Alonso Gallardo militante comunista … febrero del 2024
Una parte de la izquierda posmarxista e identitaria, rompe con la confluencia y confronta con parte del acuerdo que el reformismo izquierdista saca al gobierno progresista, dando tira a los medios de comunicación que lo publican para vilipendiar al gobierno, cogido de los pelos por el nacionalismo de derechas y de la ruptura de la confluencia de la izquierda por Podemos, dando la impresión, que el rechazo a la reforma del subsidio nace más del despecho por haber sido apartado del gobierno sin querer reconocer los motivos, (1) que por las insuficiencias del decreto. Si observamos el tono de la crítica muy similar al infantilismo de sectores de la izquierda radical, tendremos la sensación de que viven en un mundo de Yupi, ajenos a la realidad social y política que vive la clase obrera y sin una sujeción a correlaciones de fuerzas ni peligros a sortear como la votación de la ley de amnistía; un lugar donde la realidad de la cosa en sí es posible sustituirla con la imaginación.
Sobre la reforma en general, decir lo que dijeron los sindicatos de clase: que se puede mejorar y es de esperar, que en esta segunda fase, se clarifique la redacción, puntualización de cada cosa y poco más, porque el tema no va de conseguir lo ideal sino que sin retroceder ni un paso, mejoremos lo presente a cambio de otras cuestiones -más peligrosas- que bajo compromiso permita a la derecha nacionalista el voto a favor o la abstención, permitiendo que el decreto se apruebe en el parlamento. Para reivindicar lo más avanzado en la defensa de la clase trabajadora, lo primero será llevarlo a la movilización a la calle, si tiene apoyo suficiente presentarse a las elecciones y si consigue gobernar llevarlo a la práctica, pero por dignidad como personas, dejen de pedir al reformismo de izquierda cosas que ni siquiera contempla el acuerdo de gobierno, porque hoy son los únicos que sustentan la oposición a las políticas ultraliberales de la derecha neofascista. El posmarxismo y el infantilismo de izquierda solo se escucha a sí mismo y con su verdad, piensa que con ello ya es suficiente para luchar contra el fascismo desconociendo la historia de España y del tremendo precio que pagó la clase obrera y campesinas, de las políticas correctas de unidad y confluencia para confrontar con el fascismo y lo que es peor, ajenos a los intereses generales de la clase obrera desde su globalidad.
El tema recurrente principal del argumentario para votar contra la reforma, está en que recorta las pensiones con la supresión escalonada de lo que en un momento determinado, el reformismo en vez de subir el Salario Mínimo Interprofesional y el IPREM, decidieron mejorar la base reguladora con el 125% del SMI. Una marginación positiva para mejorar la pensión con las actuales consecuencias; un trabajador en activo que cobra el salario mínimo -superan los dos millones- cotiza el 100% del salario, en su jubilación cobrará menos que otro trabajador en iguales condiciones, que acabado el desempleo cobra el subsidio para mayores de 52 años el cual, mientras no cambie su situación no se puede modificar su base reguladora que al ser del 125%, supera en la pensión al activo. Al quitar la marginación positiva puede perder de ganar, pero al suprimirse de forma escalonada por la subida del salario mínimo a 1134 € mensuales en el 2024 desde los 707 del 2017, sube la cotización del cien por cien del salario mínimo y al subir el IPREM base del subsidio, queda el ochenta por ciento en 570 € mejorando el anterior que estaba en 480. Si esa posible pérdida en la pensión de un sector que por una marginación positiva en su momento se instauró, es un buen argumento para votar en contra de un decreto, que mejora las condiciones de vida y las pensiones en general del trabajador y que es un trato desigual con el que se jubila en activo, sencillamente queda como un vulgar pretexto con el único motivo para unos protagónico y por otros infantil.
La izquierda se equivoca de plano al defender como cuestión de principio los subsidios por encima del derecho al trabajo, única forma de conseguir pensiones dignas sin diferencias de género y que no sólo empodera a las personas, sino que también genera conciencia de clase libre e independiente. Vuelvo a recordar algo fundamental en la teoría leninista, que es la línea política de masas que bien remarcó Gramsci, de trabajo en las organizaciones de masas para disputar la hegemonía burguesa en el seno de la clase obrera, base para el cambio en la correlación de fuerzas entre capital y trabajo.
(1) Sobre el acuerdo de gobierno PSOE-SUMAR y el infantilismo de izquierda