martes, 15 de enero de 2019

La izquierda debe decidir entre identitarismo de género y nacionalismo o unidad de la clase obrera y pueblo español


La desintegración por la que avanza el proyecto de Unidos Podemos, se crea por el abandono de las políticas sociales integradoras de los de abajo y olvido de la lucha contra la corrupción, la austeridad y la regeneración democrática, porque muchos de sus dirigentes han sido aducidos por la política neoliberal burguesa de los movimientos identitarios de género y nacionalidad, como indican, no solo las derrotas electorales y prioridades de las políticas en Cataluña y Andalucía.

Las opciones están claras, más políticas identitarias de nacionalismo y de género, significan la derrota en la próxima megaconvocatoria electoral de mayo y combatir la austeridad y la corrupción apostando por una salida a la crisis desde la unidad de los pueblos de España, una victoria posible. La derrota conlleva entre otras cosas, la anulación del salario mínimo interprofesional, de la universalidad de la sanidad, la vuelta al sistema retrógrado del Pacto de Toledo sobre las pensiones y el derecho a más recortes, privatizaciones y austeridad.

Algunos medios alternativos de comunicación, publicaron como viral una carta dirigida a pablo Iglesias con el título de “nace un fascista” (1) dedicándole una retahíla de ejemplos como explicación de los motivos del avance del fascismo de siempre en el PP, o del nuevo fascismo que se decía de Cs, que ahora como lagarterana renace detrás de otra sigla proyectada mediáticamente, dándoles la victoria electoral también en Andalucía. El mérito de esta carta, está en la síntesis que hace de los tópicos políticos y nunca mejor dicho.

En la carta hay muchas verdades y mucho cachondeo sobre los tópicos de Podemos de veganos, toros y de posverdades reaccionarias que los medios de comunicación burgueses construyen por encima de todas las evidencias, como por ejemplo negar la opinión de los organismos internacionales sobre los procesos revolucionarios en América Latina, que a pesar de la intervención terrorista yanqui-occidental, sus logros en parámetros sociales y económicos son positivos para las clases populares, no así para los intereses imperiales. También deconstruye aciertos como la moción de censura al PP, la unidad de la izquierda con el sanchismo y el acuerdo de presupuestos para el 2019, que catapultó al PSOE en las encuestas y generó subida en Unidos Podemos. De ahí estos lodos, aquí analizados (2).

Posiblemente el médico escritor que hizo la reseña, por inclinaciones ideológicas que deja entrever y siendo de clase media alta, es votante de la vieja extrema derecha proyectada como fascista mediáticamente y creyente de todas las tópicas mentiras que suelta  el capital, contra la única alternativa conocida al genocidio al que nos lleva este sistema de libre mercado, que es el sistema económico de mercado planificado al servicio del pueblo y la naturaleza o sencillamente socialismo, como internacionalmente se le conoce.

Pero lo que más nos debe interesar de este artículo, es coger los tópicos que proyectan mediáticamente como de fascista el lenguaje burdo, racista, machista o xenófobo, como si ser fascista fuese sinónimo de ignorancia y vulgaridad, como dicen de Trump. Pero no, son conscientes que los medios de comunicación no publicarán sus mentiras, como la de optar por la obligatoriedad del servicio militar y ellos librarse de la “mili”, estar contra el divorcio y llevar varios a cuesta o contra el aborto, cuando ellas, sus mujeres, amantes y putas, son asiduas de las clínicas privadas al usarlo como método anticonceptivo en aras de mantener el buen tipo, falsedad que nace del fanatismo de su religión cristiana. Eso sí, nada de a cargo de la sanidad pública, que eso es puro chavismo y afecta al beneficio privado.

En las actuales circunstancias económicas, el proceso de demarcación de la línea política del pueblo, se define por tres elementos tácticos programáticos centrales y uno orgánico-político situados en: una política para todo el pueblo español contra la austeridad y la precariedad laboral, social y de libertades, segundo una política de restauración del estado de derecho, de regeneración democrática y de unidad territorial, con la liquidación de régimen del 78 y la corrupción y tercero, declaración constitucional  de que todos los derechos públicos del estado de bienestar serán garantizados como derechos fundamentales en sanidad, enseñanza, dependencia y pensiones y en lo político-organizativo, situarnos como alternativa política de gobierno de ámbito nacional, de la clase trabajadora y los pueblos de España.

Analizando los tópicos que vierte la nueva vieja derecha extrema aun no fascista, desde el eje de interpretación de las líneas de demarcación programáticas y la político-organizativa expuesta, vemos, que detrás de ellas se ridiculizan en lo fundamental las políticas  de la izquierda identitaria, que mantiene un cierto dominio ideológico ligado al revisionismo carrillista y felipista de los años setenta y de sus políticas de reconciliación de clases con la oligarquía, que posibilitó la construcción del régimen del 78, como dogma de una transición modélica para el capital mediante la corrupción, acuerdos que solo desde un proceso democrático, participativo de masas y posiblemente constituyente, se pueda cambiar.

Primero, el problema fundamental de la clase obrera y el pueblo español, no es la violencia de género expuesta de forma visceral y agresiva por el feminismo burgués para dividir a la clase obrera por identidades de género, ni la de una posible ruptura de España para dividir al pueblo español por identidades nacionales, como proyectan los medios de comunicación monopolizados por la banca neoliberal española, ocultando la lucha de clases. Por encima de todas las mentiras mediáticas para ocultarla, es la tremenda precariedad, desempleo, miseria e inseguridad en la que vive el cincuenta por ciento de la población española y de la otra, una parte muy importante teme por lo que le puede venir en el futuro y más por sus descendientes, en un proceso de migración como la que ellos conocieron en los años sesenta, pero en un mundo en retroceso sin seguridad ni derechos fundamentales.

El segundo problema de la clase trabajadora y el pueblo, pasa por la eliminación de la corrupción en las instituciones y administraciones, con la restauración de una legalidad democrática y de seguridad del estado de derecho, en todas sus estructuras jurídicas, policiales, militares y de gobierno, que garanticen la unidad e igualdad de la ciudadanía del estado español, añadiendo la restauración de una legalidad sobre el territorio nacional, basada en el debate y la participación democrática del pueblo sobre la descentralización territorial y derechos históricos, superando el pacto del régimen del 78 entre élites, sobre las comunidades autónomas de café para todos, con sus duplicidades y corruptelas.

Como tercer elemento, las necesidades populares pasan por la garantía fundamental constitucional de que además de iguales ante la ley, todas las personas tienen los mismos derechos y obligaciones en todo el territorio nacional y en consecuencia desde la misma óptica cultural y territorial, en el ámbito europeo. Esto pasa por la instauración en la constitución como derecho fundamental, de todos los derechos que garantizaba el estado de bienestar en el ámbito de la sanidad, enseñanza, dependencia y pensiones, todo ello de carácter público y gratuito, financiado por la Hacienda Pública por la vía de los impuestos, instaurando la igualdad de las personas en el estado social de derecho. Esto no implica la anulación de las competencias de las comunidades que lo deseen de forma mayoritaria, pero sí garantiza la igualdad de prestaciones independientemente del lugar donde residas del estado, en las competencias transferidas para su gestión en el ámbito de lo público.

Ante todo, lo absurdo es que socialmente no estemos siendo visualizados como alternativa político-organizativa para el conjunto del pueblo español y es algo más que ridículo, que la izquierda anteponga la bandera andaluza y catalana o las políticas identitarias de género del feminismo burgués, como estandarte en la lucha contra la crisis global, sistémica y de corrupción generalizada y también contra la bandera nacional de la derecha española, que por encima de los valores que simboliza y a falta de otra, que podía ser perfectamente la republicana si socialmente simbolizase el gobierno de la unidad del pueblo español y no del nacionalismo y terrorismo separatista. Los objetivos que la mayoría absoluta de la clase obrera y el pueblo busca como garantía y seguridad del mañana para ellos y los suyos, parte de la unidad del pueblo español y para la izquierda, esta debe estar basada en los valores del sistema republicano, como centralidad democrática para la clase trabajadora y los pueblos de España, para en unidad popular, superar la crisis global del capitalismo y lo mismo con respecto a la integración en una Europa de la clase obrera y los pueblos.

Alonso Gallardo de los círculos comunistas de Unidos Podemos

                                                                               Enero del 2019

(2) http://epuntorojo.blogspot.com/2018/12/el-reves-andaluz-no-es-culpa-de-la.html