Alonso gallardo marzo del 2022
La intervención rusa en Ucrania solo cabe valorarla desde el estado global de la lucha de clases, en un mundo interconectado dentro del sistema capitalista de libre mercado, monopolizado por un capital financiarizado donde economistas, analistas internacionales e intelectuales marxistas, han escrito todo lo imaginable de su estado de crisis sistémica, y más allá de la base ideológica de la opinión de esta intelectualidad; China comenzó a emerger en los años setenta (fecha coincidente con el inicio del colapso internacional de los beneficios empresariales) con la política de apertura económica de Deng, logrando en cincuenta años igualarse a EE.UU, principal potencia económica, política y militar y en aspectos como el económico, tecnológico y derechos humanos, superarlo.
Que muchos intelectuales por prejuicios eurocéntricos no consideren a China un país socialista, no justifica que la saquen de su confrontación ideológica, política y económica con EE.UU y Occidente y menos, desde que Xi (actual presidente chino) da por terminada la política de bajo perfil de Deng y presenta cara, compitiendo por romper la hegemonía unipolar de EE.UU, creada tras el golpe de estado cruento en Rusia, por un gobierno débil por la corrupción y burocratización generalizada de la revolución desde los años sesenta. Ante la situación de la lucha de clases internacional y viendo las injerencias de EE.UU y Europa en los asuntos internos de Rusia y que la OTAN, avanza ocupando el espacio dejado por la disolución del Pacto de Varsovia incumpliendo su compromiso, Putin como presidente ruso que releva al decrépito Yeltsin, recupera la iniciativa económica y política con la reconstrucción de Rusia como potencia militar en menos de treinta años, interviniendo en la lucha de clases internacional contra el poder hegemónico estadounidense, que pretendía como hace con Europa, someterla bajo el poder de la oligarquía financiarizada globalista unipolar yanqui.
Esta síntesis de la realidad que mediáticamente se oculta en Occidente, viene por el desfonde de algunos intelectuales de izquierda ante la guerra, por ese posmodernismo revisionista dominante en el marxismo occidental que da bandazos desde el dogmatismo mecanicista, situando a todos por igual o desde el discurso aparentemente radical identitario y antifascista, integrado dentro del sistema capitalista que les da de comer y el cual solo necesita de democratización, blanqueando al imperialismo agresor. Y aquí es donde se contradicen con el sistema analítico mantenido desde la aparición de Podemos en el 2013, rectificando la metodología analítica metódica y concreta de la defensa de las propuestas reformistas de Unidas Podemos, por el típico sistema especulativo posmoderno, donde las cosas son por lo que cuentan los relatos y no por el papel que cumplen dentro de la lucha de clases, en la confrontación internacional.
Ejemplo el de Vicenç Navarro, que en su hacer como militante de Podemos, reflejó en su estilo un giro hacia la clase obrera como referencia y de defensa del estado, con una base unitaria de una sola España plural, que aunque insuficiente para la clase trabajadora por su falta de defensa del socialismo existente, fue de lo más avanzado dentro de la izquierda. Pero el artículo publicado en el diario Público; https://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2022/03/14/causas-y-consecuencias-de-la-guerra-en-ucrania/ significa el abandono de una metodología de análisis científica o marxista, sustituyéndolo por las fotografías estáticas del relato construido por la oligarquía mediática, sin movimientos ni contradicciones, cuando no para de moverse en la lucha aguda de clases que hoy vivimos y donde la guerra, avanza en nombre de la política pero con otras formas.
Vicenç Navarro construye su relato desde la base de que Putin es un fascista y que por lo tanto, de un fascista solo pueden salir violencias y autoritarismos y todo lo que haga, ya está viciado por la caracterización previa hecha, obviando, que ésta ha sido construida por los poderes mediáticos, dominados por el neoliberalismo globalista unipolar; donde Trump, Salvini, Le Pen o Putin, son unos fascistas a los cuales se les endosan los crimines mas abyectos, como hicieron igualando a Stalin con Hitler, para blanquear a los genocidas internacionales demócratas globalistas unipolares como Obama, Clinton o Biden, algunos con premios nobeles por la paz, después de masacrar a media humanidad, destruyendo países como Yugoslavia, Afganistán, Siria, Libia junto a europeos como Tony Blair, Merkel o Macron, lacayos genocidas junto con estadounidenses en todas las guerras del planeta, manteniendo al grueso de la humanidad en la miseria y la esclavitud.
Pero que diferencia al oligarca Trump y los europeos como Salvini, Le Pen o Putin del globalismo oligárquico de Obama, Biden o Macron, cuando son tanto iniciadores como continuadores de los mismos genocidios contra la humanidad en cualquier parte del planeta. Está todo documentado: las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki; el arrasamiento completo mediante bombardeos de Corea del Norte, Vietnam, Laos o Camboya; del genocidio en Palestina desde mediado del siglo veinte; del genocidio que se sigue cometiendo en África y del golpismo extractivista en América Latina y El Caribe. No hay una sola parte del planeta que estos oligarcas, no hayan intervenido para saquear y explotar, ni existe en estos momentos ninguna otra fuerza ni poder económico, político o militar, con el poder destructivo en el planeta como el de los EE.UU y los siervos de Europa, con tan largo historial de genocidio y extorsión de la humanidad. Entonces ¿qué motiva a estos sectores de intelectuales occidentales progres que los presentan como demócratas, el blanqueo mediático del fascismo imperialista genocida como el de Biden, Macron o ahora Olaf Scholz, que representan a la oligarquía globalista neoliberal? ¿qué sistema les motiva, que cada vez que aprieta el imperialismo globalista con sus guerras, saltan solidariamente en defensa de este sistema capitalista que asola a la humanidad y al planeta? ¿es por racismo eurocéntrico o por la cobardía de lo malo conocido?.
Pero qué diferencia a Trump de Biden o mejor dicho, de donde viene esa fractura de la oligarquía financiera globalista yanqui. Sus partidos representan políticamente (aunque Trump sea de ella) a la oligarquía financiarizada dominante, ambos son neoliberales y siempre se unen para derrotar a la izquierda demócrata de Sanders y ambos son imperialistas y no dudan en asesinar a dirigentes opositores, dar golpes de estado o invadir países para defender sus intereses. La única diferencia que los divide y confronta, está en el marco de sustento del gobierno de intervención imperialista; Trump desde el marco nacional geográfico de EEUU, para recuperar la fortaleza perdida con el América lo primero, en poder industrial, financiero o militar y para Biden, la gobernanza de la humanidad desde los grupos financieros del globalismo unipolar, que dirigen el FMI, el BM o los militares como la OTAN; ambos conscientes de que están en una crisis global sistémica y terminal del capitalismo de libre mercado y resguardar el poder económico y militar obtenido es el objetivo, ante el desmoronamiento de la sociedad surgida hace quinientos años del comercio internacional y el colonialismo occidental, inicio del sistema de producción capitalista liberal bajo un falso libre mercado, para la monopolización del mismo.
Olvidémonos los occidentales del estado de bienestar perdido, porque no volverá el capitalismo que revolucionó la producción, la técnica y la ciencia, dando el estado de bienestar social a costa de la explotación y subdesarrollo del resto del planeta, del cual extrajimos riquezas para garantizar el nuestro y Roma nunca paga traidores y menos ahora, cuando abraza el fascismo en Ucrania como tabla de salvación, al ver cercana su muerte por el colapso económico y por eso, al grueso de la humanidad nos será mucho más fácil garantizar el desarrollo, la paz y la soberanía bajo un estado de bienestar socialista, como el que están demostrando en China, Cuba junto a una docena de países más sin miserias ni opresiones, a pesar del genocida bloqueo que sufren ejercido por el imperialismo yanqui-occidental, al que en Ucrania la progresía liberal posmoderna blanquea.
Terminar recordando a la intelectualidad progresista, que de nada sirvió la dócil capitulación de los socialistas en la guerra nacional patriótica del treinta y seis contra el fascismo internacional, para parar el genocidio franquista y tampoco servirá de nada hoy dormir con el enemigo, solo la lucha organizada y unida del pueblo contra el enemigo principal de la humanidad nos salvará.