jueves, 23 de octubre de 2025

Otro inédito de Michel Foucault


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Por Iñaki Urdanibia para Kaosenlared

Si digo otro, es debido a que tras el fallecimiento del pensador de Poitier ya han sido publicadas varias publicaciones inéditas: por una parte, están los cuatro volúmenes de Dits et écrits (1994) que reúnen artículos, entrevistas, ensayos, que andaban desperdigados por ahí; así pueden considerarse igualmente la publicación de sus cursos en el Collège de France, trece entregas que van de 1970 hasta 1984, año de su muerte…, hace siete años se publicó Les aveux de la chair, que pasaría a ser el cuatro tomo de su Historia de la sexualidad, en 1923, vio la luz un texto, sobre el discurso filosófico, que andaba perdido por algún cajón desde el momento de su escritura, allá por los sesenta (https://kaosenlared.net/un-texto-inedito-de-michel-foucault/). Ahora, se publica «Les hermaphrodites». No está de más dejar constancia que Michel Foucault ordenó que no se publicasen textos póstumos… afortunadamente leímos a Kafka por el acto de desobediencia de su albacea Max Brod, y también a clarificadores textos del autor de Vigilar y castigar; la desobediencia es lo que tiene.

En el primer tomo de su Historia de la sexualidad: 1. La voluntad de saber (publicado originalmente en francés en 1976) anunciaba el plan de la obra: 2. La carne y el cuerpo, 3. La cruzada de los niños, 4. La mujer, la madre y la histérica, 5. Los perversos y 6. Población y razas…al final, coincidiendo con la que resultó ser su hospitalización definitiva, se publicaron en 1984, un par de volúmenes que variaban el programa inicial, lo que sorprendió a tirios y troyanos (viene al pelo aquella aseveración que se leía en las primeras páginas de La arqueología del saber: «no, yo no estoy en donde vosotros me imagináis, sino aquí desde donde os miro riéndome»), obviamente quienes habían asistido a sus cursos ya habían visto la variación que le llevaba a Grecia, Roma y a los tiempos del nacimiento del cristianismo: 2. L´usage des plaisir, 3. Le souci de soi, a los que se añadió como queda señalado líneas arriba el cuarto volumen, en 2018.

El texto ahora publicado da por pensar que encajaría en el tomo anunciado como 5º, dedicado a los perversos; sobre el tema ya había trabajado, como archivista, en el caso de Herculine Barbin llamada Alexina B. (editado originalmente en 1978), publicado en castellano en 1985, por editorial Revolución, a cargo de Antonio Serrano…en el que se ofrecen un escrito de Foucault, y una confesión de la propia Herculine Barbin / Alexina B narrando los duros avatares que debido a la estricta y rancia moral católica le condujeron al suicidio, a ser suicidada mejor. También en el Cours au Collège de France, 1974-1975, dedicado a Les anormaux (Hautes Éudes Gallimard / Le Seuil, 1999), se refiere en varias ocasiones a casos de hermafroditismo, específicamente en las páginas 62-68, y en otras páginas al referirse a las perversiones, los monstruos humanos, morales y políticos, los considerados individuos peligrosos, deteniéndose en el caso Anne Grandjean; al que recurrirá ampliamente en el texto que ahora se publica.

Michel Foucault echa la vista atrás, del siglo XVI al XVIII, hurgando en diferentes casos como los de Marie Marin Le Marcis, Anne Jean Baptiste Grandjean ou Michel Anne Drouart, rastreando minuciosamente las variaciones que se dieron con respecto a los casos de hermafroditismo, de sexos inciertos…desde la jurisdicción a la verificación. Aporta detallada información acerca de los diferentes casos y va subrayando la distinción entre sexo (anatómico) y sexualidad, sin ignorar lo que denomina sensorium sexual, que denotan las tendencias y apetitos más allá de la biología; sin olvidar las cuestiones relacionadas con la subjetividad -diferencia subrayada entre identidad sexual y realización subjetiva-, el instinto y las pulsiones. Muestra el paso que se dio en la decisión de elección del sexo, por parte de los hermafroditas, al deber de hallar el sexo verdadero; ya la decisión se desplazaba del individuo, a la autoridad de juristas, médicos, y sacerdotes -todos supuestos expertos– que eran quienes en adelante iban a decidir el sexo verdadero. La asignación de tal vendría de la mano de ciertas pretendidas características de uno u otro sexo, de modo y manera que la decisión vendría basada, tras la debida exploración, en la opción por la que representase más vigor o mayor calor (rasgos supuesta y propiamente masculinos). Una vez asignado dicho sexo, el individuo debería atenerse en su comportamiento al sexo asignado, siendo castigado si recurriese a actividades sexuales no acordes con el sexo designado: de este modo las condenas no se daban por el hecho de ser hermafrodita sino por no atenerse a los actos sexuales propios del sexo asignado; generalmente tales condenas -que podían llegar a ser de muerte- eran calificadas como sodomía. Se sacan a relucir igualmente la clasificación entre hermafrodita-mujer, hermafrodita-hombre, pseudo-hermafroditas, siendo asimilados a monstruos y/o perversos…siendo, en no pocas ocasiones, objeto de exhibición por su rareza. Foucault visita la Edad Media y el Renacimiento, transitando hacia los años de fundación de los Estados modernos en los que la tendencia dominante, impuesta, fue acabar con las veleidades de mezcla de los dos sexos en un solo cuerpo, imponiéndose la prescripción de a cada cual su identidad. En el XVIII la postura dominante era el considerar todos los casos como pseudo-hermafroditas, que basándose en los engaños de la propia naturaleza podían facilitar las tendencias al libertinaje. Más adelante, en los siglos XIX-XX ya se pasa a admitir que un individuo adopte el sexo que no sea biológicamente el suyo. Queda subrayada la importancia del sexo que es el lugar en donde se han de buscar las verdades más secretas e íntimas de los individuos, sus fantasmas y sus tendencias más profundas…jugando en ello un papel esencial el psicoanálisis.

La importancia y pertinencia del estudio de Foucault, escrito entre 1975 y 1978, no reside únicamente en cuestiones de índole histórica sino que conserva su relevancia actual en lo que hace a la distinción entre anatomía y sexualidad, quedando insinuada la cuestión del género, aunque Foucault no llega a usar el término; dicha ausencia no quita para que sus distinciones, ya aludidas, van a dejar una honda huella en los ambientes trans, LGTB+, feministas, como queda patente en la pensadora Judith Butler, por ejemplo. Todo ello hace que en los tiempos presentes mucho del utillaje empleado por al autor- quien por cierto afirmaba que su obra debía ser tratada como una caja de herramientas– cobre una presencia indudable, asunto que es tratado en el Posfacio, Le sexe qui parle, por Éric Fassin: cita el autor algunas rigideces supuestamente biologicistas que son defendidas por las leyes de Gran Bretaña y más todavía en la Norteamérica trumpista, que reivindicando supuestamente la base biológica en la distinción de los humanos, llega a contradecir los presupuestos de la ciencia biológica (las citas resultan de no creer, lo que hace decir a Éric Fassin: «el trumpismo, siguiendo el estilo del lysenkismo, opone una biología política a la biología de los biólogos»). En fin, tanto el postfacio nombrado como el Prefacio, Le chantier “hermaphrodite”, de Arianna Sforzini, que entrega un atinado mapa conceptual del trabajo de Foucault, sirven, de manera destacable, a la hora de interpretar y ubicar este texto foucaultiano.