Desde los círculos comunistas lanzamos este debate con un nuevo formato
para provocarlo. Para ello hemos escogido dos entrevistas y un artículo, una de
Costas Lapavitsas titulada “SYRIZA ha traicionado las clases populares y ha
matado la esperanza” publicada en Asturbulla. Es dirigente de la Unidad
Popular de Grecia, escindida de SYRIZA en los momentos de la rendición a la
troika. El segundo, Alberto Garzón en una entrevista titulada “El PCE se
autoengañó y engañó a los militantes” publicada en el Periódico.
Coordinador de IU, diputado de Unidos Podemos y dirigente del PCE, engarzado en
el proceso del XX Congreso del PCE, en superar a IU dentro de un proyecto superior
con Podemos y las confluencias y de recuperación del leninismo en el PCE y
tercero, un comunicado del colectivo marxista leninista Unión Proletaria,
publicado en su blog y titulado “Además de defender el leninismo, los comunistas
franceses se atreven a practicarlo” dando su valoración del proceso
francés, donde Mélenchon dirigente populista de izquierdas, ha adquirido un
gran protagonismo electoral en las actuales presidenciales francesas. Todos
publicados también en http://epuntorojo.blogspot.com.es
El hilo conductor del debate, lo situamos en la unidad entre comunistas y
la relación de estos con el populismo reformista de izquierdas. Como base de
partida, la unidad flexible de criterios dentro del movimiento por las confluencias
pero de confrontación dialéctica con las visiones dogmáticas y sectarias, ya
que en la interpretación del marxismo pasa como con las huellas dactilares, no puede
haber dos iguales, pero con amplitud de límites en los objetivos estratégicos
de construcción del poder popular, republicanismo o el socialismo por el que
luchamos, todo condicionado por la construcción de la unidad popular. Desde
este esquema, el problema que encontramos para el desarrollo de la unidad, lo
situamos en la metodología del análisis de la realidad concreta (si somos o no
científicos en el análisis y la conclusión) y en la aplicación de los
principios ideológicos y el programa al servicio de la unidad de la clase
obrera y popular (la táctica al servicio de los objetivos estratégicos) como no
podemos exponer la totalidad, situamos aspectos concretos de sus artículos para
el debate.
Vemos en la entrevista de Costas Lapavitsas, aspectos contradictorios con
la verdad que pretende analizar y transformar y más, visto desde el proceso de
vuelta de colaboración con el reformismo populista de izquierdas. El título de
la entrevista calificando de traición al pueblo, nos obliga a resolver la
primera cuestión ¿Cuándo se situó políticamente SYRIZA, como un partido
revolucionario para cometer tal traición? En ningún momento hemos visto en el
programa electoral o en acuerdos congresuales de partido, superar la etapa de
democratización del sistema capitalista, manifestada en el mantenimiento del
viejo pacto social del estado de bienestar y en la democratización de la
construcción de la Unión Europea, todo esto, más allá de las posiciones
ideológicas de la parte minoritaria (como se confirmó en el congreso donde se
excluyeron) que confunden la táctica y el programa que confrontan directamente
con las políticas de austeridad de la troika (que es lo revolucionario) con una
estrategia revolucionaria clasista de lucha por el poder. Errores como reformistas
e idealistas muchos consecuencias del ideario pero no traidores. Falla el
análisis de los marxistas revolucionarios, al elaborar una teoría subjetiva paralela
a la realidad política, de forma que explicase su táctica de ruptura de la
unidad popular.
Dice en el análisis textualmente “el gobierno de Tsipras estaba comprometido
a permanecer en la UE y se emplearon a fondo a eventuales posicionamientos y
reacciones ante los negociadores de la UE. Así se llegó al punto de asfixia
total. No se había preparado al pueblo griego para aquel envite” Pero como
SYRIZA nunca se situó en el ideario de una confrontación por el poder ¿de quién
era la responsabilidad de explicar la situación política al pueblo, para dar
una respuesta en la calle a la altura del órdago lanzado por la oligarquía
euroalemana vendepatrias? ¿Del reformismo populista de izquierdas que solo sabe
dar batallas electorales o de los revolucionarios que apostaban por esa
confrontación clasista por el poder? Es evidente que el pueblo no estaba preparado
para esa lucha, la máxima movilización al tercer memorándum de la troika
la desarrolló la propia SYRIZA con nulo
éxito, el resto, el KKE y fuerzas revolucionarias marxistas y anarquistas,
apenas movilizaron contra el memorándum y menos contra la humillación de la
troika al pueblo griego. Al revés, se lanzaron con la crítica destructiva al
gobierno de SYRIZA, eludiendo las responsabilidades propias en el análisis y
encima, abandonan el barco en medio de la tormenta bajo la justificación de que
el grueso de SYRIZA no asume (ni asumía) iniciar un proceso revolucionario de
salida de la UE, para el que ni ellos ni el pueblo estaba preparado. Error de táctica
que dividió a la clase obrera y la unidad popular, alejándolos de los objetivos
por los que luchaban.
En la parte del análisis que pone al gobierno de rodillas ante la troika literalmente
dice “Cuando SYRIZA propuso enfrentarse a los acreedores europeos y a la UE, el
Banco Central Europeo fue utilizado para minar al gobierno de SYRIZA,
restringiendo la provisión de liquidez al sistema bancario griego. Le obligó a
utilizar todos los fondos disponibles de pensiones, universidades,
hospitales….para hacer los pagos, pero esto se agotó y al final tuvo que
rendirse. La única opción era crear su propia liquidez, pero esto implicaba
salir de la Unión Monetaria” sobre esto último volveremos más tarde. Lo que
aquí cuenta, es un relato dramático de cómo la oligarquía autoritaria,
extorsiona ilegalmente a un gobierno progresista legítimo y como una izquierda
marxista revolucionaria, en vez de salir en apoyo de su gobierno para que
mantenga al máximo el tipo y movilizarse contra la oligarquía euroalemana
(enemigo principal) cometen el error táctico de darse media vuelta y con el
aplauso de los medios de propaganda de la oligarquía, dedicarse a criticar,
confrontar y romper SYRIZA debilitando al gobierno legítimo y dividiendo y confundiendo
al conjunto del pueblo, que con el triunfo en las siguientes elecciones,
demostró que sus pretensiones (reformistas) seguían siendo las de la mayoría
social, quedando todas las opciones revolucionarias derrotadas o con escasa
representación en el caso de los comunistas dogmáticos y sectarios del KKE.
Análisis correcto pero táctica divisionista, infantil y sectaria de los
marxistas.
Sobre la alternativa que da Costas Lapavitsas de salida de la Unión
Monetaria, discutimos el momento y forma
y más después del análisis relatado por él mismo, que coincidimos. Decir que
sin un pueblo y una clase obrera griega organizada y movilizada en millones de
personas que luchen por ello, que la única salida sea abandonar el euro, crear
un banco público, una moneda paralela y que cuando tengamos soberanía monetaria
y los bancos bajo control, crear un banco malo para hacer frente a las deudas,
de forma que permita montar un fondo de reserva de entre 10.000 y 12.000
millones de euros para planificar la salida del euro y de la UE, es tan
infantil como el sueño de SYRIZA de democratizar el capitalismo. Esta salida
así dicha se contradice con su propio análisis de la realidad, donde demuestra
la barbarie del sistema capitalista en que vivimos y para llegar a ello (si
sigue siendo necesario en su momento) falta el trabajo de concienciación y
organización obrera y popular y culpabilizar a SYRIZA, de que en Grecia no se
puede crear un plan así por la traición al pueblo, es responsabilizar a los demás
de nuestros errores e insensateces, tanto en el análisis, como en la aplicación
de los principios de la táctica política al servicio de los objetivos
programáticos y estratégicos de la unidad obrera y popular.
En parecida situación nos pone Alberto Garzón, en la pretensión de
recuperación y regeneración del PCE con
el titular de su entrevista “el PCE se autoengañó y engañó a los militantes”
Sacar esta conclusión del papel jugado por el PCE en todo el proceso de
transición, es negar que solo la verdad nos hace revolucionarios. Si la
pretensión es recuperar el leninismo, debemos empezar por recuperar la
metodología científica (materialismo dialéctico) para el análisis de la
realidad concreta y poniendo una fecha para el análisis, que no es la del
inicio del proceso de revisión del marxismo por el PCE, pero sí cuando Santiago
Carrillo fue elegido Secretario General del PCE en el VI Congreso de 1960 en
Roma. Desde ese momento con la política de la reconciliación nacional y el
tránsito pacífico al socialismo, se inicia un proceso que afecta al movimiento
comunista y a la clase obrera española, completamente meditado, reflexionado y
puesto en práctica por Santiago Carrillo y el grueso del Comité Central del PCE,
para que, por las buenas o por las malas (de forma autoritaria la mayoría de
las veces) se impusiera sin debate el sí a la constitución española. Solo
recordar otro sí entre otros muchos, el de la Ley de Amnistía de 1977, apoyada
por el PCE y declarada ilegal por la ONU por los delitos contra la humanidad (el
genocidio lo es) que no prescriben. No es autoengaño pero sí engaño a la
militancia y no reconocerlo así es una falsedad histórica. Más amplitud en el
informe de aportación al XX Congreso del PCE (1).
Centrándonos en el análisis político del proceso de transición, donde dice
“Carrillo no fue un traidor al comunismo, pero creo que se equivocó al apostar
por la moderación. La relación de fuerzas era la que era, había un clima de
violencia insoportable y se hizo lo que se pudo. Ser responsable para cambiar
la imagen que el franquismo había hecho del comunismo” La moderación como táctica,
no tenía relación con la incapacidad de hacer más por la ruptura, sino que fue
por todo lo contrario, por coherencia y consecuencia con los objetivos
estratégicos acordados en el VI Congreso del PCE, de reconciliación nacional y
de tránsito pacífico al socialismo. La desmovilización del movimiento obrero se
inicio en los años setenta, según se consolidaba el proyecto de legalización
del PCE, porque este era el precio de su integración en la democracia
parlamentaria burguesa y lo hacía, bajo la tutela de los reformistas del
gobierno franquista y las organizaciones empresariales, que aceptaban los
pactos que con ellos firmaban por encima de las decisiones y acuerdos de las
asambleas obreras, en lucha por los derechos fundamentales de huelga,
negociación colectiva, libertades con democracia en los centros de trabajo y
amnistía para el pueblo exiliado y represaliado. Ventaja que le permitió copar
las cúpulas del movimiento de las comisiones obreras, para que dentro del pacto
social del estado de bienestar, imponer al pueblo los recortes incluidos en los
Pactos de la Moncloa. Una aplicación correcta de la táctica al servicio de los
objetivos estratégicos de la nueva oligarquía neoliberal que surgía en Europa.
La táctica tuvo como consecuencia la división del movimiento obrero, su la
derrota ideológica y política y la burocratización del movimiento obrero y
vecinal. La táctica era la correcta para su objetivo de legalización bajo el
parlamentarismo burgués, pero contraria a un proyecto emancipador de la clase obrera,
cuestión que ahora vemos y que los objetivos del XX Congreso del PCE nos dan
como afirmativa la respuesta sin autocrítica. La violencia vivida desde la
derrota ideológica y política de lo más avanzado de la clase obrera, por la
falta de derechos y libertades en los centros de trabajo y con el paro y la
precariedad en la calle, es la que nos ha traído a la situación actual donde en
el quehacer diario político, el pueblo no ve diferencia entre la izquierda y la
derecha en lo político y lo sindical. Se falla en el análisis de la realidad,
se falsean las conclusiones y se obvia que la táctica solo sirvió para
fortalecer al opresor.
Por último, simbolizando en el colectivo de Unión Proletaria (UP) al grueso
de colectivos comunistas que siguen despreciando al reformismo populista de izquierdas,
cuando son los que han sido capaces de captar las necesidades sociales y económicas
de las masas obreras (ante la falta del
sujeto colectivo revolucionario) por la ruptura del pacto social de estado de
bienestar por la oligarquía neoliberal, dando expresión política a la confluencia
populista, como alternativa al bipartidismo neoliberal en España.
Para los colectivos marxistas leninistas, la Francia Insumisa de Mélenchon,
SYRIZA o Podemos, representan los intereses democráticos de la pequeña
burguesía, activada estos años desde América Latina con los procesos bolivarianos.
Dicen “que no debemos hacernos ilusiones porque su carácter de clase no es
proletario, aunque lo sostengan las masas proletarias. Son las consecuencias
tras el suicidio revisionista de la URSS, ni en Francia ni en muchos países
existe un partido marxista leninista con arraigo entre las masas obreras y
populares” Continúan en general coincidentes con otros destacamentos “Los
nuevos ideólogos pequeñoburgueses nos cuentan cuentos, donde muchos comunistas
piensan que la doctrina del proletariado está algo envejecida y necesita
rejuvenecerse con las innovaciones de la pequeña burguesía” o “donde los medios
llegan a eclipsar los objetivos” Así, con esta caracterización del reformismo
populista vemos dos cosas. La primera, que es cierto objetivamente que el
populismo no es un proyecto revolucionario de clase (ni se lo proclaman) son en
abstracto, un proyecto popular que se desarrolla en general, en los países donde
no existe un proyecto de clase, lo cual es su debilidad. Si los proyectos
populistas surgen así y estamos de acuerdo ¿porqué la crítica es sectaria y
peyorativa con el reformismo populista de izquierdas o nacional patrióticos,
sustentados por las masas proletarias? Lo que el pueblo necesita es la crítica
constructiva, que construya unidad de clase obrera y popular en un proceso de
organización y concienciación política, para superar la hegemonía reformista (que
solo pretende ganar elecciones burguesas para hacer reformas) y centrarse en el
combate contra el enemigo principal: la oligarquía euroalemana vendepatrias.
Análisis correctos, conclusiones erróneas y táctica divisionista de la unidad
obrera y popular, más allá de los arreglos de cuentas entre destacamentos.
Vemos la proyección de objetivos por los que luchan, sintetizados en una
expresión para la toma del poder político que es un objetivo ya en sí “Se
necesita un ejército político formado por masas, no masas cualesquiera, sino
masas preparadas para la revolución socialista y no solo para defenderse” en
eso todos de acuerdo pero con matices, la experiencia de los marxistas nos dice
que esta necesidad comienza (con lo cual nos facilita introducirla) con la
defensa de sus intereses más inmediatos, como manifestación que es, de la lucha
de clases en los centros de trabajo y en los barrios donde viven, por eso, ante
las protestas tenemos dos opciones o nos fundimos en ellas sin complejos y con
seguridad para elevarlas políticamente,
construyendo organización de masas sindicales y políticas autónomas e independientes del resto de clases
sociales o montamos academias con la pretensión de competir con los medios
burgueses públicos y privados. La teoría revolucionaria no es solo una teoría,
es una conclusión del conocimiento que nos da el estudio de la realidad socioeconómica,
la práctica social y de ahí y no antes, la suma de la experiencia histórica. Solo
desde la línea de masas, merece la pena intervenir en el ámbito de la política
parlamentaria institucional burguesa, dando el apoyo a las fuerzas populistas
de izquierdas o nacional patrióticas, allí donde carecemos de partido de masas,
desde los principios de la unidad de la clase obrera y popular y desde la
crítica constructiva. Tal como explicáis del Polo de Renacimiento Comunista en
Francia, un ejemplo a seguir para la lucha contra la austeridad, la
regeneración democrática y la unidad obrera y popular, como consta en el
programa que presentan.
Mayo del 2017
círculos comunista por la confluencia popular