viernes, 27 de diciembre de 2024

A vueltas con una letra, la Q, y un signo +


En el feminismo gijonés siguen saltando voces cualificadas en defensa de la mujer, criticando con claridad que el borrado de la mujer en la legislación española solo favorece al patriarcalismo y a sus beneficiarios capitalistas mediante la explotación: Nota de Alonso Gallardo 

Dulce Gallego Canteli, exconcejala socialista del Ayuntamiento de Gijón/Xixón 

EL feminismo ha tardado siglos en hacer entender a la sociedad que la “pequeña diferencia” entre ser hombre o mujer tenía grandes consecuencias, conformaba un sistema de desigualdad estructural, exclusión y opresión para las mujeres.

Se comenzó por la pelea de la educación y el saber vedado para la mayoría de las mujeres, recordemos a Concepción Arenal yendo disfrazada a clases.

Continuamos por los derechos de ciudadanía, el derecho a votar, encarnado en nuestro país en Clara Campoamor.

El de la igualdad de trato, y a igual trabajo igual salario, todavía no del todo efectivo, por la brecha salarial que persiste. El derecho a ocupar espacio público y el derecho a ser elegidas en paridad.

El derecho sobre nuestros cuerpos, para el uso de medios anticonceptivos o de interrupción de embarazos no deseados.

Y claro está el de la violencia sobre las mujeres, en sus múltiples formas.

En esta larga lucha, las feministas hemos sido insultadas, ridiculizadas, menospreciadas, pero sin cejar en nuestro empeño, desde la radicalidad sensata, desvelamos una injusticia ancestral, hemos convencido a amplísimas mayorías sociales con análisis certeros, descorriendo el velo para mostrar la realidad.  Nos toca seguir haciéndolo.

Nos atacan desde dos espacios de ideas opuestos: la ultraderecha negando la violencia contra las mujeres y desde el espacio que niega una realidad material como es el sexo y pretende que el género es y puede ser una identidad cambiante.

Vayamos por partes, la Q es lo queer, una filosofía que proviene de las universidades norteamericanas, que ha traspasado fronteras y parece muy moderna. Pero cuyas prescripciones son: negar el sexo como realidad material, y ser una doctrina del individualismo más exacerbado, acientífica; dice que el sexo es modificable, que el género es el que construye identidad, es lo que cada uno siente y  además es cambiante. Por la mañana uno puede sentirse muy mujer y a lo largo del día ir modificando su sentir. Que cada uno califique esta manera de enfrentar la realidad.

Que decimos las feministas, esas que, viniendo del feminismo radical, por ir a la raíz, ahora nos llaman clásicas, las feministas del feminismo político de la igualdad, que se construyó como feminismo socialista y que ha traído los cambios legislativos y de vida en materia de igualdad más importante en la historia.

Decimos que: el hecho de que un hombre pueda autodefinirse como mujer, (un principio de la Q) invalida las leyes aprobadas para defender y proteger los derechos de igualdad de las mujeres, que tanto costó conseguir.

Además, el feminismo combate el género, eso que la Q considera como identitario, el feminismo considera al género una convención social construida e impuesta que nos discrimina, prescribiendo comportamientos para mujeres, pero también para los hombres. Abolir el género es un objetivo para lograr la igualdad.

No queremos la Q, porque prima frente a objetividad, subjetividad, frente a la realidad, la percepción individual a través de lo que se siente, y quiere convertir deseos en derechos.

Por ello ente otras cosas están a favor del alquiler de vientres, se presiona en nuestro país para cambiar una legislación pionera en Europa.

Aquí, que se ha conseguido hacer de la donación de órganos ejemplo de solidaridad y buen hacer, ¿vamos a permitir comprar bebes? ¿Vamos a permitir que las mujeres pobres se pongan a parir para los ricos? Porque eso es el alquiler de vientres, no hay altruismo, es un gran negocio, como lo es la prostitución, o la pornografía que a través de las redes sociales penetra desde los 8 y 9 años en el imaginario de nuestros menores., creando distorsión de lo que son las relaciones sexuales, viendo la violencia sobre las mujeres como si ello fuera “normal”.

Se preguntarán por la +, pues es un saco donde todo cabe, todo lo que se considere “distinto”, lo “no definido”, pero entre ello esta eso que denominan “pedosexuales”, que no es otra cosa que quienes abogan por las relaciones intergeneracionales. Nada que objetar a que un hombre de cuarenta se acueste con una mujer de ochenta; pero no parece eso lo que hay detrás, sino algo que hemos denominado como pedofilia, sabido  es que es un delito, por ello mientras no nos digan y se defina que hay en +, mejor no nos apuntemos a ese signo y menos un partido de gobierno.

Las feministas socialistas hemos luchado por la libertad de opción sexual, hemos sido las primeras en poner sobre la mesa esas reivindicaciones y nada hemos tenido que decir, salvo apoyar, cuando el PSOE ha llevado en sus listas mujeres transexuales. Porque no estamos contra la transexualidad. Hemos promovido y apoyado todas las leyes que conformaron igualdad para todo el colectivo LGTBI.

A los que dicen que somos excluyentes, les decimos que creemos que todos los grupos sociales deben tener los mismos derechos civiles, lo que decimos es que hoy la sociedad se ve sometida a una batalla cultural del orden de lo simbólico, que hace que lo colectivo se diluya irremediablemente en el individualismo de lo identitario, eso es lo que está en el fondo y de esa forma no es posible seguir enfrentando la desigualdad y construir desde la razón y la justicia sociedades mejores.

Por ello acostumbradas como estamos a que ante la falta de argumentos se utilice el menosprecio y el insulto, seguiremos en nuestro largo empeño, que, si construye sociedades realmente modernas, más vivibles para todos y sobre todo para TODAS.

Artículo de opinión de Dulce Gallego Canteli, exconcejala socialista del Ayuntamiento de Gijón/Xixón