viernes, 27 de diciembre de 2024

Intento fallido (por el momento) de golpe de estado en Corea del Sur


                                         

 

La asonada presidencial con apoyo de sectores militares preveía la paralización de la actividad legislativa, los medios informativos quedaban bajo control de un “comando de ley marcial”, la proscripción de la Asamblea Nacional, los partidos políticos, las asociaciones, arrestos sin control judicial y la prohibición del derecho de manifestación.

En Corea del Sur, faro de la democracia en Asia según el mundo occidental, el presidente Yoon Suk Yeol del Partido del Poder Popular promovió un golpe de estado declarando la ley marcial de emergencia con acusaciones hacia la oposición de lo más genéricas y sin pruebas de ningún tipo.

Esta ley marcial, que horas después fue derogada por decisión de la mayoría parlamentaria y con un fuerte apoyo popular mediante amplias movilizaciones sociales, preveía la paralización de la actividad legislativa, los medios informativos quedaban bajo control de un “comando de ley marcial”, la proscripción de la Asamblea Nacional, los partidos políticos, las asociaciones, arrestos sin control judicial y la prohibición del derecho de manifestación. Para la materialización del autogolpe de estado fue designado el general del Estado Mayor Conjunto Park An-Su. Es decir, supresión de los derechos y libertades democráticas formales.

Los golpistas adujeron que la oposición parlamentaria y popular controlaba el Parlamento, ejercían actividades antiestatales y simpatizaban con Corea de Norte. El objetivo era la erradicación de las “fuerzas pronorcoreanas”. 190 parlamentarios de un total de 300 derogaron más tarde la ley marcial de emergencia, al mismo tiempo que presentaron una moción para destituir al presidente Yoon Suk Yeol. Este proceso necesita que dos tercios de los legisladores (200 personas) voten a favor. El primer intento de destitución no ha logrado los votos necesarios, (le faltaron solo cinco) pero la presión popular de cientos de miles de coreanos continúa fuerte diariamente exigiendo la destitución del presidente golpista y su encarcelamiento pese a una temperatura gélida de dos grados bajo cero. Una nueva moción logró el pasado sábado 14 de diciembre el número de votos suficientes para que el Parlamento destituyera al Presidente Yoon Suk Yeol por 204 votos a favor, 85 en contra, 3 abstenciones y 8 votos nulos. Ahora el Tribunal Constitucional decidirá si destituye definitivamente al golpista. La decisión podría demorarse seis meses, pero entre tanto será Han Duck-soo, segunda autoridad estatal, quien asuma las funciones presidenciales. La situación política sigue siendo incierta por el momento.

Mientras tanto, el Ministerio de Justicia cursó orden al destituido provisionalmente Jefe del Estado prohibiéndole abandonar el país ante la investigación iniciada por la Oficina de Investigación de la Corrupción de Altos Funcionarios y la Fiscalía ha abierto diligencias penales contra Yoon por declarar la ley marcial. Su ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, ya ha sido detenido. Sin duda, todo ello ha sido posible por las intensas movilizaciones de las masas populares dispuestas a defender la democracia y por la existencia de ciertos sectores del ejército que disintieron de la orden presidencial de ley marcial.

El presidente Yoon Suk Yeol del Partido del Poder Popular destituido por el Parlamento de Corea del Sur.

El final de Yoon pondría fin a una presidencia que se inicia en 2022 tras ganar a Lee por un estrechísimo margen, del 0,73%. En 2023, se enfrentó a intensas protestas cuando el Gobierno planteó una reforma laboral que aumentaría las horas de trabajo semanales hasta las 69, del máximo de 52 actuales.

La UE y por supuesto los Estados Unidos en este caso no tienen nada que objetar, sancionar o condenar. Silencian que desde 1948 Corea del Sur ha conocido en 16 ocasiones un estado de excepción bajo dictaduras militares que en mayo de 1980 provocó alrededor de 2.000 muertes violentas – Masacre de Gwangju– durante una manifestación pacífica. Es un país ocupado con 73 bases militares de EE.UU.

El imperialismo y sus gobiernos vasallos de la UE califican a los terroristas que han tomado Siria como rebeldes que instauran la democracia, y como opositores demócratas a los que asesinan a venezolanos para intentar revertir el resultado electoral del pasado 28 de julio. Y declaran, además, el derecho de defensa de los sionistas cuando ejecutan un atroz genocidio, al mismo tiempo que no dejan de armar a los nazis ucranianos y anulan el resultado electoral en Rumanía porque la mayoría de sus ciudadanos han votado en favor de un país soberano. Un proceso semejante se sigue en Georgia para anular unos resultados electorales adversos como hicieron en Ucrania en 2014.

Esto de la democracia va por barrios y si no que se lo pregunten a Joe Biden que acaba de indultar a su hijo de todos los delitos que haya o pudiera haber cometido, presentes, pasados o futuros ampliando la medida hacia otros condenados para enmascarar la cacicada en favor de su vástago.

¿Condenarán los medios el intento de golpe de estado en Corea del Sur?

¿Condenará el Parlamento español la rebelión antidemocrática en Corea del Sur?

¿Condenará el gobierno de coalición estos hechos?

¿Condenará Sumar lo que está ocurrido en Corea del Sur?

¿Condenará el PCE la sublevación antidemocrática en Corea de Sur?

El “demócrata” destituido por el parlamento vuelve a ver el fantasma del comunismo recorriendo la península coreana. Ni corto ni perezoso no duda en declarar la ley marcial para: “proteger a la libre República de Corea de la amenaza de las fuerzas comunistas norcoreanas, para erradicar a las despreciables fuerzas pro-norcoreanas y antiestatales que están saqueando la libertad y la felicidad de nuestro pueblo, y para proteger el libre orden constitucional“, mientras las fuerzas opositoras le acusan de corrupción extensivas a su esposa y altos funcionarios de Estado.

Lo que en realidad quería decir, pero le queda más bonito como lo ha dicho, es que la oposición ni le aprueba el proyecto de presupuestos ni coincide con la deriva armamentística del gobierno, alentada por los servicios de inteligencia de Corea del Sur la KCIA – Agencia Central de Inteligencia Coreana – mismo nombre que su alma mater la CIA con la que mantiene una estrechísima relación y dependencia.

La oposición, mayoritaria en el parlamento, comprometida con el mantenimiento de la paz y la distensión, intenta remover de sus puestos, mediante ordenes de destitución, a un numeroso grupo de directivos de la KCIA sustituyéndolos por otros menos belicosos, también menos serviles, y menos propensos a iniciar un conflicto armado con Corea del Norte.

No me cabe la menor duda de que si esta declaración de estado de emergencia hubiera tenido lugar en cualquier otro país donde la OTAN y los Estado Unidos no tuviesen predicamento alguno, estaríamos asistiendo a un enorme despliegue de condenas y anatemas por parte de los medios y de aquellos partidos que los ven, a la OTAN y a EEUU, como garantes de la democracia y las libertades, eso sí, siempre según su particular vara de medir.

El presidente de Corea rechazado por el parlamento, me lo supongo admirador de Biden y de Benjamín Netanyahu, forma parte de los “demócratas” que para defender los derechos y libertades democráticas constitucionales no dudan en dinamitar sus propios cimientos.

Si hay un espectro que recorre todo el mundo y no únicamente Corea del Sur, es el fantasma de la guerra generalizada azuzado por las políticas de depredación y sometimiento de los pueblos al poder hegemónico de los EEUU y su brazo armado la OTAN.

Desgraciadamente este fantasma de muerte y destrucción cuenta con la complicidad de gobiernos como el de nuestro país que presta su territorio a las bases de los Estados Unidos y/o celebra la OTAN como una alianza para proteger la paz y no la condena como el instrumento de muerte que es.

El “OTAN no, bases fuera” y el “No a la guerra” adquieren día a día más vigencia e importancia, representan una llamada de esperanza en el futuro de la humanidad y la lucha por una democracia fundamentada en la igualdad y en la no explotación del hombre por el hombre.