jueves, 26 de septiembre de 2024

La dificultad del Cómo ideológico y político en el Porqué y Para qué de Hugo Rangone


Alonso Gallardo militante comunista … septiembre 2024

Leí este interesante artículo https://diario-octubre.com/2024/08/27/hugo-rangone-porque-para-que-como/ de Hugo Rangone, también podéis leerlo a continuación de este artículo, con el que tengo muchas coincidencias, pero en el cual encuentro algunas limitaciones en línea con su planteamiento, que lo sitúo en conocer la realidad para transformarla, lo cual obliga a conocerla en todas las facetas de conexiones e interrelaciones dentro de la lucha de clases, para trazar una teoría política y poder transformarla. Veamos como lo que expresa "Y para una minoría que queremos cambiar el mundo, comenzando por destruir el orden capitalista, para tener elementos con los que imaginar las formas. Y nos informamos, pero esas no aparecen. Connotados intelectuales publican artículos, libros, vídeos, conferencias, clases magistrales, tesis doctorales o comentarios en redes sociales sobre vida y obra de Marx, Gramsci, el Che, Hegel, Mariátegui, Lenin y todas y todos los que nos abrieron los ojos. Analizan la antigüedad y la actualidad, pero esas formas que hacen falta, y con urgencia, no aparecen. Nada, ni siquiera para descartarlas. Este reclamo puede resultar provocativo: enhorabuena, es lo que intenta". Al cual solo cabe añadir, que la lucha de clases es en todo momento materia y pensamiento en movimiento y cambio, por eso las formas nunca aparecen ni en principio están formadas, hay que construirlas con la táctica mediante el trabajo de masas diario en las organizaciones de masas existentes, desde los principios de la teoría marxista leninista y de la concepción y metodología de estudio y trabajo del materialismo histórico y dialéctico, donde, el construir los instrumentos de organización de la clase obrera y su partido es un acto de construcción social científica, mediante la unión en una teoría política, de la experiencia en la acción diaria de la política nacional y la histórica acumulada del movimiento obrero y comunista internacional.

 Tener en cada momento una visión global de la realidad a analizar o del bosque, no debe impedir tener una visión concreta del árbol, para entender la posición personal de los dirigentes y cuadros dentro de la lucha de clases, de la del grueso de la militancia, afiliación y votantes cuando dice; "Dejando fuera el papel obvio de los defensores abiertos del sistema, es decir la derecha y la ultraderecha (o derecha sin maquillaje), habría mucho que reprochar a los partidos "progresistas", al sindicalismo de burócratas, incluso a cierta autopercibida izquierda, todos los cuales han alimentado la ilusión en mejoras graduales, no rupturistas. Sería un esfuerzo desperdiciado: sus posiciones, en general, no responden a alguna forma de ingenuidad que pudiera revertirse con argumentos, sino a intereses o a claudicación. Nada que hacer con ellos". Siendo válida la crítica a quienes hacen carrera con la lucha de los oprimidos, la forma de la crítica define su corrección, porque no existe estrategia sin programa y programa sin táctica y alianzas para su implementación y por eso, cada vez que perdemos las formas en la crítica a la socialdemocracia y al reformismo de izquierda generalizándolas, hacemos cómplices al grueso de la clase obrera que los apoya, cuando guste o no, su influencia hoy día es mayoritaria en el seno del pueblo y se trata de ganar la mayoría en su seno no de confrontar con él, por eso, la crítica a sus dirigentes y cuadros debemos hacerla dirigiéndonos a la clase trabajadora para que la entienda y nos comprenda y desde dos principios: desde el respeto a los representantes reformistas del pueblo y desde la verdad de los hechos. Cierto, que es posible que haya poco que hacer con ellos, pero está claro que sin la clase obrera tampoco.

 En este siguiente párrafo que suscribo en su totalidad, dirigido a los sectores más consciente de la izquierda transformadora, le falta lo fundamental: el cómo, así dice "Una parte del sindicalismo, de los partidos de izquierda, de los medios de difusión alternativos, de la intelectualidad, del arte, de la cultura, de organizaciones de distintos tipos viene intentando resistir de múltiples formas, consecuentemente, con sacrificio, con riesgos, obstinadamente. También con pérdida de vidas. Y los resultados están a la vista: avance de la derecha, guerras, imperio del capital. Retroceso general del proyecto socialista. Entonces, si aún con esa larga y sostenida historia de luchas hay que reconocer la creciente dominación ideológica ejercida por el sistema, es inevitable preguntarnos: ¿que es lo que permite ahora alentar esperanzas en revertir este retroceso? ¿qué es lo diferente? ¿qué es lo nuevo? ¿es la decisión de, a partir de ahora, poner más empeño, más voluntad, más compromiso, más convicción? Esas cualidades siempre pueden mejorar, pero nunca estuvieron ausentes. Paciencia y perseverancia, recomendaban Ho Chi Minh y el Che. Pero también actuaron con audacia, con atrevimiento. Y el tiempo apremia. Depositar la expectativa en más de lo mismo es llamarse al autoengaño". El cómo aquí está, en que la acción revolucionaria no puede quedarse en una abstracción crítica ajena a transformar la realidad que vivimos, por eso es fundamental responder al por qué no hemos avanzado en definir un programa y alianzas sociales reales, que recojan las necesidades concretas más fundamentales de la clase obrera y sus aliados, sirviendo de escalón al logro de objetivos más estratégicos, que en general pudieran estar definidos entorno la república y el socialismo. Apunto algunos motivos por los que en general no han sido definidos: mucho sectarismo al calificar a dirigentes socialdemócratas y reformistas como parte del enemigo principal, siendo ya rectificado por la Internacional Comunista en su séptimo congreso; mecanicismo, al ser incorrecto aplicar un principio fuera del tiempo y el espacio en el que sucedió como si estos fueran inamovibles; rechazo a la hegemonía entre las masas al negarse a participar en los sindicatos y movimiento vecinal dirigidas por la socialdemocracia por formar parte del enemigo principal, creando como alternativa colectivos identitarios de todo tipo que no superan el grupo de amigos bajo un funcionamiento movimentista y en general todo ello, desde un vanguardismo y un intelectualismo centrado en memorizar citas de los clásicos del marxismo, de mucha agiprop y paseos de banderas a falta de una experiencia real de trabajo en las organizaciones de masas, en los centros de trabajo, sector, barrios, pueblos, institutos y universidades. En sí, se vive en un bucle de siempre más de lo mismo esperando un resultado diferente; de ahí el acierto de este artículo.

 Tenemos enormes dificultades políticas e ideológicas para salir del bucle que vivimos inmersos los comunistas occidentales desde los años sesenta y repensar el marxismo no es revisar los principios, es revisar las ideas fundamentales que tenemos sobre los objetivos programáticos, de las alianzas y de la táctica para desarrollarlos y de ellos, uno es el concepto del internacionalismo y la soberanía desde una perspectiva de clase: "Para enfrentar el capital y sus tentáculos, desplegados por todo el planeta, no servirán organizaciones cuyo ámbito de actuación se conciba fronteras adentro de los estados nacionales. Esta afirmación no es un antojo: está a la vista las dificultades a que es capaz de someter el poder económico/político/militar a los gobiernos "díscolos". Hará falta una forma de organización planteada de arranque como un internacionalismo real, no declarativo, capaz de abarcar la misma escala que abarca el enemigo". El internacionalismo como principio es una abstracción sin fronteras, pero existen y no solo geográficas, también culturales y políticas. Y una de ellas con la que debemos romper, es con el concepto de identidad nacional o nacionalismo como identidad por encima de la de clase, desde el principio de que somos una misma clase y un mismo pueblo, con los mismos derechos y deberes para todos independientemente del lugar de residencia y lengua materna que utilicemos. Este "cómo", es fundamental para resolver el problema de la unidad de la clase obrera, del pueblo, de la república por la que luchamos y las alianzas y sin resolverlo en España, nunca saldremos del bucle en el que estamos inmersos.

 El análisis concreto de la realidad concreta una y otra vez, es otro cómo fundamental para superar el mecanicismo metodológico de situar conceptos anacrónicos del marxismo occidental, superados por el marxismo leninismo en la mayor parte del planeta, de situar al mismo nivel al reformismo de izquierda y la socialdemocracia con el enemigo principal: la oligarquía financiera española aliada al imperialismo yanqui-occidental, ocultando malamente nuestras insuficiencias y errores, que son los que postergan el "combate a fondo". "Sí, la presión por movilización popular, en ocasiones, logra imponer al Estado algunas concesiones parciales, pero de conjunto seguimos retrocediendo, Y la mejora relativa en los resultados electorales tiene el mismo doble carácter que las conquistas sindicales: al no ser(ni poder ser) parte de una construcción que las excede, sirven de estímulo para la disputa presente, inevitablemente dentro de los límites impuestos por la "democracia", mientras postergan para un futuro indeterminado la necesidad del combate a fondo". Dirimir la diferencia entre realidad y deseos, es otro cómo fundamental para salir del bucle que llevamos los comunistas europeos mas de sesenta años, que no son broma. Desde el pacto de la transición en los años setenta del PCE y PSOE con la oligarquía española, para una democracia burguesa que nos integrase en la Europa del estado de bienestar social, hasta el inicio de los ochenta con una ofensiva reaccionaria de privatizaciones de empresas públicas, reconversiones, cierres de empresas y mucha precariedad laboral y social de la mano del gobierno "socialista" de Felipe Glez. y sus cómplices del sindicalismo burocrático, que aceptaban privatizaciones, cierres, recortes de plantilla y despidos, a cambio de unas prejubilaciones a cargo de la seguridad social, privilegio del que carecía el ochenta por ciento de la clase obrera centrada en la pequeña y mediana empresa. Continuó en el 2008 con la crisis de las subprime en EEUU, con más recortes sociales para la financiación de la banca y la gran empresa y a partir del 2011 bajo el gobierno socialista de Zapatero, con la privatización de servicios públicos sacando al libre mercado monopolizado del capital los derechos y prestaciones del estado de bienestar, provocando una movilización que acabó con el bipartidismo, que mientras en Europa acabó en la confluencia de neoliberales de izquierda, centro y derecha formando gobiernos, en España la movilización obrera y social generada desde el 2011, concretó un gobierno progresista diferente al de los países europeos donde desaparecieron los partidos clásicos de la derecha y de la socialdemocracia, pilares del bipartidismo occidental y esto desde los años setenta, es la primera vez que ha sucedido haciendo una reforma laboral y de pensiones, que de hecho nos hacen ver, que la clase obrera tiene más derechos que fuerza sindical para hacerlos cumplir implicando otro cómo. De ahí las diferencias de la situación económica y política en España del resto de Europa y de ahí, las concesiones fruto de la movilización conjunta de movimientos y sindicatos de clase en el ámbito laboral y social, limitados por la correlación de fuerzas de un gobierno que necesita el apoyo de las burguesías periféricas para legislar.

 Recomienda el artículo que deberíamos comenzar por soltar el pasamanos que nos ha dado hasta ahora seguridad, pero fracasó en el intento de alcanzar el socialismo: "Por lo pronto, abandonar la práctica común de trasladar al presente recomendaciones o mandatos que fueron válidos en contextos muy distintos, como el siguiente: "En estas condiciones, un error "sin importancia" a primera vista puede tener las más tristes consecuencias, y solo gente miope puede considerar inoportunos o superfluas las discusiones fraccionales y la delimitación rigurosa de los matices. De la consolidación de tal o cual "matiz" puede depender el porvenir de la socialdemocracia rusa durante muchísimos años." (de Lenin en "Que hacer"). Tomar estas palabras del dirigente bolchevique a pies juntillas y aplicarlas sin considerar las diferentes circunstancias históricas ha multiplicado las tendencias, muchas de ellas con filiación trotskista, pero no su inserción en la sociedad, dividiendo las fuerzas hasta la impotencia". Este es otro "cómo" fundamental a resolver, pues desde el XX Congreso del PCUS el marxismo leninismo europeo-occidental en general, cae en un marxismo metafísico donde todo lo acaecido y dicho por los clásicos del marxismo es inmutable, por la enorme influencia de las tesis revisionistas que se adoptaron, sin que a estas alturas se hiciera la más mínima valoración crítica del mismo, tanto de la variante dogmática mecanicista como la del oportunismo de derechas del eurocomunismo madre de la posmodernidad y del posmarxismo, como bien lo deja claro en la siguiente frase; "Otra predicción incumplida: la creciente socialización de la producción desembocaría inevitablemente en la socialización de los medios de producción. En cambio hoy un puñado de mega magnates son dueños y señores hasta del agua, y el proceso de concentración continúa". Todo comunista debería saber que era de las principales tesis revisionistas del XX Congreso del PCUS, que permitía la conquista del socialismo bajo la democracia burguesa y el fin de la lucha de clases como contradicción principal del sistema capitalista.

 Continúa buscando la introducción de como descubrir el "cómo" que lo finalizo con el primero que aporta, ya que considero los siguientes divagaciones del primero: "Que parte de la intelectualidad marxista termine asumiendo que escribir artículos, libros, dictar cursos y conferencias, participar en debates y movilizaciones, impulsar documentos y declaraciones son todas actividades tan necesarias como insuficientes. Que se trata de algo más que dejar para la posteridad constancia de una vida coherente. Que hay que provocar la revolución, y eso requiere del involucramiento activo de tal intelectualidad en el campo organizativo". Fundamental lo planteado, pero para eso hay que superar la agitación y la propaganda como instrumento de relación con las masas sin abandonarlo, por un trabajo diario y continuo en las organizaciones sindicales, vecinales y estudiantiles de masas. Recordando a Julio Anguita: porque es el trabajo político con mayúsculas superior al institucional.