jueves, 23 de enero de 2025

Aportación crítica a "Un partido para vencer a los imperialistas" de Unión Proletaria

 


Alonso Gallardo militante comunista … enero 2025

Los destacamentos marxistas leninistas españoles, bajo mi punto de vista mejoran ideológicamente y lo constato con los artículos que cada vez más publico, disintiendo en lo fundamental en la táctica política de aplicación del programa, alianzas, concreción del frente único proletario y frente unido de todo el pueblo contra el imperialismo, el fascismo y las guerras que provocan. Para continuar el debate con los distintos destacamentos de comunistas españoles sobre la línea política, programa y táctica, esta vez lo centrare en este artículo de Unión Proletaria que versa sobre construir Un partido para vencer a los imperialistas que publico previo a esta aportación crítica.

Lo concreto en tres aspectos del artículo en los que incidiría, si hubiera tenido la oportunidad de debatirlo en una célula o comité con los camaradas de Unión Proletaria. El primero versa sobre el ¿Que hacer? de Lenin de la siguiente frase textual. "En nuestra opinión, la claridad al respecto es la clave para revertir el proceso degenerativo de las organizaciones comunistas y de la población obrera: considerando la explotación de los trabajadores asalariados por los capitalistas, la opresión neocolonial de las naciones atrasadas o débiles y la esclavización de todas las demás clases sociales por la oligarquía monopolista financiera, nuestro cometido es, como dice Lenin en ¿Que hacer?, "sintetizar todas estas manifestaciones en un cuadro único".

El artículo centra, pero no cambia nada la situación que describe porque no supera el plano teórico, cuando el problema que los comunistas españoles tenemos según avanzamos en el conocimiento de la realidad cambiante, no está en superarnos sino en como la convertimos en práctica revolucionaria en la calle para transformar la realidad. La cuestión la centro en dos aspectos de la táctica política; uno en ligarse directamente con la clase obrera allí donde trabaja desde el sindicato obrero, donde vive en la asociación vecinal del barrio y donde estudia en la asociación estudiantes, poniéndonos al frente de sus luchas y reivindicaciones con un discurso global y trasversal desde lo concreto, con el principio de que todas las victorias están en la fuerza de la unidad y la organización obrera de base y dos, que luchamos por la unidad obrera por la necesidad de su participación en las organizaciones de masas, como sujeto revolucionario para construir un relato ideológico, político y cultural "que sintetice las manifestaciones en un cuadro único", de forma, que permita generar una iniciativa política de masas independiente del resto de clases sociales, desde la defensa de sus necesidades inmediatas y del respeto a los derechos del resto de clases intermedias que forman el frente común del pueblo contra la oligarquía financiera imperialista española, para superar el comportarse como pollo sin cabeza donde el partido lo es todo menos su vanguardia, bien centrados en la línea política de trabajo en las organizaciones de masas y con objetivos acordes a la capacidad organizada de la clase obrera y la correlación de fuerzas.

El segundo aspecto que recojo versa sobre la socialdemocracia, el reformismo y las limitaciones a las que nos someten, centrándome en esta frase "En países imperialistas como España, la lucha del proletariado está constreñida en los límites que convienen a los capitalistas a través de los dirigentes políticos y sindicales oportunistas. En los años 70, fueron los del PCE y, a través suyo, de CCOO; en los 80, los del PSOE; y, cuando volvió a producirse un movimiento de masas como consecuencia de la crisis financiera de 2008, fueron los intelectuales posmodernos de Podemos." Decir esto así, adolece de una falta de rigor histórico mínimo analítico y de una reflexión autocrítica de los destacamentos comunistas actuales, por falta de un análisis de la realidad concreta.

Como marxistas, utilizar a Marx en lo concreto no es copiarlo, por ser conocedores del principio de que las contradicciones externas influyen en nuestro hacer a través de las contradicciones internas, que estas nos condicionan pero no determinan. Por eso debemos ser conscientes de nuestros errores y deficiencias y después como influyen en nuestro hacer las contradicciones externas. Sobre el PCE la historia reconocida y asumida nos dice que en los años setenta, una vez trasladados al interior del partido todos los acuerdos revisionistas del XX Congreso del PCUS y acallados los discrepantes de forma autoritaria mayoritariamente, el PCE dio la batalla en el seno del movimiento sociopolítico de las comisiones obreras para ganar la mayoría que duró hasta 1979, donde el acuerdo del Estatuto de los Trabajadores con la patronal y el gobierno en su desarrollo posterior, permitió el despido libre indemnizado desertizando de dirigentes rupturistas los centros de trabajo. Todo ello favorecido por el apoyo de los gobernadores de la transición fruto del pacto del PCE con la burguesía dominante, surgida de la acumulación de capital durante los cuarenta años de dictadura fascista y del desarrollo técnico del capitalismo bajo el sistema de producción fordista en un mundo más globalizado, bajo la promesa de la legalización del partido, la entrada en la Comunidad Europea y el estado de bienestar europeo, cediendo la iniciativa política a la burguesía por la idea revisionista que bajo la democracia capitalista más el desarrollo de la producción, se llegaría al fin de la lucha de clases y al socialismo. Consolidó su hegemonía en el primer congreso de las comisiones obreras del 1978 con Marcelino Camacho como Secretario General, apoyando todas las concesiones y leyes actuales de la mano de la nueva oligarquía, nacida de la fusión de los viejos feudales latifundistas y la iglesia católica, con lo nueva burguesía salida de la acumulación por explotación y expropiación bajo el franquismo.

Del PCE surgieron numerosas escisiones, adscritas a las distintas tendencias existentes dentro del movimiento comunista internacional desde los años sesenta, los cuales en ningún momento de su historia, aprendieron de la derrota ideológica y política que tuvimos los marxistas leninistas en los setenta en el seno del movimiento obrero, al ganar el eurocomunismo la batalla en las comisiones obreras con la política de pactos y acuerdos con la patronal y gobiernos de la derecha. En ningún momento de ese proceso histórico, los marxistas leninistas hicieron acopio de un planteo común de reflexiones colectivas, para ver como se encaraba la lucha por recuperar la dirección política del movimiento obrero y especialmente, cuando todos éramos partícipes del movimiento sociopolítico de las comisiones obreras, al contrario, algunos apoyándose en el autoritarismo y sectarismo que los eurocomunistas ejercían como fuerza mayoritaria, excluyendo cuando no expulsando a la disidencia y a prácticas sindicales asamblearias, rompieron el movimiento sociopolítico dividiendo más a la clase obrera, al construir sindicatos minoritarios afines a su ideario y otros desde similares criterios, sumarse a los sindicatos que nacían ante las numerosas expulsiones y exclusiones de dirigentes con amplia proyección social y política. Todo esto en medio de una derrota ideológica y política de la clase obrera y de una desbandada defensiva desorganizada, ante la ofensiva de la patronal y la derecha; situación que ha ido empeorando hasta ahora y sin visos de mejoría ante la guerra global.

Parecido el tema de los posmarxista y posmodernos. Es absurdo decir que si no hubieran nacido nosotros seríamos la alternativa, cosa que además tampoco es cierta, ya que se trató desde su inicio, de una transmutación de dirigentes y cuadros políticos minoritarios en la jerarquía política de la burocracia socialdemócrata y eurocomunista, más los añadidos del movimentismo anarcoliberal identitario, nacido del vació dejado al calor de la derrota de los rupturistas en el movimiento obrero en los setenta, que con un oportuno olfato político se unen y conforman como alternativa política, pero no al capitalismo que asumen como el sistema más avanzado, al que solo falta democratizarlo regenerando la democracia y sin entender su carácter de clase por su idealismo reformista. Además, son ajenos a los sindicatos existentes mayoritarios como minoritarios, más allá de que dirigentes de ambos sectores sindicales se hayan implicado en actividades políticas institucionales.

Muchos ni siquiera fueron partícipes de las movilizaciones surgidas de los recortes del 2011 por el gobierno de Zapatero bajo mandato del PSOE, ni de las movilizaciones de empleados y empresas públicas ajenas a la dirección de los sindicatos mayoritarios que acaba con la caída del gobierno de Rajoy, manteniéndose la de pensionistas hasta que el propio gobierno del PP anula su tope y el progresista anula la reforma del PP, fruto de la confluencia de sindicatos mayoritarios y movimiento de pensionistas, el cual en una huida hacia adelante ante el final de las movilizaciones, confrontan con los sindicatos mayoritarios para situarse como interlocutor de los pensionistas ante el gobierno, dividiendo al movimiento en grupos enfrentados. Se mantiene la del 15 M hasta la convocatoria de las elecciones europeas, donde dan la batalla electoral rompiendo el tablero político salido de la reforma política del régimen del 78. Pero esta batalla los comunistas ni la dimos, más allá de unos al participar al final en las marchas y otros, sumados al ideario movimentista de los pensionistas pero todos fuera de los sindicatos de clase, como para que ahora les echemos la culpa de que no seamos nosotros la alternativa, ocultando nuestra falta de iniciativa política en los últimos cincuenta años.

Por último planteo el debate sobre el de fondo de esta frase, aunque si la entiendo por el cansancio ante el fracaso de las iniciativas de unidad con otros destacamentos comunistas, "Llamamos a los comunistas a sumarse a Unión Proletaria para construir un partido comunista a partir de la tarea más necesaria y urgente: elaborar y difundir una buena propaganda antiimperialista, socialista y partidista (subordinada a la reconstrucción del Partido Comunista)". Pero al ser una cuestión de principios la confluencia comunista y su unidad orgánica, considero que nunca se puede abandonar su exigencia de reivindicarla hasta que en lo fundamental esté completa. De estos polvos históricos nacen estos lodos que vivimos desde hace cincuenta años, por falta de una rendición de cuentas entre lo planteado y lo realizado como reflexión autocrítica; por eso, si seguimos así por el mismo camino es a lo que con toda certeza llaman a seguir como pollo sin cabeza.