Realicemos balances realistas de las elecciones generales del 20D, o lo que nos sale, es el balance de las frustraciones del pequeño burgués de izquierdas radicalizado, después de unas elecciones electorales, donde en el análisis de las sumas ideológicas, la nuestra sigue sin aparecer, sin visualizarse. Quizás, lo difícil para la mayoría de estos dirigentes e intelectuales de las izquierdas anticonfluencias, sea hacer un balance desde la perspectiva general de los intereses de las clases trabajadoras, entendemos esa incapacidad, porque a la clase obrera ya la han diluido entre las masas populares, sin identidad, ni historia, ni intereses concretos, o directamente sin cortapisas, como el izquierdismo dogmático…. nos la autoproclamamos.
Seguro que por eso, la mayoría de los balances de estos dirigentes e intelectuales de la izquierda pura, solo pueden hacer balances desde la perspectiva de un pequeño burgués de izquierdas frustrado, radicalizado y sectario, porque las cosas no le salen como él dice, y en su proceso de dogmatización y radicalización política, cada día que pasa, le aísla más de las masas a las que tanto adora. No acaba de entender, que a esa masa social no se le puede analizar desde fuera de ella, que solo haremos el análisis correcto desde dentro de ella, y poniéndole nombres y apellidos a cada sector que lo conforma, entendiendo que no solo hay intereses contradictorios entre sectores de distintas clases sociales, sino también entre una misma, pero sin antagonismos.
Desde la perspectiva genérica de un obrero comunista, con toda su vida desarrollada en el trabajo sindical concreto en su centro de trabajo o en su barrio, en contacto diario con la gente normal, y desde la familiaridad que da la convivencia durante muchas horas al año y del saber cómo piensan, solo podemos entender la lectura de un balance, desde si el resultado, favorece o no, a los intereses tanto generales como concretos de las clases trabajadoras, no como personalmente a uno le interesa, porque eso dejaría de interesar a cualquiera que quisiera ampliar su visión.
El resultado de estas elecciones, es el reflejo continuado de lo que sucedió por primera vez en las elecciones europeas, después en las municipales y autonómicas y ahora en las generales. Es decir, el bipartidismo PP-PSOE que lleva gestionando la política española desde la transición, ejecutando las políticas de recortes y privatizaciones desde el pacto social de la Moncloa del 78, y con una tremenda austeridad y agresividad para la clase obrera desde la explosión de la burbuja inmobiliaria en el 2008, provocando la ruptura del pacto social del estado de bienestar. Han perdido votos y representatividad, surgiendo con expresividad una nueva fuerza política que en lo fundamental, combate esas políticas de austeridad, recortes y privatizaciones para el pueblo.
No las han combatido así, los pactos de izquierdas del PSOE e IU, que los llevan realizando desde la transición en Asturies, Andalucía y en muchas ciudades. Los que los hemos combatido desde el principio en el interior del PCE y de IU, hemos constatado desde siempre, que lo único que constaba en firme, en esos “pactos de izquierdas” eran los salarios de los liberados/as y las subvenciones de los grupos parlamentarios o municipales, y que lo demás era voluntad presupuestaria. Constatamos también nuestro acierto, en el hecho, de que en la realidad actual, estos dirigentes de IU, no su movimiento inicial que persiste en sus bases, junto con los del PSOE, forman parte del problema, no de la solución. Siguen siendo incapaces de entender, que la pérdida de votos no es por la invisibilización del proyecto de UP-IU, sino por visualizarse ellos desde hace muchos años, como muleta o copia del PSOE.
Todos hemos visto, que los “pactos de izquierdas” no han cambiado absolutamente ninguno de los ejes de las políticas de austeridad de la Comunidad Económica Europea. Tampoco las han combatido los destacamentos del comunismo sectario, que despotrican más contra la izquierda que los ha dejado en la marginalidad más absoluta, que contra la OTAN y el EURO. Pero sí hemos visto, cómo en pocos meses, los ayuntamientos que han surgido de esa llamada unidad popular, han sido capaces, desde lo concreto, de dar zarpazos a la austeridad, especialmente para la regeneración democrática y los más necesitados y excluidos socialmente.
Es evidente, que lo más avanzado del pueblo en el ámbito institucional y programático, son los reformistas. Se puede poner como ejemplo, que en la prórroga de los presupuestos para el 2016, del gobierno asturiano del PSOE-IU, aprueban de inmediato 41 millones de euros para las principales políticas sociales, lo proclaman como un buen hacer del gobierno socialista, incapaces ya de esconder, que es un éxito de Podemos, que los obliga a hacer una política más social.
La historia nos lo demuestra, con las decenas de millones que los gobiernos asturianos del PSOE-IU, han desviado de las políticas sociales, para pagar las deudas de los empresarios y la banca, por ejemplo en la tardanza de pagar el salario social. El mérito de este nuevo reformismo, es que con pequeñas reformas que logran, nos arman y permiten creer, que sí es posible avanzar con otra política que cubren las necesidades mínimas actuales del pueblo.
Todo lo contrario que los pactos históricos de la izquierda, también reformista, pero integrada en el sistema, que es lo que han demostrado tantos años de inutilidad de esa forma de hacer política de IU y el PSOE, lo mismo se puede decir de aquellos izquierdistas radicalizados, que se empeñan en ser su izquierda desde fuera de las masas, que desprecian las pequeñas reformas, ignorando la realidad de la correlación de fuerzas, como motor del avance o retroceso de las fuerzas populares.
En esta situación de tanta precariedad para las clases trabajadoras, el ejemplo de Grecia es para no olvidar. Desde la perspectiva de la revolución ¿qué es lo que más nos puede ayudar de este resultado electoral? Evidentemente, que el resultado ha sido una patada al tablero, utilizando el símil de Pablo Iglesias, que lo ha desestabilizado de tal manera, que a medio y corto plazo no se le ve una salida satisfactoria de gobierno para todos y mucho menos, la que tanto ansiaba la oligarquía euroalemana: Un gobierno inmediato, que aplicase los recortes económicos a todos los sectores populares, para pagar la deuda de la banca privada española a la oligarquía euroalemana.
Pero claro, esta visión debe ser tan profundamente lejana para sus intereses personales políticos, que los reformistas de los pactos de izquierdas no lo ven, ni tampoco la vanguardia de nuestros destacamentos de comunistas y revolucionarios, unos, porque ellos no tienen beneficio personal ninguno y otros, porque estas pequeñas victorias reformistas, ocultan el tremendo peligro que hay detrás de la OTAN y el EURO, peligro que al parecer, ellos solos ven y conocen perfectamente, demostrando que no es que no quieran, como los de los pactos de izquierdas que sí saben lo que quieren, es que no saben cómo dar las batallas, desde sus castillitos de arena.
Las salidas de este resultado electoral, van a ser duras para los defensores del bipartidismo y la austeridad. Al Partido Popular, no le salen las cuentas sumando a su partido hermano competidor de Ciudadanos, ni tampoco con los restos de partidos de derechas nacionalistas. Al Partido Socialista, tampoco le salen las cuentas de su gobierno preferido de acuerdos de izquierda con IU y los nacionalistas. Podemos se vuelve central en las decisiones para formar gobierno, anula todas las variables para la aplicación de las políticas de austeridad. Todas menos una, la de gobierno de unidad PP+PSOE, con o sin Ciudadanos.
Si las presiones de Felipe González y sus ejecutores, la andaluza Susana López y el asturiano Javier Fernández triunfan, será el suicidio del PSOE y de su fractura, pero como de la de IU, pueden surgir sectores, con los que sí se puedan llegar a acuerdos contra las políticas de austeridad. Ejemplos los tenemos en Oviedo, Madrid o Castilla la Mancha. Y será así porque la oligarquía euroalemana, nada más formar gobierno, exige un recorte de los presupuestos inmediatos, que para esa fecha superarán los 10.000 millones de euros. No nos cabe la menor duda que eso implica el recorte de las pensiones, los sueldos de los empleados/as públicos, privatizaciones y recortes de todo tipo, incluidos de libertades para las clases trabajadoras, con más represión.
La salida de unas nuevas elecciones, si Podemos no juega mal este proceso de formación de gobierno, que de momento no lo está haciendo mal, será positiva. No está siendo un problema para la gobernabilidad, es capaz de ofrecerse a gobernar desde políticas concretas contra la austeridad, regeneración democrática y austeridad para los políticos y los altos beneficios, incluido con propuestas de candidatos a Presidente de gobierno independiente. Si sigue así unas nuevas elecciones benefician posiblemente a Podemos y a la confluencia y llegaríamos a una nueva convocatoria electoral, con un representante del bipartidismo como es el PSOE, dividido y roto.
Por parte del comunismo no sectario y revolucionarios unitarios, tenemos más margen para avanzar en el objetivo de la confluencia popular de Podemos, IU-UP, EQUO y el conjunto de movimientos sociales y la izquierda sindical, pero debemos tener claro, cuales son los aciertos de las fuerzas emergentes del 15M y cuáles sus debilidades; Grecia y Portugal son buenos espejos con sus propias diferencias. Los que han hecho, lo que nosotros nunca fuimos capaces de hacer desde la transición, debemos apoyarlo.
Para dibujar sobre el tablero, el futuro orgánico de la fuerza política que represente a nuestra clase proletaria, tenemos que construirlo y configurarlo desde una táctica a más largo plazo, desde el apoyo y la colaboración con las fuerzas reformistas que representan al pueblo. El cómo y con quienes, todos los conocemos lo más granado de nuestra clase, solo nos cabe pedir en este entrante 2016, la amistad, cordura y respeto entre todos los destacamentos comunistas y revolucionarios, así como la unidad de acción por compleja que sea la situación, partiendo siempre de los intereses generales concretos y estratégicos de nuestra clase, desde los principios de unidad de la clase obrera, que sigue existiendo y nuestro pueblo, como elemento imprescindible para la victoria final y la emancipación.
Alonso Gallardo militante comunista por la confluencia popular
Diciembre del 2015