Manuel Silverio Beltrán Jove, nació en
el pueblo de Veneros, al lado de Cuturrasu, en la cuenca del Nalón,
concejo de Langreo hace ya 93 años, por lo cual conoció desde su más tierna
infancia lo que fue la lucha obrera.
Su
militancia comunista comenzó siendo casi un “guaje” y tuvo sus primeros pasos
ayudando a la guerrilla, allá por los años 40, ya desde las filas del Partido Comunista de España (PCE). A
consecuencia de su participación en alguna acción de sabotaje, pronto puso la Guardia Civil y la Falange ojos sobre el y su
familia, siendo esta ultima la que siempre sufría más la represión en estos
casos. Ello le obligo a tener que salir de España e iniciar su exilio en
Francia, algo que cambio totalmente su vida, y la marco, siendo francés en
España y español en Francia. De esos tiempos siempre recordaba mucho a su
madre, y algunas veces se le llenaban los ojos de lágrimas cuando la recordaba.
En
Francia, pudo trabajar y encontrar un futuro laboral bastante digno, pero ello
no le impidió, al contrario, profundizar su compromiso militante, tanto con el
Partido Comunista español como con el francés. Militancia sindical y política
siempre con un objetivo claro, volver a España, lo cual solo pudo hacer tras la
muerte del tirano. Pero esa vuelta implico un nuevo trauma en su vida, teniendo
que compartir vida entre Francia y España, pues en Francia quedaba su esposa,
francesa, y sus hijos.
De
vuelta a España, en plena ebullición de la lucha por construir una democracia política
y social, como el PCE defendía en
aquel momento, Beltrán se asentó en La
Calzada , y allí
dirigió una fuerte agrupación comunista, forjando entorno así un buen grupo de
amigos y camaradas. No fue fácil dicho proceso, y aunque Beltrán en su momento apostó por la vía Eurocomunista que defendía
la dirección del partido, pronto vio sus limitaciones, lo cual le hizo asumir
posiciones criticas con las posturas de Santiago
Carrillo, primero, y luego de Gerardo
Iglesias, y las concesiones que se hacían para consolidar lo que hoy se
llama “Régimen del 78” .
En vísperas,
del XI Congreso, abandonó el PCE, de la mano de Jaime Ballesteros, pasando previamente por la Fundación José Díaz, y luego en el año 1985 convergiendo en el Partido Comunista de los Pueblos de España
(PCPE). Su compromiso con dicho partido le llevó a ser Responsable Político del mismo en Gijón, durante casi 10 años, forjando un núcleo de resistentes que
aguantaron los malos tiempos de la caída del muro y de la victoria del
neoliberalismo, defendiendo con orgullo y dignidad la causa del Comunismo.
Su apuesta fue
siempre clara: la unidad de la clase
trabajadora, la unidad de la izquierda y la unidad de los/as comunistas.
Ello le llevo, quizás lo que más le dolió, a abandonar el PCPE en el año 2009, por no considerar adecuada la línea política
que esta partido asumía, y que el consideraba contradecía esos tres objetivos
que el siempre defendió.
Ya con su
salud deteriorada por la edad, continuó participando en movilizaciones (se le
recuerda aun delante de la
Policía , dando la cara, en la carga que llevo luego al juicio de los “8 del Jovellanos”), debatiendo de
política e intentando enseñar a los más jóvenes con su experiencia. En el año 2012 la entidad FAMYR le entrego, junto a Gonzalin,
Maricuela y Joan Tarda, el galardón a los valores republicanos, por su
trayectoria política. Luego vino ya su definitivo exilio a Francia, donde la
mañana del 21 de Junio de 2017,
termino sus días, seguro con un recuerdo en su mente, Asturies, Xixon y Cuturrasu.
Beltrán pasará a la historia de la
lucha de los/as comunistas asturianos/as, y será ejemplo y semilla para futuras
batallas. Beltrán será eterno en el
recuerdo de los/as que lo conocimos.