viernes, 1 de marzo de 2024

Sin dirección marxista leninista de la lucha de clases no hay salida para Asturias ni España



Alonso gallardo militante comunista … marzo del 2024

Estando de manifestación este último domingo de febrero en Gijón en solidaridad con el pueblo palestino, me entregaron el boletín republicano de enero del 2024 "tiempo de cerezas", en el cual, en un artículo el Secretario General de CC.OO. de Asturias José Manuel Zapico, emplaza para los cuatro años cruciales que vienen a toda la izquierda a ponerse manos a la obra. Ya menos tiempo y aun no ha comenzado en serio la ofensiva neofascista después del batacazo en Galicia y el disparo en la nuca con Ábalos, que se queda con el escaño, la inmunidad que ofrece el ser diputado y si es culpable, sin duda, del enriquecimiento que la oportunidad le ofrezca para la pinza neofascista al gobierno progresista. Pero disiento de las propuestas que ofrece de salida de esta situación, que creo que están situadas fuera de la experiencia histórica del movimiento obrero y la lucha de clases.

El loable motivo de proteger a las personas, se supone que bajo el estado de bienestar y libertades, la creación de empleo y la actividad económica a través de la industria, nunca se podrá dar bajo un Pacto de Estado en la actual situación de crisis global y sistémica del capitalismo de libre mercado, con las vías de distribución colapsadas por sobreproducción y el bloqueo de la potencia imperialista yanqui, a las potencias emergentes en una economía global donde, la oligarquía española ha optado por sumarse a la estrategia imperialista de EE.UU en todos los bloqueos, supeditando la economía española junto al resto de Europa a las necesidades geopolíticas de EE.UU en su confrontación económica y militar con Rusia y China. Ante ello, sólo con la movilización en la calle y centros de trabajo de todo el campo obrero y popular bajo la unidad de la izquierda en un frente único, podrá revertir la correlación de fuerzas a posiciones más favorables a los acuerdos, como que la transición energética no sea solo a costa del consumidor -la clase obrera- y se recuperen los servicios públicos que garantizaban el estado de bienestar, creando empleo con derechos sin discriminación de género, raza o sexualidad, recuperando el transporte público y la industria, como base y motor de desarrollo y no solo de Asturias, porque sola no puede sino en unidad solidaria con el resto de España.

El grueso de la propuesta es contraria a la estrategia de una oligarquía dominante embrutecida por la reducción constante de los beneficios del capital productivo, enloquecida en la espiral financiera de base especulativa con los beneficios del capital ficticio, que no crea riqueza y que solo hace más rico al rico y que tiene como única salida la guerra mundial para la destrucción de toda producción, capacidades de producción y la apropiación de las riquezas de los países emergentes. Por lo tanto, solo cabe esperar posibilidades de acuerdo táctico con la oligarquía dominante en la actual etapa, desde la base de su derrota primero en la calle y después en las urnas y aun así, sin bajar la guardia ante la segura utilización de todas las armas de tercera y cuarta generación de guerras jurídicas y de falsos positivos y golpe de estado blando, como los intentados al inicio de la legislatura progresista.

Es un sueño pensar que en Asturias la concertación a sido beneficiosa para la clase obrera, cuando todos los datos manejados y expuestos en el artículo son negativos históricamente y lo que es peor, cuando los datos macroeconómicos para Asturias y España nos hablan de una mayor desertización industrial, por una burguesía española al servicio de las multinacionales y los intereses individuales y corporativos. Asturias por si sola no tiene capacidad económica ni fuerza política para recuperar la industria perdida, la cual solo bajo la nacionalización y gestión del SEPI es posible y sin la cual, no es posible recuperar la inversión en el talento de su juventud migrada. Necesitamos un desarrollo en Asturias de acuerdo con los intereses de la clase obrera, de sus campesinos agricultores, ganaderos y pescadores, completamente abandonados por las políticas económicas neoliberales de gobiernos de derechas y de izquierdas de pactos internacionales con monopolios energéticos y alimentación. El gobierno asturiano es más de lo mismo de lo que hemos tenido hasta ahora, y de su progresismo con la clase obrera no se ha visto nada, porque lo ganado ha sido legislado por el gobierno nacional en empleo y derechos laborales y mucho menos, por la presión política y sindical de la izquierda asturiana por llegar a acuerdos programáticos reales en todas las necesidades que acertadamente se dicen en el artículo. Pero las cosas claras, todo esto solo es posible actuando con coherencia desde la movilización en la calle y la unidad de la izquierda política y sindical luchando por la soberanía.