El combate contra la pandemia en España (chivo expiatorio de la crisis del sistema capitalista para la oligarquía y el fascismo) entra en una nueva fase, donde la seguridad y firmeza de la respuesta del gobierno, forma parte del relato social por su debilidad parlamentaria y la dependencia ante el nacionalismo y la derecha cívica del momento, por la agresividad de la derecha y el fascismo en proceso de radicalización de la violencia política, de forma similar a la que usan en Venezuela o Nicaragua para desestabilizar los gobiernos. Lo vemos con las cloacas y la gestión genocida de la sanidad pública y residencias de mayores, en manos del neoliberalismo conservador o progresista que copan los gobierno en las comunidades autónomas, con la competencia del desarrollo de los acuerdos del blindaje social legislado, realizando conscientemente una gestión que provoca miles de muertes, al tiempo que ponen trabas a la aplicación del blindaje social para justificar el ataque al gobierno y responsabilizarlo de una mala gestión, mediante el fake mediático de “anteponer el control social con el estado de alarma antes que el derecho a la vida y la libertad”.
Para los marxistas, la táctica y el programa siempre dependen de la conjugación de la contradicción principal, que nos sitúa el enemigo a combatir y quienes son nuestros aliados, con la capacidad organizativa y movilizadora de las fuerzas del pueblo, que nos marcan la correlación de fuerzas y la fase del programa a reivindicar y ésta es clara. La explosión pandémica mundial, se produce dentro del proceso de crisis global sistémica del modo de producción capitalista de libre mercado y de peligro de guerra mundial, dirigida por las potencias imperialistas de EE.UU y europeas, donde las políticas implementadas de austeridad, recortes y privatizaciones, ya dejaron empobrecida a la clase obrera, con la tremenda ofensiva producida tras la explosión de la burbuja inmobiliaria en el 2008 en EE.UU, derivada en sus consecuencias económicas a países dependientes como España o en desarrollo. Ahora, la nueva explosión que los organismos internacionales como el FMI auguran aparejada a la pandemia, creen que será muy superior en sus consecuencias a la producida con las hipotecas subprime y más, cuando los marcadores económicos comparativos en España indican, que aun no hemos recuperado las condiciones anteriores a la del 2008, como queda demostrado en la Encuesta de la Población Activa del 2019 (1)
¿La capacidad de movilización, organización y conciencia política de la clase obrera y el pueblo qué indican? y no desde ahora, sino desde la derrota ideológica y política de los años ochenta, tras la imposición en la transición de la democracia del capital, dicen con claridad, que con la declaración de la Amnistía a los genocidas, los Pactos de la Moncloa y el Estatuto del trabajador para la clase obrera y la Constitución monárquica al pueblo, iniciamos un proceso defensivo de retroceso y de pérdidas de batallas claves contra el trabajo con derechos, la reconversión, cierres de empresas y la privatización de lo público, por la colaboración de los sindicatos con los gobiernos neoliberales y empresarios, en la compra ideológica de la clase obrera más consciente mediante la prejubilación y la baja incentivada, dejando un futuro precario y marginal para amplios sectores de la clase obrera, especialmente mujeres, juventud y migrantes. Esta es la realidad ideológica y política de una clase obrera española sin referente político y ahora, triplicaremos las condiciones de precariedad social y laboral por la pandemia y el aumento de la pobreza. Pero ante esta realidad de sobra conocida, el movimiento marxista leninista la niega (2) con un programa en general máximo, que se queda en una rogatoria vana y maximalista, cuando no hay fuerza parlamentaria ni social, ni para sacar unos presupuestos generales del estado que den un pequeño paso adelante y cuando la clase obrera y el pueblo, no están en condiciones de dar ninguna batalla que no sea espontanea y su vanguardia menos ¿Qué entienden por correlación de fuerzas los marxistas leninistas y el sindicalismo de clase cuando piden peras a un olmo? Lean lo que dice el sindicalismo de clase alternativo (3)
Esta falta de visión política de la realidad concreta no se queda aquí, observar en las resoluciones aportadas la caracterización que hacen de la propuesta del Pacto de Reconstrucción de España para la superación social de la pandemia dentro de la crisis global. No hay nada en la propuesta del gobierno y los sindicatos, que implique un paso atrás en lo legislado ni que perjudique a la clase obrera y al pueblo, todo lo mejora parcialmente aunque no todo lo que permite el pacto acordado, por la débil correlación de fuerzas dentro del propio gobierno. No se retrocede más que lo que implican las consecuencias de lo legislado durante cuarenta años, que es mucho, ante la debilidad de la movilización obrera y popular. Lo que plantean desde la movilización social los sindicatos y Unidas Podemos en el Pacto por la Reconstrucción (única movilización sociopolítica existente sin el carácter defensivo de las luchas de resistencia) es calcado al programa de Unidas Podemos, al de las movilizaciones de pensionistas y el de las plataformas en defensa de la sanidad y los servicios públicos. Este es el programa reformista de mínimos por el que lucha la clase trabajadora desde el 2011, por la gravedad de la crisis económica y social y el único que empresarios y capital financiero consideran peligroso, convirtiéndose por ello en un programa revolucionario ante la posibilidad de que pueda llegar a ser real y atacarle la línea de flotación de su política estratégica de acumulación de capital y beneficios, bases indicativas fundamentales que atacan las reformas reivindicadas (4)
¿Por qué lucha la clase trabajadora y el pueblo? Esta es la pregunta que debiéramos hacernos todas y todos los revolucionarios y la respuesta es sencilla; por un programa de reformas que recuperen los derechos perdidos, fundamentalmente en el ámbito de los servicios públicos y de los derechos del trabajo y esto es así, porque el nivel de conciencia política del pueblo y de la clase obrera es limitada y quienes la hegemonizan, son la burguesía y el reformismo al no existir ningún referente de clase como alternativa. El enemigo no es el reformismo de Podemos, por eso es un error cargar contra ellos porque no aplican un programa de ruptura con el sistema capitalista, cuando ellos mismos afirman e ideológicamente lo manifiestan, que solo son una fuerza del pueblo que quieren democratizar la única sociedad existente para ellos conocida: la capitalista. Si esto es así y no hay absolutamente ni una sola prueba que diga lo contrario ¿a que viene lo de criticarles porque no aplican nuestro programa de ruptura? Y sobre todo ¿porque no nos hacemos primero nuestra autocrítica, cuando llevamos cuarenta años con la misma táctica y programa y todavía no hemos sido capaces de identificar nuestro fracaso político e ideológico con las masas obreras? ¿Será motivado por el tremendo alejamiento político y social que vivimos de ellas? compruébenlo comparativamente en las propuestas y críticas que los marxistas leninistas y el sindicalismo de clase plantean, que es más de lo viejo y con lo que ya fuimos derrotados en los ochenta y pensemos de forma razonable, en las consecuencias más inmediatas si la movilización que nosotros debiéramos potenciar, no la hacemos; pues que todo saldrá a favor del capital y la derrota del reformismo y será otra crisis más que la paga la clase obrera y el pueblo.
Hay un aspecto fundamental en la actualidad política que afecta de inmediato y es la negociación del Pacto por la Reconstrucción Social de España, en unos momentos donde la derecha política y el fascismo como representantes de la oligarquía financiera, al que debemos sumar los neoliberales dentro del gobierno y del PSOE y comunidades autónomas gestionadas por la derecha, incluidas las nacionalistas y las del PSOE de Extremadura, Asturias y Castilla la Mancha, que al estar dirigidas por neoliberales, despliegan una panoplia de instrumentos para obstaculizar y cuando no bloquear el escudo social legislado por el gobierno, anteponiendo la economía por delante de la vida de las personas, con el objetivo de romper el gobierno de coalición progresista, para una negociación del plan de rescate con la Unión Europea basado en austeridad y recortes. Y con ello continúan, o si no véanlo en el conjunto de las comunidades autónomas gestionadas por la derecha o el PSOE, como pretenden reestructurar la asistencia médica en los centros de salud, hospitales o en la enseñanza mediante la telemática. Lo mismo en el ámbito productivo, donde al empresario le ha interesado ha comenzado a producir, donde no, en colaboración con el gobierno autonómico hacen trampas concediéndoseles ERTES, como por ejemplo en las empresas ALSA de transporte público, banca o RENFE, incumpliendo los servicios públicos que menos beneficios dan, para que el estado pague los salarios al tiempo que introducen el trato telemático con el público y reducen plantilla.
La convivencia con la pandemia y el desarrollo del escudo social, exigen la apertura de los servicios públicos al cien por cien en sanidad, enseñanza, servicios sociales, transportes, oficinas de empleo o la banca. Todo esto funciona desde la responsabilidad de gestión del gobierno de la comunidad autónoma y desde ahí, es donde más se bloquea (cuando no se boicotea directamente) el escudo social, al carecer el Estado de asistencia directa al público y depender en todo del sistema on line, cuando en su conjunto, con las excepciones de la policía, hacienda, tráfico o la seguridad social, en general están en completo abandono de inversiones telemáticas. La derecha y el neoliberalismo dentro del PSOE, van hacer una gestión desde el desastre para acabar con la participación en el gobierno de Unidas Podemos y los resultados electorales en Euskadi o Galicia, nos muestran las dificultades que tenemos de comunicación con las masas y de línea política independiente.
En Euskadi y Galicia ganó la derecha porque el electorado de la derecha fue a votar, avanzó un poco el PSOE porque la gente de izquierda fue a votar, avanzo el nacionalismo progresista porque los sectores de masas de pensamiento identitario fueron a votar, quedando de esta manera Unidas Podemos huérfana de votos y referencias, al estar mediatizada por las opciones ideológicas originarias del PSOE, el Bloque o Bildu. Pero lo más grave, es que la clase obrera se quedó en casa, al estar huérfana de representación política de a quien votar. Por eso muchos comunistas nos preguntamos ¿qué parte de la derrota del reformismo es un triunfo para los marxistas leninistas y el sindicalismo de clase? Solo la ceguera política impide ver el desastre en que vive la clase obrera y el pueblo por nuestra ineptitud y sectarismo político, que mira más por las identidades que por la clase obrera o el pueblo y esto vale para los reformistas de izquierda, para los marxistas leninistas y para el sindicalismo de clase, por partir todos de la misma tesis revisionista de la pluralidad de los sujetos revolucionario. Basta ya de decir la falsedad de que el reformismo impide nuestro avance, antes de que existiera Podemos ya éramos un desastre o si no, mirar nuestra nula influencia de masas o el estéril resultado electoral de los últimos cuarenta años.
Alonso Gallardo de los círculos comunistas de Unidas Podemos julio del 2020
(1) file:///E:/Poblaci%C3%B3n%20activa%202019.pdf
(3) https://www.lahaine.org/mm_ss_est_esp.php/contra-los-despidos-la-lucha
(4) https://www.elmundo.es/economia/2020/06/24/5ef34aacfdddffdf608b4581.html