jueves, 11 de julio de 2024

Cuestionando "el más de lo mismo" de los marxistas leninistas del PCE y en Izquierda Unida


Alonso Gallardo militante comunista … julio del 2024

Un colectivo de militantes del PCE lanzaron un escrito en Hojas de Debate, que recojo del Diario Octubre (1) donde exponen su reflexión del resultado de la asamblea federal de IU, que da el triunfo a los oficialistas Antonio Maillo seguido de Sira Rego ministra de juventud e infancia del gobierno, sumando entre los dos más del setenta y seis por ciento y algo más del veintidós por ciento los dos sectores críticos, centrando el más minoritario de García Rubio con el ocho por ciento, al cual deben pertenecer los firmantes, la crítica a los mayoritarios como al otro minoritario. Lo fundamental del tema: que todos se definen marxistas leninistas -cuestión que ya plantee ante el XXI Congreso del PCE de que el leninismo no era el principal problema- (2), que asumen el centralismo democrático por el que nos regimos los comunistas, que al romperlo se rompe con un principio. Por la forma y la metodología en el planteamiento de las contradicciones, entiendo que no hay gran diferencias con la diáspora marxista leninista española, expuesta en este artículo hace seis meses donde retomo la vía PCE (3), después del trabajo fracasado de la confluencia comunista dentro de la confluencia de las fuerzas de izquierda, para parar la derecha y el fascismo y prueba de ello es, que lo primero que los marxistas leninistas deben hacer es recuperar el partido para la clase obrera, encerrado en un bucle de enfrentamientos sectarios, donde se admite al afín y se desprecia al que muestra un pensamiento independiente comunista. Cumplamos los estatutos abriendo el partido a lo mejor de la clase obrera, a los comunistas sin partido y a la confluencia comunista desde el debate y la unidad.

En el escrito cuenta, que el problema fundamental es que el otro sector minoritario no han hecho en IU ni en el PCE, una oposición interna a los grupos reformistas dominantes. Esta reflexión así dicha elude, que el principal hacer para ganar la batalla interna, está en ganar batallas en la lucha de clases que se manifiestan en los sectores de trabajo y barrios, demostrando en el partido que en el manejo de las contradicciones de la lucha de clases, los comunistas que trabajan con la línea política más correcta son los que obtienen más triunfos entre las masas. Triunfos en muchos casos efímeros, tal si fueran granos de arena de playa, pero en continuidad con la lucha de diez, cien o mil comunistas, van haciendo una gran playa con las pequeñas luchas ganadas a lo cual estratégicamente llamamos proceso de acumulación de fuerzas, la que permitirá en un futuro pasar a las batallas de posiciones que son las que se dan con el apoyo de las masas y el trabajo institucional. Pero todo esto ahora es pura ficción y lo mejor que puede hacer un marxista leninista, es armarse colectivamente con otros bajo una línea política de masas en nada contraria a la aprobada por el XXI congreso del PCE, y dar la batalla por la hegemonía en el seno del movimiento obrero organizado, dejando ante la falta de autoridad que la actual mayoría con su concepción de enfrentar la lucha de clases, den la batalla de forma individualista en las instituciones armados como hasta ahora, con áreas de trabajo bajo la experiencia asumida desde el movimentismo de la lucha identitaria de base cultural e institucional.

Para seguir avanzando resolver dos cuestiones; la primera, que sin negar que sean reformistas y sin afirmar lo contrario, cómo diferenciamos hoy al liberal del revolucionario y cuales son las líneas de demarcación dentro de los sectores que forman el pueblo. Una está en el rechazo total a las políticas neoliberales económicas, sociales y culturales. Julio Anguita las demarcó categóricamente con su propuesta de programa, programa, programa, todo lo contrario de Gaspar Llamazares de llegar a los acuerdos posibles de "unidad de la izquierda" con garantías del financiamiento de IU y del grupo parlamentario, pero siempre bajo la continuidad de las reformas y recortes a la clase obrera por los gobiernos socialistas en España, autonomías y ciudades; añadiendo una actitud clara de denuncia del imperialismo yanqui, aliados y de la guerra, tanto la del genocidio palestino como la provocada por la OTAN con su intervencionismo en Ucrania, obligando a la rusa en defensa de su soberanía. La solidaridad aquí se manifiesta con el apoyo sin ningún tipo de fisura a la resistencia palestina y al gobierno ruso por la defensa dentro del derecho internacional de su soberanía, ante la agresión del imperialismo yanqui-occidental. Hay más líneas de demarcación, pero en la actualidad con estas dos son suficientes para avanzar, definiendo quién es de izquierda y quién es un liberal del sistema. La táctica en línea con el programa puede ser avanzada o lenta, pero esto no indica si es correcta o incorrecta, lo dice la correlación de fuerzas en todos sus condicionantes.

El segundo tema para aclarar, es que el trabajo en las instituciones es importante y necesario, pero sobre la base de una intervención planificada de los comunistas y entendiendo, que el trabajo en las instituciones tiene que tener una correspondencia con el trabajo de masas y de su participación en la lucha de ganar sus reivindicaciones y necesidades, por lo tanto nunca podemos desvestir a un santo para vestir a otro y el determinante aquí está, en organizar la lucha económica y social en la calle con los sindicatos de clase y el movimiento vecinal, con un discurso global, transversal que abarque desde la lucha de clases económica por el poder del estado a las culturales de género y sexualidad. Los comunistas no luchamos por una democracia delegada, luchamos por una democracia donde el pueblo organizado participa con el debate y la movilización de las decisiones institucionales con la táctica leninista de trabajo en las organizaciones obreras, lugar desde donde nos relacionamos con ella, bajo la línea política de masas en la construcción de partido y organizaciones independientes del resto de clases sociales, en una lucha constante por lograr la hegemonía cultural y política en su seno y la conquista del socialismo, objetivo estratégico que determina toda táctica.

Hay una constante en la crítica a la mayoría política del PCE de catalogarlos de reformistas, pero en ningún momento se argumenta el por qué. El programa electoral del PCE en IU y en confluencia con las fuerzas de SUMAR, es reformista con el objetivo de sumar fuerzas e impedir que gobierne el neofascismo, entendiendo, que con la actual correlación de fuerza sin unidad de la izquierda con los sectores más progresistas del PSOE, no hay ninguna posibilidad de un gobierno de izquierda, al estar todo dado para que como en Francia, Italia o Portugal, gobierne la derecha neofascista de las distintas etiquetas: desde socialdemócratas y verdes en Alemania al típicos fascista de Italia o liberal nórdico. Se debe profundizar en la crítica a la gestión del gobierno con el tema de la guerra o por las reformas en muchos sectores, pero de ahí a la descalificación total sin alternativa real de izquierda que impida un gobierno neofascista no vale para la clase trabajadora. La situación es compleja en el PSOE y sus liberales, en SUMAR y los suyos, más en el partido o en IU, con cuatro candidaturas el último congreso; por eso es malo para la clase obrera añadirle más leña al fuego sin una alternativa real y sin acabar de entender, que en política pueden darse oportunidades, pero nunca se dan atajos que sustituyan la falta de trabajo de masas y la falta de hegemonía en el seno de la clase obrera.

Los comunistas en el debate interno, debemos salir del bucle de la discusión y división del formato de lucha de línea. No se puede estar dando la vara continuamente en temas ya debatidos metiéndolo con calzador, entendiendo que en el debate se puede exponer la divergencia sin poner en duda, que la posición del partido siempre será la de la mayoría por mucho que la minoría no le de la razón. Se acusa a los principales dirigentes del PCE e IU de ser socialdemócratas de por sí, pero no se dicen los motivos. ¿No están contra la OTAN, contra la guerra y a favor de la confluencia de izquierda?. ¿No están a caso por la centralidad de la clase obrera y de su lucha por su liberación? acaso ¿estar en un bucle continuo de críticas y confrontación con la mayoría, pero sin una práctica de masas que diferencie hace a uno más revolucionario? Ejemplo; SUMAR es malo por ser personalista, perder las elecciones y por no oponerse verdaderamente al rearme militar, la guerra o la OTAN, pero sus declaraciones matizan esto y para encima, sacó en situación defensiva de la izquierda los diputados suficientes para formar un nuevo gobierno de base progresista, que nadie más que esa confluencia con sus limitaciones pudo hacer. Se deben hacer todas las críticas necesarias a las deficiencias y errores que los partidos que componen la confluencia cometen, pero el programa alternativo nunca puede nacer de un maximalismo que nadie abraza, debe nacer de una suma de propuestas de avance que la confluencia de izquierda asuma y que el sector progresista de Pedro Sánchez acepte, porque sino, sencillamente no hay gobierno progresista y si uno neofascista.

Al mismo tiempo creo insuficiente los temas de debate situados dentro del partido, entendiendo que los comunistas tenemos que diferenciarnos de nuestros aliados de izquierda de tendencia reformista y posmarxistas. Se trata, de que tras los acuerdos programáticos de reformas realicemos un debate para elevar el nivel político e ideológico de nuestros aliados y entendiendo también, que no se trata de convencer a los dirigentes reformistas, que si es posible también, se trata de ganar a los miles de cuadros obreros que desconociendo el marxismo por nuestra escasa aportación a la lucha de clases desde la transición, han sido ganados por el populismo reformista de izquierda con las identidades del posmarxismo. Desde ahí sitúo varios debates como el del Estado burgués; si es posible gobernar desde la izquierda sin destruirlo o sin reformarlo profundamente, para que responda a los intereses generales del pueblo. Otro, el Estado por el que luchamos llámese como se quiera, va a garantizar los mismos derechos en todas las regiones el estado de bienestar en salud, enseñanza, dependencia, justicia, pensiones, el mismo deber impositivo o como la monarquía actual, que dependiendo donde residas tienes distintos niveles de cobertura social y de recaudación o por ejemplo; si se reconoce la prioridad de lengua materna en las comunidades históricas, porqué no se reconoce también el uso de la suya a los que en la España del siglo XIX y sobre todo la del XX, tras la derrota de la guerra de liberación nacional antifascista, que generó una España vaciada por la emigración a las zonas de desarrollo europeo generadas en Bilbao y Barcelona principalmente y Madrid de centro financiero, donde se invirtieron los millones acumulados durante cuarenta años de explotación, expropiación de bienes de los republicanos y expulsión de los pequeños campesinos y aparceros, por el proceso de acumulación de capital por la oligarquía bajo la dictadura franquista. Debemos respondernos a la pregunta principal de si sirve tal como está vertebrado el Estado, a la integración del conjunto de la clase trabajadora o está de tal manera en identidades nacionales y sistemas electorales, que impide la inserción del grueso de los migrantes del pasado y del presente en la actividad social, cultural y política, de forma que impide la victoria de una izquierda que por no romper con la teoría liberal de las identidades nacionales del posmarxismo, las masas son atraídas con la demagogia fascista ante la desigualdad económica, social y cultural del estado monárquico, también por el absurdo concepto de identidades asumidas por sectores de la izquierda del feminismo de género, sexo y sexualidad, de la individualista y reaccionaria cultura woke.

La táctica comunista debe ajustarse a la situación geopolítica de confrontación y guerra total; a las causas que la provocan de crisis global por superproducción y colapso del sistema capitalista de libre mercado monopolizado, y por la competencia de las potencias emergidas bajo el sistema del mercado planificado socialista y países soberanos. España participa siendo parte de las potencias europeas subordinadas a los EEUU y la OTAN, donde la mayor amenaza para la clase obrera está en una derrota ante el neofascismo de la derecha y de sectores neoliberales socialdemócratas, bajo la influencia del supremacismo colonial eurocéntrico. Ante esto, la unidad de la clase trabajadora y del pueblo es fundamental para resistir y acumular fuerza en consecuencia y sin abstracciones, con quienes lo representan en concreto: las fuerzas del pueblo organizadas en partidos y sindicatos, es decir Izquierda Unida, Sumar, Podemos, PCE y otros partidos obreros y movimientos regionales, locales o sectoriales, más los sindicatos obreros, movimiento vecinal, asociaciones de estudiantes, de campesinos y agricultores. La unidad, confluencia y complicidad de todos estos, desde el que hacer sociopolítico de las organizaciones obreras y populares es la única posibilidad de victoria, de parar la guerra y ofrecer al pueblo y a la clase trabajadora una alternativa de soberanía nacional y desarrollo, bajo un socialismo de mercado planificado al servicio del pueblo y del planeta.

(1) ¿Más de lo mismo en Izquierda Unida y en el PCE?

(2) XXI Congreso del PCE ¿es leninismo contra reformismo la cuestión fundamental del debate?

(3) Años veinte del siglo veintiuno: con el cambio de ciclo geopolítico toca volver a empezar