Alonso Gallardo militante comunista … febrero del 2025
La movilización de los sindicatos del 2 de febrero contra la paralización del decreto; CC.OO. y UGT convocan protestas el 2F contra el «juego ..., por mucho que fuese convocada por el reformismo de izquierda sindical y político, fue un acto positivo que debe tener continuidad contra la demostración de fuerza de la extrema derecha y el fascismo en el parlamento, por paralizar el decreto del escudo social, la otra, la que se presupone revolucionaria basada en la crítica al gobierno progresista por sus limitaciones reales y teóricas, es inexistente: ni lucha ni moviliza, solo divide y paraliza a la clase obrera ante la verdadera amenaza del pueblo: el fascismo, la reacción y la guerra imperialista.
Vivimos un momento similar a otra situación límite, en la movilización convocada por CCOO en solitario contra el estatuto de los trabajadores en el año1979, que acabó con una manifestación en Madrid donde la mayoría de sectores comunistas y revolucionarios que apostaban por la ruptura con el franquismo, con actitud sectaria e izquierdista llamaron al boicot abandonando así al sector más avanzado de CC.OO en torno a Marcelino Camacho, en la crítica del despido libre al que abocaban eurocomunistas y socialdemócratas liberales en el parlamento, con la consecuencia de la dimisión de Marcelino Camacho como diputado y aprobación del estatuto del trabajador con el despido libre indemnizado: tumba de la vanguardia del sindicalismo de clase.
¿Qué coincidencia política tiene con la actual situación?. Que la mayoría de las fuerzas comunistas y revolucionarias en vez de apoyar y apoyarse en los sectores más consecuentes del sindicalismo de clase, hoy presentes en CCOO y UGT en órganos confederales, uniones regionales y locales, más las fuerzas políticas del pueblo por reformistas que sean, ante la situación de defensiva ya histórica que vivimos, se continúa dividiendo a la clase obrera con una actitud sectaria e izquierdista y sin entender, que roto el pacto de bienestar de la transición en el 2011 por el gobierno de Zapatero por presión de la oligarquía dominante, la única barrera que está deteniendo un gobierno de la derecha fascista son la confluencia del sindicalismo mayoritario y fuerzas reformistas, ya que los comunistas y el sindicalismo revolucionario de clase en su desvarío sectario y maximalista, alejado de una línea de masas, ni política ni sindicalmente dirigen nada con capacidad de parar al fascismo y la guerra. A estas alturas geopolíticas del planeta por ser la única trinchera existente en España, la derrota del reformismo político y sindical de izquierda, es la derrota de la clase trabajadora y el pueblo ante el fascismo y la guerra del imperialismo yanqui.
La convocatoria sindical tuvo los similares defectos de las convocatorias de movilización obrera, desde la derrota del sindicalismo de clase en la lucha contra la privatización de empresas públicas, reconversiones y recortes de empleo de los años ochenta; son convocadas de forma burocrática a través de los delegados sindicales, sin debate ni participación de las secciones sindicales y ramas de la actual situación de peligro ante el triunfo de la derecha y el fascismo. Convocatoria que igual que en numerosas ocasiones durante la lucha contra la reconversión, el sindicalismo de clase alternativo la podía haber hecho suya participando y manifestando las divergencias necesarias, en el proceso de la convocatoria, del debate público y la participación social, pero nunca dividiendo a la clase obrera conscientes de que esa división significaba la derrota de la lucha como pasó en el 1979.
Que ninguna de las partes de mayoritarios y alternativos piensen que son suficientes para parar al fascismo, cierto también que en unidad tampoco, sobre todo cuando en la actualidad, la suma de las dos partes es inferior a la suma de las partes individualmente. Esto debe obligar a un esfuerzo entre dirigentes sindicales y cuadros políticos, a convocar un debate entre la clase trabajadora y las bases sindicales y políticas, de que sin una unidad de acción política, sindical y social, es imposible lograr las victorias que rompan las iniciativas de la derecha oligárquica y el fascismo. La enseñanza no es nueva, está escrita con sangre y sudor en el ADN de la lucha en la historia de la clase obrera; y esto no evita sino que alienta el debate político e ideológico en el seno de la clase obrera.
La enseñanza sacada de la derrota del PP en el tope del 0,25% de las pensiones por los sindicatos mayoritarios, alternativos y el movimiento de pensionistas no fue por casualidad, y si se consiguió tumbar el Decreto Ley de Rajoy, fue por la confluencia en una movilización de todos los sectores en lucha ocupando la calle, coordinada en el parlamento con las fuerzas de izquierda entorno a Unidas Podemos y el PSOE. Fue la presión en la calle en confluencia con los sectores de la izquierda en el parlamento, quienes tumbaron el decreto de Rajoy forjando la mayoría política para la moción de censura, que tumbó posteriormente al gobierno reaccionario de Rajoy.
Cualquiera de las partes en una movilización sin unidad y confluencia de todos en la calle, hubiera sido un fracaso que imposibilitaría que la presión obligara a los sectores más liberales del PSOE, a apoyar los objetivos de la movilización y la moción de censura, permitiendo así la formación de un gobierno progresista que con sus aciertos y errores por su carácter reformista y liberal, mejoraron las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera española, tal como constan en las estadísticas de empleo, paro y salarios y todo esto, a pesar de la tremenda debilidad de la pelea en la negociación colectiva, por la falta de sindicatos de clase en los centros de trabajo y sectores que obliguen a la patronal a cumplir la ley y por la débil respuesta del movimiento vecinal en defensa de los servicios públicos del estado de bienestar, expuestos a la ley del mercado para los que puedan pagarlos en sanidad, enseñanza, dependencia, vivienda o por un ingreso mínimo de inserción social para todos los excluidos socialmente, que hoy supera el tercio de la población. Cuestión que debe hacernos ver que el principal problema de la clase obrera actual es su falta de organización y conciencia de clase, fruto del abandono por comunistas y revolucionarios del sindicato obrero y movimiento vecinal.
¿Cuál debe ser la principal lección que debemos aprender de la historia, por la ruptura de la unidad de acción social y política de los que con sus aciertos y errores representan a la clase obrera?, que toda división de la unidad de acción en la calle significa la derrota en la lucha y quienes vean otros como alternativos, lo que hacen es confundir sus utopías y deseos con la realidad. No queda otra, que para emprender la clase obrera una línea política independiente de las otras clases sociales, el partido como vanguardia, debe fundirse con la clase trabajadora allí donde vive, trabaja y estudia, dando respuesta a las políticas de la derecha y del reformismo liberal una vez debatida y acordada, con la participación de las masas y sin abandono de las tareas y objetivos tácticos que nos hayamos dotado.
Si la clave está en tener una línea política independiente, ésta debe ser una línea política de trabajo táctico, que una la lucha concreta con los objetivos estratégicos de la república como forma de estado de todo el pueblo o el socialismo. La respuesta a los ataques de las políticas de la derecha y del oportunismo, se deben dar sin abandono de la táctica en una continua evaluación y corrección. Pero para todo esto se necesita la unidad de los comunistas y el sindicalismo revolucionario en un solo partido comunista, unido con la clase trabajadora por una línea política de trabajo de masas en sus organizaciones, bajo el centralismo democrático y la democracia participativa asamblearia.