Alonso Gallardo … militante comunista
Hace unos días, docena y media de organizaciones sindicales y sociales de la mano de la CSI, organizaron un debate en Gijón sobre la defensa de los servicios públicos, centrado en los tres más privatizados como son el ERA residuo asturiano de lo que queda del antiguo INSERSO, la sanidad desorganizada y abandonada financieramente para que con el decaimiento en sus funciones, justificar la privatización y externalización de sus tareas para beneficio de la sanidad privada y las empresas farmacéuticas y la enseñanza pública, donde sin financiación adecuada empobrecerla de forma progresiva para generalizar la ideología liberal, posmoderna y anticientífica, en la formación de una juventud individualista sin ética, sin historia y masificándola para la generalización de las subvenciones a la enseñanza privada de la élite social, dando entrada en Asturias a la universidad privada en manos de las ordenes religiosas y fondos de alto riesgo, controlados por el imperialismo unipolar de los EE.UU: principal organizador de la guerra por delegación en Ucrania a través de la OTAN y del genocidio en Palestina por su vasallo sionista israelí y preludio de la guerra mundial.
El salón de actos estaba lleno y las intervenciones fueron correctas en la descripción del problema y en la insinuación de quién es responsable en el ámbito asturiano, coincidiendo todos en la de un PSOE compitiendo en quién es mas neoliberal con la derecha reaccionaria del PP, FORO y VOX. Todos tenían claro que el acuerdo de gobierno del PSOE y IU no había paralizado el proceso de externalización y privatización de lo público y más, que en esa complicidad también habían caído las federaciones sindicales de los sindicatos de clase, que en todo este proceso de abandono de lo público para la externalización y privatización de funciones y sectores de los servicios públicos, han tenido una actitud pasiva asumiendo recortes y privatizaciones ha cambio de subidas salariales en primas, productividad y liberados sindicales. La situación de lo público en Asturias no está igual que en Madrid gestionada por el PP, que Andalucía por el PP y VOX o Cataluña hasta este gobierno socialista por el nacionalismo catalán, que son los más avanzados en el abandono de lo público y la externalización y privatización de funciones y servicios, pero se sigue en la misma estela a un ritmo más lento pero con las mismas consecuencias graves para la clase trabajadora. Quedó demostrado con el abandono del pueblo al cerrar los centros de salud públicos de atención primaria en plena ofensiva del COVID-19, dejando como única alternativa asistencial a la clase trabajadora la sanidad privada, abierta de par en par en plena ofensiva coordinada con la patronal sanitaria, de captación de clientes ante el abandono provocado de la sanidad preventiva pública, sumándolo al ya histórico, de unas listas de espera agónicas para muchos enfermos en todas las patologías y especialidades.
Pero en ese mismo acto público se vivió una tremenda situación, fruto del olvido de la experiencia histórica de la lucha de la clase obrera, no tanto por los ponentes, que también, sino por el abandono de los organizadores de los principios mínimos en un análisis de la realidad política y económica, de que vivimos en una sociedad bajo la lucha de clases y que lo revolucionario no está solo en un análisis objetivo del problema, que se hizo, sino en el fundamental de dar ideas e iniciativas para transformar esa realidad y revertirla a favor de los intereses concretos de la clase trabajadora. Si los responsables de la actual situación son el gobierno asturiano del PSOE e IU, lo coherente será la crítica al gobierno por faltar a los principios éticos de la izquierda, por el abandono de los servicios públicos que garantizan el exiguo estado de bienestar que tenemos, para entregarlo a la mano del libre mercado privado para quien pueda pagárselo. Era obvio el sentido de la responsabilidad en la intervención de cada ponente y de la necesidad de los servicios públicos para la clase trabajadora, pero nadie de los organizadores lo puntualizó exclusivamente responsabilizando a los culpables de la gestión: al gobierno asturiano conformado por el PSOE e IU.
Como introduje anteriormente, hay otra circunstancia que acompaña a la primera de no señalar a los culpables del abandono y privatización de los servicios públicos para el beneficio económico de las empresas privadas, centrada en la falta de dar alternativa porque quedarse solo en que el servicio sea público y financiado con los presupuestos del Estado está bien, pero en el estado de la situación política internacional y del momento en que vivimos es insuficiente. La docena y media larga de organizaciones sindicales y sociales convocantes, debieran haber hecho una apuesta por la unidad con una iniciativa convocando a una movilización unitaria a los sindicatos de clase y partidos de la izquierda faltantes en la convocatoria, invitando al grueso de la sociedad asturiana a participar de una movilización continuada, clara y contundente, contra el abandono de los servicios públicos y por la recuperación de los derechos perdidos en el ámbito de lo públicos: en la dependencia como era la semigratuidad del antiguo INSERSO, la enseñanza y la sanidad preventiva y especialista. Los dirigentes que gestionan el PSOE asturiano tienen poco de izquierda y la mayoría que gestiona la de IU, parece también que la ha perdido por mor del realismo político y la correlación de fuerza, como deja de entrever su posición ante el asesinato laboral de la mina de Zarréu, pero esa actitud es falsa e incorrecta, porque la historia ha demostrado que la base votante y afiliada del PSOE es obrera, de izquierda. También, que solo si conseguimos movilizar al pueblo y siendo para ello fundamental la unidad, lograremos que los dirigentes del PSOE y los posibilistas de IU giren a la izquierda.
Pero la movilización obrera y popular continuada, tiene que dejar claro que la única opción que nos vale es el giro a la izquierda del PSOE y de IU, que no vale una dimisión con una convocatoria de elecciones porque sería entregar el gobierno a la derecha fascista, que es a los únicos que fortalece la política neoliberal de este gobierno seudoprogresista, al desarmar la ilusión del pueblo y la clase trabajadora en las fuerzas de la izquierda. Los partidos de la clase obrera, de izquierda, sindicatos de clase y movimiento vecinal, tienen que superar el economicismo y el tactismo político y ponerse al frente de una movilización sostenida en defensa de lo público, para así recuperar la confianza y la fuerza de la clase obrera en los referentes actuales, los cuales gusten más o menos, pero son los que tenemos mientras no seamos capaces de construir unos con conciencia de clase, para que confluyan mañana en una movilización sostenida hasta que el gobierno gire a la izquierda y cuando toquen las elecciones, estos partidos de la izquierda arropados por las organizaciones obreras de masas, que en conjunto formamos la parte más consciente de la clase obrera y el pueblo, confluyan electoralmente con un programa en defensa de los sistemas públicos que garantizan el estado de bienestar, más la recuperación de la industria perdida pero recuperable, que garantizaba la soberanía española.