IU de Asturias, a falta de vocero principal por
exclusión, eligió un nuevo portavoz que reclama desde la autoridad que le da el
apoyo mediático empresarial, que la izquierda obrera y popular ovetense asuma
la estrategia del capitalismo globalista, centrada en Asturias y en el conjunto
de los grandes municipios españoles y del planeta, en el desarrollo de macrociudades que dejen a
la ciudadanía completamente dependientes de las empresas, vendiendo como
desarrollo progresista, los intereses económicos e ideológicos de las multinacionales,
en pleno acuerdo con el vocero del Gobierno neoliberal asturiano, en la presión
política y acoso a las fuerzas populares.
Con la falsedad de las declaraciones del nuevo
vocero de IU Aurelio Martín, sobre el carácter progresista del desarrollo del
proyecto de Área Metropolitana para Asturias, pidiendo que SOMOS de Oviedo
(Podemos) se abstenga, para que pase por mayoría su aprobación en el
plenario del Ayuntamiento de Oviedo, junto con las demagógicas
declaraciones del Consejero neoliberal del Gobierno asturiano Fernando Lastra,
de que Oviedo no puede seguir pensando que no tiene puertos, tiene dos, quieren
ocultar dos cuestiones que son fundamentales. Una, que detrás de este proyecto
están exclusivamente la clase empresarial y las multinacionales de la
comunicación, alimentación y transporte, que solo miran por sus beneficios, sobre la base de crear una
dependencia de la ciudadanía de las empresas transnacionales en todos los
ámbitos del consumo, comunicación y transporte, para dejarnos sin capacidad de
respuesta social alternativa, porque todo lo darán hecho, siempre que puedas
pagarlo y sin posibilidad de otra alternativa autónoma y local, porque nos saldrá
más cara al monopolizar las multinacionales el mercado, expulsando la
competencia de forma similar a la que usan los grandes centros comerciales, con
respecto al pequeño comercio en las ciudades, bajando los precios.
Segunda, el Área Central Metropolitana existe
desde hace años bajo la competencia del gobierno asturiano, en convenios con
los ayuntamientos y empresas privadas en transportes, planes de urbanismo o
comunicación, pero la visibilidad de su utilidad, es ocultada por los medios de
comunicación junto a la degradación urbanística, desarrollista y especulativa
para beneficio de las constructoras e inmobiliarias, en agresión permanente con
la naturaleza y la vida rural, espíritu que se mantiene como lo demuestra el
reciente Plan Urbano aprobado en Gijón. Existe, detrás de un fuerte transporte
público por ferrocarril degradado y coordinado con el de carretera y urbano,
privado en su mayoría y monopolizado por
la familia de la empresa ALSA, que al no dar beneficios por falta de
usuarios y quizás por las bajas subvenciones del gobierno autonómico, ofrece un nulo
servicio a la ciudadanía que vive fuera del área central. Existe, en el ámbito
de la comunicación telemática, que desde hace años las empresas privadas bajo
jugosas ofertas públicas teñidas de corrupción, tejieron una red que
abarca toda el área central asturiana.
Pero todo está degradado por el abandono
ejecutado desde los años ochenta, planificado por los poderes económicos y los gobiernos
del PSOE y que nos da la explicación, del porqué ahora se habla de otro área metropolitana,
porque realmente lo que se pretende obtener de este nuevo área por las multinacionales
y sus lacayos políticos, nos sitúa en un plano con una naturaleza completamente
diferente.
Las pretensiones de esta nueva área no es
acercarnos las nuevas tecnologías de la comunicación, que por su propio carácter
no lo necesita, tampoco a las empresas para la venta de su producción, pues ya
la tienen por carretera, ferrocarril o puerto de mar. Es para monopolizar la
gestión desde un ámbito no elegido ni controlado fiscal ni democráticamente,
trasladando las competencias de los ayuntamientos de todo el área central en
todos los ámbitos de la subsistencia de las necesidades humanas, a un organismo
de gestión opaca y para construir esta nueva área, primero necesitaban crear
las necesidades sociales de ellas y de ahí viene el abandono del transporte por
ferrocarril (sumado al colapso por la autovía pública y nunca conscientemente
resuelto) como eje central económico y ecológico, que sigue manteniendo su
carácter público, sirviendo todo esto de justificación por lo abultado de la
inversión para la reconstrucción y reformas necesarias, a la entrada del
capital y la empresa privada en la autovía y el transporte público por
ferrocarril, como partes golosas de la privatización.
Plan maléfico de las multinacionales y partidos
que conforman el entramado político monárquico asturiano, que conlleva la
dependencia absoluta de la ciudadanía ante las empresas y las multinacionales,
donde el abandono de la zona rural asturiana llevará a que su única forma de
sobrevivir sea la de ingresar en este nuevo área y donde sus gestores, ante los
cambios que se están dando de sujetos políticos en el partido socialista e
Izquierda Unida, les puede más las prisa crematísticas que el decoro, ante el
fin de sus legislaturas, ni más ni menos.
La clase trabajadora y pueblo asturiano, sí
tienen alternativas de progreso desarrollando las infraestructuras existentes
de ferrocarril, modernizándolo y reforzando su carácter público, económicamente
más competitivo que el privado por carretera, que es socialmente más costoso y
contaminante; adecuando el transporte a las necesidades ciudadanas de las alas
y periferias, con subvenciones o con alternativa
pública de transporte y llevar las nuevas tecnologías al conjunto de Asturias,
para que no se abandone el campo ni la ciudad y puedan regresar las decenas de
miles de jóvenes que nos han abandonado por falta de futuro. Desarrollando los
potenciales endógenos de la alimentación en ganadería, agricultura o pesca,
para una producción sostenible, sana y ecológica para el consumo del entorno
geográfico más cercano, potenciando el cooperativismo, la mecanización y la
industrialización posible de la producción del campo y la mar, para acercar con
el desarrollo de las redes de comercialización, el producto de las zonas
rurales y periféricas de las comarcas a los pueblos y ciudades, llevando todos
los servicios públicos existentes de enseñanza, sanidad o dependencia, allí donde
vive y trabaja la gente y esto implica apostar por sociedades sostenibles solidarias
y no por beneficios privados empresariales.
Alonso gallardo de los círculos comunistas de
Unidos Podemos 5
de febrero de 2019