viernes, 25 de julio de 2025

¡Contra el rearme de la OTAN, por la unidad antiimperialista!


Jul 13, 2025 


Ponencia de Unión Proletaria para la Conferencia de La Haya de la Plataforma Mundial Antiimperialista (Junio 2025).


¡Contra el rearme de la OTAN, por la unidad antiimperialista!

M. A. Villalón

Los próximos 24 y 25 de junio, los gobiernos de la OTAN se reunirán en La Haya para aumentar los gastos militares hasta el 5% del Producto Interior Bruto de cada país.

El Estado español aumentará este gasto de 22.000 a 90.000 millones de euros. Y sólo podrá hacerlo a costa de empeorar el acceso de la población a la sanidad, educación, vivienda, empleo y bienes de primera necesidad.

La Unión Europea está dispuesta a sobrepasar su límite de gasto y de deuda para movilizar los 800.000 millones de euros de su plan de rearme.

Tenemos que levantar una marea humana contra la locura militarista de la OTAN. ¿Cómo conseguirlo antes de que desencadene una Tercera Guerra Mundial?

En primer lugar, hay que demostrar a las masas que las justificaciones para esta nueva carrera armamentística son falsas.

Afirman que China y Rusia nos amenazan, pero es al revés: es la OTAN quien las rodea con sus bases militares.

Además, el gasto militar de la Alianza Atlántica representa más del doble del de China y Rusia juntas.

El año pasado, el de la Unión Europea triplicó el de Rusia (457.000 frente a 145.900 millones de dólares).

Dicen que China nos “amenaza” porque produce más barato y mejor que las viejas potencias occidentales. ¿Qué hay de malo en ello, habiendo todavía tantas necesidades básicas que atender en el mundo? Si Occidente quiere que otros países compren también sus mercancías, que aprenda de China a invertir más en ciencia, tecnología y eficacia económica, en lugar de despilfarrar en enriquecer a los más ricos y en amedrentar a los demás.

Nos dicen que Rusia ha invadido Ucrania y que invadirá Europa si no la derrotamos en el campo de batalla. Es absurda la idea de derrotar militarmente a una Rusia que tiene suficientes armas nucleares para destruir la vida humana sobre la Tierra.

Además, Rusia no necesita explotar más territorios que el suyo: es el país más grande del mundo y el que tiene las mayores riquezas naturales.

Desde su época soviética, Rusia reconoció el derecho de los demás pueblos del antiguo imperio zarista a formar Estados propios y a separarse. Y, en 1991, con la crisis de la Unión Soviética, se independizaron sin que Rusia se lo impidiera. ¿Qué otro país ha tenido un comportamiento tan democrático y pacífico con sus antiguas colonias?

Los gobiernos occidentales, en cambio, han hecho todo lo posible para destruir la URSS, debido a que era el primer Estado dirigido por los trabajadores, y también para apoderarse de sus riquezas. En los años 90, lo consiguieron y humillaron a su mayor república: Rusia. Con la explotación de los trabajadores del Este y del Oeste, financiaron la carrera armamentística, la corrupción de dirigentes orientales, la infiltración de agentes de influencia y el armamento de grupos violentos partidarios de la OTAN. Prometieron a Gorbachov que la Alianza Atlántica no se ampliaría más allá de Alemania, pero la llevaron hasta las mismas fronteras de Rusia.

En 2014, impusieron un régimen títere en Ucrania para convertir este territorio en una base militar de agresión contra Rusia. Cuando los dirigentes capitalistas rusos se dieron cuenta de que el objetivo de las élites occidentales no era solamente acabar con el socialismo soviético, sino también con la soberanía de Rusia, aceleraron el restablecimiento de su economía y de su capacidad militar. Hace tan sólo 3 años que se vieron en la capacidad y en la necesidad imperiosa de enfrentarse al militarismo neonazi de Kiev manejado por la OTAN.

El pulso que Rusia está ganando contra 40 países imperialistas los lleva a elevar la apuesta, multiplicando el gasto militar y acelerando los preparativos para la guerra directa con Rusia: atentados terroristas contra civiles, ataques contra los activos nucleares estratégicos, maniobras Defender Europe 25 con 90.000 efectivos de 29 países, mantenimiento del apoyo militar a Kiev y de las sanciones al Kremlin, etc.

En segundo lugar, hay que responder a la pregunta de por qué los dirigentes occidentales tienen este comportamiento agresivo hacia Rusia y China, pero también hacia Cuba, Venezuela, Nicaragua, Palestina, Irán, RPD de Corea, Yemen, RD del Congo, Malí, Burkina Faso, Níger, etc.; y, anteriormente, hacia Yugoslavia, Irak, Libia y Siria. Todos estos pueblos tan diversos tienen en común que no se dejan someter por los gobiernos occidentales. Europa, Norteamérica y Japón construyeron su poderío económico y militar sobre la base del expolio colonial y no pueden conservarlo sin mantener a los demás pueblos dominados y subdesarrollados. Para el Occidente colectivo, el desarrollo de la URSS, de Rusia, de China y de otros reduce sus mercados, es decir, su capacidad de acaparar la riqueza mundial.

De ahí que necesiten sancionarlos, bloquearlos, imponerles aranceles, dividirlos, desestabilizarlos, asediarlos e invadirlos.

Pero los límites con que tropieza el capitalismo altamente desarrollado de Occidente no son únicamente externos, sino sobre todo internos.

Desde hace más de un siglo, lo dominan gigantescos monopolios que, además de oprimir al proletariado y a las demás clases populares, también oprimen el propio mecanismo económico con su afán de superganancias a toda costa. Actualmente, los tres gigantes financieros BlackRock, Vanguard y State Street (los Big Three) controlan una suma de activos equivalente al PIB de Estados Unidos y China juntos, así como el 88% de las 500 mayores empresas norteamericanas (S&P 500). A este capitalismo monopolista financiero le costó dos guerras mundiales salir de su primer colapso y, desde los años 70, ha vuelto a atascarse.

El crecimiento de la producción y la tasa de ganancia tienden a reducirse, mientras que aumentan la desigualdad y las deudas.

A corto plazo, la creciente inversión pública en armamento proporcionará enormes beneficios a las corporaciones capitalistas. Pero, a largo plazo, aumentará la desigualdad y la inestabilidad social en todos los países que sigan este camino, y la economía se estancará todavía más. Por esta razón, los grandes capitalistas occidentales necesitan vencer y conquistar a Rusia y a China para satisfacer sus intereses. Además, esperan conseguirlo aumentando la presión contra ellas, como lo hicieron exitosamente contra la Unión Soviética.

En conclusión, el régimen político y económico imperialista de Occidente lleva al mundo hacia más desigualdad, opresión, inestabilidad y guerra, a pesar de que la tecnología moderna ya permite asegurar una vida cada vez más próspera para todos los seres humanos.

El problema es social y sólo puede resolverse sustituyendo la atomización capitalista de los trabajadores por su acción colectiva. Para desarrollar la lucha de clase del proletariado por el socialismo, hay que seguir el camino que propone la Plataforma Mundial Antiimperialista: fortalecer el movimiento comunista, depurándolo de los que rechazan su unidad de acción con las demás fuerzas que, en el planeta, luchan contra la guerra, contra el fascismo y contra el imperialismo.

En Unión Proletaria, somos partidarios de que la Plataforma continúe ampliando sus filas con la mayor diversidad de fuerzas sinceramente opuestas al imperialismo, acordando posiciones y acciones que se pongan en práctica en cada país y evaluando los resultados de su realización.

¡Viva la Plataforma Mundial Antiimperialista!