crímenes. Eso es un hecho. Pero si escuchamos a los políticos occidentales, cuyas manos están manchadas de sangre, y a la prensa que controlan, parece como si nada hubiera pasado. Y los trucos sucios, como en el caso con el tubo de ensayo de Colin Powell, pueden descartarse y olvidarse por costumbre. Sin embargo, ni Rusia ni la mayoría mundial nos hemos quedado callados. 

El surgimiento de un mundo multipolar, la aparición de nuevos centros de poder verdaderamente independientes y soberanos, asusta a Occidente, que se aferra a una hegemonía que se le escapa. Es evidente que cuenta con aprovechar la transición a un nuevo orden tecnológico y, tras monopolizar las tecnologías de inteligencia artificial, inaugurar la era del “neocolonIAlismo”. Estos esfuerzos, a su vez, exigen a los euroatlánticos un esfuerzo adicional para llevar a cabo más campañas de desinformación, a las que se dedican con entusiasmo. De ahí los constantes intentos de desacreditar no solo a nuestro país, sino también a los BRICS, a nuestros socios, a los países de África, Asia y América Latina. 

Así pues, la audiencia que observa la guerra de información librada por Occidente contra todos y contra todo, en primer lugar contra nuestro país, es global. 

¿Qué se puede y se debe oponer a ello, se preguntarán ustedes? El arma más eficaz es la verdad y los hechos.

Utilizamos todos los medios a nuestro alcance, tanto los clásicos y tradicionales como los nuevos métodos. Por ejemplo, aprovechamos las posibilidades de la diplomacia digital. En este ámbito, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia es uno de los líderes mundiales: con la ayuda de nuestra red digital, las cuentas del Ministerio, nuestras misiones en el extranjero y los diplomáticos rusos, transmitimos la verdad y la información objetiva sobre Rusia. Conseguimos llegar a la audiencia incluso de los países más lejanos. La verdad se abre paso a través de la censura y los bloqueos. En los países occidentales existe hoy en día una enorme demanda de información fiable (allí la llaman “alternativa”) y de diferentes puntos de vista. 

Pregunta: ¿Hasta qué punto es necesario que Rusia aumente sus esfuerzos en la lucha contra las noticias falsas? ¿En qué fase nos encontramos ahora en la lucha contra la información falsa difundida por los países hostiles?

María Zajárova: Una de las áreas de trabajo del Ministerio es la lucha contra la desinformación, la detección y revelación de noticias falsas y la verificación de hechos. Se ha creado y funciona con éxito un mecanismo de respuesta rápida a las noticias falsas: refutamos y difundimos contraargumentos. Además, publicamos “antifalsedades” (es un término, por cierto, acuñado e implantado por nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores), es decir, realizamos refutaciones y análisis de publicaciones e informaciones falsas en los medios. Un género especial son los materiales de revisión, en los que registramos un conjunto de publicaciones que contienen información falsa. El registro de tales noticias y la conservación de pruebas de las mentiras de los medios occidentales y sus títeres son parte integral de nuestra labor. Esto es crucial teniendo en cuenta que el espacio web está constantemente sujeto a limpieza y censura: las mentiras que posteriormente se descubren son cuidadosamente borradas y eliminadas de la red y de la memoria pública por nuestros oponentes.

Se trata de un trabajo sistemático específico. No tenemos derecho a desatenderlo. Las acciones de los países hostiles y del Occidente colectivo empujan a todo el planeta hacia la catástrofe, arrastran a todos los países a un mundo de mentiras, un mundo de posverdad. No tenemos derecho a rendirnos y renunciar a la verdad: hay que luchar por ella, defenderla cada día y cada hora.

Hace solo unos días lanzamos una nueva sección en nuestro sitio web (que también se publica en las redes sociales), en la que recopilamos ejemplos del uso del “lenguaje del odio” por parte de los políticos occidentales y del régimen de Kiev, citamos sus declaraciones rusófobas más odiosas. Ya se han registrado cientos de comentarios públicos que revelan la misma naturaleza de sus autores, desde Zelenski hasta Baerbock. Y enseguida se desató la histeria en Occidente: no les gusta mirarse en el espejo. 

La sociedad civil y las iniciativas de expertos desempeñan un papel especial en la lucha contra las noticias falsas. Por ejemplo, la Asociación Internacional de Verificación de Datos (Global Factchecking Network, GFCN por sus siglas en inglés), creada en noviembre del año pasado en Moscú, tiene como objetivo unir los esfuerzos de los verificadores de datos de todo el mundo para desarrollar estándares uniformes de verificación de información y crear herramientas para refutar las noticias falsas. En abril de 2025 se lanzó el sitio web oficial y el formulario de registro. Ya cuenta con más de 55 expertos de 20 países.

Otro aspecto significativo. Un elemento obligatorio de la guerra de información de Occidente contra Rusia es la revisión de la historia. Muchos de los euroatlánticos más fervientes son descendientes directos de los secuaces de Hitler o de los colaboracionistas que se arrastraban ante ellos. Friedrich Merz, Annalena Baerbock, Chrystia Freeland, Salome Zurabishvili, Blaise Metreveli... La lista podría continuar. Los restos de los nazis que escaparon al Ejército Rojo y huyeron al Occidente, fueron acogidos con los brazos abiertos y criados en un ambiente de odio hacia la URSS y Rusia. No pueden perdonarnos el papel decisivo que desempeñamos en la derrota del nazismo, la liberación de Europa y la salvación del mundo de la peste parda.

El objetivo de los falsificadores es reformatear la conciencia global, justificar a los criminales nazis y destruir la memoria de la hazaña del pueblo soviético. Están dispuestos a pagar cualquier precio, incluso traicionando la memoria de las generaciones anteriores (¡incluidos sus propios antepasados!), la memoria de nuestra alianza, las víctimas y las hazañas inmortales de los héroes.

Para ilustrar las manipulaciones sacrílegas y la tergiversación de los hechos históricos podríamos traer a colación la situación en torno a las actividades conmemorativas que tradicionalmente se celebran a comienzos de año el día de liberación del campo de exterminio Auschwitz-Birkenau. A partir de 2005, por iniciativa de Rusia, la ONU conmemora esta fecha como el Día Internacional en Memoria de la Víctimas del Holocausto. Las autoridades polacas y la administración del museo han cerrado la parte rusa de la exposición y no invitan a los representantes rusos a las actividades conmemorativas. En vez de la “liberación del campo” hablan sobre la entrada del Ejército Rojo en su recinto. Las cosas llegan a lo absurdo: varios políticos promovían enérgicamente la afirmación sobre los libertadores ucranianos alegando a que el campo de exterminio había sido liberado por las unidades del I Frente Ucraniano. El largometraje Un dolor real que ganó uno de los Premios Óscar evidencia cómo la propaganda occidental imbuye la conciencia colectiva con semejantes falsedades. La película contiene muchos episodios indignantes. Por ejemplo, el protagonista, nieto de una mujer que sobrevivió el Holocausto y, consiguientemente, fue salvada por el Ejército Rojo, invita a sus acompañantes a tomar una foto frente al monumento a los insurrectos quienes, según él, “combatían contra los malditos rusos y alemanes”. Y todo esto ocurre en el año del 80.º Aniversario de la Victoria.

La revisión de la Historia puede considerarse como maquinaria occidental de falsedades. La manipulación de los hechos, la demolición de los monumentos para destruir los testimonios físicos de las hazañas protagonizadas por el pueblo soviético, la rehabilitación de los nazis y sus colaboracionistas, la revisión de los manuales de Historia escolares y universitarios, la aplicación del intelecto artificial para generar crónicas seudodocumentales y falsificar los archivos, lo que observamos estos años últimos, evidencia una eventual sinergia malévola de estos elementos aislados para recomponer a fondo la Historia a un nuevo nivel tecnológico.

Así las cosas, la guerra de información simultáneamente por el pasado, el presente y el futuro. De su desenlace y nuestros esfuerzos en este ámbito dependerán muchas cosas. No podemos relajarnos ni por un solo instante.

Pregunta: ¿En qué radica la diferencia de calado entre diferentes canales de comunicación desde el punto de vista de la guerra de información? Me refiero a la TV, web, Telegram, alojamiento de videos, etc. ¿Qué canales están mejor protegidos contra la información no fidedigna?

María Zajárova: En el marco de la guerra de información desatada por el Occidente colectivo contra Rusia y la Mayoría Mundial, la fábrica global de mentiras funciona a todo tren.

En esta actividad destructiva están involucrados todos los elementos de la maquinaria mediática occidental, tales como las agencias de noticias mundiales de primera fila, los medios más influyentes, las agencias privadas de relaciones públicas, las programaciones de blogueros y expertos “correctos”, los grupos organizados de troles y legiones de chat bots, los equipos de generación de deep fakes, así como organismos especializados en las operaciones psicológicas. Añádase también a ello la colectividad neoliberal de celebridades hollywoodenses y los grupos de apoyo glamorosas. O sea, todos los medios son válidos.

Todos los formatos mediáticos están estrechamente relacionados hoy. La mayor parte de los flujos informativos y noticias se generan en el espacio digital, en las redes sociales, y luego penetran en los medios tradicionales, en la televisión, la radio y los periódicos. Pero también funciona a la inversa. Probablemente, se podría decir que si un canal de información tiene un filtro editorial y experto, es más confiable. Pero en el ejemplo de los medios mayoritarios occidentales vemos que la prensa tradicional puede generar noticias falsas a escala industrial.

¿Se puede protegerse de ello y cómo hacerlo? Es necesario practicar la higiene digital, siempre verificar las fuentes, los recursos oficiales y ver el original de una u otra declaración o réplica. Hoy en día, la habilidad para “verificar los hechos” o el llamado fact-checking no es solo la prerrogativa de los profesionales, sino que el deber de cada persona.

Pongamos como ejemplo nuestro “ecosistema” ministerial. En el portal web del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia y en las redes sociales se publican todos los discursos públicos del Ministro: video completo, transcripción, citas clave y resumen. Todo está disponible en una docena de plataformas, en varios idiomas extranjeros. Nunca ha sido tan fácil encontrar y verificar cualquier declaración. Lo pueden hacer no solo los expertos, sino cualquier usuario de cualquier país del mundo. Las Sagradas Escrituras dicen: “El que tenga oídos, que oiga”.

Sin embargo, incluso en tales condiciones, la prensa occidental sigue ignorando deliberadamente los hechos y distorsiona lo dicho para lograr el efecto negativo que desea. La evidencia adicional de ello es que no están interesados en la verdad en absoluto. Están cumpliendo el pedido.

También cabe destacar que las plataformas digitales occidentales tampoco están orientadas a combatir las falsificaciones. La situación raya en lo ridículo: durante 2022–2023, bloquearon y eliminaron constantemente los discursos del Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, las ruedas informativas de la portavoz y las publicaciones del MAE de Rusia con hechos y preguntas incómodas, como las referentes a Bucha.

Sin embargo, con tales acciones logran el efecto contrario, fomentando la demanda de la verdad.

Pregunta: ¿Cuáles son los principales métodos de lucha por la verdad en el espacio de información que usa Rusia? ¿En qué canales es más difícil hacerlo para nosotros, y dónde es más fácil?

María Zajárova: Como ya he mencionado anteriormente, en la lucha por la verdad utilizamos la verdad y los hechos. Refutamos la mentira, difundimos la verdad, utilizando todas las herramientas que tenemos.

Durante años, en las plataformas digitales occidentales, hemos sufrido discriminación digital y reducción de visibilidad, fuimos incluidos en todo tipo de “listas negras”, enfrentamos bloqueos injustificados y eliminación de contenido — la censura ya no nos sorprende. En general, durante el último año y medio ha sido un poco más fácil trabajar con la audiencia extranjera en la red social “X”, aunque las restricciones impuestas anteriormente no se han levantado. Las plataformas rusas, en este sentido, se destacan favorablemente. 

Es gratificante ver cómo personas de todo el mundo (tanto en “países inamistosos” como en los Estados de la Mayoría Mundial) se sienten atraídos por la verdad, desilusionándose cada vez más con la telaraña de mentiras de Occidente.

Estoy convencida de que la verdad siempre prevalecerá. Mientras tanto, nosotros, en la medida de lo posible, seguiremos ayudando.

https://expert.ru/mnenie/informatsionnaya-voyna-idet-odnovremenno-za-proshloe-nastoyashchee-i-budushchee/