Considero de los más avanzado que he leído del PCPE este editorial sobre la guerra, incluida su actitud por la unidad del frente antiimperialista, pero hay un pero, que si bien se puede entender que no sea la prioridad en estos momentos, los comunistas nunca lo podemos hacer nuestro. El imperialismo no es abstracto, tiene nombres y ese nombre tiene que aparecer seguido de imperialismo, porque somos leninistas y somos conscientes de que no todos los capitalismos son imperialistas, y porque algunos de estas sociedades capitalistas en defensa de su soberanía, luchan contra un imperialismo yanqui-occidental que ha evolucionado durante los últimos quinientos años de dominio colonial hasta convertir su hegemonía económica y militar un monopolio mundial, que ahora en su crisis sistémica y terminal por colapso propio y competencia de un mercado planificado global y multipolar, entre ellos el socialista, provocan el caos y la guerra mundial.
Los comunistas luchamos contra las guerras imperialistas porque son de poder e injustas y nos oponemos a que la clase obrera y los pueblos participen de ella, pero consideramos guerras justas las que los pueblos realizan en defensa de su soberanía y por su liberación, ante la opresión, explotación y miseria que el capitalismo lleva a la clase trabajadora. Por eso el problema actual no es que no nos arrastren a la guerra, es que combatamos la guerra del imperialismo yanqui-occidental que es la que oprime y explota llevando la miseria y caos para su dominio y la participación, no la neutralidad, contra la guerra del imperialismo yanqui es lo que nos determina estar en el campo correcto.
Ahora y en el estadio que estamos con la actual correlación de fuerzas del pueblo, es exigir que el gobierno de España no mande ni un soldado fuera de nuestras fronteras, exigir que no participe de la guerra imperialista que EE.UU provoca en Europa Oriental, en Asia Occidental y en el Mar de China, mostrando toda nuestra solidaridad y apoyo a los pueblos y gobiernos que luchan por su soberanía bajo el derecho internacional de la ONU. En definitiva, que no podemos tener dos discursos, uno sobre lo malo que es el imperialismo en abstracto y otro contra la OTAN, las bases y el imperialismo yanqui, cuando actualmente son los mismos y los únicos que provocan las guerras injustas. Nota de Alonso gallardo
Editorial Enero 2025
Iniciábamos la felicitación de Año Nuevo del Comité Central con este propósito con el que llamamos a abrir las puertas del 2025 y mirar el futuro, porque nada, absolutamente nada, es más importante para la Humanidad, que defender la Vida frente a la genocida violencia imperialista que la destruye por doquier.
Un lema que, más allá de una consigna dirigida a las masas, es un compromiso firme de intervención concreta de la militancia comunista en la contradicción existente entre el imperialismo, que necesita la guerra, y la clase obrera y los pueblos del mundo, que exigen la Paz.
Para el PCPE, en el choque permanente entre estos dos objetivos irreconciliables, no hay espacio alguno para la ausencia o la neutralidad.
En cada una de las circunstancias que, determinadas por la guerra, marcan el día a día de la política concreta, es necesario que nuestro compromiso revolucionario se traduzca en una creciente capacidad de intervención militante, de conducción revolucionaria, destinada a naturalizar entre las grandes masas trabajadoras el análisis de que sus vidas se ven condicionadas constantemente por el desenlace del choque entre estos dos propósitos antitéticos e irreconciliables; entre la guerra y la paz.
Hoy la primera prioridad, la más inmediata, de este trabajo de masas, es que el conjunto de la clase obrera y la totalidad de los sectores populares objetivamente afectados por el desarrollo de la guerra imperialista, interpreten que solo su acción consciente puede detenerla.
Un objetivo que, enfrentando las mentiras y manipulaciones de las grandes corporaciones mediáticas al servicio y propiedad del imperialismo, exige el desarrollo de una creciente capacidad de análisis crítico, requiriendo una independencia de criterio que garantice un lineamiento de clase del movimiento popular por la paz y contra la guerra, a favor de las masas trabajadoras y la soberanía de los pueblos.
Conseguir que nuestros compañeros y compañeras en los distintos frentes de lucha en los que participamos -pero muy especialmente en el movimiento obrero y sindical, basado en la insustituible centralidad de la clase obrera-, progresivamente interpreten que solo en el marco de la lucha de clases y con el objetivo del Socialismo, es posible conquistar la paz que como trabajadores y trabajadoras necesitan para tener una vida mejor, debe ser la meta de todo nuestro trabajo antiimperialista.
Identificar la guerra como algo cercano que afecta a su realidad material y su seguridad, exige que el incipiente movimiento por la paz, identifique claramente cada una de las circunstancias y acontecimientos que vienen determinados por las exigencias del avance de la guerra imperialista y lo evidencie entre las amplias masas afectadas por cada uno de estos hechos.
Denunciar el incremento del gasto militar por encima del 3 % del PIB como exige la OTAN, requiere vincularlo con el recorte y desmantelamiento de los servicios públicos que se padecen a diario con el deterioro de la prestación sanitaria, de servicios sociales diversos, dependencia, pensiones… La guerra no es solo un atentado ético, es la apremiante necesidad del declinante imperialismo otanista, a la vez que un ataque a las condiciones materiales de vida.
Denunciar la intervención directa de tropas españolas en siete misiones de la OTAN contra la soberanía de Rusia y la presencia de armamento estratégico y nuclear en Rota, Morón y Gibraltar, sitúa al Estado español en el punto de mira de cualquier desenlace bélico generalizado. La vida de millones de personas se ve amenazada por la servidumbre de las autoridades españolas a la OTAN.
Los planes de sostener la guerra de Ucrania hasta la última gota de sangre del último europeo, coloca a la juventud (hombres y mujeres) de entre 18 y 25 años en la cola de reclutamiento forzoso para entregar su vida a favor de los intereses de la OTAN. Impedir que la juventud sea empujada a la guerra y sea usada como desperdicio, es una exigencia en la que deben implicarse todas las generaciones, sembrando desde ya la semilla de un fuerte movimiento de insumisión y deserción frente a los planes de recuperación del servicio militar obligatorio
Estas evidencias que ya resultaría imposible ocultar, si no fuera por el uso generalizado de la manipulación y la mentira, para constituirse en un hecho material capaz de movilizar a los miles, millones de personas afectadas directamente por su desarrollo, requieren de un imprescindible proceso de acumulación de experiencias de lucha para identificar certeramente lo que se oculta tras cada uno de las circunstancias que marcan su vida.
Esa es, consecuentemente, la tarea que asumimos.
Con un claro posicionamiento internacionalista levantar este movimiento por la Paz, comprometernos con el desarrollo de la más amplia convocatoria de masas que, desde la claridad del posicionamiento de identificar al imperialismo, y a sus estructuras financieras, políticas y militares, como el enemigo principal de la Humanidad, denuncien la guerra y todas las consecuencias que conlleva, debe ser la prioridad absoluta de la lucha política de este año que, sin lugar a la duda, viene marcado por las intenciones belicistas del bloque liderado por los EE.UU y nucleado en torno a la OTAN.
Junto a esta necesaria claridad política, que requiere determinar la posición antiimperialista en el cambiante escenario político y económico marcado por la crisis general del capitalismo y la nueva realidad multipolar, y definir con meridiana claridad el marco y el carácter temporal y espacial de las posible alianzas que deben desarrollarse desde el campo revolucionario, otra posición que debe caracterizar la lucha por la paz, es el apoyo a la resistencia de los pueblos y a todas sus formas de lucha. Aquí tampoco hay espacio para la equidistancia.
En este sentido, el 2025, igual que lo ha sido el 2024, debe estar marcado por la solidaridad internacionalista con Palestina y la Resistencia, haciendo que ninguna de las circunstancias adversas que puedan darse –como es el caso de la caída de Siria por obra del eje yanqui/sionista- no debiliten la movilización de masas que se ha dado ininterrumpidamente desde el 7 de octubre de 2023.
¡QUE NO NOS ARRASTREN A LA GUERRA! ¡POR LA PAZ!
¡POR EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!
¡¡¡POR EL PODER DE LA CLASE OBRERA!!!