Presentación y antecedentes históricos
El Sahel africano es una región con un clima de características semiáridas que se extiende desde el este al oeste, por el centro del continente africano a través de 10 países, delimitando una franja de norte a sur caracterizada por el clima desértico del Sáhara y el clima tropical de las sabanas. A lo largo de la historia, ese cinturón sirvió de tránsito y ruta comercial para diferentes pueblos, convirtiéndose en el lugar de intercambio entre grandes civilizaciones africanas hoy relegadas al olvido.
Tras la Conferencia de Berlín en 1895, el reparto y la anexión de los territorios africanos por las potencias europeas permitió al imperio colonial francés avanzar en sus propósitos. Desde finales del siglo XIX, el imperialismo francés llevó a cabo varias campañas militares con el fin de extender sus posesiones africanas. Las rebeliones y resistencias frente a la ocupación no lograron impedir la creación de dos federaciones coloniales, la África Occidental Francesa (1895) y la África Ecuatorial Francesa (1910).
A pesar de que la Francia de De Gaulle se inventó primero una “Comunidad Francesa” en 1958 y luego permitió la “descolonización”, los pueblos de la región se encontraron sometidos a la opresión colonial después de 1960, conocido como el año de las Independencias. Tras aquel periodo, los dirigentes africanos más revolucionarios se reunieron en el Grupo de Casablanca, en el seno del cual establecieron una agenda de reivindicaciones para poner fin a las estrategias imperialistas, que fue reflejada en la elaboración y firma de la “Declaración de Casablanca”.
Esta declaración, que propone la liquidación del régimen colonial, la eliminación de la segregación racial, la evacuación de las fuerzas extranjeras de África, la oposición a toda injerencia extranjera, a todo experimento nuclear y la acción por la unidad africana, la consolidación de la paz y la seguridad en África y en el mundo, es de hecho la carta de todos los pueblos africanos.
Al combate anticolonial en su forma clásica, le siguió un combate contra el neo colonialismo, mucho más difícil de identificar. Se sucedieron sabotajes, golpes de estado y asesinatos contra dirigentes sociales y políticos africanos en países como la República Democrática del Congo de Patrice Lumumba, la Guinea de Sékou Touré, el Malí de Modibo Keita, el Níger de Djibo Bakary, el Camerún de Rubén Um Nyobé o la Ghana de Kwame Nkrumah. La creación de la Organización de la Unidad Africana en 1963 significó en los hechos un retroceso en el espíritu combativo de aquel primer periodo de las Independencias.
Los nuevos levantamientos del Sahel
En agosto del 2023 el descanso veraniego de Macron fue sacudido por un efecto de onda de choque en la región africana del Sahel. En Níger, el Consejo por la Salvaguardia de la Patria (CNSP), depuso al presidente Mohamed Bazoum, expresando su voluntad de defender la soberanía nacional y luchar contra la corrupción de anteriores gobiernos. Macron llegó a amenazar de guerra a Níger, uno de los países con el más bajo indicador de desarrollo humano del planeta. ¿Su objetivo? Que los militares terminaran cediendo el poder ante la enorme y cruel presión de diferentes actores internacionales. Actuando al unísono, se sumaron a un mecanismo ilegal de sanciones y bloqueo económico contra Níger, como antes lo hicieron contra Malí y Burkina Faso, donde ya se produjeron otros golpes militares en 2020, 2021 y 2022.
Según los portavoces de Francia, el 26 de julio del 2023 en Níger había tenido lugar un golpe que era “la gota que colmó el vaso”. En los días siguientes al golpe, la CEDEAO, un organismo en el cual se reúnen los gobiernos avasallados a Francia –como entonces el Senegal de Macky Sall, la Costa de Marfil de Alassane Ouattara o el Benín de Patrice Talon– tuvo un hiper activo protagonismo. En el país vecino del sur, Nigeria, el presidente Bola Tinubu se puso a la vanguardia de esa ofensiva fiel a la agenda pro occidental.
La Alianza de Estados del Sahel, creada el 16 de septiembre del 2023 bajo la amenaza de guerra de Francia y los países miembros de la CEDEAO, ha superado el aislamiento regional e internacional provocado por la antigua potencia colonial. El pueblo nigerino ha logrado resistir y la CEDEAO ha sido derrotada. En efecto, ante la “retirada irreversible” de los tres países hecha efectiva en enero del 2025, la CEDEAO les dio seis meses más para rectificar. Una postura de conciliación tardía, comparada ¡con el ultimátum de guerra de hace un año! Uniendo las palabras a los hechos, los tres países hicieron su salida efectiva el 29 de enero del 2025.
El pueblo es el motor de la revolución panafricana
En octubre del 2014, la insurrección burkinabé que derrocó al dictador Blaise Compaoré en Burkina Faso, fue un un acontecimiento precursor. Mostró la aspiración de los pueblos de África del Oeste a una transformación, dándole un carpetazo a las políticas neoliberales que impidieron el verdadero desarrollo de esas naciones. El cuestionamiento por la juventud africana de las consecuencias del neocolonialismo y, sobre todo, la identificación de las elites africanas al servicio de ese sistema, es la trama de fondo de los actuales procesos.
En cada país la movilización popular se canalizó a través de diferentes organizaciones y en función de sus respectivas tradiciones políticas. En Senegal, la aparición de un partido “soberanista” y panafricano como PASTEF, unificó al pueblo y le permitió la toma de poder. Si algo logró la liberación de sus candidatos, Ousmane Sonko y Diomaye Faye –encarcelados por un sistema judicial puesto a las órdenes del régimen de Macky Sall–, fue la presión popular. El anuncio del cierre de las bases militares francesas en Senegal por el gobierno senegalés a finales del 2024, poco después de la avasalladora victoria del PASTEF en las elecciones legislativas, es la muestra clara de que la dinámica de la Alianza de Estados del Sahel está solo a sus inicios.
Las palabras del primer ministro de Senegal Ousmane Sonko a la juventud resuenan a lo largo y ancho del continente, como una respuesta a los cantos de sirena con los que el capitalismo trata de seducirla, llevándola por los tortuosos caminos del exilio migratorio, dejando un rastro de cadáveres en el desierto y en el océano. Son un llamamiento a creer en sus propias capacidades y a quedarse a desarrollar esta joven nación:
“Puedo asegurarles que los países a los que algunos jóvenes quieren unirse están ellos mismos en crisis o al principio de una crisis (…) El futuro del mundo está en África, y los jóvenes tenéis que ser conscientes de ello. El único continente que aún puede progresar y crecer significativamente es África”
La vanguardia de la Revolución Panafricana
Sin la contribución práctica de los gobiernos militares que revirtieron la tradicional alianza estratégica entre los gobiernos de la región y la antigua potencia colonial, el panafricanismo revolucionario de las masas no habría llegado al poder, ni mucho menos podría cumplir sus promesas. Llegó la hora de la “segunda y definitiva Independencia” para las naciones africanas. En Níger, ha habido varias medidas sociales, pero la propaganda oculta los logros del CNSP. Entre ellas, la reducción a la mitad del costo de operaciones médicas, la reducción de precio del carburante, del costo del cemento para particulares, y campañas de distribución de productos de alimentación básica para el pueblo. También se denunció el papel de actores cómplices de intereses extranjeros, que en los momentos mas difíciles del bloqueo económico, se beneficiaron con la especulación en precios de ciertos alimentos.
Es sabido que el imperialismo no ceja en sus empeños. Escuchemos el mensaje de alerta de los presidentes de la Confederación de Estados del Sahel, Tiani, Goita y Traoré.
“Quienes nos combaten por nuestras opciones políticas sólo han cambiado sus métodos. Siguen utilizando sus acciones pérfidas y subversivas para hacernos la guerra (…) Ha llegado el momento de estar alertas para desbaratar la campaña de intoxicación y desinformación emprendida por los patrocinadores del terrorismo en el Sahel para minar la moral de nuestras tropas, incitar al odio étnico y hacer añicos la cohesión social heredada de nuestros antepasados”
Alex Anfruns. Profesor, escritor e investigador independiente, autor de Níger: ¿otro golpe de estado… o la revolución panafricana? (publicado en España, Venezuela y Estados Unidos de América)
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