Alonso Gallardo de los círculos comunistas
octubre del 2023
Dos cuestiones claves del hacer marxista leninista para transformar el mundo. La primera está en comprender su naturaleza en el proceso histórico de su desarrollo económico y social nacional e internacional, las clases sociales en lucha, la que define al sujeto revolucionario, los aliados, quién es el enemigo principal y cual el programa de unidad popular de pegamento de poder del estado de todo el pueblo. Todo esto es básico en el estudio y conocimiento de la historia de las revoluciones, pero en lo fundamental, el grueso de los comunistas españoles se queda en el análisis de la realidad cambiante lanzando consignas, sin una conciencia clara del colapso del sistema capitalista de libre mercado, donde la oligarquía financiera globalista consciente de ello, se lanza a una confrontación internacional para mantener la hegemonía bajo sus reglas, contra las nuevas potencias emergentes dirigidas por China y Rusia, que defienden su soberanía bajo el derecho internacional de la ONU y la multipolaridad.
Parto de dos artículos recientes, uno del PCPE con ENFRENTAR LA VIOLENCIA Y LA DICTADURA DEL CAPITALISMO, PARA SALVAR LA VIDA DEL PUEBLO y otro de Ángeles Maestro dirigente de Coordinación de Núcleos Comunistas - CNC en Intentando juntar las piezas del puzzle para entender donde creo que cometen el mismo error, siendo extensible a la mayoría de los marxistas leninistas y dando título a este artículo.
CNC concreta al enemigo principal de la clase obrera y de la humanidad, lo cual facilita definir al aliado, aunque solo sea en contraposición al principal pero ni lo menta; dice "El convencimiento de que la ofensiva de la oligarquía imperialista euro-estadounidense, de la que forma parte la guerra prolongada de la OTAN contra Rusia y China, la desindustrialización de la UE, la fasticización de los países europeos - que implica el aumento de los gastos militares para financiar y armar a los nazis de Ucrania - coloca a la clase obrera europea y mundial ante retos semejantes a los que desencadenaron la II Guerra Mundial". Claridad en definir al enemigo principal de la humanidad, por lo tanto al nuestro y al sujeto revolucionario, pero faltan las alianzas para ganar fuerza.
El PCPE define bien la clase obrera como sujeto revolucionario y cuenta su penosa existencia, pero veamos el contexto internacional "Guerra global, violencia generalizada y represión; pobreza de quienes padeciendo el paro, la precariedad y la temporalidad, no tienen forma de llegar a fin de mes con todas las facturas pagadas y la nevera llena, carestía de vida y especulación que convierte en pobre a una gran parte de quienes trabajan; ciudades crecientemente segregadas entre barrios obreros desatendidos y zonas privilegiadas; servicios públicos inaccesibles y progresivamente desmantelados y privatizados; destrucción acelerada del territorio y los recursos naturales para beneficio exclusivo de una minoría de ricos que se benefician de las ayudas públicas a las energías renovables, la agroindustria, el turismo...; beneficios escandalosos de las grandes empresas de la energía, banca, distribución...". Todo generalidades y datos empíricos, sin denuncia expresa de los que provocan la guerra en Europa, África, Oriente Medio, América Latina o del ataque a la clase trabajadora española: El imperialismo yanqui, que con su poder financiero y sus multinacionales controla el mercado mundial monopolizado, declara guerras y da golpes de estado y revoluciones de colores a todo aquel que se opone a "sus reglas". Quién no define al enemigo principal lo oculta y lo pone al mismo nivel de las otras potencias, que más allá de su carácter o no capitalista, no tienen práctica imperialista al defender solo su soberanía y estar contra la guerra. Ésta actitud sin explicitar los motivos, es la que imposibilita saber quienes son nuestros aliados y de definir el programa de la unidad popular. De ahí que nada transformemos sumergidos en el bucle de siempre lo mismo.
La segunda pasa por la valoración de las tareas aprobadas en congresos y comités superiores, para situar sobre el papel donde hemos avanzado, donde retrocedido, qué errores cometidos o mal gestionados en la iniciativa política de masas. Valorar para rectificar es como se aprende. Hacen los dos similares análisis de la realidad social de la clase trabajadora española, la dirigente de CNC así: "Para comprender el mundo que nos rodea, condición indispensable para poder tomar decisiones adecuadas que permitan resolver nuestros problemas, no hay instrumento más útil que el análisis marxista. El desarrollo del sistema edificado sobre la explotación del trabajo humano, revela como la precarización generalizada de las condiciones laborales y la destrucción masiva de empresas es la única respuesta posible del capitalismo en crisis, ante la imposibilidad de mantener el crecimiento de la tasa de ganancia". El PCPE entre otras frases dice: "Ahora es el momento de levantarse y decir basta, de movilizarse a favor de la defensa exclusiva de los intereses y necesidades del pueblo trabajador. La prioridad es organizar el conflicto político con el estado burgués desde la denuncia de la realidad material de precariedad y pobreza en la que vive sometida la gran mayoría de la clase trabajadora". Todo voluntarismo y datos empíricos sin entrar en la cuestión de las tareas que implica revelarse, que pasan en lo fundamental por asumir que somos los comunistas los que tenemos que hacer las transformaciones y para eso, lo primero que debemos hacer es organizarnos a fondo en el movimiento obrero donde trabaja, vive y estudia hasta sentirnos como pez en el agua. Nunca criticando al reformista por pactar la paz social con la patronal desde afuera del movimiento, siempre desde dentro dirigiendo y organizando mejor que ellos para ganar la mayoría, romper la paz social y ganar la credibilidad social.
Lo asombroso es que muchos son buenos profesionales que a la hora de ponerse manos a la obra, lo tienen todo en lo fundamental preparado y organizado. Entonces, por qué cuando hablamos de transformar la realidad política no somos profesionales de la revolución como buenos bolcheviques y en vez de criticar al reformista por hacer reformas, planificamos todo aquello que según nuestras fuerzas y capacidades podemos transformar. Podemos hacer soflamas por la república y contra la OTAN y no es que esté mal, pero contra esos poco podemos hacer, porque ni sumando a todos los comunistas llegamos con nuestros escasos medios a las masas. Tampoco hacemos nada allí donde sí podemos llegar y hegemonizar con nuestra línea política de masas, de trabajo en las organizaciones de masas creando secciones sindicales, asociación de vecinos y círculos de estudiantes que es donde está el poder obrero, no en plataformas y coordinadoras con los colegas, que no es que esté mal para hacer campañas pero no representan al pueblo, dando una visión de aislamiento sectario por el miedo a entrar en el debate con el reformismo dentro de las organizaciones de masas, donde está lo más politizado y concienciado de nuestra clase, que por nuestro abandono secular del sindicalismo en las asociaciones de masas, siguen bajo la influencia del reformismo cuando no de la derecha.
Reflexionar y tener una idea general del proyecto de futuro es necesario, pero debemos supeditar los planes de trabajo a la capacidad organizativa y correlaciones de fuerza. Pensar que podemos salirnos de la OTAN o ganar la república sin tener la hegemonía en el seno de la clase obrera es una utopía, pero como es un objetivo, debemos empezar a trabajar para ganar terreno al reformismo y a la derecha en el seno de la clase trabajadora, donde solo tenemos el camino del desarrollo de una línea política de masas de trabajo en las organizaciones obreras, para ganar la mayoría donde vive, trabaja y estudia, para ir inculcando en el debate de la lucha de clases la idea del socialismo, contra la OTAN, el imperialismo o la guerra, generando movilización consciente y organizada de lucha por el derecho al trabajo, la libertad e igualdad. El balance y la rectificación de lo hecho es lo que nos hace avanzar, acto muy superior a todas las buenas ideas que se nos puedan ocurrir. Centrarnos en cuantas secciones sindicales y sectores hemos creado en el ámbito laboral, cuantas asociaciones de vecinos hemos organizado en barrios y pueblos o echado a andar en línea sociopolítica de debate y compromiso social. Cuáles son los principios sobre la unidad obrera imprescindibles en el centro de trabajo, sector, barrio, pueblo, instituto o universidad para ganar batallas. Cuáles son los problemas y errores que impiden avanzar en la línea política de masas en lo ideológico, por ejemplo la pluralidad social de la clase trabajadora. Cuales los errores políticos cometidos, por ejemplo de sectarismo con trabajadores influenciados por ideas burguesas, que lo excluimos maltratándolo con la crítica como parte del enemigo en vez de ganarlo o anularlo. En el programa o reivindicación, si recoge o no al grueso de la clase trabajadora y solidario con los sectores precarizados, parados, migrantes, jóvenes y mujeres. Aquí que podemos transformar es donde debemos valorar lo hecho y según avanzamos entraremos en cuotas superiores, pasando de la guerra de guerrillas defensiva actual a la guerra de guerrilla ofensiva, para pasar al siguiente cuadro de unir la guerra de posiciones en las instituciones y la calle. Pero primero organizarnos y aclararnos de que hacer para cambiar la correlación de fuerzas.