La
desintegración por la que avanza el proyecto de Unidos Podemos, se crea por el
abandono de las políticas sociales integradoras de los de abajo y olvido de la lucha
contra la corrupción, la austeridad y la regeneración democrática, porque
muchos de sus dirigentes han sido aducidos por la política neoliberal burguesa
de los movimientos identitarios de género y nacionalidad, como indican, no solo
las derrotas electorales y prioridades de las políticas en Cataluña y Andalucía.
Las opciones
están claras, más políticas identitarias de nacionalismo y de género, significan
la derrota en la próxima megaconvocatoria electoral de mayo y combatir la austeridad
y la corrupción apostando por una salida a la crisis desde la unidad de los
pueblos de España, una victoria posible. La derrota conlleva entre otras cosas,
la anulación del salario mínimo interprofesional, de la universalidad de la
sanidad, la vuelta al sistema retrógrado del Pacto de Toledo sobre las pensiones
y el derecho a más recortes, privatizaciones y austeridad.
Algunos
medios alternativos de comunicación, publicaron como viral una carta dirigida a
pablo Iglesias con el título de “nace un fascista” (1) dedicándole una
retahíla de ejemplos como explicación de los motivos del avance del fascismo de
siempre en el PP, o del nuevo fascismo que se decía de Cs, que ahora como
lagarterana renace detrás de otra sigla proyectada mediáticamente, dándoles la
victoria electoral también en Andalucía. El mérito de esta carta, está en la
síntesis que hace de los tópicos políticos y nunca mejor dicho.
En la carta
hay muchas verdades y mucho cachondeo sobre los tópicos de Podemos de veganos,
toros y de posverdades reaccionarias que los medios de comunicación burgueses
construyen por encima de todas las evidencias, como por ejemplo negar la opinión
de los organismos internacionales sobre los procesos revolucionarios en América
Latina, que a pesar de la intervención terrorista yanqui-occidental, sus logros
en parámetros sociales y económicos son positivos para las clases populares, no
así para los intereses imperiales. También deconstruye aciertos como la moción
de censura al PP, la unidad de la izquierda con el sanchismo y el acuerdo de
presupuestos para el 2019, que catapultó al PSOE en las encuestas y generó
subida en Unidos Podemos. De ahí estos lodos, aquí analizados (2).
Posiblemente
el médico escritor que hizo la reseña, por inclinaciones ideológicas que deja
entrever y siendo de clase media alta, es votante de la vieja extrema derecha
proyectada como fascista mediáticamente y creyente de todas las tópicas
mentiras que suelta el capital, contra
la única alternativa conocida al genocidio al que nos lleva este sistema de libre
mercado, que es el sistema económico de mercado planificado al servicio del
pueblo y la naturaleza o sencillamente socialismo, como internacionalmente se
le conoce.
Pero lo que
más nos debe interesar de este artículo, es coger los tópicos que proyectan
mediáticamente como de fascista el lenguaje burdo, racista, machista o
xenófobo, como si ser fascista fuese sinónimo de ignorancia y vulgaridad, como
dicen de Trump. Pero no, son conscientes que los medios de comunicación no
publicarán sus mentiras, como la de optar por la obligatoriedad del servicio
militar y ellos librarse de la “mili”, estar contra el divorcio y llevar varios
a cuesta o contra el aborto, cuando ellas, sus mujeres, amantes y putas, son
asiduas de las clínicas privadas al usarlo como método anticonceptivo en aras
de mantener el buen tipo, falsedad que nace del fanatismo de su religión
cristiana. Eso sí, nada de a cargo de la sanidad pública, que eso es puro chavismo
y afecta al beneficio privado.
En las
actuales circunstancias económicas, el proceso de demarcación de la línea
política del pueblo, se define por tres elementos tácticos programáticos
centrales y uno orgánico-político situados en: una política para todo el
pueblo español contra la austeridad y la precariedad laboral, social y de
libertades, segundo una política de restauración del estado de derecho,
de regeneración democrática y de unidad territorial, con la liquidación de
régimen del 78 y la corrupción y tercero, declaración constitucional de que todos los derechos públicos del estado
de bienestar serán garantizados como derechos fundamentales en sanidad,
enseñanza, dependencia y pensiones y en lo político-organizativo, situarnos
como alternativa política de gobierno de ámbito nacional, de la clase
trabajadora y los pueblos de España.
Analizando
los tópicos que vierte la nueva vieja derecha extrema aun no fascista, desde el
eje de interpretación de las líneas de demarcación programáticas y la
político-organizativa expuesta, vemos, que detrás de ellas se ridiculizan en lo
fundamental las políticas de la
izquierda identitaria, que mantiene un cierto dominio ideológico ligado al
revisionismo carrillista y felipista de los años setenta y de sus políticas de
reconciliación de clases con la oligarquía, que posibilitó la construcción del
régimen del 78, como dogma de una transición modélica para el capital mediante
la corrupción, acuerdos que solo desde un proceso democrático, participativo de
masas y posiblemente constituyente, se pueda cambiar.
Primero, el
problema fundamental de la clase obrera y el pueblo español, no es la violencia
de género expuesta de forma visceral y agresiva por el feminismo burgués para
dividir a la clase obrera por identidades de género, ni la de una posible
ruptura de España para dividir al pueblo español por identidades nacionales,
como proyectan los medios de comunicación monopolizados por la banca neoliberal
española, ocultando la lucha de clases. Por encima de todas las mentiras
mediáticas para ocultarla, es la tremenda precariedad, desempleo, miseria e
inseguridad en la que vive el cincuenta por ciento de la población española y de
la otra, una parte muy importante teme por lo que le puede venir en el futuro y
más por sus descendientes, en un proceso de migración como la que ellos
conocieron en los años sesenta, pero en un mundo en retroceso sin seguridad ni
derechos fundamentales.
El segundo
problema de la clase trabajadora y el pueblo, pasa por la eliminación de la
corrupción en las instituciones y administraciones, con la restauración de una
legalidad democrática y de seguridad del estado de derecho, en todas sus
estructuras jurídicas, policiales, militares y de gobierno, que garanticen la
unidad e igualdad de la ciudadanía del estado español, añadiendo la
restauración de una legalidad sobre el territorio nacional, basada en el debate
y la participación democrática del pueblo sobre la descentralización
territorial y derechos históricos, superando el pacto del régimen del 78 entre
élites, sobre las comunidades autónomas de café para todos, con sus
duplicidades y corruptelas.
Como tercer
elemento, las necesidades populares pasan por la garantía fundamental
constitucional de que además de iguales ante la ley, todas las personas tienen
los mismos derechos y obligaciones en todo el territorio nacional y en
consecuencia desde la misma óptica cultural y territorial, en el ámbito
europeo. Esto pasa por la instauración en la constitución como derecho fundamental,
de todos los derechos que garantizaba el estado de bienestar en el ámbito de la
sanidad, enseñanza, dependencia y pensiones, todo ello de carácter público y
gratuito, financiado por la Hacienda Pública por la vía de los impuestos,
instaurando la igualdad de las personas en el estado social de derecho. Esto no
implica la anulación de las competencias de las comunidades que lo deseen de
forma mayoritaria, pero sí garantiza la igualdad de prestaciones independientemente
del lugar donde residas del estado, en las competencias transferidas para su
gestión en el ámbito de lo público.
Ante todo, lo
absurdo es que socialmente no estemos siendo visualizados como alternativa
político-organizativa para el conjunto del pueblo español y es algo más que ridículo,
que la izquierda anteponga la bandera andaluza y catalana o las políticas
identitarias de género del feminismo burgués, como estandarte en la lucha
contra la crisis global, sistémica y de corrupción generalizada y también contra
la bandera nacional de la derecha española, que por encima de los valores que
simboliza y a falta de otra, que podía ser perfectamente la republicana si
socialmente simbolizase el gobierno de la unidad del pueblo español y no del
nacionalismo y terrorismo separatista. Los objetivos que la mayoría absoluta de
la clase obrera y el pueblo busca como garantía y seguridad del mañana para
ellos y los suyos, parte de la unidad del pueblo español y para la izquierda,
esta debe estar basada en los valores del sistema republicano, como centralidad
democrática para la clase trabajadora y los pueblos de España, para en unidad
popular, superar la crisis global del capitalismo y lo mismo con respecto a la
integración en una Europa de la clase obrera y los pueblos.
Alonso
Gallardo de los círculos comunistas de Unidos Podemos
Enero del 2019
(2) http://epuntorojo.blogspot.com/2018/12/el-reves-andaluz-no-es-culpa-de-la.html