El 5 de febrero de 1960 se inició la construcción de la Universidad Rusa de Amistad con los Pueblos (RUDN, en ruso) por orden del gobierno soviético. Una universidad donde decenas de miles de estudiantes- cada año- reciben formación universitaria en múltiples campos.
Ese mismo año se inician las clases de ruso para alumnos extranjeros. El objetivo es la enseñanza de los alumnos africanos de las ex-colonias europeas que recién acaban de liberarse del yugo imperialista occidental. Desde el primer momento, miles de alumnos son acogidos en las residencias universitarias. Si el 17 de enero de 1961 es asesinado el líder independentista de la República Democrática del Congo Patricio Lumumba, el 22 de febrero de ese mismo año la universidad cambia su nombre a Universidad Rusa de Amistad con los Pueblos- Patricio Lumumba. Ese mismo año, los alumnos africanos ya se pueden matricular en las principales facultades: Ingeniería, Historia y Letras, Medicina, Agricultura, Física y Matemáticas, Ciencias Naturales, Economía y Derecho.
Un paseo por los alrededores de esta universidad nos transporta a la lucha anticolonial. Los bustos a Lumumba y otros dirigentes africanos adornan el campus universitario. Las calles que lo recorren recuerdan, entre otros, a Samora Machel: líder de la independencia mozambiqueña contra los colonialistas portugueses.
La caída de la URSS en 1991 trajo consigo cambios importantes en la política exterior rusa, que incluso llega a la nomenclatura: la RUDN cambia su nombre eliminando los vestigios de su solidaridad en la lucha anticolonial. A pesar de la entrada del gran capital en Rusia, la universidad no cambia su objetivo: el alumnado de los países del llamado Tercer Mundo continúa siendo enseñado en sus decenas de miles de metros cuadrados de sabiduría. El 23 de marzo de 2023, el ministro de Educación y Ciencia Valery Falkov firmó la Orden nº 313 por la que devuelve el nombre original de Patricio Lumumba a este enorme campus donde residen más de 8000 estudiantes permanentes extranjeros.
Pero su mayor tesoro no se encuentra en su nomenclatura o en el urbanismo, se encuentra en su alumnado. Cientos de nacionalidades, culturas e individuos de todas las etnias se mezclan con un único objetivo: formación universitaria con el fin de desarrollar sus países de origen. Congoleños, sudaneses, turcos, iraquíes, iraníes, libaneses, palestinos, turkmenos, kirguises, afganos, pakistaníes, esrilanqueses, chinos, peruanos, chilenos, colombianos, cubanos, mejicanos, venezolanos… Y también, los hijos de los españoles que tuvieron que huir del fascismo durante nuestra Guerra de España tuvieron su hueco. La presencia de estudiantes de los países sometidos por Occidente es mayoritaria. La presencia de estudiantes occidentales es ínfima: la propaganda contra Rusia limita que los estudiantes occidentales conozcan otras formas, otras culturas. Las relaciones entre estudiantes de estas nacionalidades es de lo más fluida. La amistad se desarrolla en igualdad de condiciones. Ese racismo y clasismo endémico que se sufre en Europa y EEUU aquí no se vislumbra. Algunos de sus alumnos de honor son el ex-presidente boliviano Evo Morales o el ex-presidente ecuatoriano Rafael Correa. La poco comunista organización UNESCO le otorgó la medalla de oro en 2010, reconociendo su labor educadora con los países del llamado Tercer Mundo.
Asistimos a una nueva Edad Media global. Vemos cómo es cada día más visible la ruptura entre Oriente y Occidente. Un Occidente en decadencia tras más de 500 años de dominio global, donde los pueblos que aspiran a liberarse ven como ejemplo a Rusia o China -que resisten y combaten los embates de Occidente- países que los tratan en igualdad de condiciones, países que no les imponen condiciones, países que buscan el desarrollo equitativo. Oriente se convierte en el centro del mundo, como lo fue ya en la Edad Media, y donde Occidente se sume en la oscuridad más absoluta.
Bienvenidos a tiempos interesantes.