lunes, 24 de marzo de 2025

Pregunta: ¿hay alternativa por la izquierda a la participación en el gobierno con el PSOE?



Alonso Gallardo militante comunista … marzo 2025

Que la complejidad del momento político no te haga pensar que todo es blanco o negro

Encontrar la racionalidad política en momentos tan confusos como el que vivimos, es lo único que puede lograr que se continúe en un equilibrio inestable como el actual en la política española o en su contrario, que el gobierno recaiga en las fuerzas reaccionarias y neofascistas, que no solo nos pretenden meter de pleno en la tercera guerra mundial, sino también de paso, acabar con el escaso estado de bienestar que nos queda. No se trata de hacer ver mediante un recetario de frases de los clásicos del marxismo y especialmente de los desarrollos de Lenin sobre el imperialismo, que las políticas tácticas, programa y alianzas necesarias a desarrollar, mayoritariamente serán adaptaciones a la actual realidad de los principios y prácticas históricas del movimiento obrero y comunista local e internacional, las cuales debemos reflexionar desde el análisis concreto del hecho social, político y económico, en todas sus interacciones con el medio que lo rodea. Uniendo materialismo histórico y lógica dialéctica como la metodología del estudio teórico y del trabajo práctico, alma del marxismo leninismo para transformar la realidad lo que nos hace ser revolucionarios.

El análisis geopolítico concreto indica crisis y colapso del libre mercado monopolizado

El sistema capitalista de libre mercado monopolizado, como consecuencia del dominio de la banca y monopolios empresariales de los EE.UU desde mediados del siglo XX, ha generado un mercado único y global planetario que ha llegado a su límite geográfico de expansión, dejando un mercado global constreñido por los monopolios, provocando una reducción de beneficios y la consiguiente bajada de inversiones. Encontró salida en los ochenta bajo la financiarización especulativa y virtual de la economía; mediante el expolio de países con la deuda externa, el dominio global del dólar en el mercado y la economía y en el extractivismo social, sacando al libre mercado para quien lo pueda pagar los derechos sociales y económicos del estado de bienestar para financia su enorme déficit, al tiempo, que ante la competencia de otras potencias emergentes apostaron por la estrategia del caos global, iniciando en los años noventa tras la desaparición de la URSS la ruptura de Yugoslavia, Irak o Libia, Europa y Alemania con Ucrania y a Siria, Líbano y Oriente Medio a partir de Palestina y ahora, llevar la guerra al entorno del Mar de China armando a Corea del Sur y la isla de Taiwán, para formar el caos global por imposibilidad de victoria nuclear ante Rusia y China. Esta situación geopolítica nos obliga al principio de unir todo lo unible contra el enemigo principal, la oligarquía imperialista yanqui en cualquiera de su formato globalista o nacionalista y sus vasallos regionales, como estrategia fundamental para que los pueblos puedan movilizarse y luchar contra la guerra para estabilizar un mundo en una multipolaridad de iguales, donde grandes y pequeños tengamos los mismos derechos y deberes.

Quienes forman el campo del pueblo en la situación actual de decadencia del imperialismo

Económicamente la oligarquía yanqui extrae beneficios de todos los países del mundo por la deuda exterior, por el comercio y la economía en dólares, por las redes construidas durante quinientos años de colonialismo y desde el siglo veinte por el imperialismo hegemónico de los EE.UU de ahí, que para el conjunto de los pueblos y países que conforman el planeta, les sea extensibles una propuesta de unidad ante el enemigo principal de la humanidad: la oligarquía imperialista yanqui y el conjunto de oligarquías imperialistas subsidiarias dependientes, las cuales, debemos combatir por lacayos del imperialismo dominante para aislarlas y separarlas de los pueblos. Existen otros, pero es obligatorio centrarse en las dos tendencias políticas e ideológicas que hoy dirigen la confrontación contra la oligarquía imperialista yanqui dominante: China soberana socialista y Rusia soberana capitalista; haciendo constar que China es socialista por la dirección política y económica que dirige el partido comunista a través del Estado de todo el pueblo, mediante la planificación del mercado socialista recogiendo con impuestos los beneficios de las empresas públicas, privadas y rentas, para financiar el estado de bienestar socialista de todo el pueblo y Rusia es capitalista, porque el sistema protege como derecho fundamental la propiedad privada de los medios de producción, para la apropiación de la plusvalía, fruto del valor producido pero no cobrado por la clase trabajadora, que pasa a manos privada de empresarios, societarios y banqueros, pero es soberana por su concepto de Estado que planifica la economía dirigiéndola al servicio de la clase capitalista y del pueblo, base del desarrollo nacional y carecer de prácticas históricas de colonialismo subyugando pueblos. Apoyar y apoyarse en China, Rusia e Irán, es clave para combatir y aislar por los medios posibles al enemigo principal de la humanidad: el imperialismo unipolar de la oligarquía de EE.UU y sus vasallos de la OTAN en Europa y el AUKUS en Asia, uniendo todo lo unible como la única salida posible para los pueblos de parar el caos y la guerra.

Como estamos los comunistas ante la crisis global del imperialismo y de guerra mundial

La socialdemocracia liberal que dirige el gobierno, nos lo pone difícil por su actitud vasalla ante la oligarquía dominante por el apoyo a la guerra imperialista y la rusofobia que proyecta. Cierto que al tiempo, forzados por la alianza que les ha permitido gobernar, desarrolla reformas políticas sociales y laborales que benefician a la clase trabajadora, sin que puedan plantear reformas superiores al depender del apoyo de fuerzas de derechas para sacar los proyectos de Ley. Por eso, cuanto habrá de cierto en las declaraciones guerreristas de Pedro Sánchez, mintiendo de forma consciente sobre la amenaza rusa o declaraciones cargadas de rusofobia, en la misma línea supremacista de dirigentes socialdemócratas de España y la Unión Europea. Lo pone difícil al movimiento comunista, pero a su favor en cuanto a mantener la templanza, tenemos que ver la viga en el ojo que el movimiento comunista occidental tenemos, con posiciones neotrotskistas en nuestro seno igualando a Rusia y China con el imperialismo yanqui-occidental. Un ninismo mecanicista nacido de una visión del marxismo occidentalizado eurocéntrico que ha dividido al movimiento comunista, en una deriva dogmática, metafísica y posmarxista desde los años sesenta del siglo pasado.

Hoy, apenas nos asomamos una parte del movimiento comunista en occidente a una línea correcta en lo general contra la guerra imperialista, pero fragmentados y sin debates ni relación alguna, muy volcados en España tanto el PCE con sus tendencias, como el resto de destacamentos comunistas en prácticas virtuales, pretendiendo generar valores culturales y políticos alternativos desde la acción institucional, teniendo completamente abandonada la construcción de la organización obrera donde vive, trabaja y estudia, igual que el resto de destacamentos comunistas, haciéndonos ver que todos procedemos del mismo tronco, al situar al partido no como vanguardia de la clase trabajadora sino como su representación, sin entender, que la mayor enseñanza que nos legó el PCE de José Díaz estuvo en la creación del frente único proletario con el PCE, PSOE, CNT y UGT, que permitió al partido dar el gran salto y el frente común o popular para ganar el gobierno y la guerra.

La historia no se repite pero el principio sigue siendo el mismo y desarrollado de nuevo por los comunistas en España desde los años cincuenta hasta los setenta, generando una unidad de acción del sindicalismo de clase desde el centro de trabajo, sector, barrio, pueblo, instituto y universidad, como fue el movimiento sociopolítico de las comisiones obreras, para construir desde la lucha de clases en todas sus manifestaciones políticas, económicas y sociales, una cultura obrera y popular alternativa, en línea con la versión gramsciana del estado burgués y de la lucha por la hegemonía política y cultural. Rompamos ya con las prácticas revisionistas, mecanicistas y deterministas ajenas al marxismo leninismo y a la historia del movimiento obrero y comunista español, recuperemos de nuevo la iniciativa política en unión con las masas obreras o pereceremos.

Transformar la realidad implica tener una política independiente de otras clases sociales

Los comunistas llevamos muchos años a la defensiva, pero no porque tengamos escasas fuerzas, sino porque nos hemos nutrido desde la derrota del movimiento obrero que luchaba por la ruptura en los años setenta ante el eurocomunismo, en estrategias defensivas que nos han ido determinando nuestra existencia y memoria: Primero, en si ruptura o reforma con el franquismo; ganó la reforma. Después los Pactos de la Moncloa como estrategia o la movilización como eje de la correlación de fuerzas, ganó la política de pactos; a continuación la pelea contra el Estatuto de los Trabajadores que contenía el despido libre indemnizado, ganó el despido libre como mortaja de luchadores. Más tarde la constitución española con su monarquía y ganó la monarquía y lo peor, los genocidas del franquismo fueron amnistiados igual que los luchadores exiliados manteniendo su poder, mientras algunos ni el puesto perdido de empleo para poder ser explotado y vivir de su trabajo y continuamos perdiendo batallas, como la reconversión, cierre o privatización de la empresa pública, la pérdida de soberanía con la entrada en la OTAN y la Comunidad Europea en la década de los ochenta. Esta es en esquema la historia de los últimos cincuenta años de derrotas, donde falta añadir que en el 2011, la oligarquía dominante española rompió el pacto de la transición de estado social de bienestar, de la mano de Rodríguez Zapatero presidente del gobierno por el PSOE, imponiéndose tras su dimisión un neoliberalismo salvaje en lo social, económico y laboral, con un recorte de libertades y aumento de la represión, motivando una movilización social ajena a las fuerzas políticas y sindicales que hegemonizaron la transición, que acabó con el régimen del 78 de la socialdemocracia y la derecha liberal, aterrizando en el actual gobierno progresista que por sus actos el único desde la república.

Cual ha sido el papel de los comunistas en la transición del régimen del 78 al actual gobierno

Es evidente que como anteriormente ninguno. Esto no significó que una parte no participara de la movilización dirigiendo esta transición, sectores del PCE como Pablo Iglesias, del PCPE y otros destacamentos comunistas estuvieron al frente con posiciones marxistas, aunque la mayoría desde el posmarxismo y populismo de izquierda agrupados tras un líder. El más cercano al actual proyecto reformista alternativo fue el sector mayoritario del PCE del entorno de Alberto Garzón, que vio la decadencia de los renovadores y los límites del pactismo sin más en la actual situación geopolítica, pero no representaba al actual PCE en su definición marxista leninista, el cual, con los aciertos y errores que en su momento se tendrá que valorar en su totalidad, lo tiene con su mayoría política el actual Secretario General Enrique Santiago y la dirección política de la confluencia del reformismo de izquierda, la dirige cuasi personalmente Yolanda Díaz y dirigentes sindicales de CC.OO y UGT, cayendo en este proceso las ligadas a proyectos oportunistas, radicales anarcoliberales y Podemos, que deberá optar más tarde o temprano a la unidad con IU y Sumar, o pegarse la hostia política tal como la dirigente trotskista de la izquierda anticapitalista Teresa Rodríguez, de la que sigue escuela en la diferenciación con Sumar desde la radicalidad política.

Qué proyectos abrazamos los comunistas ante la crisis y el apoyo a la guerra del PSOE

De nuevo encontramos un vacío existencial de proyectos en los distintos destacamento comunistas; el grueso continúa con la crítica infantil al gobierno exigiendo que socialdemócratas y reformistas de izquierda, hagan políticas revolucionarias a favor de la clase trabajadora y el pueblo, cuando no tienen mayoría parlamentaria ni para garantizar el exiguo estado de bienestar, por depender de dos partidos de la derecha nacionalista enfrentados a la derecha nacional y sin entender, que se gobierna con el PSOE gracias a la división de una derecha nacional enfocada al enfrentismo con la izquierda y nacionalistas, detrás de proyectos mediáticos que blanquean las prácticas neofascistas y corruptas de la derecha reaccionaria del PP y VOX, gracias al apoyo de los aparatos del estado franquista en la policía, judicatura y ejército, que se mantienen intactos sin merma alguna desde la dictadura.

Lo que queda claro desde la experiencia histórica de la lucha del movimiento obrero y comunista, es que sin un apoyo social de la clase obrera movilizada nunca lograremos transformar nada, por lo tanto recuperar esa inserción entre las masas, como la existente los años cincuenta hasta los setenta, debe ser el objetivo de los distintos destacamentos de comunistas españoles y aquí, de nuevo nos encontramos con que el PCE desde su tendencia mayoritaria, es el que más se aproxima a entender la política revolucionaria como el arte de transformar la realidad al servicio de la clase trabajadora.

Pero no acaba de romper amarras con el marxismo occidentalizado de las cuatro retiradas tal como explica John Bellamy Foster: La retirada de la clase; retirada de la crítica al imperialismo; retirada de la naturaleza/materialismo/ciencia y retirada de la razón, explicado en la entrevista publicada en mi blog Imperialismo y “marxismo occidental”: un diálogo imprescindible. Pero como al PCE hay que llevarlo al día, me remito al informe de la Comisión Política del 14 de marzo del 2025 donde sitúa los tres objetivos centrales del periodo: Un proyecto político más allá de lo electoral; un discurso donde se nos reconozca y una organización desde lo social a lo institucional. Si bien es un buen comienzo para el debate, el volcamiento del grueso de las fuerzas del partido a la actividad institucional, sin una profunda reflexión y autocrítica por abandono de la lucha de clases, será difícil compaginar ambas tareas con la apuesta de Antonio Maíllo desde IU, referente político del PCE, de un Frente de Izquierda, que no atraiga el grueso de las fuerzas militantes y económicas del partido, muy dependiente de la financiación desde las instituciones por sus cargos públicos.

Mientras tanto ¿tenemos alternativa por la izquierda a este gobierno? pues … NO

No queda otra a los sectores comunistas españoles más conscientes, que lo que determina la acción no es un problema de voluntad que se nos presupone, sino falta de inserción entre las masas obreras con una línea política de construcción de la unidad sindical sociopolítica donde trabajamos, vivimos y estudiamos, basada en un frente único de la clase trabajadora que con sus virtudes y defectos, los habrá que ir superando mediante la lucha ideológica y apoyando todo tipo de confluencias en línea de la unidad popular, con el objetivo claro de impedir un gobierno de derechas y del fascismo, como el actual neofascismo anarcocapitalista fácilmente liderable por la neofascista de Ayuso. Pero para que esta línea coja identidad política suficiente, necesita de la unidad orgánica ya de la militancia predispuesta a ello en un solo partido, el cual no se trata de inventar sino recuperar desde el PCE, teniendo en cuenta que la línea mayoritaria si tiene referencias concretas sobre la confluencia en la unidad popular, para impedir gobiernos nefastos para los intereses generales de la clase obrera como único principio válido para lo menos malo, potenciando los valores, principios, programas y tácticas históricas de nuestra práctica en la construcción del frente único de clase, como eje central para la recuperación y reconstrucción del Partido Comunista de España. Y lo de estar en una línea política más correcta el resto de partidos comunistas que las corrientes en el seno del PCE es un sueño.

Paraliza el gobierno la construcción de una política independiente de clase … NO

En absoluto paraliza o impide la iniciativa política y social de los comunistas, son nuestros errores ideológicos y políticos el único lastre que nos impide avanzar. La clave está en recuperar el partido de José Díaz centrándonos en una línea política con inserción de masas, tal como hicimos en los años cincuenta creando instrumentos de poder obrero en el centro de trabajo, barrio, universidad y en la calle con la movilización. Entendiendo, que solo con la presión social igual que hicimos con las pensiones, conseguiremos las reformas que posibiliten la correlación de fuerzas. Movilización que nos permitirá mañana, superar los límites democráticos constitucionales que impide el gobierno de la mayoría social de la clase trabajadora. Y mientras tanto ¿que hacer? ¿dónde está la salida a la inercia y pérdida de apoyo social de las fuerzas progresistas a la izquierda del PSOE?: En la unidad comunista, en el apoyo crítico por falta de una alternativa por la izquierda. En la crítica a sus errores marcando diferencias ideológicas y políticas, al tiempo que dejamos claro que no lo dejaremos caer para que gobierne el neofascismo, pero todo esto bajo la movilizando en la calle de la clase obrera, uniéndola en un frente único de clase en defensa de los servicios públicos del estado de bienestar, de la defensa de lo público como elemento redistributivo del Estado de todo el pueblo, exigiendo las garantías de los mismos derechos y deberes independientemente de donde residas. En la defensa de la paz y la lucha contra las guerras del imperialismo yanqui, recuperando el ejercicio de la soberanía del Estado en la toma de decisiones al servicio del pueblo español como programa mínimo.