Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
La Conferencia de África Occidental en Berlín se celebró entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero de 1885 en Alemania, donde se reunieron varios Estados europeos para repartirse el continente africano según sus intereses económicos.
Este encuentro, que se conoce como la Conferencia de Berlín, supuso la consolidación del dominio imperialista europeo sobre el continente africano, un dominio que formalmente duró más de un siglo.
Una expresión artística fruto de la reunión fue el retrato del rey [belga] Leopoldo II cortando un pastel gigante que representaba al continente africano. África ya había aportado una enorme riqueza a varios Estados europeos y norteamericanos gracias a la trata de esclavos atlántica y al establecimiento de colonias en el hemisferio occidental.
Portugal fue uno de los primeros colonizadores y esclavizadores de África, y se mantuvo en el continente desde el siglo XV hasta el XX. España y Portugal, los pioneros de las estructuras esclavistas y coloniales europeas, fueron después eclipsados por los holandeses, los británicos, los franceses y los estadounidenses.
La abolición de la trata de esclavos atlántica y finalmente de la servidumbre involuntaria en los Estados capitalistas feudales y burgueses occidentales no dio paso a una nueva forma de democracia burguesa más inclusiva. El colonialismo fue el resultado lógico del sistema esclavista. Dado que la producción industrial proporcionó un mejor método racional para explotar la mano de obra, el sistema colonial cosechó unos beneficios mucho mayores para la clase dominante gracias a basarse en la confiscación de tierras, el desplazamiento de la población, los impuestos forzosos, la producción de cultivos comerciales y la minería.
En África hubo resistencia interna a la esclavitud desde su primera fase entre los siglos XV y XVIII hasta su abolición final en el siglo XIX. La rebelión con éxito de los esclavos [haitianos], que se transformó en un movimiento revolucionario en Haití entre 1791-1804, supuso la aparición de un movimiento generalizado de resistencia a la esclavitud humana. Importantes rebeliones en Estados Unidos, como la de la costa alemana de Luisiana en 1811; la de Denmark Vessey en Charleston, Carolina del Sur, durante 1822, la de Nat Turner y sus camaradas en el condado de South Hampton, Virginia, en 1831 la de John Brown en Harper’s Ferry, Virginia, en 1859 y la de los 200.000 africanos que se unieron al ejército de la Unión en la Guerra Civil estuvieron motivadas por el deseo de acabar con su esclavitud.
Resulta interesante que los territorios que en un principio habían sido colonizados por España y Portugal fueran los últimos en abolir la esclavitud a finales de la década de 1880, en Cuba y en Brasil. Con todo, el colonialismo, el racismo y la explotación económica continuaron a pesar de la abolición legal de la servidumbre involuntaria.
Codificar la explotación colonial
El objetivo de la Conferencia de Berlín era utilizar los conocimientos adquiridos por los exploradores europeos que recorrían el continente africano con el fin de evaluar su capacidad para dominar la tierra y la mano de obra, unido a la extracción de sus riquezas. Henry Morton Stanley, que había nacido en Gales y después había emigrado a Estados Unidos, donde sirvió tanto en el ejército confederado como en el de la Unión durante la Guerra de Secesión, fue reclutado por el rey Leopoldo II para cartografiar zonas de África Central con vistas a explotar su tierra y a sus pueblos.
Los proyectos imperialistas que la monarquía belga tenía respecto a África Central entraron en conflicto con los de Francia, que había enviado a su propio explorador, Pierre Savorgnan de Brazza, que cuestionó la reivindicación de la zona por parte de Leopoldo II. En las instrucciones que Leopoldo II había dado a Stanley quedaba clara la relación entre, por una parte, la exploración y el cartografiado de África Central y otras regiones de África, y, por otra, la búsqueda de beneficios cuando afirmó: «No se trata de las colonias belgas, sino de establecer un nuevo Estado lo más grande posible y de su gobernanza. Debe quedar claro que en este proyecto está fuera de toda discusión el conceder a los negros la menor forma de poder político. Sería ridículo. Los blancos, que están en los puestos de mando, tienen todo el poder».
El objetivo de la Conferencia de Berlín fue, por lo tanto, resolver estas diferencias para que pudiera avanzar rápidamente la colonización total de África. Todo el proceso de colonización fue extremadamente violento.
Se calcula que entre 1876 y 1908 murieron en el Congo entre 8 y 10 millones de personas africanas debido al atroz trato de la clase dirigente belga. En este primer periodo el territorio estuvo controlado exclusivamente por la monarquía. Después 1908 el Congo pasó a estar bajo dominio colonial belga, bajo el cual permaneció hasta 1960.
Una fuente afirma lo siguiente de la Conferencia de Berlin de 1884-85: «La Conferencia, que había sido propuesta por Portugal debido a su especial reivindicación del control del estuario del Congo, era necesaria debido a los celos y suspicacias con que las grandes potencias europeas veían los intentos de expansión colonial en África de las demás potencias. El acta general de la Conferencia de Berlín declaró neutral la cuenca del río Congo (un hecho que no disuadió a los Aliados de extender la guerra a esa zona durante la Primera Guerra Mundial), garantizó a todos los Estados la libertad de comercio y navegación en la cuenca, prohibió el comercio de esclavos y rechazó las pretensiones de Portugal sobre el estuario del río Congo, lo que posibilitó la fundación del Estado Libre del Congo independiente, algo que Gran Bretaña, Francia y Alemania ya habían acordado en principio».
No obstante, la Conferencia no pudo impedir violentas disputas acerca del futuro de África y del mundo. Los imperialistas europeos utilizaron en el Congo y en otras muchas regiones de África unas medidas represivas que recordaban la época de la esclavitud en la que eran habituales el trabajo forzado, la coacción, las detenciones, el exilio, las palizas y los asesinatos.
Entre 1904 y 1907, en la primera década del siglo XX, los colonialistas alemanes cometieron ataques genocidas en el suroeste de África (la actual Namibia) en los que aniquilaron entre el 60% y el 80% de la población africana. En ese mismo periodo de tiempo, entre 1905-190, los conquistadores alemanes mataron a miles de personasen en Tanganica (la actual Tanzania), en África Oriental. Estos actos de genocidio cometidos por Alemania fueron una respuesta a las guerras de resistencia emprendidas por la población africana en Namibia y Tanzania, cuando se alzó contra la opresión nacional y la explotación económica infligidas por el imperialismo.
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fueron fruto de las contradicciones que había dentro del sistema imperialista. Estados Unidos emergió después de 1945 como la indiscutible potencia política y económica dominante del mundo capitalista. Los únicos verdaderos desafíos a los que se enfrentó el imperialismo provenían del campo socialista y de los movimientos de liberación nacionales
El legado de la Conferencia de Berlín
El colonialismo en sus diferentes formas permanece por todo el mundo. Con el estallido de las recientes rebeliones en Nueva Caledonia y Martinica ha quedado en evidencia el actual colonialismo de Francia.
Francia renunció a la mayoría de sus colonias clásicas en el continente africano y ha ejercido su influencia por medio de estructuras neocoloniales que implican acuerdos económicos desiguales y la presencia de fuerzas militares que velan por los intereses de París. A principios de la década de 1960 el gobierno francés llevó a cabo pruebas de armamento nuclear en el Sáhara, haciendo caso omiso a las protestas del gobierno de Ghana, presidido por el presidente Kwame Nkrumah.
La región del Sahel, en África Occidental, ha sido en los últimos años el epicentro de los movimientos antiimperialistas que rechazan la presencia militar francesa, estadounidense y de la OTAN. En Níger, que cuenta con algunos de los mayores yacimientos de uranio del mundo, su nuevo gobierno ha cancelado el contrato a largo plazo para la extracción de uranio entre empresas francesas y el Consejo para la Salvaguarda de la Patria (CNSP).
Un informe de Reuters del 4 de diciembre señalaba lo siguiente: «La empresa nuclear francesa Orano afirma que las autoridades militares de Níger han tomado el control de sus operaciones de extracción de uranio en este país de África Occidental. Después de tomar el poder por medio de un golpe de Estado en julio del año pasado, los gobernantes militares de Níger afirmaron que iban a reformar la legislación que regula la extracción de materias primas por parte de empresas extranjeras. En junio retiraron a Orano el permiso para explotar uno de los mayores yacimientos de uranio del mundo y entonces Orano suspendió la producción. Esto implica un nuevo paso en la deteriorada relación entre Francia y Níger después de la expulsión de las tropas francesas de su antigua colonia».
Estos cambios políticos en la Alianza de Estados del Sahel (AES) suponen un importante augurio para el futuro del imperialismo en África y otras regiones geopolíticas. Los Estados africanos fueron miembros fundadores del Movimiento de Países No Alineados, que recientemente condenó los ataques aéreos israelíes contra la República Islámica de Irán.
Los 55 Estados miembros de la Unión Africana (UA) forma parte del Grupo de los 77 más China, que representa aproximadamente al 80% de la población mundial. Los países que integran los BRICS, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se están planteando seriamente la desdolarización [de las transacciones comerciales] y crear un Nuevo Banco de Desarrollo (NBD). Las declaraciones del gobierno estadounidense entrante del expresidente Donald Trump en las que amenaza con establecer aranceles a gran escala y no solo contra los principales socios comerciales de Washington que son México y Canadá se están utilizando como arma también contra los países BRICS que tratan de liberarse del dólar.
Estos intereses contrapuestos intensificarán las cada vez mayores tensiones respecto a la dirección del sistema económico mundial. Estos objetivos divergentes alentarán alianzas más amplias entre los pueblos del Sur Global y sus homólogos de la clase obrera y las personas oprimidas de los Estados imperialistas.
Abayomi Azikiwe es director de Pan-African News Wire. Colabora regularmente con Global Research.
Texto original: https://www.globalresearch.ca/berlin-conference-140-years-later/5874376
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.