viernes, 19 de abril de 2024

México. La descalificación máxima es ahora la simpatía por el gobierno Putin



Dolia Estévez aspira a restablecer la lucha contra el “comunismo”

Ahora ya sabemos, gracias a la última edición de la revista “Proceso” que a la nación mexicana las fuerzas armadas no hacen más que mentir en una etapa en que la nación ya se ha dado cuenta de que la mentira rige asimismo la oratoria de las fuerzas políticas en la lucha electoral.

Y como toda verdad es sospechosa, hay que agradecer a “Proceso” que no permite en sus materiales publicados el menor asomo de la mentira si no es para hablar de ella.

“La operación silencio de la Sedena” es el título que lleva la edición de abril de la revista que comentamos, en la que se demuestra que fueron militares quienes asesinaron a los cuarenta y tres normalistas de Ayotzinapa y que sólo el ejército tiene la calidad moral para asegurar lo contrario, a pesar de las aplastantes evidencias, una mentira apoyada por las de esferas más altas.

Dolia Estévez publicó un artículo espectacular en el que no vemos más que la intención acalorada de devolver el imaginario nacional a la etapa de la Guerra fría. A la época en que el comunismo y el anticomunismo se desplazaban en campos precisos hacia la conquista de territorios y países. Esa claridad ha sido borrada del consumo popular como consecuencia de la posverdad que es la mentira recurrente. El beneficiario de la posverdad es hoy el imperialismo anglosajón y el artículo de la periodista tiende a proteger el área vecina del sur de Estados Unidos de la influencia rusa.

Dolia aparece en la intensa dinámica del momento

Dolia no encontró un mejor blanco que el Club de Periodistas que dirige el periodista sirio mexicano Mouris Saloum asociado a su esposa la comentarista radial Celeste Sáenz de Miera, a quien Dolia acusa de ser “portavoz de la embajada rusa”. Difícil probar este dicho. Pero como demostración contundente enumera a los rusos y los mexicanos favorables a Rusia cuyos nombres aparecen en las listas de receptores de los premios a su obra informativa, por la cual sólo reciben un diploma.

Recordamos a Dolia y sus amigos en el grupo La Rouche y en la revista Executive Intelligence Review hace más de treinta años. La defensa de las fuerzas armadas era su delirio y se asumía como protectora de la capacidad de los militares de defender el territorio hasta donde alcanza la logística del Estado. Cambió un poco Dolia cuando se dedicó a denunciar a todo mexicano que merecía por lo menos la sospecha de no estar al lado de quienes dirigen el país del norte.

Pepe Escobar analizó en marzo los episodios que configuran la guerra inevitable

Prueba 1. El chucho de Kiev construido por el Hegemón está condenado, de una forma u otra. La señal del Kremlin: “Ni siquiera hemos empezado” comienza ahora.

Prueba 2. Viernes por la tarde, unas horas después de Peskov. Confirmado por una fuente europea seria -no rusa-. La primera contra-señal.

Tropas regulares de Francia, Alemania y Polonia han llegado, por ferrocarril y aire, a Cherkassy, al sur de Kiev. Una fuerza sustancial. No se ha filtrado el número. Están siendo alojados en escuelas. A efectos prácticos, se trata de una fuerza de la OTAN.

Eso significa: “Que empiecen los juegos”. Desde el punto de vista ruso, las tarjetas de visita del Sr. Khinzal van a estar muy solicitadas.

Prueba 3. Viernes por la noche. Ataque terrorista en Crocus City, un local de música al noroeste de Moscú. Un comando fuertemente entrenado dispara a sangre fría, a quemarropa, a la gente que tiene a la vista, y luego prende fuego a la sala de conciertos. La contra-señal definitiva: colapsado el campo de batalla, sólo queda el terrorismo en Moscú.

Y justo cuando el terror golpeaba Moscú, Estados Unidos y el Reino Unido, en el suroeste de Asia, bombardeaban Saná, la capital yemení, con al menos cinco ataques.

Una coordinación ingeniosa. Yemen acaba de cerrar en Omán un acuerdo estratégico con Rusia y China para la navegación sin trabas en el Mar Rojo, y figura entre los principales candidatos a la expansión de los BRICS+ en la cumbre de Kazán del próximo octubre.

Los hutíes no sólo están derrotando de forma espectacular a la talasocracia, sino que tienen de su lado la asociación estratégica Rusia-China. Asegurar a China y Rusia que sus barcos pueden navegar por el Bab-al-Mandeb, el Mar Rojo y el Golfo de Adén sin problemas se intercambia con el total apoyo político de Pekín y Moscú.

Confusión por todas partes, y nada es seguro

Nadie está en medida de decir que estamos cerca. Pero que las dos crisis, una en Asia del suroeste y otra en Ucrania, tienen un potencial de escalada, un potencial inmediato de escalada, eso es un hecho del que nadie duda.

El ejemplo más inquietante y flagrante es el de Estados Unidos que antes acataba las decisiones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pero ahora las considera “no vinculantes con carácter obligatorio”. Eso significa que el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas, que es la única institución existente, si no la máxima institución de la legalidad internacional, del orden fundado en reglas. Y si estas reglas han dejado de ser vinculantes, que se nos explique cómo fue que en 1948, cuando la ONU sin tener facultades (como no las tiene ahora), para crear Estados, fundó el Estado de Israel en territorio palestino. Y no obstante que su decisión sí fue entonces vinculante porque la “partición de Palestina” obtuvo una mayoría de votos legitimadora de la Asamblea, hoy han dejado de serlo las resoluciones de su Consejo de Seguridad, lo que significa que hemos entrado en una etapa regida por la ley de la jungla.

El despoblamiento de Gaza en curso no es un daño colateral. Es intencional y se apoya en un principio político prefigurado por las figuras estelares del Sistema americanista: Kissinger, Brzezinski y Huntington, desde la época de Vietnam, que jamás ha sido apartado de la geoestrategia anglosajona, han proclamado esta política como la ha  enunciado el representante del buró de asuntos demográficos del Departamento de Estado de EEUU, Thomas Ferguson, en la década de los años ochentas era la siguiente: Hay un tema único atrás de todas las acciones de la Unión europea…

“Un solo tema que da sentido a nuestro trabajo: debemos reducir los niveles de población. Y conseguir que los gobiernos lo hagan a nuestra manera, con métodos propios y agradables, para obtener los resultados que conocimos en El Salvador, Irán y Beirut. La población es un problema político. Una vez que la población está fuera de control, se imponen gobiernos autoritarios, es decir, fascistas, para reducirla”.

La orden dada en 2023 por Boris Johnson al ucraniano Zelenski de rechazar las negociaciones con Vladimir Putin ha despoblado a Ucrania eliminando a varios millones de personas. Ahora mismo, después del ataque terrorista insensato en el centro Crocus de Moscú, la guerra termonuclear es nuestra próxima y última etapa.

Por Gastón Pardo