martes, 4 de octubre de 2022

Reflexiones y críticas en la construcción del partido proletario...de la teoría a la práctica



Alonso Gallardo; militante comunista octubre del 2022

No cansaré de felicitar a Unión Proletaria por su persistencia en proponer, aportar y criticar, con el objetivo estratégico de la unidad de los comunistas; cuestión que por falta de iniciativa, interpelo al conjunto de los destacamentos comunistas y en primer lugar, aquellos que coincidiendo en líneas de demarcación fundamentales con Unión Proletaria, como en la defensa de los países que construyen el socialismo de mercado planificado como China, Vietnam y ahora Cuba o inician el proceso hacia el socialismo como Nicaragua o Venezuela o sencillamente, por defender su soberanía como Rusia o Irán, acto que nos sitúa a los internacionalistas, en el acuerdo de luchar de forma unificada contra el enemigo principal de la humanidad: el imperialismo yanqui, la OTAN y aliados. Además de otras que atraviesan la unidad comunista como el situar quienes conformamos el pueblo, donde su actitud con respecto al enemigo principal lo determina y de ahí, que el reformismo neoliberal forme parte del enemigo principal y el soberanista del pueblo, a los que como mínimo debemos ganar o por lo menos no echarlo en manos del enemigo. También está la cuestión del estado, entendiéndolo como ese instrumento que debemos poner al servicio del pueblo, lo cual nos obliga a definir que pueblo y que estado planteamos en el programa ¿unitario, federal, confederal?, cuestión que nos introduce en el debate de las identidades nacidas de la derrota del "marxismo leninismo" occidental, mayoritario desde los sesenta del siglo pasado que por sus errores de revisionismo, mecanicismo y oportunismo, abrió la puerta a la hegemonía neoliberal de la posmodernidad, del posmarxismo y la división.

Sitúo el debate Construir el partido proletario unificado: de la teoría a la práctica sobre este artículo de Unión Proletaria, profundizando desde el acuerdo, aunque se ajustaría más lo de aterrizando en elementos concretos, ya que no se trata de ampliar sino de centrar el debate en el qué y el cómo, huyendo de las definiciones y las filosofías de principios abstractos o generalidades y dando por hecho que todos somos comunistas. Comentan en el inicio de la crítica, que la unidad pasa por asegurar los acuerdos políticos mediante normas organizativas, la cual no puede ser otra entre marxistas leninistas que la del centralismo democrático, y estando de acuerdo todos en principio, la cuestión principal ahora estará en los acuerdos políticos, que deben ser aquellos que centran la línea política de masas a seguir y que por lo tanto, deben ser lo máximo de concretos en el programa, la política de alianzas y estrategia de trabajo entre las masas, teniendo como base la introducción y desde ahí, persistir en la crítica y el combate contra los que se separen del acuerdo. Sobre marxismo, leninismo, filosofía o economía desde lo abstracto, es difícil que en su visión se den dos puntos de vista similares, pero si hablamos sobre el estado unitario o el mercado planificado como objetivo socialista, no se discute el principio, sino sobre el programa y la táctica o en su contrario, la desavenencia en lucha de líneas, que ya es otra cosa.

De forma crítica continúan con "lo que necesitamos no es la unificación de unos pocos puñados de intelectuales de sentimientos revolucionarios, sino la unificación de todos los dirigentes del movimiento obrero, que han despertado a la vida independiente y a la lucha a toda una vasta clase de la población". La implicación práctica de la frase es clara y con experiencias compartidas por las organizaciones comunistas, tanto de ir a trabajar en los sindicatos burgueses controlados por economicistas o empresarios, como de ir al campo a desarrollar trabajo entre el pequeño campesino, cuando son los que conforma el sujeto revolucionario mayoritario como en China o Nicaragua, para introducir en ellos, la ideología socialista de la clase trabajadora y la teoría política del marxismo leninismo, nada que ver con el desprecio eurocéntrico del revisionismo mecanicista con las clases subalternas. Lenin nunca habló en abstracto de la línea política de masas, ganar la mayoría en el movimiento socialdemócrata implicaba ganarla en los círculos socialdemócratas y organizaciones cercanas, las cuales hoy concretaríamos en sindicatos de centro de trabajo, sector, asociaciones de vecinos en barrios pueblos y de estudiantes. Es decir donde trabaja, vive y estudia la clase obrera y desde ahí, conquistar hegemonía y construir partido al tiempo que organizaciones hermanas de la clase trabajadora, porque además, es el único lugar desde el cual podemos ganar su confianza de forma directa, el resto solo sirve de apoyo. Lenin tenía muy claro que para lograr el máximo apoyo entre los revolucionarios, necesitaba convocar a la unidad a todos los círculos del partido, incluido oportunistas. Esto es como en Unidas Podemos, pero teniendo en cuenta que no son el partido socialdemócrata ruso ni estamos en el siglo XX, hasta ahora fusionarse con ellos no es opción.

Profundizando en la línea política de las corrientes que participan de Unidas Podemos y en las del marxismo leninismo, y partiendo del principio de que quien lo determina es el análisis concreto de la realidad concreta y no las ideas previas que tengamos de ellos, nos preguntaremos; de las ideas mayoritarias en Podemos, Izquierda Unida o PCE, que diferencias políticas prácticas tienen sobre la intervención rusa en Ucrania, con el PCPE, PCTE o PCOE cuando más allá de retóricas, ambos la sitúan al mismo nivel de guerra interimperialistas: NINGUNA. Cuando hablan del socialismo de mercado planificado de China, Vietnam o Cuba, dicen de regímenes autoritarios sin democracia al estilo occidental los primeros y una regresión capitalista para los segundos, diferencia: NINGUNA, porque ambos los sitúan en el campo capitalista. Sobre la forma del estado, más allá del iluminismo por la república que luchan; unitaria, federal o confederal: NINGUNA, en ambos coexisten en su liberalismo identitario las tres variables. Termino con la línea política leninista de trabajo de masas entre las organizaciones de la clase trabajadora, diferencia: NINGUNA, cada uno a su manera la desprecia. Los primeros por su falta de ideología y revisionismo, sitúan a la clase obrera entre otros sujetos revolucionarios como el feminismo, ecologismo o nacionalismo, sin entender, que lo son por el lugar que ocupan en el proceso histórico de producción y los segundos, la desprecian en la práctica por su reformismo y escasa conciencia de clase, negándose a convivir y pelear por ella en las organizaciones de masas, para al final sustituirla. En la cuestión del estado y la línea política de masas, podemos añadir a Red Roja e Iniciativa Comunista y la pelea hoy con el BUND, sería contra este marxismo leninismo y el trotskismo, continuamente reivindicando la división entre confederal o federal del partido y nación, confluyendo con la derecha liberal, mientras el leninismo defendería la organización única, centralizada y combativa, sin distinción de idioma o nacionalidad.

El apoyarse en el reformismo progresista y los liberales forma parte de la táctica leninista, siempre que confronten con la oligarquía como enemigo principal, pero en continua pelea por la hegemonía en el seno de las organizaciones de la clase obrera y el pueblo, nunca en genérico. Pero en el debate con ellos debemos ser cuidadosos, sin personalizar ni subjetivar en abstracto ni en principios, que no por ser o venir del campo comunista, ya se es marxista. El debate debemos hacerlo de forma que lo entienda el pueblo, sin personalizar en el reformista o liberal, se hace para combatir la influencia de las ideas reformistas y reaccionarias en su seno. Por ejemplo con la dictadura del proletariado; en un debate de principios el reformista y el liberal siempre rechazará la dictadura, porque para ellos la democracia liberal capitalista es la máxima expresión de libertad, la individual antes que colectiva; pero si lo situamos entorno al debate del estado, reflexionando sobre este o cualquier otro liberal, democrático y capitalista, estará basado en la imposición histórica de clase de una oligarquía, feudal y patriarcal, que blindó sus intereses y derechos constitucionales, para bloquear las reformas por las que luchan los nuevos sectores sociales que han surgido, como la clase obrera, pequeñas burguesías, el campesinado histórico o como ahora mismo, por la clase media reivindicada por el reformismo progresista. Desde ahí debemos incidir en el debate, porque eso es contra lo que luchamos como dictadura del capital, contra la cual proponemos como alternativa, un cambio total de estructuras, creando unas nuevas basadas en modelos democráticos de gestión y de cultura, blindando los derechos de la mayoría trabajadora. Esta es la dictadura del proletariado por la que luchamos: una democracia al servicio de las mayorías sociales que viven de su trabajo, y su amplitud en derechos sociales, económicos y libertades, dependerá de la correlación de fuerzas, de su organización y la inteligencia de su dirección revolucionaria, para multiplicar vínculos con las masas y conquistar su confianza y apoyo, y solo es posible conquistando la hegemonía en las organizaciones de masas bajo una línea política de masas.