viernes, 25 de octubre de 2024

Vivienda: la izquierda se manifiesta contra sí misma


Toda la razón del título del artículo está en que la izquierda del PSOE no lo explica por su debilidad política, organizativa y falta de iniciativa y los socialistas por sus propias contradicciones políticas, muy dependientes de bancos, constructoras, fondos de inversión y porque para intervenir en el mercado de la vivienda, todo en manos de las comunidades autónomas, habría que sacar una ley estatal que no la apoyarían en el parlamento, tanto la derecha nacionalista que apoyó la formación de este gobierno como por una gran parte del PSOE, que tiene sus compromisos y pactos con empresarios y banqueros.

El drama de todo esto está en la propia debilidad de la izquierda reformista, incapaz de asumir su nueva realidad por los errores cometidos en la defensa de las identidades y por el abandono de la lucha económica, madre de la lucha de clases, como lo demuestra las espantadas de Pablo Iglesias y el egocéntrico de Iñigo Errejón, ambos sin rendimiento de cuenta.

También la falta de luces del movimiento obrero y comunista, que sin ser alternativa social ni política se comporta como sí lo fueran mañana, cuando en la última batida fue SUMAR que con todos sus errores tuvo el acierto de hacer confluir el voto de izquierda, no el de la clase obrera que es el que necesitamos los comunistas, y parar al fascismo impidiendo que gobernara, aunque esto último logrado gracias a la división de la derecha.

SUMAR en el gobierno está a la defensiva y superados, tanto por las ofensivas mediáticas continuadas de la oligarquía como por sus contradicciones internas y Yolanda Díaz, único valor, puenteada en sus iniciativas por otros ministerios como la baja laboral flexible y muy dependiente del apoyo sindical de los burócratas sindicales de CC.OO y UGT, indicando todo esto, que este gobierno está sustentado por la propia fuerza del PSOE y no por la influencia de la izquierda.

El qué hacer es el grave problema que ahora tenemos la clase obrera y los comunistas, si como todo indica unas próximas elecciones las gana la extrema derecha y el fascismo, porque aquí nunca gustaron las medias tintas. La unidad comunista se sitúa ya necesaria como objetivo estratégico, para la elaboración de un programa a medio y largo plazo que una a la clase obrera y al pueblo en su entorno, con una táctica de unidad popular uniendo todo lo unible contra el enemigo principal y la guerra imperialista yanqui-occidental, bajo una línea política de masas de trabajo en las organizaciones de la clase obrera como elemento estratégico, que durará hasta que logremos de nuevo la hegemonía en su seno, para instaurar un nuevo paradigma basado en la iniciativa política bajo la presión de las masas en movilización, con una representación en los parlamentos burgueses donde su eje principal no sea para responder a sus iniciativas sino, para apoyándose en el pueblo en movilización, la defensa inteligente pero intransigente de sus intereses estratégicos y sus necesidades inmediatas. Nota de Alonso Gallardo


Fuentes: Ganas de escribir

La presencia de dirigentes políticos de izquierdas que ocupan o han ocupado cargos en el Gobierno en las manifestaciones por la vivienda que se llevaron a cabo hace unos días resulta un tanto surrealista.

Esas personas y sus organizaciones respectivas han sido responsables del deterioro que en los últimos años ha sufrido el ejercicio del derecho que reconoce el artículo 47 de la Constitución Española: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada».

No digo que la cada vez mayor dificultad de acceso a la vivienda por los grupos de población de menos renta haya sido provocada por la izquierda que viene gobernando en España desde 2018, o en periodos anteriores con Rodríguez Zapatero. Entre otras cosas, porque lo mismo o peor ocurrió cuando gobernó el Partido Popular y, además, en otros muchos países del mundo, incluso en mayor medida.

Tampoco digo que me parezca mal que esos dirigentes promuevan, apoyen y asistan a las manifestaciones. Simplemente digo que eso representa manifestarse contra ellos mismos si, al mismo tiempo, no explican el por qué de su fracaso a la hora de mejorar el derecho de acceso a la vivienda.

Es ingenuo pedir que la izquierda pueda resolver cualquier problema mientras gobierna cuando los problemas son de extraordinaria magnitud, como en este caso, requieren disponer de un poder real que no se tiene, o mucho tiempo por delante para que las decisiones que se adopten den frutos positivos. Las barbaridades que durante tanto tiempo se han cometido en política de suelo y vivienda en España no se pueden revertir ni en una, ni quizá en dos o tres legislaturas. Pero sí se puede hacer algo más que es muy importante, puesto que es un inexcusable punto de partida para no errar en la inmediatez: diseñar estrategias y políticas adecuadas a medio y largo plazo, lograr acuerdos y alianzas sociales para poder llevarlas a cabo y, sobre todo, explicar a la población la naturaleza real del problema, sus causas, las dificultades o barreras que hay que superar para resolverlo y, quizá lo más importante, el por qué no se puede avanzar en la dirección deseada. Es decir, hacer pedagogía, informar, comunicar y lograr que la ciudadanía pueda ser partícipe, cooperadora y cómplice.

Casi todo esto último es lo que yo creo que no está haciendo la izquierda.

Se está equivocando en la estrategia. En el caso del POSE, de forma garrafal. Dedicarse a pedir solidaridad a los arrendadores o conceder bonos de alquiler que no van a bajar los precios sino quizá a subirlos, resulta no sólo frustrante, sino hasta patético.

A su izquierda, creo que se comete el error de empeñarse en corregir la actuación del mercado, cuando este es muy rígido a causa de la concentración, de la gran presencia de fondos de inversión especulativos y del tipo de vivienda que se ha construido. Y también, el de limitarse a hacer planteamientos puramente moralistas, como el que desarrollaba Alberto Garzón, máximo dirigente de Izquierda Unida hasta hace poco,  en un reciente artículo periodístico.

La única estrategia que podrá permitir que se ejerza el derecho a la vivienda es su desmercantilización en las áreas o modalidades requeridas para satisfacer la necesidad de habitación de la población, dándole prioridad a ese derecho y construyendo las que hagan falta para ello, si hace falta, con la colaboración del sector privado. Dicho de otro modo: no se trata de enfrentarse a los molinos del mercado como quijotes, sino salirse de él, porque está demostrado que este, movido con el exclusivo motor del afán de lucro, no es capaz de satisfacer a la totalidad de la demanda social de un bien de primera necesidad.

Es imprescindible contar con un parque nacional del bien público de la vivienda. No hay otra. Y es muy urgente avanzar en esa línea porque lo que está sucediendo con la vivienda y que expliqué en un artículo anterior, va acompañado de la mercantilización de otros bienes y servicios básicos para la vida humana, como el agua y otros recursos naturales, el conocimiento, los remedios a la salud, la educación y muchos otros.

Se puede justificar la impotencia de la izquierda, pero es injustificable que no sea consciente de ello, no explique el por qué, o que actúe como si el problema que deja sin resolver no fuese con ella.

En este sentido y por último, no puedo dejar de mencionar una última responsabilidad (hoy no toca hablar de los promotores, bancos, y fondos de inversión que se hacen de oro especulando). También creo que la tienen las docenas de miles de personas afectadas que hasta ahora apenas se han dejado notar, no se informan bien, no salen constantemente a la calle para  reclamar soluciones y que, para colmo, o no votan o votan a los partidos que aplican políticas que les impiden ejercer sus derechos constitucionales. Por tanto, bienvenidas sean estas movilizaciones que, en cualquier caso, son la condición previa para que dispongan de vivienda todas las personas que la necesiten.

Fuente: https://juantorreslopez.com/vivienda-la-izquierda-se-manifiesta-contra-si-misma/