Alonso Gallardo de los círculos comunistas -diciembre 2023-
Recientemente camaradas de Unión Proletaria me pidieron un argumentario de mi posición sobre el movimiento de pensionistas desde el punto de vista de la defensa de las pensiones públicas, el cual solo se puede hacer desde el análisis concreto de la situación de las pensiones públicas en la actual correlación de fuerzas de la lucha de clases. El análisis que hicieron público en este artículo No a los planes de pensiones privados de empresa parece bastante parcial, añadiendo lo siguiente de contestación.
El mantenimiento y desarrollo de las pensiones públicas como una cuestión política, depende en lo fundamental de dos ejes de la lucha de clases: de una movilización unitaria continuada y sostenida en el tiempo del movimiento de pensionistas y sindicatos de clase y de una correlación de fuerzas favorable en el parlamento en mutua complicidad con la movilización en la calle, que es en última instancia la que marcará la correlación de fuerzas y su representación institucional. Como problema político, solo la unidad de las fuerzas políticas, sindicales y sociales en la calle y el parlamento dan las garantías del mantenimiento de las pensiones públicas y de su desarrollo. Una división entre las fuerzas políticas que representan al pueblo y el movimiento de pensionistas y sindicatos, significa la derrota en la movilización unitaria de presión al gobierno progresista por la izquierda y de pérdida de los últimos derechos adquiridos, como claramente dejan entrever las posiciones de la derecha allí donde por mecanicismos y sectarismos infantiles de la izquierda, gobierna la derecha.
La actual correlación de fuerza es relativa, débil, que como mucho dará para mantener la situación actual ya que cualquier modificación a favor de la clase trabajadora, para ser aprobada necesita en el parlamento el voto del PNV y Junts per Catalunya -que representan a los empresarios y la banca- el consenso con los sindicatos representativos, patronal y el acuerdo en la comisión parlamentaria de los Pactos de Toledo. Todo desarrollo propositivo de las pensiones puede venir de un intercambio inteligente de cromos con los partidos burgueses, que posiblemente nos perjudica por otro lado, como es el traspaso de competencias y rotura de la caja única de la seguridad Social o financiación extraordinaria por la Hacienda, haciendo más España vaciada. Solo una movilización unitaria que haga presión por la izquierda al gobierno progresista, puede lograr superar los límites negativos de las actuales pensiones, pero topamos con un doble problema; que las reformas que limitan hoy las pensiones fueron firmadas por el PSOE y apoyada por CC.OO y la UGT (1). Confrontando con ellos nunca avanzaremos en una movilización unitaria, por eso, la única salida es realizar una movilización de espíritu unitario tipo marchas por la dignidad, posibilitando que las federaciones y organizaciones locales, de sector y centros de trabajo se puedan ir sumando y desde ahí, presionar a la fuerzas progresistas para que avancen en reformas positivas de las pensiones públicas, anulando los privilegios de los fondos de pensiones privados, del sector y empresa por la Hacienda Pública.
Ante esta situación no caben medias tintas por parte de las fuerzas comunistas y revolucionarias; con la actual correlación de fuerzas y capacidades organizativas, mantener las actuales condiciones de las pensiones depende en lo fundamental del mantenimiento del gobierno progresista, su caída ante la ofensiva mediática de la derecha y el fascismo, solo facilita la constitución de un gobierno neofascista, que nos llevaría a las mismas condiciones que en Grecia o Argentina, acabando con las pensiones públicas, lo avanzado en la reforma laboral o el SMI, ya que en un sistema parlamentario burgués, no existe ninguna fórmula de blindaje y la misma mayoría que la pone la quita y segundo: el problema de los fondos privados de pensiones, que son una oferta bancaria para apoderarse de los ahorros de la clase media, así como las pensiones privadas de sector y empresa, ninguna de ellas con posibilidades de recuperación en caso de quiebra del fondo de pensiones al estar en el mercado especulativo financiero, por lo cual son legales y participadas por los sindicatos de clase, la clase media y la trabajadora alta. Pero si queda exigir el acabar con los privilegios que la Hacienda da a los fondos de pensiones privados para desgravar en la declaración, cosa que con las públicas no sucede y mejorarlas en la reducción de años de cotización, de edad y actuando sobre el cien por cien del salario del trabajador, para mejorar las pensiones sin costo grave alguno.
Aprender del pasado y la historia es clave para el movimiento obrero comunista y revolucionario y más, cuando la única movilización que logró cambios positivos para la clase obrera en la legislación después de cincuenta años de reformas contra las condiciones de vida y trabajo fue la de pensiones. Inicialmente la lucha surge de la espontaneidad por la inacción de los sindicatos de clase, donde una tras otra CC.OO y UGT van avalando las reformas que comprometen las pensiones públicas, dando poder a la empresa privada y mutuas en la gestión de la Seguridad Social y pensiones y todo, de la mano de un PSOE neoliberal liderado por Zapatero, que legisló y recortó a diestro y siniestro antes de darle el gobierno a Rajoy, que profundizó en todo lo legislado por los socialistas. El golpe sobre el tablero político español de la movilización, vino detrás del golpe del triunfo de Unidas Podemos posibilitando un gobierno de izquierda, con un programa que incluía todas las reivindicaciones del movimiento de pensionistas, que ya en confluencia con los sindicatos de clase aunque no en unidad, lograron para la clase trabajadora la primera victoria desde la transición política a la democracia burguesa liberal, siendo fundamental reconocer, que fue gracias a la confluencia en la movilización en la calle de cientos de miles de pensionistas y trabajadores, convocados por el movimiento de pensionistas y los sindicatos de clase. La victoria se logró con la movilización en la calle, primero con la retirada -incluido el PP- del nefasto 0,25% de subida, pero no nos ceguemos; fue gracias a la confluencia en la movilización del movimiento de pensionistas y los sindicatos de clase, junto con la presencia en el parlamento de una mayoría con capacidad de legislarlo que lo apoyó.
Actualmente no existe una movilización de pensionistas, lo que queda son los rescoldos de una generación de luchadores pensionados por su inicio laboral en los años sesenta y setenta, bregado en la lucha del movimiento obrero por las libertades sindicales y políticas, donde muchos sufren las secuelas del abandono -muchos forzados- de los sindicatos de clase y la militancia política, con una actitud sectaria con CC.OO y UGT y los partidos IU- PCE y PSOE, llevando al movimiento fuerte pero espontáneo a la confrontación interna y la división, fundamentalmente por la pretensión de sustituir a los sindicatos mayoritarios como interlocutores de los pensionistas en la negociación con el gobierno. En estos momentos destacan más por su labor corporativa de defensa de unas pensiones que la mayoría de la clase obrera nunca van a tener, porque pocos tendrán los años de cotización para tener el derecho y pocos llegarán con trabajo a la edad de jubilación, que por enfermedad o por despido improcedente acordado con la empresa, se acogerán al desempleo y cuando lo acaben ya teniendo edad para el retiro, no les quedará más remedio que jubilarse para tener un salario del que vivir, a costa de la reducción de la pensión por los años que le faltan de edad y de cotización.
Ante esta realidad, al movimiento obrero comunista y revolucionario solo nos queda la opción de volcarnos en el movimiento sindical, en el sindicato de clase de tu centro de trabajo o sector que más se acomode a una intervención de concienciación de clase y organización sindical y política. Solo la movilización social y política de la clase obrera en su lucha por llevar derechos y libertades al centro de trabajo, volcándose en la acción reivindicativa de la defensa de derechos que la patronal incumple por su arrogancia reaccionaria y volcándose en una lucha unitaria, por una negociación colectiva donde el poder de decisión lo tenga la asamblea de centro de trabajo o sector, de forma que se obligue a la empresa a que aplique la legislación laboral, dando más seguridad laboral y de trabajo con los mismos derechos al hombre y la mujer para acabar con la desigualdad de genero en el trabajo, dando empoderamiento a la mujer en su derecho a decidir y a su concienciación política por encima de las demagogias de salarios sociales, que las esclavizan en las tareas de cuidados fuera del sistema laboral y del derecho y deber al trabajo.
(1) Reflexiones sobre las recomendaciones de la comisión parlamentaria de los Pactos de Toledo