Por
qué apoyar a Ucrania es inmoral
Reflexiones IracundasNov 15, 2025
Cuando comenzó la Operación Militar Especial en Febrero de 2022 algunos analistas en occidente se apresuraron a afirmar que se trataba de una “agresión no provocada”. Esto llevó a muchos a concluir que el apoyo a Ucrania frente al ataque de Rusia era un claro deber moral. Se fomentó desde entonces una narrativa romántica en la cual los nacionalistas ucranianos representarían el último bastión de los valores democráticos y la libertad. La guerra de éstos contra Rusia sería el más claro ejemplo de “guerra justa”.
Dado el alto grado de censura existente y, sobre todo, de supresión del "discurso distinto”, fue y es muy difícil retar los fundamentos del relato oficial sobre la guerra de Ucrania. Hacerlo se ha intentado equiparar a la negación del Holocausto u otras posturas a menudo penalmente perseguidas bajo el paraguas de los llamados “delitos de odio”. Sin embargo, mucho antes de existir las redes sociales y los baneos de Youtube, grandes pensadores occidentales dedicaron su tiempo a desentrañar qué es una guerra justa y qué no lo es.
De los trabajos de Tomás de Aquino, Hugo Grocio o Agustín de Hipona podemos extraer una serie de criterios para evaluar si una guerra es justa o no. De acuerdo a ellos, como veremos a continuación, la llamada guerra de Ucrania contra Rusia no lo es. Los criterios mencionados son los siguientes:
Hay una causa justa.
Hay una autoridad legítima.
Hay una intención honesta o recta intención.
Hay un esfuerzo proporcionado y esperanza de victoria.
Se respetan las normas de la guerra.
1) La causa justa
Santo Tomás (Summa Theologica, II-II, q. 40): Requiere una “injuria recibida” clara y no provocada.
Los nacionalistas ucranianos, naturalmente, afirman que la suya es una causa justa. Al fin y al cabo sería Rusia la que en Febrero de 2022 habría cruzado las fronteras de Ucrania reconocidas por la ONU.
Pero la causa justa exige no sólo ser quien recibe el primer golpe sino además no haberlo provocado. Y la Ucrania del Maidan claramente no está libre de esta falta. Y es por esto que la propaganda de la OTAN ha destinado muchos recursos a imponer la noción extraordinaria de que la invasión rusa sería achacable a un impulso maníaco de Vladimir Putin, a un mero propósito de conquista.
La Ucrania del Maidan es culpable de varios hechos que constituyen graves provocaciones a Rusia:
Buscar ingreso en la OTAN (amenaza existencial para Rusia, según su doctrina de seguridad).
Rechazar los Acuerdos de Minsk II (2015), que obligaban a Ucrania a otorgar autonomía a Donbás y cesar hostilidades.
Continuar bombardeos en Donetsk/Lugansk (2014-2022), muriendo en el conflicto aproximadamente 14.000 personas (según ONU).
Conclusión: el poder en Ucrania provocó la guerra por lo que apoyarla es apoyar a quien provocó el conflicto o puede considerarse corresponsable del mismo.
2) La
autoridad legítima
Grocio
(De Iure Belli ac Pacis): La autoridad debe ser interna (no impuesta
por potencias externas).
En 2014 se
hizo viral la filtración en Youtube de una llamada telefónica en la
que Victoria Nuland, enviada del Departamento de Estado de EEUU a
Ucrania, discutía quién debería ser el siguiente líder de Ucrania
una vez depuesto el presidente Yanukovich. Pero tiempo antes, el 13
de diciembre de 2013, durante un discurso en la Conferencia de la
U.S.-Ukraine Foundation en Washington D.C, Victoria Nuland afirmó lo
siguiente:
Desde la
independencia de Ucrania en 1991, Estados Unidos ha apoyado a los
ucranianos mientras construyen habilidades e instituciones
democráticas, mientras promueven la participación cívica y el buen
gobierno, todo lo cual son condiciones previas para que Ucrania logre
sus aspiraciones europeas. Hemos invertido más de 5 mil millones de
dólares para ayudar a Ucrania en estos y otros objetivos que
garantizarán una Ucrania segura, próspera y democrática.
Quien paga,
decide. Y EEUU decidió quién debía gobernar en Kiev. Mientras
escribimos estas líneas, el presidente actual (e ilegítimo) de
Ucrania el señor Zelensky está cercado por escándalos de
corrupción. Desvelados por “agencias independientes” que
“investigan” más o menos al compás de las órdenes procedentes
de EEUU.
Por otra parte, el régimen de Zelensky prohibió
partidos opositores, cerró medios críticos y pospuso elecciones
indefinidamente (estado de emergencia desde 2022). Incluso dio el
paso de prohibir la Iglesia Ortodoxa.
Conclusión: Ucrania no es una autoridad soberana legítima, sino un proxy occidental. Apoyarla es respaldar una guerra por delegación, no una defensa nacional.
3) La intención honesta o la recta intención
Grocio: La intención debe ser restaurar el orden, no perpetuar el conflicto.
Asumiendo que
el poder en Kiev no es soberano, debemos asumir que las intenciones
tras la prolongación del conflicto entre Ucrania y Rusia emanan de
los países occidentales o de EEUU. Y en la guerra que patrocinan no
se adivina, precisamente, una buena intención.
Es
indisputable que Occidente rechazó negociaciones de paz. Boris
Johnson presionó a Zelensky en abril 2022 para abandonar las
conversaciones de paz de Estambul. Desde Kiev se promovió incluso
una ley que prohibiría cualquier negociación con Putin.
Recientemente, desde Kiev se rompió cualquier contacto de
negociación de paz con Rusia.
Vemos que hay un claro ánimo
de prolongar la guerra.
EEUU y la OTAN prolongan la guerra para:
Debilitar a Rusia estratégicamente (doctrina Wolfowitz).
Vender armas (Lockheed Martin, Raytheon ganan miles de millones).
Controlar recursos (tierras raras, gaseoductos).
Conclusión: el apoyo a Ucrania no busca la paz, sino usar a los ucranianos como carne de cañón. Esto viola la “recta intención”.
4) Esfuerzo proporcionado o esperanza de victoria
Tomás de Aquino: Los males causados no deben superar los bienes esperados.
Tras el fracaso de la llamada contraofensiva ucraniana del verano de 2023 en Zaporiya no existe la posibilidad de una victoria militar ucraniana sobre Rusia. Esta posibilidad era una certeza no sólo en los círculos NAFO o de la extrema derecha ucraniana. Era una certeza en los medios de comunicación occidentales. Se basaban para ello en los éxitos militares ucranianos en Jarkov y Kherson; que como se vio posteriormente fueron más bien retiradas rusas debidas a la falta de medios puntual de Rusia a finales de 2022.
A los éxitos militares ucranianos en 2022 le siguió una movilización parcial rusa y una guerra de desgaste que se extendió a los años 2023, 2024 y 2025 cuyos resultados hoy ya resultan patentes: las bajas ucranianas son enormes, los avances rusos cada vez tienen menos respuesta y son más rápidos.
Resumiendo:
Desde 2022 Ucrania ha perdido aproximadamente 1,4 millones de soldados (700.000 muertos según Ruslan Tatarinov).
La economía de Ucrania está destruida; depende 100 % de ayuda externa.
Rusia controla el 20 % del territorio y sigue avanzando. Ucrania no ha lanzado ninguna contraofensiva en 2025.
Conclusión: Seguir armando a Ucrania prolonga una masacre sin esperanza de victoria, causando males desproporcionados para su población. Algo que es inmoral bajo cualquier punto de vista salvo el de un culto de muerte.
5) Respeto a las normas de la guerra
En toda guerra se producen atropellos contra otros combatientes y los civiles. La de Ucrania no es una excepción. Pese a esto, nuestros medios de comunicación pretenden que Ucrania estaría libre de dicha falta, a diferencia de los rusos.
Lo cierto es
que la lista de crímenes de guerra ucranianos es larga. No sólo
hablamos del asesinato de prisioneros de guerra o su mutilación.
Hablamos de matanzas de civiles al nivel de las SS en la 2ª Guerra
Mundial. Tales hechos sabemos que sucedieron en Kursk, durante su
ocupación por parte de tropas ucranianas.
En Russkoye
Porechnoye tropas ucranianas recibieron la orden de “liquidar todos
los civiles”. Se produjeron ejecuciones, torturas, violaciones (8
mujeres) y saqueos. Un prisionero ucraniano (Yevgeny Fabrisenko)
confesó a RIA Novosti haber matado 22 civiles y violado mujeres. No
hubo supervivientes. En Nikolayevo-Daryino también se produjeron
ejecuciones de decenas de civiles.
Por otra parte, la crisis del agua de Donetsk, que a menudo es empleada por los propagandistas occidentales para tachar de incapaz al gobierno ruso, está provocada por una decisión consciente ucraniana de cortar el agua potable a toda la región. Esto, por sí solo, constituye un crimen de guerra.
Asimismo, Ucrania usa minas antipersona (prohibidas por Ottawa), bombardeos en Donbass, y emplea a sus propios civiles como escudos humanos (según informó Amnistía Internacional en 2022).
Occidente
suministra armas (HIMARS, ATACMS, Vampires), que son usadas contra
objetivos civiles en Rusia. Así sucedió, por ejemplo, en los días
previos y posteriores a las últimas elecciones rusas: donde la
artillería ucraniana disparó al azar sobre la población de
Belgorod.
Apoyar a Ucrania implica, como demuestra el silencio
de los medios de comunicación, convalidar los crímenes de guerra
ucranianos.
En conclusión:
La idea de que el apoyo a Ucrania sería algo lógico o incluso un deber moral no podría ser más errónea. Por esto mismo existe una fuerte censura en las redes sociales y la prensa occidental para que no haya debates al respecto.
Desde una perspectiva ética, apoyar el esfuerzo de guerra del gobierno de Kiev contra Rusia implica apoyar el imperialismo estadounidense provocando el sacrificio del pueblo ucraniano. Todo para dañar a Rusia y, en el mejor de los casos para los nazis de Kiev, llevarnos a una guerra termonuclear que aniquilaría a la Humanidad.
Apoyar a Ucrania no es un deber moral sino que representa, más bien, un mal moral. Esto es: apoyar a Ucrania contra Rusia es inmoral.
Se produce aquí un cortocircuito de lo comúnmente aceptado a fuerza de mentiras y censura: la de Rusia es una guerra no contra los ucranianos sino contra la OTAN. Y en tanto Rusia se enfrenta a la OTAN se alinea con los intereses de la mayoría de la Humanidad, incluyéndose en ésta mayoría todos aquellos pueblos sometidos al imperialismo. Y ahí estamos nosotros los españoles y europeos.
Acabar con la OTAN, en cualquier lugar, es una causa justa, la de Rusia es una autoridad legítima y soberana, tiene la intención honesta de liberar a los rusos en Ucrania, su esfuerzo es proporcionado y tiene esperanza de victoria. Y jamás se ha visto una guerra de tamaña proporción en que menos civiles hayan sido blanco de ataques.
Nos jugamos
mucho en Ucrania. Y debemos exigir a nuestros gobiernos que detengan
esta matanza que ellos provocaron y ellos ahora financian.
Más
aquí:
https://kick.com/iracundoisidoro/videos/ce2c799a-deaf-43df-9ab0-bfcd087195e4